miércoles, agosto 29, 2007

“Death Proof”, egocentrismo hecho cine

Antes de empezar la crítica, es importante dejar claro que un servidor no siente ni devoción ni desprecio por el cine del sr. Tarantino, con lo cual mi postura hacia su último trabajo se beneficia, desde su inicio, de la virginal ausencia de favoritismos o prejuicios (habituales en espectadores pertenecientes a sendos bandos). Su filmografía me produce admiración (Reservoir Dogs) y disgusto (Kill Bill) a partes iguales, por lo que ignoro hasta que punto mi opinión tendrá validez entre los cinéfilos. Quizás al espectador común, la crítica le sea más útil.

Dicho esto y cruzando los dedos, he aquí la humilde opinión de “uno que ha visto la última de Tarantino en un pase de prensa”:


Ya es sabido por todos que el proyecto Grindhouse es un homenaje puro y duro a la serie z sesentera y setentera, que engloba subgéneros tan dispares como el blaxploitation, el sexplotaition, el mondo, el giallo o thriller-trash o el gore de toda la vida. Partiendo de eso, cualquiera que sienta cierta repulsión o apatía por alguno de los citados, de seguro no podrá disfrutar al 100% de este, llamémosle, experimento.

Death Proof, cuya traducción sería “a prueba de muerte”, se aleja notoriamente del toque gamberro y (auto)paródico del segmento dirigido por el sr. Rodríguez, aunque también anda sobrado de, por momentos, agradecidos excesos.
Lo que aquí se nos presenta es una road-movie con psycho-killer de por medio, un thriller con algo de buena acción y mucho mucho diálogo. En referencia a esto último, es obvio que si por algo destacan las historias de Tarantino, entre otras cosas, es por sus elocuentes y, muchas veces, brillantes diálogos. Quién disfrute de ellos, se hartará en esta película. Yo, con cierta mesura, los acepto de buen grado, salvo cuando al sr. Tarantino le da por recrearse en ellos hasta extremos longevos y cargantes.

Sin ir más lejos, la primera media hora de la película queda lastrada por unos diálogos insulsos, banales y carentes del mínimo interés. A lo largo de unos eternos treinta minutos, contemplamos las superficiales charlas de unas atractivas y lujuriosas mujerzuelas que nos cuentan con quién se acuestan o dejan de acostarse, dónde y cómo lo hacen, manteniendo así un constante desasosiego en mi persona. Teorícamente, esto debería servirnos, en mayor medida, para presentarnos a cada uno de los personajes, y que si bien cumple ese propósito, tampoco sirve de mucho si éstos son tan frívolos (muy lejos de una Pam Grier blaxploitation). No importa que sean mujeres las protagonistas, pues tres cuartos de lo mismo se podría decir si las conversaciones masculinas tipo “American Pie” se alargaran hasta la media hora.

Por lo tanto, salvo puntuales momentos de lucidez que me sacan del aburrimiento (casi siempre cuando aparece el ansiado psycho-killer), el resto toma la forma de versión macarra de “Sexo en Nueva York”, algo que dista mucho de los intrascendentes pero gloriosos diálogos de “Pulp Ficton” o “Reservoir Dogs”, por citar unos ejemplos.


Lo mejor, sin duda, es la presencia del psycho-killer en cuestión, el enigmático Mike Stuntman, interpretado por Kurt Russell, quien otorga al personaje un carisma único.
El personaje fue, en un principio, concebido para que lo interpretara Mickey Rourke, pero he aquí que yo me alegro de que lo rechazara y que por consiguiente, recayera en uno de mis actores ochenteros favoritos.

Mike Stuntman es un viejo y retirado especialista, reconvertido en asesino en serie, cuya peculiaridad homicida radica en aniquilar a sus víctimas con su coche, un Chevy Nova negro de 1970 (un cochazo la ostia de guapo) . Por separado, resultan casi inofensivos, pero juntos, son un arma mortal. Sus jóvenes víctimas -o lo que queda de ellas luego- son buena prueba de ello.

