jueves, mayo 31, 2007

“El Ilusionista”, un mago al que se le ve el plumero


Antes de nada, quisiera excusarme por tener tan desatendido el blog. Ando muy liado últimamente y la falta de tiempo unido a la pereza, han hecho que no le dedique el tiempo que se merece.

Espero que para la llegada del verano, pueda volver con energías renovadas, más activo y en definitiva, mucho más productivo :)

También tengo en mente la creación de un nuevo blog, más especializado y con el que espero mejorar aspectos técnicos (secciones, estructura web, etc) y visuales. Os mantendré informados.


Ahora ya sí, a por la crítica!


Tal como reza el título del post, El Ilusionista es una película a la que, aparte de acumular un gran número de tópicos, se le ve el plumero desde los primeros 15 minutos (o menos).

Pero vayamos por partes.


El Ilusionista cuenta la típica historia del típico plebeyo que se enamora de la típica chica de clase alta, comprometida ésta por obligación, con el típico príncipe fanfarrón y déspota.

Lo que sigue, no deja de ser más típico todavía, pues el plebeyo intentará por todos los medios, desbancar al Príncipe para poder estar junto a su amada.


Hasta ahí, tenemos lo de siempre, contado como casi siempre. La originalidad radica, en parte, por tratarse de una historia un poco más fantástica de lo habitual y por tanto, menos empalagosa, lo cual es de agradecer.

Fantástica, más que nada, por tratarse de la historia de un mago/ilusionista que deberá acabar con las conspiraciones del Príncipe para poder rescatar a su enamorada de las garras de tan avaricioso personaje. Todo lo demás, son meros fuegos artificiales o mejor dicho, trucos de magia, en beneficio de la trama.


La historia tiene su elaborada intriga, gracias al personaje que interpreta excelentemente Paul Giamatti; el perspicaz inspector de policía y a su vez mano derecha del Príncipe, que durante toda la película se debatirá entre estar a un lado o al otro de lo que se considera moralmente correcto. Esa dualidad moral en el personaje, es realmente lo que lo hace grande y sin duda, Giamatti lo borda en todas y cada una de las escenas en las que aparece.

Desgraciadamente, aunque la historia tenga su indiscutible interés, dicha intriga es insustancial y el director (Neil Burger) no sabe llevarla con buena mano.

Me considero una persona bastante avispada en ese tema, pero dudo que sea cosa de mi superpoderoso y envidiable don natural (llámalo don, llámalo haber visto infinidad de películas todas iguales), el hecho de que en menos de media hora ya sepa como sigue y como termina la película. Sin duda, la culpa la tiene Burger, que también escribe el guión (basándose en un relato de Steven Millhauser)

No sé si es que se nos muestra más de lo debido o que se nos explica con suma evidencia, pero no es para nada dificil desenmascarar al mago con la fallida función con la que se pretende embaucarnos. Ojalá lo hubiera conseguido, ya que así el final hubiera sido realmente impactante. Pero muy a mi pesar... sorpresas, ninguna.

Ese es, a mi entender, el gran error de la película.


No obstante, aún sabiendo todo o casi todo lo que va a pasar, Burger logra que no nos aburramos y eso ya es decir mucho, teniendo en cuenta que esa cualidad la encuentro yo, actualmente, en poquísimas películas.


La ambientación está muy lograda, el trabajo de fotografía es muy agradable y el conjunto de la puesta en escena consigue trasladarnos a la Viena de 1900 sin ningún esfuerzo por nuestra parte.

Por lo tanto, visualmente es de lo más atractiva.

La historia, como ya he dicho, es resabida por todos, pero al fin y al cabo es interesante y cada una de las exhibiciones del mago Eisenheim (Edward Norton), consiguen atraparnos y mantenernos con la mirada fija a la pantalla. Eso sí, nuestra sorpresa es mínima, pues ya sabemos que todo es por obra y arte del preciado y ya indispensable ordenador.


Los ambiciones de los diferentes personajes son lo más relevante, aunque no están del todo tratados en profundidad. Salvo el inspector de policía, todos los demás resultan bastante superficiales, en especial, el personaje de Jessica Biel, la bella chica de clase alta, Sophie.

