miércoles, octubre 21, 2009

"La huérfana" (2009) - Jaume Collet-Serra

Crítica La Huérfana
Que el llamémosle, subgénero de “niños diabólicos” (por no decir otra palabra), está más sobado que el pomo de una puerta, es algo que ya sabemos todos. Así que cuando uno aborda dicha temática, probablemente sólo tenga dos formas mediante las cuales intentar contentar al público: o bien aportando algo de originalidad a la trama, o bien tratando de usar con eficiencia los no pocos clichés que tiene a mano. Ninguna de las dos opciones te asegura el éxito, pero si hay algo de talento detrás (bien en el guión, bien en la dirección), puede que salga a un producto lo suficientemente decente como para dejar satisfecho al espectador medio (o a veces incluso, al más exigente)

Quién más quién menos tiene en mente películas de este tipo y para todos los gustos: “La semilla del diablo” (Rosemary's Baby) , “La profecía” (The Omen) “Los chicos del maíz”, “El Exorcista”, “El pueblo de los malditos” (Village of the Damned) o “Hellion, el ángel caído (Whisper)” entrarían en la categoría de niños diabólicos de origen sobrenatural, pero también las hay en que la maldad del susodicho/a es innata, como en el “El Otro”, “El buen hijo” o la más reciente “El hijo del mal (Joshua)”. Hasta un español, Narciso Ibáñez Serrador, allá por los setenta, se atrevió con su particular visión del tema en “¿Quién puede matar a un niño?”.

En los últimos tiempos parece que la moda ha vuelto. En el 2007 tuvimos las citadas Hellion y Joshua. La primera no he tenido el gusto de verla y la segunda no estaba mal como thriller psicológico (a destacar el papel de Rockwell), aunque no era muy remarcable. Este año la primera en estrenarse ha sido “Expediente 39” (tan entretenida como olvidable), que estuvo su tiempo durmiendo en un cajón y que ahora que se ha estrenado lo ha hecho estrellándose en taquilla (¿será por –la difícilmente soportable- Zellweger?); y el viernes pasado le tocó el turno a “La Huérfana”, que primero se ha paseado por el reciente Festival de Sitges cosechando muy buenas críticas y haciendo compañía a otra película de niños cabroncetes como es The Children (ésta no creo ni que llegue a estrenarse en nuestras carteleras, pero os la recomiendo encarecidamente)

Kate (Vera Farmiga) y John Coleman (Peter Sarsgaard) son una pareja con dos hijos decidida a adoptar a un tercero,tras perder, tiempo atrás, al bebé que estaban esperando. Así que llegado el día, se dirigen al orfanato local con la intención de hacer su elección. Una vez allí, se sienten cautivados por Esther (Isabelle Fuhrman), una niña de aspecto angelical, buenos modales e inusitada inteligencia dada su corta edad. Kate y John no se lo piensan dos veces y deciden adoptarla de inmediato. La llegada de la muchacha a la casa de los Coleman es recibida con cierto recelo por Daniel, el hijo mayor, pero con mucho entusiasmo por parte de Max, la pequeña de la casa.

Al principio todo parece marchar con normalidad, intentando todos adaptarse a la presencia de un nuevo miembro en la familia, pero pronto empezarán a suceder cosas extrañas que harán sospechar a Kate de que Esther no es un niña muy normal, que digamos.


Y parafraseando la famosa frase del programa de Ibáñez Serrador, “hasta aquí puedo contar”.

Leído esto, uno tiene claro que el argumento no es colmo de la originalidad. Pareja atormentada por un trágico suceso decide adoptar/tener un niño/a para solventar su crisis matrimonial/familiar. Como es habitual, el niño/a no será lo esperado, y se las harás pasar bien p**** a todos. Y si no fuera por lo bien que han hablado de ella, ni me hubiera molestado en verla. Pero la curiosidad llamó a mi puerta…


Jaume Collet-Serra, director catalán afincado en EE.UU., ha estado sobreviviendo en Hollywood con productos alimenticios como el remake de “La casa de cera” (más digerible de lo que yo esperaba) o la secuela de Goal (sólo apta para incondicionales de este deporte, o ni eso). Con “Orphan” llega, quizás, su producto más personal, un trabajo de dos años para intentar conseguir un nombre dentro de la competitiva industria yanqui. Y visto lo visto, parece tener ya un huequecito asegurado.

En la mayor parte de metraje de su última película, casi todo suena a ya visto. Desde la adopción hasta los primeros síntomas de “algo raro pasa con esta niña”, resulta ser de lo más tópico y predecible, así que en eso sentido no hay mucho que destacar, salvo el oficio tras la cámara de Collet-Serra, que sabe imprimir un buen suspense (aunque no puede evitar abusar demasiado de los estruendosos golpes de sonido), y la labor del reparto, que resulta creíble en todo momento.

