sábado, diciembre 24, 2011

jueves, diciembre 22, 2011

Mi Wishlist 2012 de Fnac

Wishlist 2012 Fnac

Los grandes almacenes Fnac repiten este año la acción “We wishlist a Merry X-Mas” exclusiva para blogs, y un servidor no ha querido desaprovechar la oportunidad para volver a probar suerte.

Y en qué consiste esta iniciativa para bloggers, se preguntarán algunos. Pues se trata simplemente de elaborar una lista de regalos que te gustaría recibir y/o que recomendarías a tus lectores para regalar a la familia y a los amigos. ¿Y qué es lo que se gana? Pues un vale por valor de 2.012€ para gastar en fnac.es.
Enlace
Si sois bloggers, los pasos a seguir son muy sencillos:

1.- Publicar un post en vuestro blog con vuestra lista de deseos de productos de fnac.es. Los productos deben ir enlazados a la ficha correspondiente en fnac.es y mostrar su precio en el momento que hagáis el post.

2.- La suma de esta wishlist no debe superar los 2.012€.

3.- Enviar el link del post publicado a wishlist@fnac.es junto a vuestro nombre, apellidos, mail de contacto y teléfono.

4.- Tener suerte y llevarse el vale de 2.012€ que sortean xD

En caso de que no dispongáis de blog o queráis recomendar la Wishlist a alguien que no lo tiene, existe la posibilidad de participar a través de la red social Facebook. A continuación os dejo un par de enlaces para informaros mejor: Wishlist Facebook y Bases

El plazo termina el 31 de diciembre.


Dicho esto, ahí va mi Wishlist de este año:

Informática

Wacom Bamboo Fun Pen & Touch M - 199,90 €

Iomega ScreenPlay MX HD Media Player 1 TB Disco duro sobremesa multimedia PC + Cable HDMI - 176,89 €

Sony Reader Wi-Fi Negro – 199 €

HP Pavilion p6-2002es PC Sobremesa - 449 €


Imagen y sonido

Sony BDPS185B BluRay Internet - 99,95 €

Logitech Pure-Fi Express Plus para iPod - 62,90 €


MP3, Telefonía y GPS

Apple iPod Classic 160 GB Black Reproductor de MP3 - 229 €

TomTom XL Classic Europa 23 países + Adaptador mechero 131,68 €


Videojuegos y consolas

X360 250Gb + Battlefield 3 + Forza 3 + Crysis 2 - 199,95 €

Gears of War 3 Xbox 360 - 64,95 €


Cine

Pack Regreso al futuro: Trilogía (Formato Blu-Ray) - 39,99 €


Libros y cómics

Pack coleccionista Malefic Time - 45 €

¡Este rodaje es la guerra! - 33 €
Enlace
Servitud 2 Drekkars – 14€


Merchandising

Robocop - Figura - Robocop 18cm - 20,99 €

Predator: Classic Predator - 21,99 €

Terminator - Figura – Endoskleton - 20,99 €


Total: 2009, 18 €

Como podéis ver, hay un poquito de todo, y muchas de mis elecciones ya estaban en el listado del año pasado. Si mis cálculos son correctos, incluso me han sobrado 2,82 €, cifra que curiosamente suma 12 (de 2012, se entiende).

¿A qué esperáis para hacer vuestra Wishlist?

martes, diciembre 06, 2011

“Happy Feet 2” (2011) – George Miller

Crítica Happy Feet 2 2011 George Miller
Aunque es más conocido por la saga del guerrero postapocalíptico Mad Max (de la que en estos momentos se encuentra preparando -no sin contratiempos- una tardía -e innecesaria- secuela/reboot), el australiano George Miller también se ha sumergido en otros géneros como la comedia fantástica o el drama (para el recuerdo queda la excelente “El aceite de la vida”). Prácticamente desaparecido durante buena parte de los 90 y principios de la pasada década (con la salvedad de una secuela de Babe, el cerdito por excelencia del cine australiano), en 2006 Miller volvió a la palestra con un inesperado éxito taquillero resultante de su primera incursión en el cine de animación. Los pingüinos bailarines/cantarines de “Happy Feet” aterrizaron en la cartelera encandilando no sólo al público sino también a la crítica. Pero ahí no quedó la cosa, pues la película también se llevó el Oscar en su categoría de Mejor Película de Animación, rompiendo así la racha triunfadora que llevaba Pixar en un año en el que la compañía del flexo presentaba su candidata más denostada (Cars), Dreamworks quedaba fuera de competición y “Monster House” (mi favorita) entraba de tapadillo y sin hacer mucho ruido.

