jueves, mayo 06, 2010

“Noche loca” (2010) - Shawn Levy

crítica Noche oca / Date Night 2010 Steve Carell Tina Fey
Es muy probable que en un breve espacio de tiempo nos empachemos de comedias – con su poquito de acción- protagonizadas por matrimonios o parejas. A principios de año se estrenó “¿Qué fue de los Morgan?”, una especie de “remake” de “A las duras y a las maduras”, pero sustituyendo a Tim Allen y Kirstie Alley por Hugh Grant y Sarah Jessica Parker (¿la pareja más detestable que se ha visto nunca en pantalla? Probablemente sí); hace unas semanas nos llegó “Exposados”, con Gerard Butler y Jennifer Aniston como exmarido y exmujer reencontrando de nuevo el amor en medio de una trama que recordaba un poco a la ochentera “Huida a medianoche”. En cuestión de meses se estrenarán dos más: “Noche y día”, protagonizada por Tom Cruise y –una histriónica y aparentemente insoportable- Cameron Díaz; y “Killers”, con Ashton Kutcher y Katherine Heigl –ambos difíciles de soportar- emulando, a su manera, al Brad Pitt y a la Angelina Jolie de “Sr. y Sra. Smith”.

Y esta semana aterriza en nuestras carteles “Noche loca”, que prueba suerte reuniendo a Steve Carell y a Tina Fey, quienes han tenido bastante éxito y reconocimiento en la pequeña pantalla gracias a las series “The Office” y “Rockefeller Plaza (30 Rock)”, respectivamente.

Phil (Steve Carell) y Claire Foster (Tina Fey) son un matrimonio bien avenido que reside, junto a sus dos hijos, en una casa a las afueras de New Jersey. Los Foster tienen por costumbre salir una noche a la semana para desconectar de la rutina diaria, relajarse y tener un poco de tiempo para ellos. En esa noche “especial” acuden siempre a la taberna Teaneck de la localidad, y mantienen las habituales conversaciones intrascendentes de siempre, intentando, en vano, recuperar un poco la chispa amorosa de antaño. Aunque ganas y humor no les falta.

Después de saber que dos de sus mejores amigos –otro matrimonio con hijos– se van a separar tras una vida similar a la suya, Phil y Claire empiezan a temer que les ocurra lo mismo a ellos. Dispuesto a evitar que la anodina rutina diaria termine por hundir su matrimonio, Phil decide cambiar el plan habitual y sorprender a Claire llevándola a un selecto restaurante de Manhattan. Sin embargo, su plan tiene un fallo: no han hecho reserva.

En vista de la cantidad de gente que abarrota el local y temiendo que su cena termine de nuevo en Teaneck, deciden hacerse pasar por los Tripplehorn, una pareja que tenía reserva y que no se ha presentado.

Lo peor que podía pasar es que los descubrieran, o eso creen ellos. Y es que la cosa se complica con la llegada de un par de tipos que buscan a los verdaderos Tripplehorn porque, al parecer, éstos han robado algo a uno de los mafiosos de la ciudad.

Pese a explicarles la verdad de lo sucedido, los matones no les creen. Y a punta de pistola, a Phil y a Claire no les queda otra que seguirles la corriente, jugar al despiste con ellos, y tratar de escapar en el momento que tengan una oportunidad.

Lo que iba ser una cena romántica para reavivar la llama del amor se convierte en una verdadera pesadilla en la que corre peligro su matrimonio… y sus vidas.



Phil y Claire son un matrimonio hastiado por la rutina. Dedican todo su tiempo al trabajo, a la casa y a sus hijos, y están tan cansados que cuando están juntos apenas se dedican unos mimitos. Pero nunca llegarían a imaginar que su intento de evitar que su relación se hunda acabaría por convertirse en una peligrosa huída por las calles de Nueva York perseguidos por unos tipos armados con pistolas.

Hacerse pasar por los Tripplehorn es la decisión que desencadenará todo el desafortunado lío. A partir de ahí, las desventuras de los Foster serán constantes.

