sábado, enero 24, 2009

“Valkiria”, si hay posibilidad de que algo salga mal, saldrá mal (Ley de Murphy)


Con más de un mes de retraso, por fin el 30 de Enero se estrena en nuestros cines “Valkiria”, una película que no ha ganado para disgustos a lo largo de su gestación. Extras heridos durante el rodaje (que luego reclamaron una abultada indemnización), un sabotaje que destruyó los negativos de algunas escenas rodadas y el veto del gobierno alemán hacia Cruise por considerar que el actor estadounidense podría aprovechar el rodaje de la película para hacer apología de la cienciología, son algunos de los obstáculos con los que se ha encontrado Bryan Singer a la hora de llevar a cabo este ambicioso proyecto.

Problemas a parte, la cinta partía con serias posibilidades de convertirse en una de las candidatas a optar por una estatuilla en los Oscars de este año (ya se sabe que el “basado en hechos reales” tira mucho a los académicos), pero el parecer la cosa no ha cuajado del todo bien entre la crítica. Así que una vez más, Tom Cruise ve como se le escapa una nominación a dichos premios, si bien hay que decir que esta vez ni su actuación ni la película en si misma merecen tal consideración. Y ahora veremos, a mi juicio, el por qué.


La historia que nos relata “Valkiria” trata sobre el complot del 20 de julio de 1944 llevado a cabo por varios oficiales de las fuerzas armadas alemanas, con el fin de asesinar al dictador Adolf Hitler y terminar de una vez por todas con el régimen nazi que muchos compatriotas no compartían y/o detestaban. El coronel Claus von Stauffenberg (Tom Cruise) fue uno de sus principales artífices, pero desgraciadamente su meticuloso plan resultó fallido (eso ya lo sabréis), y las consecuencias para todos los responsables de la operación no fue otra que el fusilamiento por traición (práctica “muy de moda” en aquellos tiempos de dictadura)

El título hace referencia a la llamada Operación Valquiria, un plan orquestado por el gobierno nazi para contrarrestar cualquier posible sublevación civil que perjudicara al régimen, y que Stauffenberg pretendía (re)utilizar en su propio beneficio para restablecer el orden en el país tras el asesinato del Führer.


Dentro del cine bélico, la Segunda Guerra Mundial es uno de los temas más sobados que existen, más cuando se centra exclusivamente en el nazismo y/o el holocausto. Sin embargo, siempre hay “nuevas” historias que contar y por ello, a un servidor, dicha temática le fascina.
Con el complot del 20 de Julio contra Hitler, Singer y Christopher McQuarrie (el mismo dueto que nos encandiló con “Sospechosos habituales”) tenían un material entre manos con el suficiente potencial para hacer un buen peliculón, o en todo caso, una buena película. Por desgracia y pese a tener un guión bien milimetrado y, según tengo entendido, fiel a la realidad, la película se queda a medio gas, ofreciendo al espectador una trama interesante y bien narrada, pero falta de emoción e intensidad, dos factores que elevarían su calidad por encima de la media.

La trama se desarrolla con rapidez, en el sentido de que pronto sabemos quiénes serán todos los oficiales y demás implicados en el complot, cómo se irán conociendo y de qué manera irán urdiendo el meticuloso plan contra el Führer. Una vez conocidos estos implicados, el resto de la película va sobre ruedas, centrándose directamente en la preparación del plan: cómo acabarán con la vida del dictador y qué papel jugará cada uno de ellos. En ese aspecto, la dirección de Singer es sobria y eficaz, con un ritmo pausado pero no pesado (aunque no dudo que algunos espectadores se puedan aburrir) y reflejando con detalle las funciones burocráticas y militares del Estado Alemán, recordando en cierta manera a “La solución final/ Conspiracy”, un notable telefilm sobre el Holocausto (en el que curiosamente también participaba Kenneth Branagh)


Así pues, en dónde falla Singer es en el suspense. Cuando el film empieza a coger fuerza, es decir, cuando el complot empieza a llevarse a cabo, la tensión debería ser máxima. Una tensión de la de morderse las uñas sin parar (aunque ya sepamos como acabará). Pero parece que a Singer le cuesta despegarse de la sobriedad de la primera hora, y no consigue ofrecer la intensidad suficiente para que esos momentos se nos hagan verdaderamente angustiosos (o por lo menos conmigo no lo consiguió). La inusitada inexpresividad de Tom Cruise en estos momentos tampoco ayuda demasiado a implicarnos en la acción.

