viernes, marzo 25, 2011

"Sucker Punch" (2011) - Zack Snyder

critica Sucker Punch 2011 Zack Snyder
Definida por el propio Zack Snyder como “una Alicia en el país de las maravillas con ametralladoras”, llega por fin a nuestras pantallas uno de los estrenos palomiteros más esperados del año, especialmente para un servidor.

Esta es la primera vez que el director aborda un proyecto que no proviene de ningún cómic (300, Watchmen), novela (Ga’Hoole) o película anterior (Amanecer de los muertos). De hecho, el argumento de “Sucker Punch” nace de la imaginación de Snyder, de modo que éste no ha tenido restricción alguna (más allá de las impuestas por el estudio, y salvando el ya casi obligado PG13, hay que decir que le han dado bastante libertad) para ofrecer al público lo que le ha venido en gana sin tener que rendir cuentas a nadie (cámbiese “nadie” por las legiones de fans de las obras que han servido de base a sus anteriores películas)

Esta libertad es, por otro lado, una prueba de fuego para el cineasta, pues de algún modo nos va a servir a nosotros para saber de qué es capaz como creador, además de como narrador.

Lo visto hasta ahora en trailers y clips prometía, ante todo, un espectáculo visual y pirotécnico sin precedentes, y desde ya, puedo afirmar que eso se ha cumplido sobradamente. Sin embargo, uno de mis mayores también…

La historia se ambienta en los años 50, y nuestra protagonista es Baby Doll (Emily Browning), una joven de 20 años que es encerrada en contra su voluntad en una institución psiquiátrica.

Una vez allí, el futuro que le espera no es nada alentador, pues en cinco días será lobotomizada.

A partir de ese momento, Baby Doll planeara su fuga del centro ayudada por otras cuatro residentes con las que entablará amistad; cuatro chicas - la decidida Rocket (Jena Malone), la astuta Blondie (Vanessa Hudgens), la implacablemente leal Amber (Jamie Chung) y la reacia Sweet Pea (Abbie Cornish) - dispuestas a jugarse el todo por el todo con tal de escapar de esa infernal prisión. Cinco jóvenes que unirán sus fuerzas para llevar a cabo el plan que las llevará más allá de las paredes del psiquiátrico. Un plan que no estará exento de obstáculos.

No hay duda que uno de los mayores alicientes de “Sucker Punch” es esa atractiva mezcla de géneros y conceptos de la que hace gala. Y es que una misma película, Snyder ha reunido para nuestro deleite a dragones, samuráis, robots, orcos y hasta nazis zombies. Y a todos ellos los ha enfrentado a un jugoso grupito de mozas de armas tomar; cinco jovencitas con ganas de dar mucha guerra a sus despiadados captores.



Snyder sabe perfectamente lo que quiere ofrecernos, así que no se anda por las ramas, y con un potente prólogo a cámara lenta y a ritmo de un Sweet Dreams (de los Eurythmics) versionado para la ocasión (y cantado por la propia Emily Browning), el director nos relata la triste y desgraciada historia de Baby Doll; el cómo y el por qué acaba en el psiquiátrico “Lennox House”.

El tormento que padece por el terrible accidente que la lleva a ser encerrada en el centro y la desesperación que siente por el desolador destino que le aguarda en él, llevan a Baby Doll a sumergirse en un mundo imaginario producto de su mente, sin limitaciones de tiempo o espacio, y mediante el cual tratará de conseguir la ansiada libertad.

De este modo, la trama transcurrirá a tres niveles distintos. El primero de estos niveles es la realidad, que es lo que veremos al principio y al final de la película. El segundo es la subrealidad, donde el mundo real se transforma en un burdel dirigido por el deleznable celador del psiquiátrico. Y por último, está el tercer nivel, el mundo de los sueños en el que transcurren las impactantes secuencias de acción que están fuera del espacio y del tiempo.

