
Quién más quién menos tiene en mente películas de este tipo y para todos los gustos: “La semilla del diablo” (Rosemary's Baby) , “La profecía” (The Omen) “Los chicos del maíz”, “El Exorcista”, “El pueblo de los malditos” (Village of the Damned) o “Hellion, el ángel caído (Whisper)” entrarían en la categoría de niños diabólicos de origen sobrenatural, pero también las hay en que la maldad del susodicho/a es innata, como en el “El Otro”, “El buen hijo” o la más reciente “El hijo del mal (Joshua)”. Hasta un español, Narciso Ibáñez Serrador, allá por los setenta, se atrevió con su particular visión del tema en “¿Quién puede matar a un niño?”.
En los últimos tiempos parece que la moda ha vuelto. En el 2007 tuvimos las citadas Hellion y Joshua. La primera no he tenido el gusto de verla y la segunda no estaba mal como thriller psicológico (a destacar el papel de Rockwell), aunque no era muy remarcable. Este año la primera en estrenarse ha sido “Expediente 39” (tan entretenida como olvidable), que estuvo su tiempo durmiendo en un cajón y que ahora que se ha estrenado lo ha hecho estrellándose en taquilla (¿será por –la difícilmente soportable- Zellweger?); y el viernes pasado le tocó el turno a “La Huérfana”, que primero se ha paseado por el reciente Festival de Sitges cosechando muy buenas críticas y haciendo compañía a otra película de niños cabroncetes como es The Children (ésta no creo ni que llegue a estrenarse en nuestras carteleras, pero os la recomiendo encarecidamente)
Kate (Vera Farmiga) y John Coleman (Peter Sarsgaard) son una pareja con dos hijos decidida a adoptar a un tercero,tras perder, tiempo atrás, al bebé que estaban esperando. Así que llegado el día, se dirigen al orfanato local con la intención de hacer su elección. Una vez allí, se sienten cautivados por Esther (Isabelle Fuhrman), una niña de aspecto angelical, buenos modales e inusitada inteligencia dada su corta edad. Kate y John no se lo piensan dos veces y deciden adoptarla de inmediato. La llegada de la muchacha a la casa de los Coleman es recibida con cierto recelo por Daniel, el hijo mayor, pero con mucho entusiasmo por parte de Max, la pequeña de la casa.
Al principio todo parece marchar con normalidad, intentando todos adaptarse a la presencia de un nuevo miembro en la familia, pero pronto empezarán a suceder cosas extrañas que harán sospechar a Kate de que Esther no es un niña muy normal, que digamos.
Y parafraseando la famosa frase del programa de Ibáñez Serrador, “hasta aquí puedo contar”.
Leído esto, uno tiene claro que el argumento no es colmo de la originalidad. Pareja atormentada por un trágico suceso decide adoptar/tener un niño/a para solventar su crisis matrimonial/familiar. Como es habitual, el niño/a no será lo esperado, y se las harás pasar bien p**** a todos. Y si no fuera por lo bien que han hablado de ella, ni me hubiera molestado en verla. Pero la curiosidad llamó a mi puerta…

Jaume Collet-Serra, director catalán afincado en EE.UU., ha estado sobreviviendo en Hollywood con productos alimenticios como el remake de “La casa de cera” (más digerible de lo que yo esperaba) o la secuela de Goal (sólo apta para incondicionales de este deporte, o ni eso). Con “Orphan” llega, quizás, su producto más personal, un trabajo de dos años para intentar conseguir un nombre dentro de la competitiva industria yanqui. Y visto lo visto, parece tener ya un huequecito asegurado.
En la mayor parte de metraje de su última película, casi todo suena a ya visto. Desde la adopción hasta los primeros síntomas de “algo raro pasa con esta niña”, resulta ser de lo más tópico y predecible, así que en eso sentido no hay mucho que destacar, salvo el oficio tras la cámara de Collet-Serra, que sabe imprimir un buen suspense (aunque no puede evitar abusar demasiado de los estruendosos golpes de sonido), y la labor del reparto, que resulta creíble en todo momento.
Quizás uno de sus puntos fuertes radique en el tiempo que se toman director y guionistas para desarrollar la relación de pareja entre Kate y John, que está algo más trabajada de lo normal, lo que ayuda a simpatizar con ellos de inmediato; especialmente con Kate, que será la que más sufra la crueldad de la recién adoptada. Esther y el resto de churumbeles cumplen un rol más esquemático pero acorde con los acontecimientos. Ahora bien, el papel de la suegra es, directamente, de lo más prescindible de la historia, por lo poco que pinta en ella (no molesta, pero tampoco aporta nada)
Otro punto a favor es la mala uva de Esther y lo bien interpretada que está por la jovencita Isabelle Fuhrman. Puede que a estas alturas su maldad no nos sorprenda demasiado, pero la ferocidad que se gasta con algunos personajes no es poca, y gracias a esa R que la película lleva con orgullo, tampoco se escatima en sangre (sin exagerar, pero la hay, que es lo que importa). Aunque encuentro mucho más interesantes -y disfrutables- los momentos en que el mal rollo es más bien psicológico (la tensión de algunos momentos a solas, las miradas furtivas, la desconfianza permanente…)

Para compensar su escasa originalidad, los guionistas guardan un as en la manga. Obviamente, no voy desvelar cuál es, pero se trata ya del habitual giro final sorpresa que, por lo menos esta vez, no parece metido con calzador (y lo que es mejor, sorprende de veras, pues es algo difícil imaginárselo de antemano). Está bien hilvanado dentro de la trama, sin necesidad de trampas ni engaños, y le da un toque distintivo al producto. Quizás luego el desenlace va un poco por la vía fácil, pero era casi inevitable que así fuese.
Por tanto, La huérfana es una buena propuesta dentro de las propias limitaciones del subgénero. Quizás dos horas son demasiado para una historia así, pero no pesan en ningún momento. Hay un buen clímax y unas buenas interpretaciones al servicio de una historia que es tan predecible -salvo el golpe de efecto final- como entretenida.
Un tenso thriller “de terror” tan convencional como satisfactorio.
P.D.: Parece que a Vera Farmiga le gusta pasarlo mal con los peques. Primero fue Joshua y ahora Esther. Pocas ganas le deben quedar de ser madre xD
Lo mejor: el reparto, en conjunto.
Lo peor: que cada escena, cada secuencia y cada acción-reacción sean tan previsibles.
Valoración personal: Buena