viernes, agosto 27, 2010

“Predators” (2010) - Nimród Antal

crítica Predators 2010 Nimród Antal
A principios de la década de los ochenta, cayó en manos de la Fox un guión escrito por los hermanos Jim y John Thomas titulado “Hunter”. Dicho guión, escrito en 1983 y vendido al estudio al año siguiente, se convertiría luego en película bajo el título de “Predator” (Depredador)

En ella, un comando de mercenarios contratados por la CIA era enviado a la selva Centroamericana en una supuesta misión de rescate. A su llegada, se daban cuenta que alguien o algo les observaba muy de cerca, y no eran precisamente los guerrilleros a los que debían hacer frente. Tras cumplir su objetivo sin bajas, el viaje de regreso se convertía para ellos en un verdadero infierno debido a la desafortunada presencia de un implacable cazador alienígena dispuesto a aniquilarles uno a uno.

El film fue un rotundo éxito de taquilla y terminó de afianzar a Arnold Schwarzenegger, su estrella protagonista, como héroe de acción, a la vez que servía como magnífica carta de presentación -dentro del género- para su director, John McTiernan, que a posteriori se convertiría en uno de los mejores artesanos –para mí el mejor- de su época, con títulos a sus espaldas como La jungla de cristal (1988), La caza del Octubre rojo (1990) o El último gran héroe (1993), entre otras.

La monstruosa criatura venida del espacio, el Predator, se convertiría también, por derecho propio, en uno de los alienígenas más míticos de la historia del cine, junto al ya por entonces célebre Alien de Ridley Scott.

Como toda película de éxito que se precie, la secuela no tardaría mucho en llegar (amén de las copias y plagios que también originó). Desgraciadamente, tanto Schwarzenegger como McTiernan tenían la agenda ocupada, así que hubo que hacer retoques en el guión (eliminar al personaje de Dutch/ Schwarzenegger, por ejemplo) y buscar reemplazos.

La dirección recayó en el jamaicano Stephen Hopkins, cuyo anterior trabajo había sido la quinta secuela de la saga Pesadilla en Elm Street. El papel destinado al austriaco fue convenientemente modificado y adjudicado a Gary Busey, actor que después de interpretar al villano de “Arma Letal” volvería a coincidir aquí con Danny Glover, asumiendo este último el rol protagonista de la película.

El cambio de escenario (la exótica jungla centroamericana por la “jungla de asfalto” de Los Ángeles), de estrella principal y de director no pareció jugar muy a su favor, y el resultado en taquilla fue desalentador. Aún cubriendo costes, la película no llegó a ser un éxito y fue –injustamente- denostada por público y crítica (aunque estos últimos tampoco es que fueran muy indulgentes con la original), lo que anuló cualquier posibilidad de continuar la saga.

Cierto es que comparándola con su predecesora, esta segunda parte resultaba inferior (ya tenía las de perder…), pero no por ello era una nefasta continuación, sino más bien un estimable entretenimiento que, entre otras cosas, amplió la mitología del personaje. De hecho, el guiño al cráneo del alien de Scott propició el crossover comiquero, el cual años más tarde nos devolvería, con peor fortuna ahora sí, a Depredador a la gran pantalla (aunque a estas Alien vs Predator habría que darles de comer a parte)

Para volver a ver en solitario a una de las criaturas más emblemáticas y mortíferas de la ciencia-ficción, ha habido que esperar 20 años. Y he aquí el resultado.


Un grupo de guerreros de élite son arrojados a una selva sin saber cómo ni quién les ha capturado y llevado hasta ese lugar. Desconcertados pero bien armados, formarán una piña para intentar averiguar qué es lo que ha ocurrido y por qué les han juntado sin despojarles de sus armas. Cuando descubran que han sido llevado a otro planeta para servir de presa de unos cazadores alienígenas, empezará la lucha por la supervivencia.

Con la excepción de un médico desprestigiado, todos ellos son unos desalmados asesinos -mercenarios, yakuzas, presidiarios, miembros de escuadrones de la muerte-, “depredadores” humanos que ahora serán cazados y eliminados sistemáticamente por otra raza depredadora superior. Sólo los más fuertes y astutos podrán sobrevivir.



Si algo funciona, ¿para qué cambiarlo? Eso debió pensar Robert Rodríguez cuando allá por el 94 le encomendaron la escritura de un guión para continuar la saga de Depredador. El director y guionista mexicano afrontó la petición buscando repetir las claves del éxito del film original (del cual se considera ferviente admirador). Para ello, nada mejor que mantener la misma fórmula de “grupo de mercenarios vs alienígena”, pero aportando ideas propias y aumentando el número de “depredadores” que iban a dar caza a las presas humanas.