El paso del primer nivel al segundo es un tanto brusco y confuso, pero el espectador no tardará mucho en darse cuenta de lo que ocurre. Y es que esa subrealidad es, de alguna manera, el modo en el que Baby Doll ve su estancia en el centro. En su mente, el celador, que es quién maneja el cotarro y el que abusa de las residentes, pasa a ser Blue Jones, el dueño del prostíbulo; y sus compañeras y futuras -o debería decir, inmediatas- amigas, son las chicas que ofrecen sus servicios a cambio de una vida “cómoda”. Como podréis imaginar, eso le permite al director hacer desfilar a sus actrices ligeritas de ropa y/o con modelitos de lo más sugerentes. Y ahí hay que incluir al mujerón de Carla Gugino.

Este nivel y el tercero son los que ocupan la mayor parte del metraje, pero es evidente que el que encandilará al espectador será el mundo de los sueños, que le sirve a Snyder para desplegar todo su arsenal pirotécnico (y nunca mejor dicho)


El plan trazado por Baby Doll implica hacerse con un total de cinco objetos que les servirán para poder escapar. Estos objetos se encuentran el psiquiátrico/burdel, y la obtención de cada de ellos supone una inmersión en esos sueños oníricos de la protagonista. Ahí es donde las chicas harán frente a todo tipo de enemigos, desde un enorme dragón hasta un infinito ejército de nazis venidos del mismísimo infierno. Ni qué decir que estos momentos son una auténtica orgía de CGI y fuegos artificiales de lo más apabullante. El problema es que la embriagadora espectacularidad no es emocionante. ¿Y por qué? Pues simple y llanamente porque el espectador no se implica nunca en la historia, la cual no es más que un pretexto para desplegar todo ese festín de acción desenfrenada.

Snyder no necesita justificar nada, y eso hace que en pantalla aparezca de todo y porque sí, sin que exista mayor relación que el nimio parentesco con los objetos que necesitan encontrar.

Uno puede quedarse embobado por el apoteósico espectáculo, pero no lo siente, no lo vive, no lo disfruta… porque no hay emoción ni implicación en él. Snyder tiene un dominio extraordinario de la imagen y del movimiento, y las secuencias de acción tienen un poderío visual sin igual (qué bien le hubiera ido a Dragon Ball un tipo como él detrás de la cámara, y que bien la va a venir a la futura Superman), pero es como estar contemplando un videojuego, como si alguien estuviera jugando a uno mientras nosotros miramos. Y eso es debido también a una estructura narrativa a lo “pasar pantallas/fases” en la que te das cuenta que apenas te están contando nada interesante, y que además los personajes te dan exactamente igual; no te importan lo más mínimo, salvo que te hayas encariñado –por su físico, más que nada- con alguna de las mozas.

Explosiones aquí y allá, tiroteos y piruetas imposibles a tutiplén (en ese mundo fantasioso, las chicas son como superheroínas, lo que en mi opinión le resta peligrosidad a todo lo que acontece), enemigos que salen hasta de debajo de las piedras, etc. Todo muy espectacular y muy bonito, pero absolutamente vacío, superficial e intrascendente.

Y es que Sucker Punch arrastra uno de los mayores males del cine palomitero de hoy en día, que es la capacidad de asombrar al espectador con un buen puñado de efectos especiales, pero la incapacidad de hacerlo vibrar con ese espectáculo (lo que conseguían películas como Terminator 2, Jurassic Park, Desafío Total y similares). Un asombroso envoltorio para un dulce que, si bien en este caso no resulta amargo, si deja un sabor agridulce.

Con estética comiquera y con un desarrollo narrativo deudor de un juego de plataformas, Snyder tira también de referencias que van desde lo novelesco (unos orcos que parecen sacados del universo Tolkien) al mismísimo manga (el mecha que conduce Amber) Y la verdad es que dan ganas que cada uno de esos segmentos oníricos tuvieran su propia película. ¿Quién no disfrutaría de un film bélico plagado de nazis zombies? Servidor, el primero.