Por el contrario y en su beneficio, la escenificación del complot es realista, sin efectismos baratos y dando mucha más importancia al acto en sí mismo que a los personajes. Pero como ya digo, esa solvencia se ve lastrada por una notable carencia de emoción en todo lo que acontece. Se percibe cierta frialdad a la hora de narrar los hechos, y en parte, el comentado distanciamiento para con los personajes desemboca en una menor implicación emocional del espectador, que observa con atención pero sin entusiasmo el desarrollo de los acontecimientos (si en el momento de las ejecuciones, nuestra sensibilidad no está a flor de piel, es que algo falla)

En el apartado técnico, nada que objetar. Una buena fotografía, una notable ambientación y unos resolutivos efectos especiales tanto para recrear las escenas de guerra (que son pocas) como para dar credibilidad al mutilado Stauffenberg/Cruise.


El reparto es, en líneas generales, solvente. Y aunque de buenas a primeras, una de las grandes bazas de la cinta era su repartazo, hay que decir que muchos de esos nombres que lo conforman tiene una presencia en pantalla más bien escasa, como es el caso de un discreto Kenneth Branagh o una desaprovechadísima Carice van Houten, la cual eso sí, con pocos minutos logra transmitirnos toda su tristeza.

Las interpretaciones más destacables son las de Bill Nighy, Tom Wilkinson y el alemán Christian Berkel; por encima de un Tom Cruise más contenido de lo habitual, algo que quizás aquí juega más en su contra que a su favor. Y que conste que considero a Cruise un buen actor -aunque a veces opte por el histrionismo- bastante menospreciado por sus lamentables “espectáculos” en la vida pública. Pero francamente, aquí peca en exceso de hierático e imperturbable.

Por tanto, “Valkiria” es una película demasiado correcta, en el sentido que no hay nada que la haga especial o destacable, más allá de la atractiva -y amarga- historia que nos relata. Teniendo en cuenta que cuando Singer se aleja de los superhéroes nos regala verdaderas joyitas como la ya citada “Sospechosos habituales” o la menos conocida “Verano de corrupción”, era de esperar que su último trabajo estuviera a un mejor nivel del mostrado. No es una mala película, ni mucho menos (realista, concisa y bien ambientada), pero sí bastante decepcionante para los que somos más exigentes (falta de emoción e intensidad), con una historia, el complot del 20 de Julio, que podía haber dado mucho más de sí.


Lo mejor: el realismo con el que se tratan los acontecimientos; los secundarios.

Lo peor: la falta de intensidad en el suspense y la carencia de emoción.


Valoración personal: Correcta

martes, enero 20, 2009

“Transporter 3”, más de lo mismo, pero peor


Después de varios papeles como secundario en producciones británicas y estadounidenses, en el 2002 le llegó a Jason Statham la oportunidad de protagonizar una película francesa llamada “Transporter”, una entretenida cinta de acción de tantas que lleva prefabricando Luc Besson en los últimos años. El film en cuestión pretendía convertir a este musculado “actor” en un nuevo héroe del cine de acción moderno, y en cierto modo, consiguió su propósito. Aunque de forma irregular, Statham ha ido protagonizando más –y en algunos casos, mejores- producciones de este género que sus directos competidores (Vin Diesel o Dwayne “The Rock” Johnson)

No es de extrañar pues, que una de sus trabajos más bien recibidos (la citada Transporter) fuera a convertirse a una saga que intentara cubrir ese hueco de cine acción que faltaba en esta década. Así es como tres años más tarde llegó su primera y espantosa secuela, que pese a repetir con director y guionistas, se alejaba bastante de su predecesora, aumentando y exagerando las dosis de acción hasta límites tan inverosímiles como insultantes.