Stuntman busca y estudia a sus víctimas. Su fijación, como no, serán las charlatanas mujerzuelas de las que os hablaba. Es el momento en el que las da caza, cuando realmente la película nos saca del sopor inicial, y es también cuando Tarantino saca provecho de sus aptitudes tras la cámara, haciendo un buen manejo de ésta sobretodo en las secuencias de acción y en una posterior persecución automovilísitca final que nada tiene que envidiar a las películas a las que este hombre homenajea (y que en un mundo plagado de CGI, yo aplaudo con efusividad)


Tras una impactante secuencia con algún que otro desmembramiento (faltaría más!), Tarantino vuelve de nuevo a la carga con sus diálogos. No obstante, esta vez la cosa mejora, básicamente porque deja a un lado las “conversaciones de peluquería” por algo un poco más interesante, más cinéfilo y sobretodo más (auto)complaciente.
Y ya en los últimos 20 minutos de la película, tendrá lugar la citada persecución, que hará las delicias de todos. En ella veremos si hay alguien que pueda pararle los pies al desquiciado de Mike Stuntman. Eso sí, ahora serán dos Dodge los que entren en acción: el Challenger blanco de las chicas y el Charger negro de Mike (de nuevo, un par de cochazos)


Y aquí me paro, que no quiere contaros nada más de la trama, aunque por el momento tampoco he dicho mucho más de lo que se aprecia en el trailer. Trailer por otra parte, bastante engañoso, pues el asesino de turno aparece mucho menos de lo deseado y el toque thriller aparece y desaparece con suma facilidad, con lo que al fin y al cabo podriamos definir la película en cuatros partes: diálogos malos + corta secuencia de acción + diálogos buenos + larga y gratificante secuencia de acción. Entre medio, algunos duelos (visuales y hablados) entre víctimas y verdugo que ayudan a ponernos en situación y que nos permiten sobrellevar el ritmo un tanto, para mí, tedioso del film.


También hay momentos en los que se nos saca una sonrisa cómplice, sobretodo en los guiños autoreferenciales. Algunos de los otros guiños, que no todos, son caso aparte, pues la mayoría hacen referencia a cintas de culto personal, es decir, las que Tarantino adora y que probablemente muchos de nosotros no hayamos visto. Digamos que no son los clásicos guiños que un cinéfilo común se encuentra y disfruta. No es como ver el póster de “El ataque de la mujer de cincuenta pies” en el pub en el que Vincent Vega y Mia Wallace (Pulp Fiction) van a tomar algo (recordemos también a lo/as camarrero/as Marilyn Monroe o Ricky Nelson).
Aquí es necesario explicarnos que el Dodge Challenger blanco de 1970 es como el que aparece en la película “Punto límite: cero”, porque sinó, ni nos enteramos (o por lo menos yo no). Dicho esto, seguro que pronto sacan una nueva edición en dvd de dicha película, aprovechando la notoriedad que “Death Proof” le ha dado. Una práctica muy usual cuando hacen un remake de un viejo clásico y relanzan el original en “edición especial” o no tan especial. Tiempo al tiempo, sino.


Otra cosa que no podía faltar en una película de Tarantino es la exquisita selección de temas musicales. En este caso, no son tan conocidos ni míticos como en anteriores película del director, pero siguen siendo una gozada, almenos para quien esto escribe.
Y otro detalle “marca de la casa” es la fijación que Tarantino tiene hacia los pies, más concretamente, los pies femeninos. Unos cuantos primeros planos de éstos copan la pantalla de cine. Y lo que no son pies también, pues las posaderas de las féminas también quedan bien retratadas. Sobre éstas, nada que objetar.

También hay sitio para los cameos, entre ellos, destacarían el de su protegido Eli Roth o el de actores y/o personajes del segmento de Rodríguez (las gemelas, la enfermera y su padre el sheriff...)
Su implicación en la trama, salvo el personaje de Rose McGowan, no son de vital importancia, pero se agradecen igualmente.


Haciendo incapié en el reparto, hay que decir que la mayoría de las chicas de la película suponen otro punto en contra, tanto por el vacío tratamiento que se le da a los personajes (algo que en una película de Tarantino no suele ocurrir) como por las mediocres interpetaciones de algunas de las muchachas. Las que aquí destacan por su buen oficio son Rose McGowan (con desafortunada peluca incluida), la especialista Zoe Bell (doble de Uma Thurman en Kill Bill) y por momentos, Vanesa Ferlito. Es curioso el caso de Bell, pues siendo especialista y no actriz propiamente dicha, destaca muy por encima de otras que, casualidad o enchufe (lo segundo diría yo), son hijas de actores reconocidos.
Tenemos pues a Sydney Tamiia Poiter, hija del mítico Sidney Poitier, y del que por lo visto tan sólo ha heredado los rasgos raciales y el atractivo. También encontramos a Jordan Ladd, hija de Cheryl Ladd (Los ángeles de Charlie), algo que quizás no os dice demasiado, pero si os digo que es a su vez nieta del gran Alan Ladd, pues la cosa cambia.
Puede que la película les sirva de trampolín para meterse en la industria cinematográfica, pero mucho tendrán que mejorar si quieren permanecer en ella.