Los cimientos de ese guión son los que, años más tarde y con un poco de reescritura, han servido para crear “Predators”.

Ejerciendo de productor y supervisor, Rodríguez ha dejado las riendas del proyecto en manos de Nimród Antal, director húngaro americano que después de Kontroll, se debut tras las cámaras, comenzó a dar sus primeros pasos en Hollywood con películas de bajo presupuesto y escasas pretensiones como “Habitación sin salida (Vacancy)” y “Blindado (Armored)” (Curiosidad: el título –original- de todas sus películas hasta la fecha lo forma una única palabra)

La cinta que nos ocupa es otra serie B en su filmografía, pero no es cualquier serie B. Es la secuela de una de las películas de ciencia-ficción y acción más emblemáticas de los 80 (y de todos los tiempos), por lo que aquí su trabajo y el de Rodríguez iba a ser observado con lupa.

Como ya he mencionado en párrafos anteriores, la fórmula inicial concebida por los hermanos Thomas se repite aquí con mayor o menor similitud y acierto. De nuevo, tenemos a un grupo de tipos duros armados para hacer frente a la amenaza. La diferencia estriba en que ya no son un comando de élite acostumbrado a trabajar juntos sino un grupo de asesinos y mercenarios habituados a combatir por su cuenta contra el enemigo. Otra diferencia -y no serán pocas-, es que no se encuentran en una jungla terrestre (aunque la fauna bien podría hacernos creer que sí…), sino en un planeta que sirve a los predators como coto de caza para soltar a sus presas, ponerlas a prueba y luego cazarlas y despedazarlas.

Por supuesto, el aumento de “cazadores” es otro factor en contra añadido, por lo que las posibilidades de supervivencia se ven reducidas considerablemente.

Con Royce a la cabeza (el personaje interpretado por Adrian Brody) y a regañadientes, este grupo de guerreros hará frente común a la amenaza en un territorio desconocido para ellos.
La presentación de personajes es rápida pero certera. De hecho, no se necesita mucho más, ya que algunos de ellos serán mera carnaza para los predators; y a los que logren sobrevivir al primer asalto ya los iremos conociendo a medida que transcurran los minutos. De todas formas, en una producción de estas características no se necesita mucho más, y con cuatro pinceladas que definan bien a nuestros protagonistas (desde sus virtudes hasta sus puntos flacos), nos basta para seguirles con atención a lo largo de la caza.


Los primeros minutos se apoyan en el misterio y el suspense que provoca la situación en sí misma; esa incertidumbre de tener a unos perfectos desconocidos en un lugar inhóspito, sin recordar siquiera cómo han sido traídos hasta allí ni cuál es el propósito de ello. Para los que ya conocemos a los “simpáticos” depredadores, el factor sorpresa es prácticamente nulo, pero aún así la narración que imprime Antal es lo suficientemente eficaz como para mantenernos alerta tanto a aficionados como a ajenos a la franquicia (aunque está lejos del pulso narrativo que tan bien imprimía McTiernan)

Al igual que los cazadores, el espectador observa al grupo para conocer a sus componentes, ve cómo se relacionan entre sí y averigua cómo manejan la desconcertante situación.

Royce es el que llevará la voz cantante y el que trazará el plan que les llevará a descubrir no sólo que se hallan en otro planeta –el menor de sus problemas- sino que han sido capturados como divertimento, como presas de caza de unos despiadados seres alienígenas.

A partir de ahí, lo que viene no es difícil de imaginar: la cacería en estado puro.

Las bazas con las que cuenta Antal son básicamente los hándicaps que afrontan los propios personajes, es decir, el hecho, por ejemplo, de que éstos no se conozcan y deban confiar entre sí, pudiendo ser engañados o traicionados en cualquier momento, lo que supone un aliciente para al espectador al no poder “fiarse” de ellos ni saber cómo van a reaccionar (aunque el supuesto golpe de efecto final se ve a leguas desde el principio)

Luchar en un terreno que, al contrario que sus cazadores, ellos desconocen por completo, será otra desventaja, aunque a éste no se le saca demasiado partido, ya que la selva es un elemento muy secundario, y aquí no supone una amenaza en sí misma, más allá de lo que supondría cualquier otra selva terrestre (podrían haber aprovechado para hacer del planeta un enemigo más).