Quizás uno de sus puntos fuertes radique en el tiempo que se toman director y guionistas para desarrollar la relación de pareja entre Kate y John, que está algo más trabajada de lo normal, lo que ayuda a simpatizar con ellos de inmediato; especialmente con Kate, que será la que más sufra la crueldad de la recién adoptada. Esther y el resto de churumbeles cumplen un rol más esquemático pero acorde con los acontecimientos. Ahora bien, el papel de la suegra es, directamente, de lo más prescindible de la historia, por lo poco que pinta en ella (no molesta, pero tampoco aporta nada)

Otro punto a favor es la mala uva de Esther y lo bien interpretada que está por la jovencita Isabelle Fuhrman. Puede que a estas alturas su maldad no nos sorprenda demasiado, pero la ferocidad que se gasta con algunos personajes no es poca, y gracias a esa R que la película lleva con orgullo, tampoco se escatima en sangre (sin exagerar, pero la hay, que es lo que importa). Aunque encuentro mucho más interesantes -y disfrutables- los momentos en que el mal rollo es más bien psicológico (la tensión de algunos momentos a solas, las miradas furtivas, la desconfianza permanente…)


Para compensar su escasa originalidad, los guionistas guardan un as en la manga. Obviamente, no voy desvelar cuál es, pero se trata ya del habitual giro final sorpresa que, por lo menos esta vez, no parece metido con calzador (y lo que es mejor, sorprende de veras, pues es algo difícil imaginárselo de antemano). Está bien hilvanado dentro de la trama, sin necesidad de trampas ni engaños, y le da un toque distintivo al producto. Quizás luego el desenlace va un poco por la vía fácil, pero era casi inevitable que así fuese.

Por tanto, La huérfana es una buena propuesta dentro de las propias limitaciones del subgénero. Quizás dos horas son demasiado para una historia así, pero no pesan en ningún momento. Hay un buen clímax y unas buenas interpretaciones al servicio de una historia que es tan predecible -salvo el golpe de efecto final- como entretenida.

Un tenso thriller “de terror” tan convencional como satisfactorio.


P.D.: Parece que a Vera Farmiga le gusta pasarlo mal con los peques. Primero fue Joshua y ahora Esther. Pocas ganas le deben quedar de ser madre xD



Lo mejor: el reparto, en conjunto.

Lo peor: que cada escena, cada secuencia y cada acción-reacción sean tan previsibles.


Valoración personal: Buena

domingo, octubre 11, 2009

"Número 9" (2009) – Shane Acker

Crítica Número 9
Con “9”, probablemente estemos ante una de las propuestas de animación más imaginativas y sugerentes del año, además de una de las más esperadas. Aunque eso no implica que sea la película de animación del año (ese puesto, para mí, ya se lo tiene ganado “Up”)

Su estreno en EE.UU. se produjo el 9 de septiembre (9/9/2009), pero no será hasta el 1 de Enero de 2010, casi 5 meses después, cuando por fin llegue a nuestras salas. Uno de esos injustos retrasos que, por desgracia, cada vez nos sorprenden menos.

La historia de “9” se sitúa en un mundo post-apocalíptico en el que la humanidad ha sido borrada de la faz de la Tierra. En su lugar, parecen haber sobrevivido, entre las ruinas, unos pequeños muñecos de trapo provistos de alma, y que constantemente huyen de una máquina gigante que les persigue con el fin de arrebatarles la vida. Estos muñecos suelen esconderse como pueden del enemigo, pero la llegada de 9, otro superviviente de trapo, cambiará las cosas. La valentía del recién llegado inducirá al resto a superar sus propios miedos y a hacer frente a la máquina de una vez por todas. Juntos intentarán vencer al malvado ser que les atormenta y les quiere robar el alma. En su camino, además, descubrirán el origen de estas máquinas y también el de ellos mismos.


“9” es algo así como la versión extendida del cortometraje de mismo título que creó Shane Acker en 2005 (pinchad aquí, por si no lo habéis visto aún), y con el que fue nominado –aunque no vencedor- a los Oscars de aquél año en la categoría de Mejor Corto Animado (compitiendo con Pixar, quienes tampoco se llevaron la estatuilla). El trabajo de este animador dejó impresionado al mismísimo Tim Burton, y de ahí que éste sea uno de los productores de este largometraje (el otro es el inefable Timur Beckmambetov…)

Que el nombre de Burton figure en los carteles es un arma de doble filo. Por un lado, para el público de a pie es de sobras conocido, por lo que la película ya está medio vendida; pero por el otro, puede llegar a eclipsar la figura de su director y creador, como ya ocurriera con “Pesadilla antes de Navidad” (méritos compartidos entre Burton y Henry Selick) De hecho, con el primer tráiler, muchos ya certificaban la presencia del toque Burton en ella, cuando resulta que la idea y toda la inventiva conceptual y visual del film se debe exclusivamente a Acker. Así que habrá que esperar si con el tiempo, y con futuros proyectos, Acker consigue hacerse un nombre propio en la competitiva industria de la animación (talento no parece faltarle)

