miércoles, enero 31, 2007

Las 5 películas más soporíferas que he visto en un cine


Como hoy no me apetece enrollarme mucho, he decidido hacer honor a ese spot televisivo -de una conocida marca de coches- que nos recuerda que a las personas nos encanta hacer listas.

Así pues, vuelvo a las andadas con una de mis listas de cine que en este caso surge a raíz de una noticia publicada en Prensa.com y que he conocido a través de, si se me permite las confianzas, mis compis de Tublogdecine.es.


Me entero pues, que una pareja alemana se quedó frita (dormida, sobada..) en una sala de cine después de ver una película (“En busca de la felicidad”, aunque creo que eso es lo de menos) quedándose sólos una vez cerradas las puertas del lugar. A las 4 de la madrugada tuvieron que ser sacados por los bomberos y la policía.

Y yo me hago unas preguntas sobre el suceso:

¿no era más fácil localizar a la persona que tuviera o pudiese acceder a las llaves para dejar salir a la pareja en cuestión, sin tener que llamar a los bomeros?

¿tanto sueño tenían, que no se despertaron cuando se encendieron las luces, la gente se levantó y se empezó a oír el murmullo de los espectadores y los ruiditos de pies pisando las palomitas del suelo?

Y ya la última pregunta ¿en Alemania no tienen acomodadores en los cines? Y si los tienen.. ¿habrán despedido ya al que no supo hacer su trabajo ese día?


Total, que he decidido hacer un ránking de las más aburridas, soporíferas, cargantes y en resumidas cuentas, inaguantables películas que he podido “disfrutar” en un cine.

Desgraciadamente, tengo la capacidad innata de no dormirme en una sala de cine (debe ser por lo incómodas que son las dichosas butacas de los cines a los que voy) por muy tostón que sea la película. Así que he tenido que sufrir todos y cada uno de los minutos de las susodichas, a riesgo de sufrir graves lesiones cerebrales (añadidas a las que ya tengo)


Dicho sea de paso, invito y animo a aquellos (pocos) que me leen, a que compartan con un humilde servidor, su propia lista nombrando aquellas películas que les hayan causado una profunda somnolencia.

Sólo cuentan aquellas vistas en cines :)


Mi lista:

  1. Campo de batalla: La tierra (Roger Christian)

  2. Alejandro Magno (Oliver Stone)

  3. El reino de los cielos (Ridley Scott)

  4. Hijos de los hombres (Alfonso Cuarón)

  5. Mimic (Guillermo Del Toro)


Y eso es todo por hoy.


Saludos ;)

lunes, enero 29, 2007

Silent Hill, mucho ruido y pocas nueves

La verdad es que soy bastante reacio a ir al cine a ver adaptaciones de videjuegos, en menor medida, porque no juego a videojuegos y en mayor medida, porque en la mayoría de los casos los resultados son bochornosos (la estela dejada por “Super Mario Bros.” o “Doble Dragon” es muy, muy larga). Y después de ver ésta película, me alegra haberme ahorrado los 6 euros y pico que cuesta la entrada.


La primera ventaja con la que cuento, a mi juicio, es que desconozco totalmente el videjuego, por lo que me ahorro comparaciones absurdas entre el original (videjuego) y la película (cine, absolutamente nada que ver)


Así pues, me dispongo con cierto optimismo a pasar un mal rato ante “una de terror”. Pero para mí sorpresa, eso no ocurre.

Pero vayamos por partes, como diría Jack el Destripador (chistecito fácil, no me odieis por ello...)


De entrada, lo primero y realmente absurdo es la situación que nos lleva al siniestro pueblo que da título al film.

Una sufridora madre que ve como la salud y estabilidad mental de su hija se ven mermadas por las pesadillas de la susodicha y su peligroso sonambulismo (de aquél que te lleva hasta un acantilado y no hacia la esquina de la mesa del comedor, como les pasa a los demás sonámbulos)

Como la niña nombra el pueblo (maldito) de Silent Hill, a la madre no se le ocurre mejor idea que llevarla hasta allí (para que luego alguien se queje de las terapias de shock)


La excusa de diriguirse hasta el pueblo, es algo/bastante forzada, pero siendo una película de terror tampoco le ibamos a pedir peras al olmo. Eso sí, esa no será la única torpeza de la madre durante el transcurso de la película; aunque lo de darle esquinazo a una agente de policía, luego resultará no ser tan mala idea (aunque la agente no opine lo mismo)


Una vez llegados al pueblo, Gans (director también de la, para mí, gratificante “El pacto de los lobos”) nos mete de lleno en el misterio y la supuesta tensión que harán acto de presencia en lo que queda de película. Y es ahí, en ese rápido cambio de rumbo, donde yo encuentro el primer fallo.