Ahora nos llega la tercera entrega con nuevo director, Olivier Megaton (nos ahorraremos el chiste) y nueva chica florero, Natalya Rudakova, pero con la misma fórmula de siempre.

En esta ocasión, Frank Martin (Jason Statham) se ve obligado, bajo amenazas, a realizar una misteriosa entrega. Con su habitual vehículo de transporte -el Audi A8- y sus normas de siempre, Frank deberá transportar dos voluminosas bolsas y a una joven ucraniana, Valentina (Natalya Rudakova), desde Marsella hasta Odessa. Sin embargo, esta vez su cliente se asegurará de una forma un tanto peculiar de que Frank cumpla con su misión pase lo que pase: un sofisticado brazalete atado a su muñeca le impedirá alejarse del vehículo más de 20 metros; de hacerlo, el brazalete estallará y por tanto, él volará en pedazos (algo parecido a aquella película de Rutger Hauer titulada “Peligrosamente unidos/Deadlock”, pero cambiando el collar por una pulsera)

De nuevo, el guión vuelve a ser lo de menos. Cuatro líneas y un macguffin (la susodicha carga), le sirven a Besson para desencadenar toda la acción, es decir, todos los obstáculos que Frank Martin deberá ir superando para cumplir con la entrega. En ese sentido, sería injusto criticar Transporter 3 por su escaso argumento, siempre y cuando el resto cumpliese con su objetivo. Y en este caso, debo decir que no lo cumple.

En primer lugar, las secuencias de acción están, a mi gusto (recalco lo de a mi gusto), por debajo de las de las anteriores entregas. Eso no sería demasiado grave si no fuera porque además están pesimamente rodadas (que no planificadas). Al Sr. Megaton le gusta marear y aturdir al espectador con secuencias de acción excesivamente aceleradas y espasmódicas que apenas nos dejan entender lo que en ellas ocurre (la antítesis a Timur Bekmambetov, para entendernos). Este recurso podría funcionar en escenas de transición, como ocurría en la primera entrega de “Blade”, pero para secuencias de acción al completo se convierte en todo hándicap, impidiéndonos disfrutar de ellas y haciendo su visionado bastante irritante (para que luego digan de Michael Bay…)


Con las peleas cuerpo a cuerpo ocurre exactamente lo mismo. En ellas, Statham tiene la oportunidad de lucirse no sólo en el combate sino también mostrando musculitos y tableta de chocolate. Si encima el especialista en artes marciales es Corey Yuen, uno de los mejores y más prolíficos en su campo, todo viene rodado para nuestro disfrute. Desgraciadamente, el director vuelve a fastidiarla mareando la cámara y acelerando las imágenes de tal manera que las peleas se vuelven francamente insatisfactorias.

Por tanto, pese a tener tipos que planifican de forma decente las peleas y las secuencias de acción (que aquí tampoco son demasiado espectaculares, salvo la última del tren, que sería la más destacable), Megaton lo arruina todo con un montaje confuso. Y si eso falla en una cinta de acción, apaga y vámonos.

También hay que destacar algunas momentos de transición de la trama que se alargan en exceso y que ralentizan el ritmo de la película (la escena del “striptease” de Statham o la de la gasolinera) haciendo de su visionado algo farragoso, más cuando la trama en sí ni tan siquiera da para los 100 minutos que dura todo.

Y ya para colmo, la partenaire femenina de Statham se hace repelente e insoportable hacia la mitad de la película, que es cuando empieza a entablar conversación con su personaje. Su caprichosa y apática actitud te saca de quicio en más de una ocasión, deseando que en cualquier momento Frank la eche del coche y prosiga su camino sin su molesta compañía. Lástima que eso no ocurra y que por el contrario los guionistas decidan sacarse de la manga una precipitada historia de amor que no viene muy a cuento.