Pero quizás lo peor para ellos y lo mejor para nosotros sea el aumento de cazadores y la aparición, por vez primera, de sus “perros de caza”, unos bicharracos con muy malas pulgas –y tan o más feos que los propios predators-, que amplían un poco más la mitología del universo predator (además de otro detalle que más adelante se nos desvelará)

El guión es tan esquemático y sencillo como pudiera serlo el de “Depredador”, y a su vez, tan efectivo y acorde con sus pretensiones como aquél. Esta es una película de acción, y por ello, ésta es la que prima la mayor parte del tiempo. Vale decir que, además de bien rodada (Antal sabe muy bien dónde colocar y cómo mover la cámara), está correctamente dosificada a lo largo del metraje, consiguiéndose, además, que los “tiempos muertos” se digieran con facilidad y contribuyan a ensamblar y fortalecer la beneficiosa sencillez de la trama (apuntes sobre el carácter y el pasado los personajes o el proceder de los depredadores, etc.)

La violencia que ostenta no es muy desmesurada y la mayor parte de las amputaciones afectan a los predators, pero aún así, humanos y alienígenas sangran, y eso siempre es de agradecer en un film de estas características.

Hay que apuntar también que los efectos especiales están conseguidos y que el uso del ordenador está limitado a casos muy puntuales. Se recurre a él tan sólo cuando es realmente necesario (como en la original), dejando que el maquillaje, las caracterizaciones y los trucajes tradicionales hagan la mayor parte del trabajo. Esto le otorga cierto regustillo a producción de los 80-90, notándose así la acertada mano de Rodríguez como productor.

Del reparto tampoco se pueden sacar pegas. Todos cumplen con su papel, lo cual tampoco es difícil viendo que físicamente dan el pego. Incluso Alice Braga, que viendo algunas de sus últimas películas (Soy Leyenda o la bizarra Repo Man), parece que no le hace ascos al cine de acción. Obviamente, hay personajes/actores que nos gustaría verlos más tiempo en pantalla (a uno en particular, se le podría haber sacado mucho más provecho) y puede que su presencia nos sepa a poco (no diré nombres para no caer en el spoiler), pero hay que conformarse con lo que hay y agradecer que tengan su pequeño momento de gloria.

También es cierto que, al principio, todos recelamos de Adrien Brody, ya que con su físico y su filmografía no nos cuadraba mucho su fichaje. Sin embargo, el primer tráiler despejó un poco nuestras dudas (o al menos las mías), y hay que decir que el actor convence gracias sobre todo al personaje que le han escrito. A fin de cuentas, la intención no era la de emular al Dutch de Schwarzenegger – cosa, por otra parte, imposible- sino crear a otro tipo de personaje, más del tipo antihéroe, para evitar así las odiosas comparaciones. Eso no quita que acabe también recurriendo al estado más primitivo del ser humano para hacer frente a la bestia parda que es el predator. De hecho, el desenlace es muy del estilo del original, como casi toda la película. Y es que Predators bien podría pasar por un homenaje en toda regla de la de McTiernan. No sólo por repetir la fórmula de aquella sino también por la cantidad de guiños que nos ofrece y que van desde el armatoste de ametralladora (una mini gatling) que lleva el ruso hasta la referencia directa al suceso de la primera entrega contado por uno de los personajes, pasando por el Yakuza que emula el cara a cara de Billy (el indio de la primera) o la genial canción ”Long Tall Sally” de Little Richard que suena en los créditos finales y que, recordemos, sonaba mientras Dutch y su equipo viajaban en helicóptero hacia la selva.

No podemos negar que si esta secuela funciona, es gracias a todos esos elementos, además del buen oficio delante y detrás de la cámara.

La secuela de Antal se situaría entre la primera y la segunda entrega (anclada ésta en una especie de futuro cercano), si bien no es necesario haber visto a su predecesora para ponerse al día, ya que la información necesaria nos viene dada en la propia película, amén de empezar siguiendo la misma pauta de no mostrar al bicho hasta bien entrados en materia.

Se respetan, además, todas las características básicas del Predator (visión térmica, imitación de sonidos, camuflaje invisible, etc.) y se aporta alguna de nueva, que nunca está más.

