critica Hanna 2011 Joe Wright
Debutó en el largometraje con “Orgullo y prejuicio”, adaptación de la novela de Jane Austin por la cual consiguió un BAFTA a Mejor director y diversas nominaciones a los Oscar y a los Globos de Oro. Tres años más tarde, Joe Wright repetió con su actriz principal, Keira Knightley, para rodar otro drama romántico/épico basado en otra aclamada novela y recibiendo nuevamente el aplauso de la crítica.
Con todo a su favor, en 2009 se lanzaba a filmar un drama basado en hechos reales de esos que tanto gustan a la academia, y con dos buenos actores como Jamie Foxx y Robert Downey Jr. al frente del reparto. El resultado, sin embargo, no podía estar más lejos de las expectativas puestas en ella, y la película convenció a muy pocos (y mira que la historia era un caramelo, pero el sabor que dejaba era bastante agridulce)
Quizás debido a este traspié o quizás porque tenía ganas de cambiar de género, lo último que nos llega del director inglés es este thriller de acción un tanto inusual.
Hanna (Saoirse Ronan) es una chica de 16 años que vive en las salvajes tierras del norte de Finlandia, aislada del mundo civilizado, junto a su padre, Erik (Eric Bana), un ex agente de la CIA. Erik ha enseñado a Hanna a cazar, le ha entrenado con un duro programa de autodefensa y le ha enseñado a leer y escribir con tan solo una enciclopedia y un libro de cuentos de hadas. Hanna ha vivido una vida muy diferente a la de cualquier otra adolescente; toda su educación y entrenamiento se reduce a un objetivo, convertirla en la perfecta asesina. Pero en el mundo real hay una cuenta pendiente con la familia de Hanna, y Erik se ha dado cuenta de que ya no puede retener más a su hija, y que ya es hora de saldar esa cuenta.
Cuando supimos de ella y vimos el tráiler, nos extrañaba que detrás estuviera un director como Wright. Aún así, con semejante reparto (Ronan, Bana, Cate Blanchett, Tom Holland…), ¿quién podría resistirse?
Como ya se indica en la sinopsis, Hanna ha sido convertida en una dura y letal asesina a manos de su padre, que la ha entrenado y criado olvidando, quizás, lo más importante de todo: que es una niña. Una niña capaz de desnucarte con un par de rápidos movimientos, pero una niña, al fin y al cabo.
Ahora ha llegado un momento crucial que va a cambiar bruscamente la adolescencia de Hanna. Ella y su padre se separaban por primera vez para embarcarse en la misión para la que siempre ha estado destinada. Antes de reencontrarse en Berlín, tal y como habían planeado, Hanna es capturada por la despiadada agente de inteligencia Marissa Wiegler (Cate Blanchett). La joven, sin embargo, no tarda fugarse de sus captores para emprender un largo y duro viaje por Europa, seguida muy de cerca por Marissa y sus secuaces.
Para Hanna, este viaje no será solamente la misión de su vida para la cual ha sido entrenada desde bien pequeña, sino que también supondrá un redescubrimiento del mundo y de su propia adolescencia.
Estamos hablando de una chica de 16 años que se ha criado en el bosque con la única compañía de su padre, quién le ha enseñado todo lo que sabe. Y todo lo que sabe no es suficiente para enfrentarse al mundo real, porque la vida es algo más que datos y definiciones de una enciclopedia o recuerdos de un pasado distante y borroso. La vida son también sentimientos, personas y lugares.
La joven experimentará nuevas sensaciones al tiempo que es perseguida por unos matones sin escrúpulos.
“Hanna” es una de esas películas que te das cuenta que apuntan maneras nada más empezar. De hecho, desde la primera escena hasta que la protagonista logra escapar de las garras de Marissa, podríamos decir que estamos ante uno de las propuestas más interesantes del cine comercial actual. No obstante, justo después de ese tramo, la historia empieza a tomar derroteros un tanto extraños y discutibles, y la película empieza a tambalearse y a dudar de su condición y del público al que va dirigida. Y es que llega un momento en que uno no sabe muy bien si está presenciando un thriller de acción, un drama juvenil o una comedia involuntaria.