Por mucho que la prota' grite y se esfuerce en encontrar a su hija, la empatía con el espectador brilla por su ausencia. Apenas conocemos nada de los personajes, de sus vidas, de sus interrelaciones...por lo que realmente nos importa un bledo la maldita niña y lo que pase con ella y su madre. Lo único que nos importa es saber que demonios pasó en el pueblo y el porque de las extrañas metamorfosis que se van sucediendo.

De ese modo, el pueblo en sí, que viene a ser un (vital) personaje más de historia, se convierte en el protagonista absoluto, ensombreciendo los supuestos personajes protagonistas, cuyo tratamiento es meramente superficial. Por no hablar del personaje de Sean Bean (el padre/esposo), que está ahí como un elemento más del atrezzo.


Pero no todo es malo. Si por algo destaca “Silent Hill”, es por su cuidada estética y por unos efectos especiales de verdadero lujo, obra del talentoso especialista Patrick Tatopoulos (Independence Day, Godzilla, Underworld, etc)

El mundo macabro en el que nos sumergimos poquito a poco cobra una fuerza apabullante que realmente puede sobrecojer al espectador.

Existen, a lo largo del film, momentos muy logrados, como la escena que transcurre en el lavabo con el ente de turno (no contaré más para no destripar nada a nadie) o dos de las escenas finales del film: cuando se encuentra frente la puerta del “mal”; o la masacre final.


Realmente, en el apartado técnico (ambientación, efectos visuales...) no encuentro ninguna pega, es más, me aprece magistral. Lo malo, es que ello no se sustenta con una buena historia ni con un buen desarrollo.

El misterio que hace a uno moderse las uñas y que debería ir esclareciendóse de forma pausada, se nos resuelve de la forma más atropellada y chapucera posible. Todo el cierto encanto que envolvía el film se va al traste cuando ¡SPOILER! la niña maldita nos cuenta enterita toda su historia, como si una voz en off nos estuviera leyendo el catálago (guía, manual o como se llame) del videojuego.

En cuestión de segundos, el misterio se nos revela. Dicho sea de paso, la historia en sí es bastante absurda y no hay por dónde cojerla (que no es lo mismo que no entenderla, aclaro).

Eso me hace pensar si realmente cualquier videjuego puede ser trasladado a la pantalla por el simple hecho de ser un éxito de ventas. Eso sin nombrar las adaptaciones de juegos de lucha, que historia...más bien tienen poco o ninguna.

No se si en este caso, la historia ha sufrido cambios o variaciones respecto al videjuego, pero para mí, como película, no tiene razón de ser.

Si esto fuera un videoclip de Marilyn Manson me levantaría del sillón y aplaudiría con gran entusiasmo, pero como la película que es, me parece un mero ejercicio de excelente virtuosismo visual pero de profundo vacío argumental.

Christophe Gans se preocupa más, como ya he dicho, del aspecto visual, que de la propia (floja) historia.

Por suerte, las interpretaciones son correctas: a Radha Mitchell ya se le daba bien eso de pasarlo mal, sino véase “Pitch Black” (película de la que jamás se debió hacer una secuela...como la que tuvo), dónde su personaje era más inteligente y tenaz. Sean Bean también cumple con su escaso cometido; y es que es una lástima que un actor con su talento -relegado casi siempre a papeles de antagonista- se preste a hacer de chico bueno en la película equivocada. Y Laurie Holden, con un cambio de look sorprendente, hace gala de sus atributos físicos y además nos muestra a una valiente agente de la ley creíble y sobretodo humana (y eso en un agente de la ley, es un milagro)

También es de agrecer que aún siendo una película de terror con el típico pueblo fantasma, tanto director como guionista nos ahorren un montón de tópicos ya manidos en el género, que bien podrían haber tenido su hueco y que nos hubieran entorpecido el suspense surrealista de la película.

Con todo ello y teniendo como referencia otras adaptaciones hechas hasta la fecha, “Silent Hill” se erije como una adaptación ciertamente lograda, pero que como película de terror propiamente dicha, ni asusta ni sorprende. Por lo tanto, a mi no me convence.


Admito que soy muy exigente, pero si la película que me ocupa no tuviera ese halo pretencioso que la recubre, quizás me hubiera resultado más amena.

Christophe Gans ha pegado el bajón al viajar al otro lado del charco, pero aún así, apunta alto. Estaremos a la espera de que le den un buen guión :)


Lo mejor: La magnífica recreación de un mundo macabro y tenebroso de la mano del genial Tatopoulos; ver a Laurie Holden embutida en un sugerente uniforme; algunos logrados momentos de tensión; la (buena) repercusión que pueda tener para futuras adaptaciones de videjuegos (de la que DOA no ha aprendido nada y de la que espero que Paul W.S. Anderson tome nota para hacernos más llevadera su particular versión de “Castlevania”)

Lo peor: Un guión un tanto absurdo y engañoso; un final francamente insulso e inadecuado; ver al bueno de Sean Bean metido en un berenjenal ajeno; las excesivas pretensiones de las hace gala el producto.