“Predators” es, por tanto, una digna y satisfactoria secuela de la saga y una monster movie francamente disfrutable. Es el mejor regreso que podría tener el depredador a la gran pantalla, y viendo cómo dejan claramente la puerta abierta a la secuela, ¿quién no se apuntaría a otra? Un servidor lo tiene claro: rotundamente sí (y quizás, con un poco de suerte, en la cuarta veamos el planeta Predator en todo su esplendor, aunque eso ya lo veo un poco difícil, a menos que aumenten considerablemente el presupuesto)


Lo mejor: el regustillo a película de los 80-90.

Lo peor: que a fin de cuentas, sea una especie de "copia" de la original.



Valoración personal: Correcta-Buena

viernes, agosto 20, 2010

“Salt” (2010) - Phillip Noyce

crítica Salt 2010 Phillip Noyce Angelina Jolie
Primero empezó llamándose Edwin A. Salt, con Phillip Noyce en la silla de director y Tom Cruise como estrella protagonista. Luego pasó a titularse simplemente “Salt” cuando el actor se bajó del carro y hubo que encontrarle sustituto; o mejor dicho, sustituta. Y es que la siempre cotizada Angelina Jolie se hacía con el papel principal en este thriller de espías, por lo que el nombre del protagonista pasaba de ser un hombre (Edwin) a una mujer (Evelyn), obligando así a su guionista, Kurt Wimmer, a reescribir el guión para hacer encajar este cambio de sexo en la historia.

Lo que iba a ser un vehículo para lucimiento exclusivo de Cruise pasó a ser exactamente lo mismo para Jolie, algo que ya queda bastante claro tan sólo con ver el cartel que luce la película, siendo la actriz el principal y único reclamo de ésta.

En cierto modo, quizás esta sustitución haya beneficiado la taquilla del film, o al menos en lo que se refiere a la doméstica, ya que por estas fechas lleva recaudados 96 millones de dólares, 22 millones más de lo que ha hecho, por ejemplo, “Noche y Día” de Cruise, llevando esta última un mes más en cartelera. Claro que aún siendo ambas películas de acción y espías, también son dos propuestas distintas, por lo que habría que tener en cuenta otros factores, como el tono o el público al que van dirigidas para saber si realmente el cambio ha sido o no clave en su recaudación. Por otro lado, habría que añadir la propia calidad de la película, ya que hasta el momento “Salt” ha contado tanto con el favor del público como con el de la crítica.

Y a fin de cuentas, esto es lo que a nosotros nos interesa: la calidad del producto y no lo que éste recaude, aunque viendo lo que ha costado (unos demasiado abultados 110 millones, que en gran parte se deberán al caché de Jolie, porque para lo que se ve, no lucen tanto), seguramente el estudio se preocupe más de lo otro.


Evelyn Salt (Jolie) es una agente de la CIA que juró servicio y lealtad a su país. Ahora, dicha lealtad se verá puesta a prueba cuando un desertor la acuse de ser una espía rusa. Antes de acabar en una sala de interrogatorio, Salt decidirá darse a la fuga.

Utilizando todo lo que ha aprendido en sus años de experiencia como agente encubierto, tratará de evitar ser capturada y buscará probar su inocencia ante el FBI y su propia agencia. Sin embargo, su comportamiento aún sembrará mayores dudas acerca de su verdadera identidad.


La pregunta sigue en el aire: “¿Quién es Salt?”.



Pues Salt es una espía que se pasará gran parte de la película huyendo del FBI y de la CIA, a la vez que tratará de resolver ella solita el entuerto en el que le ha metido el presunto desertor.

La película es un “non stop” desde el momento en que se descubre que Salt podría ser una espía rusa. A partir de ahí, el ritmo es intenso y trepidante, sin dejar apenas respiro al espectador.


La presentación de los personajes es rapidita, por lo que enseguida se entra en el meollo de la cuestión. Justo después de revelarse la posible identidad oculta de la protagonista, es cuando empieza una carrera a contrarreloj en la que no sólo peligrará su vida sino también la de altos cargos políticos.

Como guionista, Kurt Wimmer es capaz de lo mejor (El secreto de Thomas Crown, Equilibrium) y de lo peor (Esfera, Ultravioleta). En general, se decanta por los thrillers, y aunque de buenas a primeras sus premisas suelen ser apetecibles, siempre hay algún momento en que la cosa se le va un poco de las manos. A menudo, suele ser la inverosimilitud con la que lleva a cabo la resolución final. Y aquí, desde luego, no es la excepción, aunque entraría dentro de los límites aceptables (no cómo en Un ciudadano ejemplar, cuyo desenlace manda al garete una película de venganzas de lo más disfrutable)

Aún así, la trama está más o menos bien construida y se aguanta la mayor parte del tiempo sin ponerle demasiadas pegas. Además, el ritmo es frenético y la acción constante, con lo tampoco hay mucho tiempo para relejarse y darle al coco, y menos con unos ajustados 100 minutos, duración que a un producto de estas características le sienta de perlas.

