
Pronto aterrizará en nuestras pantallas, así que podreis juzgar por vosotros mismos cual es el motivo de su inusitado éxito. Por mi parte, solamente puedo exponer mi humilde opinión, que espero sirva, por lo menos (no pretendo más), para hacerse una idea de lo que la cinta de DJ. Caruso nos ofrece, y no tanto el condicionar la predisposición del posible futuro espectador.
Lo primero que uno debe tratar de evitar a la hora de disponerse a ver la película, y posteriomente, juzgarla, son las obvias comparaciones que suscita para con la obra del rey del suspense. Primeramente porque, analizándola desde la comparativa, “Disturbia” pierde por goleada, con lo que haciendo eso, posiblemente uno ya se prive de poder disfrutarla. Y en segundo lugar, porque la película de Caruso no es tanto un remake, sino una actualización adolescente de sus fundadas bases, pasadas esta vez, por la vía fácil y puramente comercial del producto. Con ello no digo que esta película no deje ser una copia descarada de “La ventana indiscreta”, pero holga decir que tampoco pretende equipararse a ella.
En este caso, el protagonista de la película es el joven Kale (Shia LaBeouf), un adolescente normal y corriente, cuya apacible vida queda truncada tras la fatídica muerte de su padre en un accidente de tráfico. Las consecuencias instantáneas de ese hecho se hacen notar en el cambio radical de la personalidad de Kale, quien, sintiéndose en parte responsable del trágico suceso, se encierra en sí mismo, conviertiéndose en una persona más bien tímida y solitaria.
Kale, tras asestarle un puñetazo a un insensato profesor, es condenado a 3 meses de arresto domiciliario, confinado así entre las asfixiantes paredes de su casa, intentando matar el tiempo a base de videojuegos y tele por cable. Pero toda esa monótona rutina diaria cambiará con la llegada de unos nuevos vecinos al barrio, cuya atractiva hija propiciará los inicios voyeuristas de nuestro prota.
Pero no sólo la vecinita de al lado será objeto de observación, sinó también el resto de sus vecinos, entre los que se incluye el sr. Turner, cuyo extraño comportamiento inquieta a Kale, hasta el punto de sospechar que se trata de un asesino en serie buscado por la policía.
Será a partir de ahí cuando lo que empezó como un simple entretenimiento, se convierta en un adictivo juego para el que posiblemente Kale no esté preparado. Un juego que a medida que avance la trama, se volverá más peligroso. Tanto, que dejará de ser un juego para convertirse en una auténtica pesadilla.
La premisa, si bien no es nada original, por lo menos si resulta interesante. El comienzo, idílico y tópico en sus minutos iniciales, contiene ya una de las secuencias más impactantes de la película. A su vez, constituye también uno de los momentos más dramáticos de la historia. Me estoy refiriéndo, obviamente, al punto de inflexión que cambiará la vida de Kale: la muerte de su padre.
Todo lo que sigue es la adaptación de Kale en su encierro en casa: como pasa el tiempo, como empieza a espiar a sus vecinos y a conocer sus costumbres, rutinas y secretos; como empiezan a aflorar sentimientos -no sólo sexuales- hacia su vecina; y como empieza a obsesionarse con su, en apariencia, sosegado vecino, el sr. Turner.
En mayor medida, podemos considerar la mayor parte de la película como una comedieta adolescente, con las típicas obsesiones de los jovenzuelos de hoy día (haciendo mención, cuanto más mejor, sobre el patrimonio de éstos, tal como una Xbox, I-Tunes o YouTube), mezclando ciertos tintes de suspense (con sus falsos y casi innecesarios sustos), con ese toque de humor juvenil y algunos diálogos, por momentos, superficiales.
Por todo ello podríamos decir, sin temor a equivocarnos, que “Disturbia” es un producto encarado directamente al público más joven, aunque no por ello deba espantar al resto. Trata pues, por todos los medios, que el espectador se sienta, de un modo u otro, identificado con el protagonista y sus amigos. Y es que las películas para adolescentes no siempre tienen que ser las American Pie de turno y sus sucedáneos; ni estos tienen porque ser siempre retratados como unos yonkis con las hormonas disparadas (que haberlos, haylos, por supuesto)
Así pues, el director labra el camino desarrollando las relaciones interpersonales entre los protagonistas (unas más que otras) para, posteriormente, llegar al clímax final del film. Desgraciadamente, la mayoría de los personajes se definen por unos cánones ya preestablecidos, sin mayor profundidad que esa, encontrando así al amigo rarete y gracioso, la vecina maciza, la madre trabajadora pero incapaz de conectar con su hijo (siendo el personaje más flojo y desaprovechado), etc.
Kale, interpretado por un más que convincente LaBeouf, es el personaje más elaborado, consiguiendo la empatía del espectador nada más empezar la función. Es además, quien soporta todo el peso de la película, lo cual tampoco es fácil teniendo en cuenta los pocos espacios en los que se desarrolla ésta.
Su enemigo en este caso, es el misterioso Turner, interpretado modestamente por el versátil David Morse, cuyas apariciones en escena son más bien puntuales pero cargadas de un siempre agradecido y constante desasosiego.
En cierto modo, podriamos incluso decir que ambos personajes comparten ciertos rasgos de personalidad, como pueden ser su timidez, la soledad que los envuelve, sus reservas sociales...
Y poco más que decir para no destriparos nada, aunque tampoco podría desbelar demasiado teniendo en cuenta lo predecible que resulta todo, o casi todo, aunque, y eso sí es muy de agradecer, esté libre de giros finales absurdos y sin venir a cuento, como ya vienen siendo habituales en los thrillers de última generación. Vamos, que por una vez, no toman al espectador por tonto ni se mofan de él.
En resumidas cuentas, un correcto thriller juvenil, de buena factura, pasables interpretaciones (destacando no obstante, la buena labor de LaBeouf, y en última instancia, la de Morse) al que se le pueda achacar el dejar todo la acción para el final, pero que seguramente contará con el favor de los que aún se encuentran en la edad de pavo. Humor, un poquito de intriga e incertidumbre y música modernilla y comercial (salvo algún que otro tema) para poco más de 100 minutos de sencillo y convencional entretenimiento.
¿Será realmente el vecino de Kale un asesino en serie? O será todo producto de su desbordante imaginación y de su aburrimiento?
Si quereis saberlo, la respuesta en vuestro cine más cercano a partir del 21 de septiembre.
Lo peor: que toda la acción se deje para el final; que el suspense nunca llegue a atraparnos del todo; los tópicos personajes.
Valoración personal: Correcta