Cabe decir también que la planificación de muchas secuencias viene muy bien acompañada por una contundente selección musical que convierte muchos de estos momentos en auténticos videoclips (que cada uno juzgue si eso es bueno malo; a mí no me disgustó) El ya comentado prólogo inicial sería un ejemplo de ello, aunque no es el único. Eso sí, ubicándose la historia en los 50 (aunque sólo sea en el primer nivel, y a medias en el segundo), servidor ha echado de menos que la banda sonora no contara con canciones de la época; pero eso ya es una observación muy personal (nostálgico –y rockanrolero- que es uno)


De todas formas, se echa de menos algo más de chicha en el guión, que aunque no lo parezca, en este tipo de producciones también es importante. Quizás menos que en un drama, por decir algo, pero aún así lo suficiente como para que uno no se marche de la sala con sensación de vacío; como si hubiera devorado unas deliciosas gominolas que para nada le han llenado el estómago. Hubiese sido oportuno profundizar un poco más en la psique de Baby Doll y desarrollar mejor o de otro modo su entrada y estancia en el psiquiátrico; ver cómo conoce al resto de las chicas y cómo nacen esos lazos de amistad… Amén de conocer también la historia de cada una de ellas, el por qué han sido enceradas allí, etc. No creo que sea tanto pedir.

Con todo, el reparto cumple con lo exigido. Browning, Abbie Cornish (mi favorita) y Jena Malone destacan por encima de Jamie Chung y Vanessa Hudgens, cuyos personajes (e interpretaciones) quedan en un segundo plano. Aún así, da gusto comprobar que se muestran solventes tanto en las escenas de acción como en las contadas escenas dramáticas (escenas que, precisamente, demuestran que Snyder y su co-guionista hubiesen sido capaces de dar algo más de consistencia a la trama)

Gugino, que repite con el director después de Watchmen, clava a la perfección el acento polaco de su personaje (algo apreciable sólo en la V.O., claro), la estricta pero comprensiva Dr. Gorsky, una mujer que pese a su dura apariencia, comprende mejor que nadie la situación y la amargura por la que están pasando sus pupilas. A fin de cuentas, no deja de ser su cuidadora (aunque le cueste quitarse la venda de los ojos)

Pero el que se lleva la gloria es Oscar Isaac como Blue, el celador/proxeneta. Al actor ya lo habíamos visto en "Robin Hood" encarnar a un ser despreciable, pero aquí el escenario y su personaje le dan un plus.

Jon Hamm y Scott Glenn tienen papeles muy secundarios. El primero es el desencadenante de la trama, el motivo por el cual Baby Doll decidirá fugarse; el segundo es algo así como el guía espiritual de la protagonista.

En resumidas cuentas, “Sucker Punch” es un ampuloso y abrumador espectáculo visual/virtual (y en esplendoroso 2D, oiga) repleto de acción, efectos especiales y mozas de muy buen ver. Y estoy seguro que muchos tendrán más que suficiente con esto. Sin embargo, para mi gusto entretiene pero no llena. Y ese era precisamente mi temor después de ver los avances.

Snyder ha conseguido rodar su película más espectacular, adrenalítica e impactante hasta la fecha, pero también la peor, la más superflua. Un entretenimiento vacuo que satisfará las casi dos horas de entretenimiento que muchas andarán buscando. Y cierto es que no pretende más que eso, pero uno no puede evitar sentir una ligera sensación a decepción, a que esto podría haber sido mejor, más intenso, más glorioso… en definitiva, más gozoso.

P.D.: Quedaros a ver los créditos finales. Valen la pena.



Lo mejor: el apabullante espectáculo visual que ofrece; que sea en 2D.

Lo peor: que no haya un buen guión que sostenga todo ese espectáculo.