Otorgarle profundidad a la trama, darle fondo para que no se convierta en un vacuo y superficial muestrario de pirotecnia, es algo que se siempre se agradece. Sin embargo, debe existir un buen equilibrio entre las partes sin perder de vista el tipo de película que se está haciendo y el género al que ésta pertenece. En este caso, la mezcla resulta un tanto extraña por culpa de las ínfulas de su director y algunos aspectos que chirrían en exceso.
Exceptuando los personajes principales interpretados por Ronan, Bana y Cate Blanchett, el resto no sabemos si tomárnoslos en serio o no.
Empecemos, primero, por los secuaces que utiliza Marissa para atrapar a Hanna. Se trata de tres nazis estereotipados hasta la medula: dos de ellos, cabezas rapadas (o skinheads) con su vestimenta oficial (cazadora Bombers, tejanos ajustados y botas Dr. Martens) que parecen recién salidos de “American History X”; el otro, interpretado por un histriónico Tom Holland, es un nazi homosexual teñido de rubio que se pasa toda la película vestido con un chándal amarillo chillón.
Luego tenemos a la familia con la que topa Hanna al inicio de su viaje y con la que cruzará Europa, que son una atípica familia hippie cuya hija adolescente es pija, boba y sumamente repelente. Ignoro si la idea era ofrecer con fuerte contraste frente a la personalidad más seria y adulta de Hanna, pero lo cierto es tal “extremismo” consigue que su personaje se haga bastante difícil de soportar.
Y por último, y ya hacia el final, el guionista se saca de la manga a otro personaje estrafalario que bien podría haber salido de alguna película de Terry Gilliam.
Todo ellos terminan por descolocarnos y empezamos a dudar de la seriedad de la propuesta, más aún cuando la película tiene ciertos deslices más propios de la comedia que de un thriller de acción serio y contundente (que es lo que uno más o menos presumía encontrarse)
Por tanto, “Hanna” termina convirtiéndose en una confusa película comercial con pretensiones artísticas que mezcla de forma inconsistente momentos de introspección personal con secuencias de acción, las cuales en ocasiones son filmadas por Wright a base de virguerías visuales como si de un videoclip se tratara (la cañera banda sonora a cargo de los Chemical Brothers potencia aún más esa sensación)
Teniendo como protagonista a una niña asesina emulando a Nikita, uno ya da por asumido que la verosimilitud de la cinta puede llegar a ser un tanto precaria, pero en algunos aspectos la credibilidad de la trama llega a rozar lo absurdo, y al final un servidor se marchó de la sala sin tener muy claro si lo que había visto le había gustado o no (y tras dejar madurar mi opinión, casi que me decantaría por el “no”)
Probablemente, con unas ideas menos presuntuosas y un guión más centrado, estaríamos hablando de unos de los thrillers del año. Sin embargo, el resultado no termina de convencer.
P.D.: Saoirse Ronan es una joven y estupenda actriz con un prometedor futuro por delante. Pero eso sí, necesita participar en mejores películas.
Lo mejor: Saoirse Ronan; la banda sonora de The Chemical Brothers.
Lo peor: lo desconcertantes que resultan algunos personajes; la incapacidad de Wright para hacer cine comercial serio y de calidad sin privarse de una molesta pretenciosidad.
Valoración personal: Regular
Debutó en el largometraje con “Orgullo y prejuicio”, adaptación de la novela de Jane Austin por la cual consiguió un BAFTA a Mejor director y diversas nominaciones a los Oscar y a los Globos de Oro. Tres años más tarde, Joe Wright repetió con su actriz principal, Keira Knightley, para rodar otro drama romántico/épico basado en otra aclamada novela y recibiendo nuevamente el aplauso de la crítica.