Hablando de Biel (una Diosa entre mortales!!), hay que decir que cumple con su cometido, que no es otro que el de mujer florero. Salvo un par de sonrisas y caras tristes, su personaje y en consecuencia, su interpretación, no dan para más. Biel no me parece una gran actriz, pero tampoco es mala como otras tantas que abundan por ahí, por lo que creo que con un personaje tan plano poco se podía hacer.

Edward Norton, un peaso de actor, en mi humilde opinión, también hace lo que puede con un personaje que no le permite lucirse lo suficiente o lo que debiera. Al principio de todo es donde su aportación es mucho más interesante, pues hacia el final se dedica a poner caras de restreñimiento y poco más. Una lástima que no se desarrolle el personaje como es debido.

Y luego tenemos a Rufus Sewell, todo un especialista en encarnar al villano de turno, que aquí hace, una vez más, una de sus correctas interpretaciones como el malvado heredero de la corona.

Su personaje es supuestamente muy inteligente, pero eso no se nos muestra en absoluto. No hace más que hacer el ridículo, dedicarse al tiro al blanco, disfrazarse para nada, delegar toda la acción importante a su mano derecho y dejarse engañar de la forma más obvia posible. Así que esa supuesta gran inteligencia de la que debería hacer gala, es inperceptible. Su gran plan es casarse con Sophie por lo podersa que es su familia. Como plan, no es nada del otro mundo, que digamos xD

Luego, el modo trágico en el que acaba, lo encuentro un poco inapropiado para su personaje.


Otro aspecto negativo es el abuso de flashbacks. Burger los utiliza en momentos muy precisos como contarnos el pasado de los protagonistas o descubrirnos el entramado final. Lo hace tan rápido y tan tan evidente, que resultan algo machacones, sobreotod al final, que los mete todos bien juntitos para que nos enteremos de todo (por si no lo habíamos hecho hora y media antes)

Sobre los flashbacks del pasado, destacar como fallo, algo muy habitual en algunas películas.

El joven Eisenheim, tiene un pase, pero la joven Sophie se parece a la Sophie adulta, como un huevo a una castaña. Se que esto no es muy importante ni trascendente para la trama, también que los espectadores lo tenemos muy asimilado, pero digo yo que no cuesta nada buscar a una actriz algo más parecida a Biel, para cuatro frases y 5 minutos de película.


A mi, además, la historia de amor me parece poco creíble. Han pasado 15 años después de ser únicamente amigos y darse como mucho algunos besitos. Eran adolescentes y fue su primer amor, y quien no lo ha tenido!. Hasta ahí estamos de acuerdo. Pero pasado tanto tiempo, se reencuentran y echan un polvete la mar de lindo y delicado y ya se juran amor eterno.

No sé..a mi me ha parecido muy pobre y poco elaborada. Un historia de amor muy cogida con pinzas, lo suficientemente creible para desencadenar toda la trama.

El final de la película, muy a lo “La casa de la pradera” se me ha antojado un tanto rídiculo, pero supongo que será cuestión de gustos.


En definitiva, una propuesta original pero que a mí me ha dejado una sensación agridulce. No cumple todo lo que promete, te hueles la historia y el final a leguas y ni trama ni personajes se desarrollan lo suficientemente bien como para estar hablando de un peliculón.

A pesar de ello, se agradece el riesgo y la mediana originalidad de una película que ha competido por hacerse un hueco entre numerosos remakes, secuelas, secuelas de secuelas, precuelas, superhéroes y adaptaciones de best-sellers.


También me apuntaría el nombre de Neil Burger para ir siguiéndolo la pista. Siendo El Ilusionista su segunda película, no es un mal comienzo y estoy seguro que con mejores guiones en sus manos, es capaz de regalarnos unas cuantas buenas películas de aquí a no mucho tiempo. Tengamos fe y paciencia.


Por cierto, a sabiendas que las nuevas ideas en Hollywood vienen a pares... próximamente la crítica de “The Prestige”, o como la titularon vergonzosamente en España, “El truco final. El prestigio”. Manda hue***.....


Lo mejor: Paul Giamatti; la sofisticada ambientación; la estética que recuerda al cine mudo de antaño.


Lo peor: Un final sorpresa sin sorpresa; personajes superficiales y tópicos; una historia con potencial desaprovechado.


Valoración personal: 6,5 sobre 10