Valoración personal: Correcta

sábado, marzo 05, 2011

“Rango” (2011) - Gore Verbinski

critica Rango 2011 Gore Verbinski
Como otros tantos directores de Hollywood, Gore Verbinski pasó del mundillo de los spots publicitarios al del cine de Hollywood de un salto, y tras unos cuantos proyectos de menor calado (una simpática comedia familiar, un estupidez al servicio de la pareja Brad Pitt-Julia Roberts y un correcto remake de una película de terror japonesa), al director le llegó la gloria de forma inesperada con “Piratas del Caribe: la maldición de la Perla Negra”, una excelente película de aventuras que fue todo un éxito el año de su estreno (un sleeper en toda regla), y que dio origen a una de las sagas más taquilleras de los últimos años. De hecho, él mismo se hizo cargo de las pertinentes secuelas… a excepción de la inminente cuarta entrega, pues al parecer Verbinski declinó la oferta para tomarse un respiro, alejarse de los piratas caribeños y abordar un proyecto más personal.

Y ese proyecto es ni más ni menos que Rango, una curiosa comedia animada que tiene a un camaleón por protagonista. Su historia comienza así…

Tras sufrir un desafortunado accidente, Rango acaba perdido en el Desierto de Mojave. El camaleón, que hasta entonces había visto el mundo a través del cristal de un terrario, tiene que empezar a buscarse la vida por su cuenta. Guiado por un viajante, Rango llega andando hasta un pueblo perdido llamado Polvo, un lugar tan polvoriento como su nombre indica.

Su llegada despierta la curiosidad de los habitantes, poco acostumbrados a ver forasteros por la zona. Para Rango, la llegada a Polvo supone la oportunidad de empezar una nueva vida, y para ganarse la confianza de la gente, decide construirse una nueva identidad.

Sin embargo, el destino le aguarda más sorpresas, y sin comerlo ni beberlo, Rango acabará convirtiéndose en el sheriff del poblado. Y ese, amigos, será el principio de una leyenda…

La idea de Rango rondaba la cabeza de Verbinski desde hacía tiempo, llegando incluso a escribir un primer borrador del guión. En ese momento, sus compromisos con la saga piratesca le impidieron abordar el proyecto, pero una vez apeado de la franquicia, el director se puso manos a la obra con ello. Y el resultado es esta inusual película de animación.


A grandes rasgos, la historia de este camaleón en plena crisis existencial es la de un personaje desdichado que busca encontrar su lugar en el mundo. El miedo a ser rechazado provoca que Rango se decida a fingir ser quién no es para ganarse el aprecio y el respeto de sus nuevos amigos. Sin embargo, y como dice el dicho, se atrapa antes a un mentiroso que a un cojo, y tarde o temprano éste deberá afrontar la realidad.

Rango también se convierte inesperadamente en el héroe de Polvo, un pueblo sumido en la desgracia por culpa de la escasez de agua. Así pues, el recién nombrado sheriff desafiará la mala suerte y plantará cara a quién haga falta con tal de devolver el preciado bien a sus habitantes. Es entonces cuando se dará cuenta que convertirse en héroe fue relativamente fácil, y que lo difícil será representar a ese personaje hasta el final de su aventura.

En este viaje plagado de peligros, Rango aprenderá lo importante que es creer en uno mismo, y es que a fin de cuentas, de lo que trata la película es básicamente de eso.

Puede que en ese sentido, lo leído hasta el momento no os parezca excesivamente original, y probablemente no lo sea. Pero el film de Verbinski tiene la gran virtud de contar una historia tópica con gracia y buen gusto.


Uno de los mayores aciertos es el haber aprovechado el desértico escenario de Mojave para ubicar la historia en una especie de salvaje oeste contemporáneo y protagonizado por animales antropomórficos.

“Rango” deviene en un auténtico homenaje al western al transitar por los lugares y situaciones comunes del género. Tenemos a un sheriff honrado (aunque no siempre lo eran), a una granjera en busca de justicia, a pistoleros de gatillo fácil, a un indio rastreador, a bandidos con gusto por el saqueo… Tenemos un saloon en el que se juega a póker, tenemos atracos al banco y asaltos a la diligencia (o algo así), tenemos duelos a revólver... Tenemos prácticamente de todo.