Así que, para concluir, lo que se puede decir es que Tarantino ha hecho esta película para homenajear las películas con las que creció, para autohomenajearse a si mismo (en exceso) y para contentar a su séquito de fans.
Se podría decir que “Death Proof” contentará a sus seguidores, que probablemente la idolatren desde el primer momento. A sus detractores les seguirá pareciendo una tomadura de pelo y otra oportunidad pérdida para demostrar el talento que antes vieron en su estupenda ópera prima.
Por lo que se refiere a mí, una sensación agridulce, tirando más bien a la indiferencia.
Momentos muy buenos combinados con otros bastante soporíferos, un genial Kurt Russell y unas insoportables aspirantes a actrices, hacen de “Death Proof” una película no apta para todos los públicos.

Como ya digo, dudo que decepcione a los fans, pues viene a ser una película tarantiniana más. Los demás, que decidan verla o no, ya corre de su cuenta. De lo que no me cabe duda es de que tanto Tarantino como Rodríguez se lo han pasado bomba con este proyecto. No ha cuajado muy bien entre el público estadounidense (y luego eramos los no angloparlantes los que no entendíamos de “sesiones dobles”...), pero han tenido la suficiente caradura y valentía para llevar a cabo un proyecto muy personal y arriesgado.
Mención especial al diseño de carteles, créditos y demás parafernalia retro-pulp que nos han hecho rememorar (y añorar) la serie z de antaño.
Yo personalmente, del proyecto “Grindhouse”, me quedo con la divertida gamberrada de Rodríguez. Y vosotros?

Ya me contareis.


Lo mejor: un impagable Kurt Russell; las persecuciones al volante de los Dodge y el Chevrolet; algunas ocnversaciones entre Mike Stuntman y sus víctimas.

Lo peor: los excesivamente largos diálogos; algunas de las jóvenes actrices; un final bastante ridículo


Valoración personal: Regular

martes, agosto 28, 2007

Un año en la blogosfera

Tal día como hoy, un 28 de Agosto de hace ya un año, me adentraba en el, por aquel entonces, semidesconocido mundo de los blogs.
Tras revolotear la idea por mi cabeza durante varios días (y noches), decidía crear mi propio blog, sin apenas tener muy claro lo que en él iba a escribir (algo que se notaría luego)

Lo que empezó como una especie de medio para expresarme o, mejor dicho, desahogarme sobre ciertos asuntos que me apetecía comentar, se ha acabado conviertiendo en un blog dedicado a una de mis mayores pasiones, el cine.
La verdad es que esa evolución tampoco me piyó por sorpresa, pues ya imaginaba que, sin tener nada mejor que contar, acabaría hablando sobre el fascinante séptimo arte.

También el tono en mi forma de escribir cambió notablemente. Pasé de la socarronería y el tono humorístico (a veces irónico/sarcástico) a un tono un poco más formal y comedido.

Sí que debo admitir cierta sobriedad en el aspecto visual del blog, pues tampoco me he molestado mucho en hacer cambios en ese campo. Tampoco he creado secciones para facilitar una mejor y más rápida navegación por él, algo que intentaré remediar en un futuro próximo (o eso espero)

Pero la verdad es que lo que menos esperaba es que fuera a durar tanto en esta empresa (aún escribiendo poco y de vez en cuando), sobretodo teniendo en cuenta que mis ilusiones y ánimos en ciertos proyectos suelen seguir un camino decreciente.
Así que si existe un motivo por el cual sigo en la red -soltando así por la cara mis opiniones- ese es los lectores del mismo. Tanto los lectores que esporádicamente han dejado sus comentarios, como los que muy agradecidamente y sin ningún tipo de compromiso, han opinado y siguen opinando sobre lo que un servidor redacta. A ellos les doy las gracias por leerme. Y aunque algunos también me lean y no hayan dejado sus mensajes, también les agradezco que estén ahí, deseando que la lectura de los posts les sirva como mínimo, para pasar el rato (no me atrevo a afirmar si para bien o para mal xD)

Poco más que decir, salvo que de momento seguiré en activo, pues ya le he cogido el gustillo a esto de escribir en un blog. En la medida de lo posible, intentaré mejorar algunos aspectos de éste. Y puede que en breve, si me decido, cree otro blog un poco más especializado y que ya lleva tiempo gestándose entre mis pensamientos.

Dicho esto, reitero una vez más mi agradecimiento a mis pocos pero buenos y fieles lectores, porque sin ellos yo ya no seguiría divagando en público.