Existe el siempre agradecido –y mayormente fallido- intento de jugar un poco al despiste sobre la verdadera identidad e intenciones de la protagonista, pero está claro que visto un thriller, vistos todos, y uno sabe perfectamente el papel que va a desempeñar Jolie. Por ello, casi cualquier intento de sorprender al espectador con algún giro de guión o golpe de efecto termina cayendo en saco roto, aunque se las apañe suficientemente bien para que al menos resulten complacientes.

Las pretensiones de darle algo de profundidad a Salt y a su relación con su marido se quedan en el mero intento, ya que en ese aspecto es una película bastante hueca. Lo importante es ver como la protagonista se las apaña para poner en jaque al FBI y a la CIA, y comprobar que más que una espía, es una superespía a la que no se le resiste ningún obstáculo.


Angelina Jolie tiene sobrada experiencia en este tipo de papeles, así que no le cuesta mucho ponerse en la piel de la protagonista. Está bastante habituada a poner cara de perdonavidas y a empuñar un arma, aunque con esa acusada delgadez de la que hace gala, algunas piruetas se me antojan excesivas (los saltitos por la autopista… )

La actriz está bien acompañada por Liev Schreiber y Chiwetel Ejiofor, quienes interpretan a sus perseguidores y que se limitan a cumplir como secundarios de turno, ya que el peso de la cinta recae básicamente en ella.

Phillip Noyce (que ya trabajó con Jolie en la correcta “El coleccionista de huesos”) es un director bastante irregular, pero también es un tipo con bastante oficio si el guión acompaña, y su forma de rodar a la vieja escuela es lo que le da un cierto toque a thriller de los 90. Además, las escenas de acción están resueltas eficazmente y sin demasiados aspavientos, y tirando más de dobles que de ordenador, lo cual siempre aporta algo de credibilidad –por muy fantasmona que sea la secuencia- a lo que uno ve en pantalla.

Como ya he sugerido anteriormente, el mayor achaque que le podemos hacer a la película es el final, dado que algunos detalles resultan un tanto inverosímiles o pillados por los pelos SPOILER --- la máscara a lo Misión Imposible, que en la saga de Ethan Hunt el tono fantasioso y el hecho de recurrir a los propios actores ayudaba a dar el pego, mientras que aquí es bastante risible y no cuela; los saltitos que Salt se pega en el ascensor; el argumento que justifica el “cambio” de bando de Winter/Schreiber o lo poco convincente que resulta que el agente de la CIA deje marchar a Salt para llevar a cabo su personal venganza, y dar así paso a una futurible secuela --- FIN SPOILER
De todas formas, son pequeñeces para un film de carácter claramente palomitero. Un thriller de acción sumamente entretenido y bien ejecutado, aunque a veces ralle lo imposible o recuerde a otros (como El Fugitivo, La sombra de la sospecha o la mismísima saga Bourne)


Lo mejor: que es muy entretenida.

Lo peor: el tramo final roza lo inverosímil.


Valoración personal: Correcta

sábado, agosto 14, 2010

“Killers” (2010) - Robert Luketic

crítica Killers 2010 Robert Luketic
Después de “Exposados”, “Noche loca” y la reciente “Noche y día”, “Killers” es la última película que faltaba para llenar el cupo de comedias románticas de acción que se han estrenado este año.
De todas ellas, ésta es la que tiene a la pareja protagonista más joven, pero en vista de su taquilla actual, no parece que eso sea mucho reclamo para el público.

Jen es una técnica informática que llega de vacaciones a Niza acompañada de sus padres con la idea de recuperarse de una dolorosa ruptura sentimental. Spencer es un superagente secreto que llega a la ciudad francesa para llevar a cabo una misión. Ambos se hospedan en el mismo hotel, y cuando coinciden en el ascensor, surge entre ellos el amor a primera vista (el torso desnudo de él habrá influido lo suyo)

Spencer, harto ya de su trabajo, decide sentar cabeza junto a Jen, así que tras unas románticas vacaciones, acaban casándose.