Si cada fotograma de la película desprende aroma a puro western (y muy especialmente, a spaggetti western), la banda sonora no podía ser menos, y ahí está el gran Hans Zimmer demostrando una vez más que sabe adecuarse a lo que la historia le exige, y que aunque muchos lo sigan considerando un compositor repetitivo, él es capaz de seguir sorprendiendo con cada trabajo, como ya hizo con el score de “Sherlock Holmes”. Puede que algún tema nos recuerde a los de aquella (el inicio del Rango Suite, sin ir más lejos), pero las referencias de Zimmer no son otras que los maestros del cine del oeste como Ennio Morricone o Dimitri Tiomkin. Y la banda sonora de Rango nos traslada a aquellos tiempos remotos con cada una de sus notas.

Hay temas de carácter épico para aquellas escenas más trascendentales o simplemente para aquellas en las que la acción se apodera de la pantalla. Otros, en cambio, son mucho más jocosos enfatizando así el tono humorístico que caracteriza a la película. De todos ellos, me quedo con “We Ride, Rally”, tema que se inspira claramente en el clásico country “Ghost Rider in the Sky”. Y a destacar también la canción del propio Rango, que no recae en Zimmer sino en Los Lobos, grupo vinculado estrechamente con el cine desde que colaboraran con la película “La Bamba” (recomendable biopic, por cierto), versionando el famoso tema de Ritchie Valens. Suya también es la canción que suena durante los créditos, y que recuerda sobremanera al popular Misirlou (que al igual que el Ghost Rider in the Sky, ha tenido infinidad de versiones)

Cabe decir que la música tiene un papel importante en la película gracias a los simpáticos narradores de la leyenda de Rango: unos mariachis con mucha pluma (dicho esto en el sentido literal) Un recurso similar al que usaron los Farrelly en “Algo pasa con Mary”.


Música a parte, cabe destacar el variado y variopinto grupo de personajes presenta la película, cada uno representado con el animal más acorde a sus rasgos (al estilo Blacksad); las referencias más o menos sutiles al género (a Leone en particular… y no digo más para no chafaros cierta sorpresa), y sobre todo el sobresaliente trabajo de animación hiperrealista que ha realizado la Industrial Light & Magic. El acabado es de una calidad indiscutible, tanto en personajes (de aspecto caricaturizado) como en escenarios, elementos (agua, fuego), etc.

Es posible que nos cueste un poco entrar en la película (quizás debido a un prólogo un tanto alargado y con ciertos altibajos en el ritmo), pero cuando uno se sumerge de lleno en la historia, lo cierto es que se disfruta y mucho. El humor es a ratos delirante y las secuencias de acción están realmente conseguidas (el momento “valkirias” es apoteósico), cosa de esperar teniendo en cuenta que Verbinski ya había cogido experiencia en el tema gracias precisamente a la saga de Piratas del Caribe.

Sin duda, estamos ante una propuesta inusual dentro del campo de la animación, y bien vale la pena acercase al cine más cercano para disfrutar de las alocadas desventuras de este singular camaleón vestido con camisa hawaiana (un claro guiño a “Medio y ascos en Las vegas” de Johnny Depp, su doblador en la película)

P.D.: Me pregunto si habrán escogido a Timothy Olyphant para prestarle la voz al Espíritu del Oeste después de verlo en la serie “Justified”.



Lo mejor: la animación hiperrealista; el homenaje al western.

Lo peor: que al principio cueste un poco entrar en la historia.


Valoración personal: Buena


martes, marzo 01, 2011

Gala de los Oscars 2011 – El Rey ocupa su trono.

cronica Gala de los Oscars 2011
Como viene siendo tradición desde hace algunos años, servidor no suele perderse la ceremonia de entrega de los Oscars. Se trata de una cita ineludible para los amantes del séptimo arte, aunque ya sepamos que la mayoría de veces estos premios carecen de verdadero valor artístico.