Con todo a su favor, en 2009 se lanzaba a filmar un drama basado en hechos reales de esos que tanto gustan a la academia, y con dos buenos actores como Jamie Foxx y Robert Downey Jr. al frente del reparto. El resultado, sin embargo, no podía estar más lejos de las expectativas puestas en ella, y la película convenció a muy pocos (y mira que la historia era un caramelo, pero el sabor que dejaba era bastante agridulce)
Quizás debido a este traspié o quizás porque tenía ganas de cambiar de género, lo último que nos llega del director inglés es este thriller de acción un tanto inusual.
Hanna (Saoirse Ronan) es una chica de 16 años que vive en las salvajes tierras del norte de Finlandia, aislada del mundo civilizado, junto a su padre, Erik (Eric Bana), un ex agente de la CIA. Erik ha enseñado a Hanna a cazar, le ha entrenado con un duro programa de autodefensa y le ha enseñado a leer y escribir con tan solo una enciclopedia y un libro de cuentos de hadas. Hanna ha vivido una vida muy diferente a la de cualquier otra adolescente; toda su educación y entrenamiento se reduce a un objetivo, convertirla en la perfecta asesina. Pero en el mundo real hay una cuenta pendiente con la familia de Hanna, y Erik se ha dado cuenta de que ya no puede retener más a su hija, y que ya es hora de saldar esa cuenta.
Cuando supimos de ella y vimos el tráiler, nos extrañaba que detrás estuviera un director como Wright. Aún así, con semejante reparto (Ronan, Bana, Cate Blanchett, Tom Holland…), ¿quién podría resistirse?
Como ya se indica en la sinopsis, Hanna ha sido convertida en una dura y letal asesina a manos de su padre, que la ha entrenado y criado olvidando, quizás, lo más importante de todo: que es una niña. Una niña capaz de desnucarte con un par de rápidos movimientos, pero una niña, al fin y al cabo.
Ahora ha llegado un momento crucial que va a cambiar bruscamente la adolescencia de Hanna. Ella y su padre se separaban por primera vez para embarcarse en la misión para la que siempre ha estado destinada. Antes de reencontrarse en Berlín, tal y como habían planeado, Hanna es capturada por la despiadada agente de inteligencia Marissa Wiegler (Cate Blanchett). La joven, sin embargo, no tarda fugarse de sus captores para emprender un largo y duro viaje por Europa, seguida muy de cerca por Marissa y sus secuaces.
Para Hanna, este viaje no será solamente la misión de su vida para la cual ha sido entrenada desde bien pequeña, sino que también supondrá un redescubrimiento del mundo y de su propia adolescencia.
Estamos hablando de una chica de 16 años que se ha criado en el bosque con la única compañía de su padre, quién le ha enseñado todo lo que sabe. Y todo lo que sabe no es suficiente para enfrentarse al mundo real, porque la vida es algo más que datos y definiciones de una enciclopedia o recuerdos de un pasado distante y borroso. La vida son también sentimientos, personas y lugares.
La joven experimentará nuevas sensaciones al tiempo que es perseguida por unos matones sin escrúpulos.
“Hanna” es una de esas películas que te das cuenta que apuntan maneras nada más empezar. De hecho, desde la primera escena hasta que la protagonista logra escapar de las garras de Marissa, podríamos decir que estamos ante uno de las propuestas más interesantes del cine comercial actual. No obstante, justo después de ese tramo, la historia empieza a tomar derroteros un tanto extraños y discutibles, y la película empieza a tambalearse y a dudar de su condición y del público al que va dirigida. Y es que llega un momento en que uno no sabe muy bien si está presenciando un thriller de acción, un drama juvenil o una comedia involuntaria.