Tres años después, la pareja disfruta de un idílico matrimonio… hasta que el pasado de él surge de forma tan imprevista como molesta. Al parecer, alguien ha puesto precio a su cabeza.


A Spencer no le quedará más remedio que sincerarse con Jen e intentar averiguar quién le desea ver muerto y porqué. Por si el hecho de hacer frente a un grupo de asesinos no fuera suficiente, el ex agente deberá preocuparse también de salvar su matrimonio.



El director Robert Luketic prosigue con la comedia romántica, género al que más atención le ha dedicado a lo largo de su carrera. Debutó primero con la exitosa “Una rubia muy legal”, y otras tantas le siguieron hasta llegar a “La cruda realidad”, su película más taquillera hasta la fecha (205 millones de dólares de recaudación por tan sólo 38 de presupuesto)

El interesante thriller “21 Black Jack” (su trabajo más decente) ha quedado ya como un mero espejismo dentro de su filmografía.

Precisamente, por lo poco que invierte en sus películas y lo mucho o bastante que, en comparación, suele recaudar, los productores debieron pensar que sería el director ideal para una nueva comedia, pero añadiendo esta vez unos toques de acción, algo que sin duda permitiría ampliar el rango de público al que va dirigida. Pero parece que el tiro –nunca mejor dicho- les ha salido por la culata…


Luketic vuelve a tener bajo sus órdenes a Katherine Heigl, actriz que ha vivido una resurrección profesional gracias a la serie “Anatomía de Grey”, lo que le ha permitido volver a la gran pantalla y ser considerada como la nueva “novia de América” (título que han ostentado actrices como Julia Roberts, Sandra Bullock o Meg Ryan)

Como pareja, nadie mejor que otra cara guapa y joven de Hollywood, Ashton Kutcher, otro al que le van las comedias.

Ambos encabezan el reparto de “Killers” en los papeles de Jen y Spencer, respectivamente. Físicamente dan el pego, pero no se puede decir que haya mucha química entre ellos.

Heigl se esfuerza tanto en no perder la compostura, no despeinarse y estar sexy en cada plano, como en caer simpática al espectador. Lo cierto es que a la actriz se le da bien la comedia, por lo que su actuación es convincente, aunque de vez en cuando haya momentos en los que nos saque de quicio con sus chillidos y su autoritarismo (si bien he de admitir que su presencia es más soportable de lo que pensaba en un principio, a juzgar por el trailer)

Kutcher, que resuelve con fortuna las escenas de acción, es un cero a la izquierda al lado de ella. El actor se muestra bastante apático la mayor parte del tiempo, y no parece creerse demasiado su personaje (aunque con lo que le han escrito, tampoco me extraña)

En films como “El Efecto Mariposa” o “The Guardian” lo he visto más acertado que aquí (incluso haciendo de lerdo en “Colega, ¿Dónde está mi coche?” o en la serie ”Aquellos maravillosos 70”)

De todas formas, la trama urdida por Bob DeRosa y Ted Griffin tampoco es que sea gran cosa, con lo que un actor mejor hubiera servido de poco.


“Killers” es una especie de mala copia de “Mentiras Arriesgdas” mezclada con un poquito de “Sr&Sra Smith”. No le llega ni a la suela de los zapatos a la de Cameron, pero quizás para algunos se haga más digerible que el espantoso vehículo para lucimiento de “brangelina”, lo cual tampoco es decir mucho.

Los primeros minutos ya nos indican por donde van a ir los tiros. Tiene algunos momentos dignos de postal romantico-pastelosa (aquellos en que la parejita empieza a conocerse), pero dentro de lo que cabe, tampoco son una mala carta de presentación para el que asiste a la sala sabiendo a lo que va.

Luego la película se desmadra un poco y se va volviendo más boba a medida que transcurren los minutos, saliendo asesinos hasta de debajo de las piedras para acabar con Spencer (aunque eso más o menos está justificado)

No le vamos a negar que tiene algún que otro momento lúcido y hasta simpático (la escena del supermercado), pero en general no ofrece nada que no hayamos visto antes y mejor. Luketic tampoco está muy acostumbrado a las escenas de acción, y eso se nota, por lo que no hay ninguna que sea realmente destacable. Un par de persecuciones (a coche y a pie) sin demasiado interés y unos cuantos tiroteos en la misma línea. Lo mejor son un par de enfrentamientos cara a cara entre Spencer y sus verdugos, que están bastante bien coreografiados.