La cuestión es que, al menos a mí, me gusta ver fuera del plató a todos aquellos (directores, guionistas, actores, actrices…) que me hacen disfrutar -o maldecir- el cine que veo a lo largo del año. Lástima que esta vez no pudiera compartir mis sensaciones y opiniones con los compañeros y lectores de TBDC, pues el servidor se vino abajo y nos quedamos sin el ya indispensable chat. Para paliar esa ausencia, la cobertura pudo seguirse vía Facebook y Twitter, y servidor aprovechó éste último para ir comentando la jugada.


La Gala de los Oscars 2011 ha padecido de los mismos males que en anteriores ediciones, es decir, que la ceremonia empezó muy bien, pero a medida que iban transcurriendo los minutos la cosa iba perdiendo gas, haciéndose eterna y finalmente tornándose un tanto aburrida, pese a la expectación por ver los resultados de algunos premios. En esta ocasión, además, habría que añadir que la insipidez y previsibilidad de la misma no ayudaron mucho a hacernos más ameno el paso de las horas (y no fueran pocas, pues como siempre, se alargó más de la cuenta)

La joven pareja protagonista formada por James Franco (nominado por su estupendo trabajo en “127 horas”) y Anne Hatthaway prometía como presentadores, a juzgar por los previos vídeos promocionales del evento. Sin embargo, el guión que tuvieron entre manos no dio para mucho, haciendo gala de un humor bastante blando y falto de chispa, salvo en contadas ocasiones (parece que Charlie Sheen es el objeto de todas las bromas en Hollywood). Hatthaway estuvo muy risueña y dinámica, pero su compañero fue toda una decepción, pues no pareció muy entregado a la causa. Si acaso, el único momento memorable que propiciaron fue aquél en el que ambos aparecieron travestidos; y la verdad, no dejaba de ser un gag un tanto facilón.

A la gala le faltó más espectáculo y más humor, y le sobraron muchas pausas publicitarias, que ralentizaron y mucho el ritmo de la misma.

Lo mejor de toda la ceremonia fue la inesperada e inmensa aparición del gran Kirk Douglas, toda una leyenda viva del cine que demostró gozar de un gran sentido del humor, que es precisamente lo que más echamos en falta el resto de la noche. Sólo el dúo formado por Robert Downey Jr. y Jude Law, que presentaron la categoría de Mejores Efectos Especiales, animó un poco la velada gracias a la química que hay entre ambos (que ya quedó patente en la recomendable “Sherlock Holmes”) y al buen rollito que desprendían. Mención especial también a la estelar pero breve presencia de Billy Crystal, que nos hizo echar de menos los viejos tiempos.

En cuanto a los premiados, lo cierto es que no hubo muchas sorpresas, ni para bien ni para mal. Como ya he comentado antes, todo resultó muy previsible.

Los galardones a actor y actriz principal estaban cantados, y tanto Firth como Portman se llevaron la preciada y merecidísima estatuilla. En la categoría de actor y actriz de reparto, los dos se quedaron para The Fighter, con Bale como vencedor indiscutible y una conmocionada Melissa Leo que durante su agradecimiento soltó un inoportuno taco, propiciando así una de las pocas anécdotas a comentar. Quizás su categoría era la más dudosa, y en caso de no habérselo dado a ella, creo que la segunda digna merecedora era Hailee Steinfeld por su papel en “Valor de ley” (aunque en mi opinión, debió competir en la categoría de protagonista y no de secundaria)


Otro cantado era el de Mejor Película de Animación a “Toy Story 3”, una auténtica delicia que, de ser por mí, se hubiera llevado el de Mejor Película a secas, dejando así la otra categoría “libre” para que la ganaran “Como entrenar a tu Dragón” o “El Ilusionista”, que también son dos buenas películas (aunque no tanto como la maravilla de Pixar)

La deplorable “Alicia en el País de las Maravillas” de Tim Burton se llevó dos de los tres a los que optaba: Mejor dirección artística y Mejor vestuario. El de Mejores Efectos Visuales se lo arrebató “Origen (Inception), cuya labor es encomiable tanto en el campo del CGI como en el artesanal.