Lo cierto es que no estamos ante una trama muy complicada (simplona, más bien), y de seguro ésta nos recuerda un poco a otras películas. Y es que las confusiones de identidad han servido tanto para hacer comedia, véase “El hombre con un zapato rojo” (remake, por cierto, de una película francesa de los 70), como para relatarnos una historia de puro suspense, como hizo Hitchcock en “Con la muerte en los talones” (mi preferida de toda su filmografía)

Aquí predomina el tono jocoso y los gags hilarantes. La trama está al servicio de su pareja protagonista, y hay que decir que la química entre Steve Carell y Tina Fey es total. Es gracias a su buen hacer y al escaso metraje que la película se ve con una sonrisa en la boca.

El ir de un lado para otro, huyendo de sus perseguidores e intentando recabar pistas para saber en qué se han metido, es lo que da lugar a situaciones, a veces, bastante absurdas. Pero esa absurdez es el principal atractivo de la película. La disparatada persecución en coche por las calles de Nueva York, con el típico “taxista-negro-gritón” de por medio, es una de las secuencias más destacables de la película, junto al surrealista baile que se pegan Carell y Fey en el local de striptease.


Dentro de lo absurdas o descabelladas que parezcan las situaciones, el humor se mantiene casi siempre al margen del ridículo (puede que en algún momento lo sobrepase), gracias sobre todo a la comicidad que hay entre sus protagonistas y a la simpática labor del resto de secundarios que les acompañan. Ahí tenemos, por ejemplo, a Ray Liotta (SPOILER-- el mafioso Joe Miletto, como no podía ser de otra forma—FIN SPOILER), William Fichtner (nada que ver con el Alex Mahone de Prison Break), Mark Walhberg (luciendo pectorales), James Franco (que necesita un buen pelotazo taquillero para reivindicarse) y Mila Kunis (mucho mejor que en sus últimas apariciones en las mediocres “El libro de Eli” o “Max Payne”, pero tan mona como siempre) ; también andan por ahí Mark Ruffalo y Taraji P. Henson en pequeños papeles, más el cameo del cantante Will.I.Am, miembro de los Black Eyed Peas. Jimmi Simpson y Common (los dos matones que persiguen a los Foster) cumplen también en sus respectivos papeles.


Lo cierto es que viendo la –deprimente- filmografía del director Shawn Levy, cuyo mayor éxito fue el sleeper “Noche en el museo”, el resultado es bastante mejor de lo que cabría esperar. Buen ritmo durante la justita hora y media, y cachondeo constante.
“Noche Loca” es una divertida comedia que tiene, en su pareja protagonista, su mayor baza.

Lo mejor: Steve Carell y Tina Fey, sin lugar a dudas.

Lo peor: el muy escaso protagonismo de algunos personajes secundarios que podían haber dado más de sí.


Valoración personal: Correcta

7 comentarios:

Nanu dijo...

La mejor escena es la del taxi, pero las otras no dan tanta risa como yo esperaba

Pliskeen (David Ribet) dijo...

A mi me hizo gracia la escena de la barca, cuando la ponen en marcha xD

Saludos ;)

Nanu dijo...

A me habia olvidado de esa escena jaja si me hizo reir, tambien me acrode la parte de la escoba

Chacal dijo...

Steve Carrell me parece buen cómico pero él solo no es incentivo suficiente como para que vaya a ver la película (que tampoco me llama mucho la atención así, en general).

Pliskeen (David Ribet) dijo...

Carrell es de los pocos cómicos actuales que, en mi opinión, se salva de la quema.

La película está bien para pasar el rato. Yo la ví en pase de prensa, pero dudo que de otra forma hubiera ido al cine de a verla, ya que no es el tipo de propuesta que me lleva a las salas (más bien es la opción habitual de videoclub)

Saludos ;)

Sam_Loomis dijo...

En lo que señalas como "lo mejor" es exactamente donde recae mi único interés por la película. Steve Carrell y Tina Fey son dos artistas experimentados y habilidosos con la comedia, unirlos en una película de éste tipo puede tener resultados muy divertidos.

¡Saludos!

sex shop dijo...

muy buena, me parto de risa, el selección de los actores comicos es mejor