Y en breve, la crítica de la esperada “Death Proof”, la última película de Quentin Tarantino, perteneciente al proyecto "Grindhouse" y que aquí se estrena por separado para sacarle los cuartos por duplicado al público español (y europeo en general)



Saludos de una mente perturbada ;)

jueves, agosto 23, 2007

“Sigo como Dios”, el Noé del siglo XXI


Esta película tiene el honor (o la desgracia, visto lo visto) de ser la comedia más cara de la historia del cine, con un presupuesto de unos 175 millones de dólares, que para el tipo de producto que es y en vistas del resultado final, se nos puede antojar una barbaridad.
Y es que el principal problema de la película está en la poca gracia que hace. Tratándose de una comedia, eso es lo peor que te puede pasar.
Pero antes que nada, pongámonos en situación.


“Sigo como Dios” es la secuela de “Como Dios/Bruce Almighty”, también del mismo director y protagonizada por aquel entonces por un cómico de moda, Jim Carrey. La verdad es que la película, sin ser nada del otro mundo, logró un gran éxito de taquilla gracias, sobretodo, a las dotes humorísticas del sr. Carrey.
En este caso, la fórmula se repite pero con otro cómico a la cabeza, Steve Carrell. Esta vez, la historia parte del personaje que ya interpretaba éste en su antecesora: el arrogante presentador de informativos Evan Baxter.
Ahora Baxter ha dejado la tv y se ha convertido en congresista de los EE.UU., un cambio que le ha proporcionado una casa nueva (un caserón del copón), un coche nuevo (un gran y lujoso todoterreno) y un despacho más grande que el pisito de algunos jóvenes españoles. Vamos, que la suerte está de su parte.
No obstante, el día menos pensado se le aparece Dios y le encarga una importante misión: construir un arca inmensa con sus propias manos y de forma rudimentaria.
Eso, obviamente, desbarata todos los planes de Baxter, cuya máxima aspiración hasta el momento es entrar con buen en pie en su nuevo cargo.

Tras la previa incredulidad, Baxter se verá obligado a cumplir con dicha tarea, causando un gran revuelo tanto en su lugar de trabajo como dentro del núcleo familiar.
Con semejante percal, Baxter deberá hacer lo imposible para construir el arca en un tiempo record, al mismo tiempo que afronta el hecho de que todos, incluso su familia, le toman por loco.


Como ya he comentado anteriormente, el fallo de la película radica en su más bien poca gracia. Los gags están muy trillados y rozan en todo momento el infantilismo. Su repertorio de chistes pasa por recuperar los clásicos de siempre: la paloma u otra ave que se defeca en tu impecable traje o el martillazo que te das en el dedo cuando intentas clavar un clavo. Vamos, que solo faltaba el resbalón con la piel de plátano.
Con ello, es díficil que el espectador se ría, o por lo menos en lo que al espectador adulto se refiere. Hay momentos que te sacan una leve sonrisa, pero jamás una carcajada.
Con este tipo de humor, Carrell tiene poco que hacer. Y aunque su aspecto discreto y sereno -hay momentos para las gesticulaciones, pero Carrell no llega nunca al histrionismo del amigo Carrey- le otorgue cierta comicidad a su personaje, la verdad es que el tratamiento que se le da a la película no permite que el actor se luzca como debiera.


Corre una máxima por Hollywood que recomienda no trabajar ni con niños ni con animales. Esto a Shadyac parece que no le importa demasiado. Es más, ya había trabajado antes con animales (Ace Ventura) y con niños (Mentiroso compulsivo), con lo cual, eso no suponía ningún problema para él.
Y de hecho, podemos decir que esa parte está bien resuelta.
Los animales inundan la pantalla en casi todo momento, pero tenemos la gran suerte de que no hablan, por lo que nunca llegan a cansar y se acoplan a la perfección con el reparto humano.
Los niños, tres varones hijos del prota, no resultan ni repelentes ni cargantes, lo cual es un alivio para el que esto escribe y supongo que para todo espectador con poca tolerancia hacia la chiquillada.
Además, el hecho de ver la película con subtítulos, ayuda ahorrarse los nefastos doblajes que se dan muy a menudo por aquí en materia de niños (véase Zathura)

Otro punto a favor es la presencia de la encantadora Lauren Graham (Las Chicas Gilmore), cuya función es la de sufridora esposa de Baxter. En mi opinión, su trabajo es mucho mejor que el de la Aniston de la primera parte (quien casi siempre se limita a repetir la Rachel de Friends)
Desde el primer minuto me ha cautivado tanto su belleza como su naturalidad para con su personaje.