Tal fue la recepción del filme de Miller, que ni él ni Warner Bros han dudado en aprovechar el tirón de los pingüinos para sacar una segunda entrega.

Mumble, el maestro de Tap, tiene un problema con su pequeño hijo Erik, un coreófobo. Reacio a bailar, y considerado por ello un bicho raro, Erik decide escapar de su hogar. En su camino, se encuentra con el poderoso Sven, ¡un pingüino que puede volar!

Mientras Mumble va en busca de su hijo, algo terrible ocurre en la gran nación de los pingüinos emperador. A su regreso, padre e hijo descubrirán con asombro lo sucedido, y tendrán que hacer lo imposible para ayudar al resto de la colonia.


Si en la película original era Mumble quién debía encontrar su verdadera vocación dentro de una colonia entregada al canto, ahora es su hijo quién deberá experimentar un viaje emocional similar para dar con su talento escondido.

La historia ya empieza con un número musical en el que un montón de pingüinos cantan y bailan música modernilla. En medio de todos ellos se encuentra el torpe de Erik intentando seguir, sin éxito, los pasos de sus mayores, lo que termina finalmente en un buen tortón y las consiguientes risas de sus semejantes.

Este hecho desencadena la posterior huida de Erik junto a un par de amigos y la llegada a otra colonia, donde se nos presenta el personaje de Sven, el único del mundo capaz de utilizar sus alas de pingüino para volar, algo que asombra al resto de su especie y muy especialmente al impresionable Erik, que enseguida lo considera un ídolo y un modelo a seguir.

A su regreso a casa con su padre, es cuando la película empieza a ganar algo de interés (gracias el golpe de efecto en el guión) y los bailecitos de los pingüinos encuentran una justificación para ser exhibidos de forma constante.


La tierra de los pingüinos emperador ha quedado sellada por culpa de un iceberg, y no hay forma de salir sin recibir ayuda del exterior. Mumble está decidido a hacer todo cuanto esté en su aleta para ayudar a la colonia, aunque tenga que pedir ayuda al fanfarrón de Sven.

Los continuos intentos de rescate son los que aportan algo de emoción a una trama bastante ramplona y que depende en exceso del factor musical para salir a flote. Y esto último es obvio si tenemos en cuenta que se inscribe dentro del género musical (del que un servidor se considera un ferviente admirador), pero con unos pingüinos lo cierto es que no se puede hacer mucho para animar el cotarro. Menos aún si los personajes carecen de carisma alguno y los gags cómicos no resultan mínimamente graciosos; o al menos no para un adulto. Y ese es el mayor problema de “Happy Feet 2” en relación a su enfoque familiar, pues resulta mucho más indicada para los niños que para los adultos que los acompañan (o mejor dicho, los llevan al cine)

La cinta de Miller cuenta con buenos mensajes (creer en un mismo, ayudar a los demás, admirar a los que te quieren, saber quién eres y dónde está tu hogar, etc.), pero es demasiado infantil para ser disfrutada en familia. No conectas con los personajes, no te ríes con ellos (¿hasta cuándo tendremos que soportar el estereotipo del personaje latino supuestamente gracioso?) y la vertiente musical apenas despliega sus posibilidades (y de nuevo me remito al hecho de que los pingüinos no dan mucho de sí, y el escenario tampoco es propicio).

La animación, eso sí, sigue haciendo gala de un nivel de hiperrealismo formidable. Cuanto más cercano es el plano, mejor podemos apreciar la calidad de las texturas, especialmente en lo que se refiere a la nieve (o hielo) y los crustáceos. Hablando precisamente de crustáceos, tenemos a una pareja de krills, Will y Bill, que probablemente sean lo más interesante de la película. Son sus peripecias y sus conversaciones/discusiones las que aportan algo de aire fresco al conjunto de la historia.


También el hecho de rescatar algún que otro tema musical añejo (el Under Preassure de Queen y David Bowie, por ejemplo) en sustitución del pop musical actual, sirve para captar algo del interés del adulto espectador que pasada una hora ya está un poco cansado de pingüinos danzarines. Esto ocurre ya en el tramo final, que es cuando la cinta empieza a ganar enteros al abandonar momentáneamente el humor infantiloide (y la chapucera introducción y posterior desaparación de los personajes humanos) para decantarse por algo más emocionante y dignamente emotivo.

No hay duda de que para los críos “Happy Feet 2” supondrá un más que recomendable espectáculo musical lleno de pegadizas canciones y deslumbrantes secuencias animadas. Pero para los más creciditos, no es ni de lejos la opción ideal para ir al cine en familia. Demasiado sosa.