El mayor atractivo de “9” reside, obviamente, en su peculiar “puesta en escena”, por así decirlo, bastante alejada de las propuestas habituales; y en sus protagonistas, nada menos que un puñado de muñecos de trapo con alma. Las aventuras de estos personajes se desarrollan, además, en un escenario poco corriente en el género de animación para toda la familia (exceptuando a Wall-E, claro); un mundo post-apocalíptico sombrío y devastado por una guerra entre hombres y máquinas (¿alguien ha dicho Terminator?). A ese tono oscuro y semi-adulto se le añade luego toda una maquinaria/tecnología de carácter bastante retro o “stitchpunk”, como alguno ya la ha definido (da la impresión que ese futuro es más bien un pasado alternativo, a juzgar por algunos vehículos que se observan durante el metraje), por lo que la propuesta no podría ser más atrayente para el espectador habido de ideas nuevas que refresquen el panorama cinematográfico actual.

Así que en ese sentido, la película de Acker es una delicia, y ya sólo por su estética merece un visionado. Ahora bien, una vez inmersos en la historia, ésta ya no goza de la misma genialidad que su atractivo envoltorio.


La acción está por encima de casi todo lo demás, y en su espectacularidad reside gran parte del sustento de la trama, que todo hay que decirlo, es algo monótona. La verdad es que se echa en falta algo más de profundidad en unos personajes que son puro estereotipo (aunque se agradece que el muñeco de trapo más habilidoso sea hembra y no macho).

La acción está bien llevada, con un ritmo intenso y unas secuencias bien orquestadas, pero algo faltas de épica (algo más cercano a lo que es un videojuego, pero sin partícipes en él). En parte, eso es debido a que nuestra implicación con los personajes es algo vaga, de modo que los momentos más emotivos también se resienten un poco. Por ejemplo, la parte final concentra un importante carga dramática que, digamos, funciona gracias a la fuerza de sus imágenes y no tanto el cariño que uno le haya podido coger a los personajes. Por tanto, se apela poco a nuestra empatía, dejando que la creatividad visual sea la que nos deje prendados (algo que, de seguro, conseguirá en más de un espectador)

Ese tono adulto que se intuía en el tráiler no lo es tanto, si bien tampoco se puede decir que sea una cinta infantil, pues algunas imágenes podrían ser algo aterradoras para los críos (básicamente cuanto hacen acto de presencia las temibles y espeluznantes máquinas)

A mi juicio, las carencias que muestra la película son quizás herencia de un cortometraje que, para funcionar, no necesitaba tanto fundamento. Pero para extender 11 minutos a casi ochenta (muy poquitos, por cierto), hacen falta muchos más ingredientes. Acker lo sabe y aprovecha la extensión de metraje para situarnos en un contexto mejor definido, presentarnos a todos los personajes y desarrollar una explicación del por qué de su existencia. Todo lo que no necesita el corto, resulta imprescindible para el largometraje, quedando el concepto original como una idea aislada que funciona perfectamente en su campo de limitada duración. Aún así, a Acker -que ha contado con la ayuda de otros dos guionistas- le falta trabajar mucho más los personajes y las emociones que necesita transmitir la historia. No es que se quede en un producto superficial, ni mucho menos, pero es un claro ejemplo de que el continente es muchísimo mejor que el contenido, o digamos que está más conseguido. Sin embargo, y en última instancia, como producto de entretenimiento que es, funciona sin problemas.


Creo que una mención aparte es la que merece la banda sonora de Deborah Lurie, que me parece estupenda. Enérgica percusión acompañada de poderosos coros, y que a veces pasa a ser algo más sosegada, pero manteniendo siempre un tono muy característico. Por tanto, siento que contiene esa épica que tanto se echa de menos en algunas imágenes, pero que a la vez tan bien las acompaña. Se nota también un poco la mano de Danny Elfman, que ha participado en la composición de algunos temas. Así que si sois entusiastas de las bandas sonoras, ésta no debería faltar en vuestra colección.


En resumidas cuentas, “Número 9” entretiene pero no deja huella más allá de lo puramente estético. Muchos se quedarán prendados por esa creatividad visual de Acker (digna de elogio, por supuesto), mientras que otros, como un servidor, no podremos desprendernos de esa sensación a ligera decepción. El diseño de producción es fantástico, con un aura oscura más que acertada y con una acción trepidante y muy efectiva, pero la historia no es tan atrapante, ni tan original ni tan entrañable (aunque el canto a la vida y a la amistad que transmite siempre es bienvenido)


Lo mejor: el diseño de producción, la ambientación, etc.; la secuencia final.


Lo peor: lo simple y plano de la historia; un desarrollo más cercano al videojuego; la escasa implicación con los personajes


Valoración personal: Correcta