Dándole la réplica a Carrell tenemos otro cómico y peso pesado de la interpretación (lo digo en sentido figurado) como John Goodman, al que desgraciadamente no se le da suficiente cancha para explayarse a gusto. Lástima, porque además los “cara a cara” entre éste y Carrell saben a poco.

Y luego por supuesto está Dios omnipresente, interpretado una vez más por Morgan Freeman, dado muy poco a la comedia pero que siempre resulta efectivo ahí donde lo pongas. Hay que decir también que a pesar de ser una parte importante (que no siempre necesaria) del argumento, su presencia es más bien escasa, limitándose a aparecer unas cuantas veces, sonreír, soltar un par de discursitos y desaparecer a lo David Copperfield. Más o menos lo que ya hacía en compañía de Jim Carrey.


Hay que decir que el presupuesto invertido en la película se hace notar, sobretodo hacia el final, que aún sin desvelaros nada, ya os podeis imaginar que sucede.
Entre filmar a los animales por separado para luego incluirlos juntos en el montaje final, más los creados por ordenador, el gran arca construido para la ocasión y la espectacular secuencia final, por lo menos podemos decir que se le ha sacado provecho a cada dólar gastado. Lo malo es que luego tienes que procurarte que vaya mucha gente a ver tú película, y eso no siempre es fácil.
En USA la película ha tenido una tíbia acogida, sobrepasando levemente los 30 millones en su semana de estreno, que para una comedia puede no ser una mala cifra, pero para el dineral que se ha empleado, la verdad es que sabe a poco.

Ignoro que tal funcionará en España, pues a pesar de tener el gancho de ser la secuela de “Como Dios”, hay que hacer notar que aquí Carrell no goza de la popularidad que sí tiene en EE.UU., gracias sobretodo al serial “The Office” y a su participación en exitosos shows como Saturday Night Live o The Daily Show. De hecho, la película se permite un par de guiños hacia éste último y hacia otros trabajos cinematográficos del actor, como “Virgen a los 40”.


Así pues, “Sigo como Dios” acabe siendo una comedia familiar edulcorada y muy convencional, con un guión simplón y un humor bastante pobre. Desde luego, no es la mejor opción para echarse unas buenas risas. Para eso quizás habrá que esperar a la adaptación de “Superagente 86”, de la que espero mucho más por parte de Carrell y de los guionistas.

En definitiva, que estamos ante una película simpática pero no graciosa, cargada de sentimentalismos y buenas intenciones. Es de esas películas que cuando acaban, te dan ganas de abrazar a tus hijos y besar a tu mujer (si los tienes), por lo que no es una mala opción para ver en familia, pues los más pequeños de seguro que pasarán un rato agradable y hasta divertido.
Si por lo contrario, la típica comedia familiar edulcorada e infantil te aburre, se te hace repetitiva o simplemente te horroriza, puedes prescindir de verla.

Shadyac se ha querido distanciar un poco de la primera parte, y quizás lo que le ha faltado es un toque un poco más gamberro y en general, un humor más elaborado. Por lo menos, la película dura poco y se pasa rápido, con lo cual tampoco supone una pérdida de tiempo y se deja ver sin molestar. Cosas mucho peores se han hecho.

Lo mejor: los efectos especiales; que dura poco; se hace simpática

Lo peor: la abundancia de tópicos; el humor infantil; el tratamiento edulcorado; las moralejas de siempre


Valoración personal: Regular

lunes, agosto 20, 2007

Los 4 Fantásticos y Silver Surfer, bufonadas heroicas

Esta es la adaptación comiquera del verano y una más de tantas que se estrenan a lo largo del año. Y es que a día de hoy, parece que vamos a tener una adaptación al cine de todos y cada uno de los superhéroes que existen en el mundo del cómic, desde los más clásicos y reconocidos, hasta las que pasan más desapercibidos o ya no están en boca del lector.
De hecho, tanto si son buenas o no, lo importante es que recauden una suma importante de dinero, con lo cual se de pie a una o dos secuelas más, como mínimo (normalmente, hasta que una de ellas fracase estrepitosamente)


El caso que nos ocupa es la secuela del título que se estrenó en el 2005 y que adaptaba las peripecias de un grupo de personas que tras entrar en contacto con una radiación cósmica, adquieren fabulosos superpoderes.
La primera película sirvió para explicarnos los orígenes tanto de los héroes como del villano en cuestión, por lo que en esta segunda entrega las bases ya están sentadas.