P.D.: Precisamente para los talluditos, lo mejor de la película es el corto de Looney Tunes (con Piolín y Silvestre en modo musical) que la precede. Por aquello de la nostalgia, más que nada.



Lo mejor: el hiperrealismo de la animación.

Lo peor: demasiado infantil para ver en familia.


Valoración personal: Regular

sábado, diciembre 03, 2011

“Fuga de cerebros 2” (2011) – Carlos Therón

Crítica Fuga de cerebros 2 2011 Carlos Therón
Cuando una película arrasa en taquilla, lo más lógico es que sus productores no tarden mucho en poner en marcha una secuela. Esto lo hemos visto infinidad de veces en el cine americano, y cada vez se prodiga más dicha costumbre en nuestro país (“El otro lado de la cama” o las sagas de “[REC]” y el Torrente de Santiago Segura serían un buen ejemplo)

Uno de los grandes éxitos patrios de los últimos años ha sido “Fuga de cerebros”, comedia juvenil de humor grueso y reparto televisivo que arrasó entre los adolescentes (y no tan adolescentes) españoles, y que con 7 millones de euros recaudados se posicionó como una las películas más taquilleras de 2009 junto a “Mentiras y gordas”, producto con un enfoque muy distinto pero dirigido al mismo tipo de espectador (y ambas protagonizadas por el ídolo juvenil Mario Casas). De las dos, la que más posibilidades tenía de explotarse con una continuación era la primera, y así ha sido.

“Fuga de cerebros 2” reúne de nuevo al Charli, al Cabra, al Ruedas y a Corneto en otro periplo amoroso por tierras extranjeras. Esta vez el asunto gira alrededor de Alfonso (Adrián Lastra), el hermano pequeño de Emilio Carbajosa (protagonista de la anterior entrega), quién decide seguir a la chica de su vida (Paula Prendes) hasta Harvard con tal de conquistarla. Para lograrlo, Alfonso contará con los mismos amigos y los mismos descabellados planes que su hermano utilizó en Oxford.

Cambio de protagonista y de director pero mismos guionistas, Curro Velázquez y Álex Pina, ambos con experiencia en series de televisión (Los Serrano, Los hombres de Paco o la más reciente El barco; canela fina, vaya). Y la verdad es que éstos no se han complicado mucho la vida para darle continuación a la primera entrega. Velázquez y Pina se han limitado a repetir la misma fórmula que ya les funcionó una vez y que, no nos engañemos, es lo que suele ocurrir en el 99% de las segundas partes.

En un alarde de originalidad han decidido cruzar el charco y cambiar la Universidad de Oxford (inglesa) por la no menos prestigiosa Harvard (americana). Allí viaja el grupete de amigos para que Alfonso conquiste a Sara, la chica de la que se quedó prendado cuando trabajaba en el hipermercado del barrio, y que ahora se encuentra en yanquilandia disfrutando de una beca para estudiar… ¿medicina? No, veterinaria (otro alarde de originalidad, sin duda).

Se supone que Sara, además de ser un pibón (cosa que salta la vista), es también una chica muy inteligente (cosa que… bueno, dejémoslo ahí), y por ese motivo se encuentra en Harvard, cuna de cerebritos. No obstante, la chica, de carácter algo infantil y alocado, parece más centrada en sus vicios (fumar, beber y… lo que sigue), por lo que a Alfonso no le resulta muy difícil robarle el corazoncito. ¿Pan comido, verdad? Sí y no. Y es que lo que supuestamente era la chica de sus sueños se parece más a la chica de sus pesadillas. Alfonso se da cuenta de que no es su tipo, pero para complicar aún más las cosas aparece en escena Marta, el amor de su infancia y la única mujer junto a la que ha querido pasar el resto de sus días.

Alfonso no está dispuesto a desaprovechar esta segunda oportunidad que le brinda el destino para ser feliz junto a Marta. Pero antes tiene que romper con Eva… Y ahí es donde entrarán en juego sus amigos y sus alocados planes.



Aprovechando el contexto universitario, sus responsables siguen tirando de tópicos para burlarse de ellos, más ahora que se trata de los americanos, sus hermandades, sus equipos de fútbol (el americano, deporte que es como el rugby pero para “nenazas”) y sus animadoras (las conocidas cheerleaders). Inclusos e permiten un referencia indicrecta a “American Pie”, saga americana por excelencia de este tipo de subgénero. Claro que poco importa que estén en Oxford, en Cambridge o en Cuenca, porque salvo algún que otro tropezón con el idioma, parece que todos los americanos hablan perfectamente el español, así como el grupete protagonista tampoco parece tener demasiados problemas con el inglés (y eso que se supone que son todos unos zoquetes)

Y pese a la evidente parodia, sus responsables no pueden evitar sucumbir ante los propios clichés del género juvenil/universitario de los que tanto se burla ni a los clichés de la propia comedia romántica en la que se inscribe, tal como le ocurría a su predecesora. La película se pasa gran parte del tiempo siendo una gamberrada de (muy) mal gusto, para terminar cayendo en los brazos de la ñoñería más barata y estereotipada (boda final y posterior marcha atrás, incluidas).