Una vez aclarados los puntos negativos, toca hablar de lo mejor de la película, y eso tiene nombre y apellido: Robert Knepper (el genial "T-Bag" de Prison Break), que aquí ejerce la función de villano de turno. De todas formas y pese a las aptitudes del actor, tampoco se le permite a éste lucirse demasiado, no vaya a ser que se coma con patatas la inexpresividad del héroe protagonista (inexpresividad que aquí, todo sea dicho, tiene su razón de ser dado el temperamento de Frank Martin). Punto positivo también para François Berléand, quién pone de nuevo la nota de humor a la historia.


Por tanto y contra todo pronóstico, lo que iba a ser una simple pero amena cinta de acción sin demasiadas pretensiones se convierte en una caótica sucesión de escenas de acción imposibles de disfrutar, con una trama interesante pero demasiado estirada. Su mérito reside en que las fantasmadas no sean tantas ni tan escandalosas como las de la segunda entrega, pero de poco sirve si ni tan siquiera está a la altura de la Transporter original (la única verdaderamente disfrutable de las tres)

Dicho esto, no dudo lo más mínimo que Transporter 3 encontrará su público, pero a mí ya no me la cuelan otra vez.


Lo mejor: Robert Knepper y François Berléand


Lo peor: las ininteligibles escenas de acción; que aburra por momentos.


Valoración personal: Mala

jueves, enero 15, 2009

"Traidor", entre la espada y la pared


En los últimos años nos están llegando con frecuencia películas que tratan el tema de la guerra de Irak o, de forma más genérica, el terrorismo islámico. “Expediente Anwar” o la más reciente, “Red de mentiras”, son claros ejemplos de esta nueva vertiente hollywoodiense. Algunas de estas películas no pueden ocultar cierto tufillo patriotero yanqui, mientras que otras intentan mostrar el conflicto de un modo más parcial, aunque no siempre lo consiguen.
Traidor” es un cinta que pretende mostrarnos la manera que tienen ambos bandos de luchar por sus intereses y/o ideales, poniendo en peligro, en la mayoría de ocasiones, la vida de personas inocentes.

La cinta se estrenó a finales de verano en USA, pero a nosotros nos llegará el 23 de este mes de Enero (siempre y cuando no les dé por volver a cambiar la fecha de estreno)


Roy Clayton (Guy Pearce) es un agente del FBI encargado de desmantelar organizaciones terroristas. Su actual investigación se centra en Samir Horn (Don Cheadle), un musulmán que proporciona explosivos a los comandos, y que ahora parece haber sido reclutado por Omar (Saïd Taghmaoui), un extremista islámico que está preparando una serie de inminentes ataques en EE.UU.

Samir es un hombre religioso que aún no ha encontrado un bando o una causa por la que luchar. La proposición de Omar a unirse a su grupo para luchar contra el imperio americano termina seduciéndolo hasta el punto de convertirse en su máximo proveedor de explosivos, y en mayor medida, en el cerebro de la operación.
Clyaton seguirá la pista de Samir muy de cerca, intentando adelantarse a los pasos del comando terrorista para evitar una nueva masacre en suelo estadounidense.


Esta escueta sinopsis es más que suficiente para ponernos en situación y para no desvelar demasiados datos de la trama. De todas formas, teniendo en cuenta el título de la cinta y la sinopsis ofrecida por filmaffinity, no descubro nada si digo que ---SPOILER el personaje de Samir es un agente de la CIA infiltrado ---FIN SPOILER. Eso es algo que además se intuye desde la primera aparición de Samir/Cheadle en pantalla, siendo posteriormente revelada su identidad hacia la mitad de la película.