El mayor problema con el que contaba “Los 4 fantásticos” y que inevitablemente también arrastra su secuela, es el tratamiento infantiloide que se le ha dado al producto. Esto hace que muchos espectadores (y fans) se sientan profundamente decepcionados, pues no es el enfoque ideal que debería tener una película de superhéores.
El humor prima por encima de la acción en ambas películas, lo cual conlleva a que muchos se aburran o directamente se horroricen ante lo que están presenciando (no es mi caso, dicho sea de paso)
Realmente, un servidor esperaba que su director Tim Story (experimentado en las comedias) hubiese aprendido un poco de los errores del pasado y se hubiera procurado meter mucha más acción para contentar a los detractores de la primera parte. También hubiera sido acertado dosificar las notas de humor, que si bien en algunos momentos nos arrancan una agradable sonrisa, al final tanto chistecito fácil acaba siendo repetitivo y cansino.
Así pues, esta secuela es más o menos lo mismo que uno ya pudo ver en su antecesora, con los mismos defectos y las mismas virtudes (que también las tiene)


En este caso, la novedad viene dada por el personaje de Silver Surfer (aká Estela Plateada), que complicará la rutina diaria -y alguna que otra celebración- de nuestros superhéroes. Sobre él se cierne toda la historia, siendo su personaje la clave tanto para inciarla como para concluirla.
Su presencia en nuestra planeta es la evidencia de que un mal se cierne sobre nosotros y la misión de los 4 fantásticos será detenerlo y salvarnos a todas de la destrucción más inminente (nada nuevo, vaya xD)
Sin embargo, un servidor considera que Silver Surfer y sus poderes podrían haber dado mucho más juego del que han dado, y que se podrían haber recreado vistosas e impactantes peleas. Y no ha sido así. Tan solo cuenta con un par o tres de momentos de puro lucimiento, que no llegan a ser nada del otro mundo y que dos de ellos ya los habíamos visto en los trailers.
Con lo cual, considero que el personaje está bastante desaprovechado y que podía haber dado más de sí.


En materia de efectos especiales, y en particular centrándonos en el personaje de Estela Plateada, la película cumple notablemente su misión. No es que lo que veamos sea realmente espectacular, pero está bien hecho (salvo en alguna escena puntual donde pegan el cantazo; ej: el bailecito de Mr. Fantástico)
Aún así, esto no es suficiente para que la película sea considerada todo un acierto, pues ese tema, en grandes superporducciones, suele estar casi siempre bien resuelto.
Por lo tanto, el film necesita algo más que unos buenos fx. Desgraciamente, si echamos mano del guión, nos daremos cuenta que éste es muy simple y plano. Parece sacado más bien de un corto capítulo de la vieja serie de dibujos y resulta insuficiente para soportar el peso de una pelicula de hora y media de duración.
No obstante, son muchas las películas que con guiones de pacotilla y buenos efectos especiales logran hacerse con la taquilla y con el beneplácito del espectador, por lo que al fín y al cabo, esto tampoco supone un gran problema para el disfrute del film.

Lo mejor de la película vuelve a ser Antorcha (Chris Evans) y sus puyas con La Cosa (Michael Chiklis). Son suyos los momentos más divertidos de la película, siendo éstos además los que ayudan a mantener el interés de muchas de las secuencias típicas de relleno.

En el lado opuesto, tenemos a una, para mí, cargante Chica Invisible, interpretada una vez más por la atractiva Jessica Alba, que ya fue candidata a los Razzie por su interpretación en la primera parte. Aquí vuelve a mostrar una alarmante pobreza de matices, pasando del ceño fruncido a la extensa sonrisa de oreja a oreja. A eso, le añadimos además que esta vez su estilista no ha estado muy acertada en su tarea y que las posturitas telekineticas son un tanto ridículas.
Así que en materia de bellezones, envidio más a La Cosa que a Mr. Fantástico.
Y hablando de éste último, debo indicar que a Ion Gruffud (es que nadie más le ve el parecido con Van Damme??) se le ve poco metido en su papel. No parece que le haya echado muchas ganas al asunto. Sin ir más lejos, es el protagonista de unas de las escenas más bochornosas de la película. Así que llegados a este punto, quisiera hacer un llamamiento a los guionistas de futuras adaptaciones comiqueras, para que no incluyan escenas en el que el superhéore de la película haga el payaso. Creo que el espectador ha dejado claro que ese tipo de chorradas no le gustan. Para tales menesteres, ya tenemos a los Will Ferrel de turno xD

Pero lo realmente inquietante de la cinta es la misteriora reaparición del Dr.Muerte, incluido en esta secuela con calzador y sin explicaciones de ningún tipo. Una de esas resurrecciones al estilo Barbossa, es decir, por que sí y punto.
Una pena la verdad, porque Julian McMahon, el actor que lo interpreta, hizo anterioramente una buena caracterización del personaje y aquí queda banalmente utilizado y desprestigiado.