Precisamente, la película de Nolan fue una de las más galardonas, empatando con “El discurso del Rey” en cuatro estatuillas. Eso sí, todas pertenecientes a aspectos técnicos, que de alguna manera pretendían compensar el desprecio que se le hacía en categorías mayores. De hecho, la cinta de Hooper se quedó con el que más merecía, es decir, el de Guión Original. Y el de Mejor Montaje, categoría en la que siquiera se la nominó (todo un sacrilegio), al final fue a parar a “La Red Social”, que también se embolsó el de “Guión Adaptado” (como era de esperar) y el de -para mi injustificable- Mejor Banda Sonora (cualquiera de los nominados le daba sopas con onda al mecánico trabajo de Trent Reznor y Atticus Ross)

Por otro lado, Inception se quedó con la Mejor Fotografía, que bien pudiera haber ido a parar a “Valor de ley”

Decepcionante también el Oscar a Mejor Canción para Randy Newman por su “We Belong Together” de Toy Story 3. A mi gusto, era la más floja de todas las candidatas, y sentí que el premio era más a toda una carrera (se le ha nominado una veintena de veces y sólo lo ha ganado dos, contando éste)

Otro discutible sería el de Mejor Director para Tom Hooper (El discurso del Rey), que aunque hace un buen trabajo, no deja de ser una dirección bastante funcional y muy académica, por así decirlo. Creo que aquí sí se lo podrían haber otorgado a Fincher o a Aronofsky, si bien lamento que esta vez ni se nominara a Danny Boyle por “127 horas” (parece que este año el estilo videclip ya no gustaba)

Y hablando de Aronofsky… si no fuera por Portman, su “Cisne negro” se hubiera ido de vacío, y es que está claro que ha sido una de las grandes perdedoras de la noche junto a “Valor de ley”. En mi opinión, no creo que mereciera mayor reconocimiento (una interesante propuesta, pero ni de lejos la obra maestra que me venden todos), y encuentro justo que el Oscar a Mejor Película se lo llevara “El discurso del Rey”, que me dejó mejor sabor de boca que sus más directas rivales. De todas formas, hay que decir que prácticamente la totalidad de las nominadas estaban bastante infladas (=sobrevaloradas) cara a los premios, aunque en mayor o menor medida todas me gustaron. Quizás el film de Hooper es más del gusto de la academia que otras propuestas, pero no creo que eso sea motivo para restarle méritos como gran triunfador de la ceremonia.


Se puede estar más o menos de acuerdo con los premios otorgados, pero lo cierto es que nadie duda que la gala fue de lo más sosa. Creo que Hatthaway debería repetir en la próxima entrega, pero esta vez junto a Hugh Jackman, que ya demostró sus aptitudes en los Oscars de 2009. Seguro que los dos formarían una buena pareja, y sólo faltaría que lo escrito por los guionistas estuviera a su altura.

Por lo demás, poca cosa a destacar salvo, quizás, el momento musical con la orquestra tocando conocidas bandas sonoras o Gwyneth Paltrow cantando del tema “Coming Home”, nominado a Mejor Canción Original (y mi favorita, por cierto). Creo que la actriz podría darle unas cuantas clases de canto a Scarlett Johansson (y ya que está, también unas cuantas de interpretación)

Saludos ;)

P.D.: ¿Se me pasó a mi u olvidaron mencionar a Jean Simmons en el repaso a los fallecidos?

P.D.: La ausencia de Di Caprio después de su trabajo en Inception y/o Shutter Island es algo que clama el cielo, más cuando ya lo ningunearon de mala manera por “Revolutionary Road”. Y grave también la ausencia del film de Scorsese, que podría haber rascado algo en categorías menores (fotografía, dirección artística…) o incluso en guión adaptado.