Otorgarle profundidad a la trama, darle fondo para que no se convierta en un vacuo y superficial muestrario de pirotecnia, es algo que se siempre se agradece. Sin embargo, debe existir un buen equilibrio entre las partes sin perder de vista el tipo de película que se está haciendo y el género al que ésta pertenece. En este caso, la mezcla resulta un tanto extraña por culpa de las ínfulas de su director y algunos aspectos que chirrían en exceso.
Exceptuando los personajes principales interpretados por Ronan, Bana y Cate Blanchett, el resto no sabemos si tomárnoslos en serio o no.
Empecemos, primero, por los secuaces que utiliza Marissa para atrapar a Hanna. Se trata de tres nazis estereotipados hasta la medula: dos de ellos, cabezas rapadas (o skinheads) con su vestimenta oficial (cazadora Bombers, tejanos ajustados y botas Dr. Martens) que parecen recién salidos de “American History X”; el otro, interpretado por un histriónico Tom Holland, es un nazi homosexual teñido de rubio que se pasa toda la película vestido con un chándal amarillo chillón.
Luego tenemos a la familia con la que topa Hanna al inicio de su viaje y con la que cruzará Europa, que son una atípica familia hippie cuya hija adolescente es pija, boba y sumamente repelente. Ignoro si la idea era ofrecer con fuerte contraste frente a la personalidad más seria y adulta de Hanna, pero lo cierto es tal “extremismo” consigue que su personaje se haga bastante difícil de soportar.
Y por último, y ya hacia el final, el guionista se saca de la manga a otro personaje estrafalario que bien podría haber salido de alguna película de Terry Gilliam.
Todo ellos terminan por descolocarnos y empezamos a dudar de la seriedad de la propuesta, más aún cuando la película tiene ciertos deslices más propios de la comedia que de un thriller de acción serio y contundente (que es lo que uno más o menos presumía encontrarse)
Por tanto, “Hanna” termina convirtiéndose en una confusa película comercial con pretensiones artísticas que mezcla de forma inconsistente momentos de introspección personal con secuencias de acción, las cuales en ocasiones son filmadas por Wright a base de virguerías visuales como si de un videoclip se tratara (la cañera banda sonora a cargo de los Chemical Brothers potencia aún más esa sensación)
Teniendo como protagonista a una niña asesina emulando a Nikita, uno ya da por asumido que la verosimilitud de la cinta puede llegar a ser un tanto precaria, pero en algunos aspectos la credibilidad de la trama llega a rozar lo absurdo, y al final un servidor se marchó de la sala sin tener muy claro si lo que había visto le había gustado o no (y tras dejar madurar mi opinión, casi que me decantaría por el “no”)
Probablemente, con unas ideas menos presuntuosas y un guión más centrado, estaríamos hablando de unos de los thrillers del año. Sin embargo, el resultado no termina de convencer.
P.D.: Saoirse Ronan es una joven y estupenda actriz con un prometedor futuro por delante. Pero eso sí, necesita participar en mejores películas.
Lo mejor: Saoirse Ronan; la banda sonora de The Chemical Brothers.
Lo peor: lo desconcertantes que resultan algunos personajes; la incapacidad de Wright para hacer cine comercial serio y de calidad sin privarse de una molesta pretenciosidad.
Valoración personal: Regular
4 comentarios:
Bueno la pelicula en realidad es muy buena... La historia es excelente pero como bien dice el autor del articulo te deja un sabor agridulce.
Fernando
Sin duda Saoirse Ronan es una actriz que promete muchísimo y ha entregado buenas actuaciones. Pero no podía evitar sentir de la película esa vibra algo pretenciosa que mencionas. Tal vez aún así le eche un vistazo.
¡Saludos!
hay que ver como le va a hanna... Me gusta las peliculas sobre asesinos. Las de terror son mis favoritas. Gracias por el articulo de la pelicula, le voy a ver.
Samira
Las películas de ese género son interesantes pero un poco fuertes
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