Y ya por último, un temita de discordia entre público en general y fan en particular: la presencia en forma de nube destructiva de Galactus (cuya mitología me recordaba un poco al MAL de “El Quinto Elemento”). Yo personalmente, prefiero esa masa amorfa y ambigüa que no un gigante de aspecto colorista y ridículo casco en la cabeza. Que sí, que será muy chulo en el cómic, pero en pantalla hubiera quedado un poco patético, un poco Power Ranger.
Es comprensible que quien disfrute de los cómics, pida cuanta mayor fidelidad mejor, pero a veces hay que sacrificar ciertos aspectos para hacerlos adaptables a una película de carne y hueso. De ahí que el Lobezno cinematográfico no sea un tío con unas mallas amarillas, lo cual yo agradezco enormemente.


En definitiva, lo que tenemos entre manos es un producto del que lo mejor que podemos decir es que no aburre, así que si no se le exigue demasiado, puede contentar a aquellos que decidan pasar un rato disfrutando de las andanzas de los 4 fantásticos.
Aquellos a los que no les gustó la primera, harían bien en alejarse de esta secuela, pues no va a hacer que se reconcilien con la saga. Probablemente, todo lo contrario.

En mi caso, no se si es porque con la primera fui con muy bajas expectativas o qué, pero la verdad es que esta secuela me ha parecido inferior por culpa de fallos puntuales que por lo menos en su antecesora se ahorraban.
En general, esta segunda parte ha gustado más gracias a al presencia de un enigmático Silver Surfer, pero tampoco es que sea nada del otro mundo y como ya he dicho, sus posibilidades han sido reducidas al mínimo.
Así pues, película flojilla e infantil (o familiar, que suena mejor), que se deja ver sin molestar y que entretiene y gusta si logras pasar por alto algunos errores en su trama. Está muy muy lejos en calidad de una “X-Men”, pero tampoco llega a los altos niveles de mediocridad de una “Catwoman”.

Lo mejor: Chris Evans; las riñas entre Antorcha y La Cosa; los efectos especiales de Silver Surfer; que dura poco.

Lo peor: Jessica Alba; el baile discotequero de Mr. Fantástico; la falta de más y mejores escenas de acción; el infantilismo que impregan toda la cinta


Valoración personal: Regular

domingo, agosto 12, 2007

El últimatum de Bourne, encajando las últimas piezas

Pronto aterrizará en nuestras pantallas la, de momento, tercera y última entrega de la saga Bourne. El precedente es más que bueno, ya que en USA ha cosechado un buen éxito en su estreno y las críticas hacia ella son más que favorables. La verdad es que no es para menos, puesto que esta tercera entrega es un más que digno cierre de una de las trilogías más eficaces (e inteligentes) de los últimos años.

Con una puesta en escena sobria pero contundente, la saga que ha encumbrado al sr. Damon al estrellato (el mismo lo admite), se ha abierto paso en un mercado cinematográfico en el que la pirotecnia, los efectos especiales y las estrellas de renombre están a la orden del día. Puede que con menos pretensiones, pero con más talento, se ha conseguido algo que no se conseguía en muchos años: hacer una saga que no solo mantenga el nivel de una secuela a otra, sino que lo supere.


Paul Greengras recogió el relevo de Doug Liman -ejerciendo éste ahora de productor- con “El mito de Bourne” y aquí vuelve a estar en la silla de director. Su experiencia dirigiendo documentales se hace notar también en sus películas, y el realismo que impregna en ellas es ya marca de la casa.

Por ello, tanto el conjunto como las escenas de acción en particular, se distancian bastante de la pomposidad de otras cintas del género. La película está confeccionada como un thriller de acción sostenido por un guión sólido y rehuyendo de efectismos baratos. La acción está al servicio de la trama, y no al revés.

A Grengrass le gusta rodar cámara en mano, y aunque yo no soy muy partidario de esta técnica, la verdad es que a medida que pasan los minutos, uno ya no le presta atención a eso, pues ya ha sucumbido totalmente a la propia película.


En esta nueva a entrega, el agente Jason Bourne tratará de encajar las últimas piezas que conforman el puzzle de su misteriosa identidad. Irá a por todos aquellos que lo quieren borrar del mapa y pondrá punto y final a una vida plagada de huidas constantes.