Eso y algunas discusiones de pareja con cierta chispa hacen más distraída la cinta. Ahora bien, el intento de rematar la trama con un giro final sorpresa es de lo más lamentable y no se lo deben creer ni los propios guionistas.

Tom Selleck y Catherine O'Hara también andan por ahí como los veteranos secundarios. Cuentan con un papel más bien reducido, aunque tienen su gracia (sobre todo O'Hara como la madre alcohólica de Jen)

Por lo demás, “Killers” es una pobre y tontorrona comedia de acción y romance que está muy por debajo de sus semejantes, aunque aburrir no aburre.

Recomendada exclusivamente a los fans de Heigl y de Kutcher.


Lo mejor: que uno no se aburre.

Lo peor: Ashton Kutcher.


Valoración personal: Regular

viernes, agosto 06, 2010

“Origen (Inception)” (2010) – Christopher Nolan

Origen Inception 2010 Christopher Nolan
Tras asombrar a propios y extraños con “El Caballero Oscuro”, y posicionarse ésta como una de las películas más taquilleras de todos los tiempos, Christopher Nolan decidió aparcar la saga del superhéroe de DC para embarcarse en un proyecto más personal, aunque de igual o incluso mayor envergadura.

Lo poco que sabíamos de este nuevo film es que estaría basado en una historia y guión propios, y que se enmarcaría en el género de la ciencia-ficción. Luego llegaría la frase descriptiva que nos dejaría a todos descolocados: la historia iba a tener lugar en el "interior de la arquitectura de la mente". A saber qué diablos quería decirnos Nolan con eso…

Poco a poco, y a golpe de fichajes, la película fue cobrando un mayor interés, hasta que por fin llegó el primer teaser. Un avance breve pero impactante que dejó a muchos con la boca abierta.

Ya han pasado meses de eso, y en este tiempo hemos visto el tráiler y nos ha quedado mucho más claro el argumento. Lo último que nos quedaba era comprobar si la calidad de la cinta estaría a la altura de las expectativas.


Dom Cobb (Leonardo DiCaprio) es el mejor del mundo en el arte de la extracción, es decir, en apropiarse de los secretos del subconsciente justo en el momento en que la mente de la víctima es más vulnerable: durante el sueño.

Su habilidad le convierte en un hombre muy codiciado en el mundo del espionaje corporativo, pero también le ha causado problemas que le han convertido en un fugitivo internacional.

Gracias a la oferta de un inesperado nuevo cliente, Cobb tendrá la oportunidad de redimirse y recuperar la vida que una vez perdió y que tanto anhela. Esta vez, no obstante, la tarea a desempeñar será mucho más complicada, ya que no consiste en sustraer una idea del subconsciente sino en implantarla; lo que suele llamarse como “origen”.

Para conseguir su propósito, Cobb reunirá a un eficiente equipo de colaboradores y urdirá un complejo plan con el que introducirse en la mente de su futura víctima.


Si la tarea de Cobb es difícil, la mía no es lo menos a la hora de hablaros de esta película sin revelaros más datos de los que necesitéis saber.

Por lo pronto, conviene decir que “Origen” tiene una trama compleja pero no complicada, es decir, que con un poco de atención es fácilmente comprensible, aunque luego en su tramo final vaya enmarañándose sobremanera.

Los propios personajes se encargan de explicarnos cómo funciona el mundo de los sueños y cuál será su tarea en él a la hora de realizar la “inception” que da título al film (lo que para nosotros es origen)

Ya en los primeros minutos nos adentramos de lleno en la historia, lo que puede ser un tanto confuso debido a lo poco o nada que sabemos de la trama. Obviamente, aquí se juega con el factor sorpresa, introduciendo al espectador en la acción nada más empezar, pero sin revelarle los detalles de la misma hasta que el suceso de presentación llega a su fin.

Luego de esto llega el encargo de “origen”, lo que llevará al protagonista a reclutar al equipo necesario para llevar a cabo la difícil tarea de introducir una idea en el subconsciente de su víctima. Una idea que debe incrustarse en su cabeza como si fuera propia y que eso le lleve a actuar como ellos deseen.


Lo cierto es que las comparaciones que se han establecido entre la película de Nolan y Matrix no son gratuitas, pero tampoco son exactas. De hecho, recuerda también a Dark City (más que nada porque la película de los Wachowski se “inspiró” en la obra magna de Proyas), La Celda o incluso la reciente Shutter Island, también con DiCaprio (especialmente en el tramo final y en lo que respecta al personaje de Cobb).