Valoración personal: 2,5 sobre 5 (Regular)










domingo, enero 21, 2007

Rocky Balboa, el regreso de un mito

Tras 16 años de ausencia, Rocky/Stallone ha vuelto a subirse al ring para demostrar que aún le quedan golpes que dar y filosofias que enseñar.


La emoción que siente un servidor al estar en una sala de cine escuchando la estupenda composición de Bil Conti en Dolby Surround, no puede ser descrita con palabras. El “Gonna Fly Now” envuelve la sala y en ese preciso instante empiezas a revivir esa nostalgia cinéfila que tenías guardada bajo llave.


Lo primero y más importante, es señalar que “Rocky Balboa” no es una película de boxeo al uso, sino una película sobre un boxeador (o ex-boxeador).

Stallone nos presenta a un viejo Rocky anclado en el pasado, un Rocky que matiene una lucha interior por volver a sentirse bien y dejar de vivir en los recuerdos de una vida que una vez tuvo (su grandes éxitos en el ring, su amada esposa...)

Ahora el sr. Balboa es un tipo de que se encarga de su “ristorante” -cuyo nombre ya nos hace echar una mirada atrás-, de cuidar a sus viejos amigos y que trata de arreglar la fría relación que mantiene con su hijo. Este viejo Rocky, algo abatido, algo cansado, se plantea regresar al ring, aunque no de forma profesional, claro. Necesita volver a pelear, hacer lo que de verdad sabe hacer y lo que de verdad le llena. Y por descontado que tendrá su oportunidad.


Durante el visionado de la película me ha sido imposible no relacionar las similitudes del personaje con su actor. Y es que ambos han vuelto para callar a algunas bocas. Rocky nos demuestra que puede subirse a un ring y pelear con las mismas ganas y la misma rabia de siempre; y Stallone, que puede seguir congregando a sus seguidores a una sala de cine (algo que parecía muy dificil, teniendo en cuenta sus infestas últimas apariciones)

Stallone no será un Eastwood detrás la camara ni será un De Niro delante de ella, pero tiene el honor de firmar con dos nombres propios, Rocky y Rambo, la historia del cine americano, sea para bien o para mal y pese a quien le pese.


Se nota además, que Sly ha hecho esta película con cariño. “Rocky Balboa” conserva el espíritu de su primera aparición en pantalla. Para quien desconozca la historia del potro italiano, puede ver “Rocky” de 1976 y luego seguir con “Rocky Balboa” de 2006, obviando perfectamente sus secuelas intermedias. Y es que si para algo tiene razón de ser esta película, es para dejar a nuestro púgil cinematográfico más famoso como bien se merece: con un grato sentimiento de autosuperación, sin que el odioso orgullo patriotero nos dañe la vista como hicieron sus antecesoras Rocky IV y Rocky V.


Si que es cierto que en algunos momentos se peca de un exceso de moralina, pero eso no empaña el disfrute de una película emotiva, con sentimiento tras cada palabra y tras cada imagen. Dicha emotividad pierde algo de fuerza en los últimos minutos de metraje en donde la adrenalina hace acto de presencia y donde el combate final se convierte en algo intencionadamente memorable.

El sr. Stallone rueda con eficacia el combate final, con un juego de blancos y negros y con los ya manidos flashbacks intercalados entre golpe y golpe.

Algunos incluso hemos echado de menos escuchar el gran “Eye of the tiger”, pero eso se ha visto compensado rememorando escenas como el ascenso por las escaleras del museo de arte (con Punchi incluido), los entrenamientos con Paulie y algún que otro guiño más, que el buen espectador/fan agradecerá, sin duda.


Con “Rocky Balboa”, Stallone se ha quitado esa espina clavada y ha demostrado que a sus 61 años aún puede lucir músculos sin ningún pudor (algo que ya quisiera el Gobernador de California) y que puede codearse en taquilla con magos, héroes de guerra, adolescentes con superpoderes y antiguas civilizaciones.


No estamos ante una gran película pero sí una buena película, con buenas intenciones y menos pretensiones de las que se esperaban. Efectista pero bien resuelta. Fantasiosa pero agradable.

Los minutos se pasan rápido y satisfactoriamente, tanto si eres un fan como si es la primera vez que oyes el nombre de Rocky.


Lo mejor: Un Rocky creíble con el que empatizas desde el primer minuto; una buen combate final; el tratamiento de los momentos álgidos del film sin necesidad de caer en el ridículo; el humor dosificado; el “buen rollito” que inunda todo el film.

Lo peor: Algunos personajes como “Steps”, poco definidos y que aparecen con la misma rapidez con la que desaparecen; la moralina de saldo de algunos momentos; que tuvieramos que sufrir “Rocky V” para poder disfrutar de “Rocky Balboa”.

Puntuación: 3 sobre 5