Aunque ahora se trata de deshacerse de una novia para conquistar a otra, el esquema de “planes absurdos que salen mal” sigue siendo el mismo. Incluso los amigos del prota están otra vez sin compromiso para que los guionistas vuelvan a engatusarnos con sus respectivas subtramas amorosas y puedan colarnos el discursito sentimentaloide de la amistad y el amor verdadero.
Pero el problema por el que todo esto no entra bien es simple y llanamente porque el humor que ostenta es deleznable. Gags escatológicos y chistecitos sexuales adornan una pobre historia de amor sin gracia ni atisbo alguno de originalidad. Incluso sabiendo a lo se va, resulta imposible soltar una sola carcajada (o, cuanto menos, una sonrisa).

Para el tipo de producto que es y el público objetivo al que se dirige (seamos realistas: quinceañeros pajilleros, mayormente), resulta cuanto menos curioso que esta secuela no nos obsequie con los tan manidos y habitualmente esperados desnudos gratuitos de turno. Al parecer, ni Paul Prendes ni Patricia Montero han aceptado ese “incentivo extra” en sus cheques que les obligue por contrato enseñar sus bondades al espectador, algo que sí hizo Amaia Salamanca mostrando sus domingas para deleite de muchos (especialmente del director, que no dudó en recrearse con dicha secuencia). Aquí es un chico el que enseña lo suyo (aunque realmente no sea más que un trozo de plástico)


Therón gusta de malabarismos videocliperos que no vienen a cuento para demostrar que sabe hacer transiciones visualmente molonas (por mucho que se nos antojen igual de gratuitas que unos pechitos al aire). Quizás en ese sentido podamos decir que la dirección es algo más creativa que la de su predecesor, si bien ambos han tenido la desgracia de contar con un pésimo guión.

Pero no todo es malo, pues el cambio de protagonista le ha sentado bien a la saga. Del mediocre Mario Casas pasamos a Adrián Lastra, mucho más convincente en el papel de pardillo enamorado. Y es que eso sí, el personaje, pese a cambiar de actor, sigue siendo exactamente el mismo. Y Lastra borda un registro que se le da muy bien (por ahora el único que parece saber hacer)

De la pandilla de descerebrados, Alberto Amarilla sigue siendo el que más destaca con su afable y sensible invidente. En el lado opuesto estaría Gorka Lasaosa (Ruedas), que sigue llevando el peso del humor soez sobre los hombres de su desagradable personaje (al que en vano intentan humanizar cada vez que le sale una novia). En Canco Rodríguez recae el estereotipo del gitano, que si ya hacía poca gracia en los tiempos de “Cruz y Raya”, ahora aún menos. Y Pablo Penedo es el gay y cabeza pensante -si es que alguno de ellos piensa- del grupo, y como tal, no tiene muchas salidas de tono (de hecho, es el más formalito de los cuatro).

Respecto a las chicas, pues muy monas ellas.

“Fuga de cerebros 2” gustará a los que les gustó la anterior entrega, ni más ni menos. Los que disfruten de este tipo de productos y el humor de “caca, pedo, pis” les parezca tronchante, desde luego verán satisfechas sus exigencias. Los que prefieran otro tipo de humor (más ácido, más locuaz… en definitiva, más inteligente), aún están a tiempo de ir a algún multicine y meterse en la sala donde se proyecte “Un dios salvaje”.

P.D.: Y para que mi último párrafo no suene pedante (y soy consciente de que puede parecerlo), recomiendo la española “Primos”, de Daniel Sánchez Arévalo, pues no hace falta irse a Polanski para deleitarse con una buena comedia.

P.D.2: La (bochornosa) promoción de la película se ha enfocado especialmente en David Hasselhoff (un americano soltando piropos typical spanish; la monda, oye…), cuya aparición estelar tiene lugar al final y durante escasos minutos. Ni por ello merece la pena pagar la entrada.


Lo mejor:
los jóvenes actores.


Lo peor: todo lo demás, y que ya no esté Amaia para deleitarnos con sus “atributos interpretativos” (confío en que ya lo hará en otra película)



Valoración personal: Muy mala (o peor)