Pero estas comparaciones son algo inevitable teniendo en cuenta que se toca el mismo género y una temática similar; y que al fin y al cabo, el cine se nutre del cine, y actualmente es prácticamente imposible encontrar una película 100% original. Así que pese a todo, Origen tiene su propio sello, su propia personalidad y sus propias reglas, y en una época plagada de remakes, secuelas y refritos, nadie debería cuestionarle el adjetivo “original”.

Precisamente esas reglas que Nolan establece sobre el mundo de los sueños son lo que dan más juego a la trama (el desfase temporal/horario entre el sueño y la realidad, la modificación del espacio, las autodefensas de las víctimas, la forma de despertarse o caer en estado comatoso, etc.). Además, no tira de demasiada parafernalia para impactar al espectador y los efectos especiales son un apoyo a la historia y no un fin en sí mismos. A eso unamos una forma de rodar elegante y contemplativa en la que las escenas de acción –muy al estilo Michael Mann y quizás demasiado moviditas- son un mero trámite para desencadenar otros sucesos que hacen avanzar el relato, y un reparto de lo más competente, y ya tenemos ante nosotros a una de las mejores propuestas del año.

Esto no significa que estemos ante una película perfecta, pero sí muy recomendable.

Uno de los puntales de la misma es su personaje principal, que nos guía a través del mundo de los sueños atormentado por un oscuro pasado y condenado a dudar constantemente de lo que es real y de lo que no lo es (atención al detalle de los tótems, algo que será crucial durante y al final de la historia)

DiCaprio vuelve a demostrar aquí que es uno de los mejores actores, sino el mejor, de su generación. Una sólida interpretación que reafirma su calidad como intérprete, y el por qué los más grandes de Hollywood (Scorsese, Scott, Spielberg…) quieren tenerlo en sus películas.

El actor sobresale entre el resto de sus compañeros tanto por su trabajo como por el elaborado rol que le ha tocado llevar a cabo. Y es que si bien el resto de actores y actrices están también a la altura de las circunstancias, sus personajes son algo más superficiales o están mucho menos desarrollados (no sabemos nada de sus vidas, de sus motivaciones…) De hecho, en el plano actoral, los únicos que pueden permitirse mayor lucimiento son Marion Cotillard (que está excelente), Cillian Murphy y, a ratos, Ellen Page. El resto, aunque imprescindibles, no son más que meros peones en la partida orquestada por Nolan (el papel de Tom Berenger es un regalo para el actor –al igual que lo fue el de Rutger Hauer en Batman Begins- y la presencia de Michael Caine es meramente anecdótica)


La narración es pausada, que no es lo mismo que lenta o pesada, pero quizás el excesivo metraje (dos horas hubieran bastado) provoque algún que otro bajón en el ritmo de la película. Aún así, el tiempo transcurrido no parece tanto, y si uno se sumerge completamente en la trama, el entretenimiento está asegurado.

Quizás algún tramo, como el final, se perciba un tanto alargado (esos 10 segundos para que la furgoneta termine en el río se hacen un poco eternos, aunque el montaje entre los sueños es espléndido), pero por lo demás, Nolan mide bastante bien el tempo de las secuencias y, como ya he comentado anteriormente, tampoco tiene intención en recrearse en la espectacularidad de los momentos más efectistas y digitalizados (y muy bien digitalizados, que conste en acta), sino en darle un carácter algo más épico una historia que perfectamente podría prescindir de acción y aún así seguiría siendo igual de adictiva.

También cuenta con algún que otro toque de humor –las puyas entre los personajes de Gordon-Levitt y Hardy, por ejemplo- que alivia un poco la tensión imperante.

Con todo, tan sólo resta decir que “Origen” es un notable, intenso e hipnótico thriller de ciencia-ficción en el que Nolan confirma nuevamente que el cine comercial puede ser también inteligente. Un especie de regreso a sus orígenes (Memento), pero con casi 20 veces más de presupuesto (aunque la historia/guión es lo que sigue importando y estando por encima de todo lo demás)

P.D.: El plano final es de lo más puñetero y Nolan lo sabe. Lo dejaré para los comentarios, pero ya advierto que no es tanto lo que se ve sino lo que no se ve pero sí se intuye. Ahí lo dejo.


Lo mejor: el guión; que sea una película comercial pero inteligente.

Lo peor: el excesivo metraje; que sea una rara avis en el pobre panorama cinematográfico actual.


Valoración personal: Buena