Tras haberse vengado de la muerte de su novia y darse cuenta de que por más que se esconda, siempre le perseguirán, Bourne toma ya la decisión de llegar hasta el final, cueste lo que cueste. Impartirá justicia a su modo. Y si tiene que repartir ostias como panes, las repartirá, que de eso y más, sabe un rato largo.


La película tiene un ritmo endiablado y Bourne no para quieto en casi ningún momento. Viaja a Londres, París, Madrid, Berlín y Nueva York (no en este orden), siguiendo cada una de las pistas que le llevarán hasta los máximos responsables de su angustiosa situación.

Los momentos más frenéticos vienen acompañados de una acertada música que ayuda a sentir la tensión del momento. De hecho, para mí, las mejores secuencias no son las típicas persecuciones con vehículos de por medio, sino aquellas en las que Bourne trata de burlar el seguimiento de sus captores. Estos últimos, trabajan desde su sede con la mejor de las tecnologías de vigilancia y me ha sido imposible no recordar la serie “24”. Aquellos que la sigan y vean la película, sabrán un poco a lo que me refiero (satélites, cámaras de vigilancia, teléfonos pinchados...)


Como ya he dicho, “El últimatum de Bourne” se sustenta gracias sobretodo a un guión competente de principio a fín. Si bien la idea es simple (el juego del gato y el ratón, pero esta vez por duplicado), la trama se va desarrollando de forma escalonada, captando el interés en todo momento, sin permitirse ningún bajón. Todo lo que se nos va contando, tiene su razón de ser. Y quizás el mayor logro es conseguir que como espectadores, adquiramos esa complicidad con el protagonista. En todo momento sabemos de Bourne, tanto como él mismo. Eso nos permite ir atando cabos al mismo tiempo que lo hace él.


Y en cuanto al reparto en sí, decir que Matt Damon cumple una vez más con su rol. Sería muy dificil (que no imposible) imaginarse una continuidad de la saga sin Damon encarnando a Bourne. Si bien no está en mi lista de preferidos, debo admitir que consigue transmitir la humanidad que el personaje necesita, siendo ésta una buena manera de sentir empatía por un tipo a veces tan frío y del que conocemos poco más que pequeños flashes de su pasado.


En lo femenino, repiten Julia Stiles y Joan Allen, cuyos personajes serán vitales en el transcurso de la cinta, como ya lo fueron en la anterior entrega. Ambas correctas en sus papeles, destacando sobretodo a Allen.


David Strathairn se encarga aquí de dirigir la caza de Bourne. Su personaje no conoce límites a los que atenerse para lograr sus objetivos, por lo que no duda en eliminar cualquier sujeto que prentenda ayudar a nuestro sufrido protagonista.

La interpretación de Strathairn está a la altura de los anteriores antagonistas. Sin duda, una buena elección (recomiendo su papel de borracho y maltratador en la película “Eclipse Total”)


Y por último, mención especial a los veteranos Albert Finney y Scott Glenn (este tío mola), que siempre cumplen y que otorgan su toque personal a sus personajes. No está de más decir que la dura mirada de Glenn llena la pantalla en los escasos minutos (por desgracia) que hace acto de presencia.

Claro que esto es muy subjetivo, así que aquellos que lo tachen de inexpresivo, esto les sonará a chiste xD


En definitiva, esta tercera parte gustará a todos aquellos que hayan disfrutado con las anteriores entregas. Si bien yo no soy un entusiasta de la saga (la primera me pareció simplemente correcta), por lo menos he quedado satisfecho. No me he aburrido en ningún momento y tampoco he encontrado fallos en su ejecución. Y de haberlos en el guión, si consigue hacer que no prestes anteción a ellos, ya lo podemos considerar un logro importante.

Puede que a aquellos que estén acostumbrados (o mal acostumbrados, según se mire) a cintas más espectaculares, queden un tanto decepcionados. Esto no es una Missión Imposible ni un Casino Royale. Aquí la saga no se cierra a lo grande, sinó en su linea y manteniendo la calidad de sus predecesoras. No hay lugar para rocambolescas escenas de acción. Las que hay están ejecutadas con admirable precisión y dinamismo, pero tampoco son de las que nos dejan con los ojos abiertos.

Pirotecnia pues, la justa y en su debido momento.



Lo mejor:
el ritmo frenético de toda la película; la total coherencia con las anteriores entregas; las persecuciones a pie o en vehículo; el realismo que impregna Grengrass

Lo peor: el molesto tembleque de la cámara en algunas secuencias


Valoración personal:
Buena