Mediante el personaje de Samir somos testigos, desde dentro, del funcionamiento del comando terrorista. Sus motivaciones, sus convicciones religiosas, su sacrificio, etc. Mientras que en la otra cara de la moneda tenemos los agentes de FBI y la CIA, cuyas acciones a veces no se distancian demasiado de su enemigo, poniendo en riesgo la vida de unas pocas personas para salvar la de muchas otras. Y es que al igual que en una partida de ajedrez, ambos jugadores ponen en juego a sus peones, planean una estrategia y sacrifican a estos para poder matar al Rey.


Jeffrey Nachmanoff escribe y dirige este thriller sin demasiadas florituras porque la historia no las necesita (ni impactantes planos, ni espectaculares tiroteos ni una bella fotografía). Su dirección es sobria y pausada –que no lenta y ni mucho menos aburrida- sobre todo durante su primera hora. Luego la cinta se vuelve más frenética, aunque también mucho más predecible en cuanto al devenir de la trama.

Pese a que gran parte de la historia nos la sabemos de antemano, Nachmanoff consigue llevarla a cabo con un buen suspense, apoyado sobre todo en las interpretaciones de su sólido reparto y en algún que otro giro argumental (la mayoría predecibles y alguno que otro inesperado)

Quizás uno de los puntos flacos de la historia sea tener a Roy Clayton, el personaje interpretado por Pearce, en un muy segundo plano, de manera que el esperado cara a cara entre Cheadle y Pearce no se produce, centrándose la película sobre todo en los quehaceres del primero, mientras que el otro no es más que una pieza del juego cuya importancia se ve bastante menguada incluso en la resolución final. Dicha resolución además, podría antojársenos un tanto inverosímil en algunos aspectos ----SPOILER por ejemplo, ¿de dónde sacó Samir el e-mail personal del agente Clayton para advertirle del ataque terrorista?, ¿realmente en el autobús viajaban única y exclusivamente terroristas? ----FIN SPOILER

Pese a ciertos errores de verosimilitud y unos personajes no del todo desarrollados, “Traidor” resulta ser un thriller eficiente en sus pretensiones, aunque algunos (inevitables) discursitos patrióticos estén de más. Don Cheadle lleva todo el peso de la historia sobre sus hombros y en su correctísima labor reside gran parte de los méritos de la cinta. Si bien sería aún más destacable el trabajo de Saïd Taghmaoui como Omar, el terrorista que entabla amistad con Samir.



Lo mejor: el reparto; el conseguido suspense.

Lo peor: ciertas inverosimilitudes hacia el tramo final.


Valoración personal: Correcta

jueves, enero 08, 2009

"I'm Back"


El día de hoy es el primero que paso ante el ordenador tras unos insoportables, duros e interminables días postrado en la cama con más de 39 grados de fiebre (últimos días navideños que hubiese querido disfrutar en compañía de mi familia y no de mantas y medicamentos).
Al postear una vez a la semana, mis blogs no se han visto afectados en exceso, aunque como habréis podido comprobar, me ha sido imposible corresponder vuestros comentarios y mucho menos pasarme por los blogs que tenéis la mayoría de mis lectores.

Aún estoy recuperándome, pero almenos ya puedo levantarme de la cama y prestar una parte de mi tiempo a mis quehaceres habituales. Entre ellos, ha tocado ponerme al día tanto de las actualizaciones de mis compañeros bloggers como de las últimas noticias cinematográficas. Una vez conseguido esto, habrá que volver poco a poco y en la medida de lo posible, a la rutina bloguera habitual (el poco cine que he visto ha sido el que han echado en tv estos días, con lo cual necesito una ración de cine de calidad -y de mi gusto- bien urgente)

Ahora mismo no tengo muchas fuerzas para "reactivarme" con los blogs, y antes que hacerlo rápido y mal, prefiero esperar unos días más y volver con las pilas bien cargadas. Por tanto, en breve volveré con más reseñas y más artículos para "Amazing Movies" y "Diario de una mente perturbada", así que no os alejéis demasiado.


Saludos ;)