“The Hangover” aka “Resacón en Las Vegas” fue uno de los sleepers más sonados de 2009 y se convirtió en la comedia con clasificación ‘R’ más taquillera de la historia en el mercado doméstico estadounidense. Pero esos no fueron sus únicos logros, ya que también consiguió algo inaudito: que una comedia gamberra y pasada de rosca obtuviera no sólo el beneplácito del público sino también el de la crítica, que la acogió con los brazos abiertos.
Ante tal éxito, era evidente que iba a caer una secuela sí o sí, y que además no se haría esperar. Así pues, dos años después del estreno de la original tenemos aquí su continuación, “Resacón 2 ¡Ahora en Tailandia!”
¿Y de qué va esta vez la cosa? Pues va de lo mismo, como no podría ser de otra forma.
Alan (Zach Galifianakas), Stu (Ed Helms) y Phil (Bradley Cooper) vuelven a despertarse en otra habitación de otro hotel sin recordar nada. Esta vez están en Tailandia, adonde han viajado, junto a Doug (Justin Bartha), para asistir a la boda de Stu.
Si en la primera el que se casaba y se perdía era Doug, esta vez los papeles se reparten entre Stu, el futuro marido, y Teddy, su joven cuñado.
Hace tiempo que Stu se separó de Jade (Heather Graham) y conoció a Lauren (Jamie Chung), una encantadora joven coreana con la que ha decidido pasar por la vicaría pese al más que evidente rechazo de su suegro.
Después de lo ocurrido en Las Vegas, Stu tiene claro que no quiere volver a pasar por lo mismo, por lo que decide prescindir de su despedida de soltero. Sin embargo, lo que no puede evitar es el tener que invitar a la boda a Alan, el loco cuñado de Doug y el máximo responsable de la descomunal juerga que él y sus amigos vivieron en “la ciudad del pecado”.
De todas formas, no parece haber peligro, ya que la estancia en Tailandia se presenta de lo más tranquila. Ya la primera noche, el grupo –Stu, Phil, Doug, Alan y Teddy- se reúne en la playa, a la luz de una fogata, para tomarse relajadamente unas inofensivas birras… ¿Sólo unas birras? ¡Para nada!
“Resacón 2 ¡Ahora en Tailandia!” empieza de la misma forma que en la primera: con una llamada telefónica hecha por Phil informando del marrón en el que están metidos. Justo después, retrocedemos en el tiempo para conocer los detalles de lo ocurrido y para saber cómo han llegado a esa situación.
Se podría decir que esta segunda entrega ha perdido la frescura de la primera, pero es inevitable que eso ocurra en una secuela, así que sus responsables, de nuevo con Todd Philips en la silla de director, han decidido que la mejor manera de continuar las desventuras de este grupo de amigos es elevando la fórmula al cubo (algo muy propio también de las secuelas), aumentando considerablemente el nivel de peligrosidad de la juerga y, en consecuencia, los daños físicos de los sufridos protagonistas.
Y es que lo ocurrido en Las Vegas parece una fiesta de niños al lado de lo que transcurre en Bangkok, “la ciudad de los ángeles”, pues con seres celestiales no es precisamente con lo que se van a topar Stu y cía, salvo que por ángeles entendamos a un grupo de tailandesas en minifalda y con tacones de aguja bailando bajo unas luces de neón.
Nuevamente, Stu es el que peor parado sale de todo el embrollo, aunque al final siempre consiga sacar algo positivo.
Las situaciones en las que los tres se ven envueltos son tan o más descabelladas y surrealistas que en Las Vegas, y aunque la experiencia es un grado, de poco les servirá haber vivido una resaca como aquella para poder resolver la actual con mayor rapidez (genial el momento en el que suben al tejado)
La comicidad entre el trío protagonista (Helms, Galifianakis y Cooper) sigue siendo lo mejor de la película, así como sus reacciones ante el descubrimiento de las distintas barbaridades que han ido cometiendo en el transcurso de noche (una de ellas en concreto, convertirá a Stu en víctima de constantes burlas)
El humor sigue siendo burdo y en ocasiones bastante más zafio y vulgar que el de la primera entrega, y pese a que servidor no es muy afín a los gags escatológicos y/o sexuales, hay que reconocer que si entras desde un buen principio en la dinámica gamberra que propone la película, es difícil no echarse alguna que otra risa. Quizás ayude el hecho de que los protagonistas no sean un grupito de adolescentes con las hormonas disparadas sino unos treintañeros con pelo en el pecho, entre los cuales se encuentran un buen par de cómicos (Helms y Galifianakis, los auténticos amos de la película)
Es una lástima que no hayamos podido contar con el cameo de Liam Neeson que se presuponía íbamos a tener en esta secuela, pero se compensa (más o menos…) con una aparición estelar que, obviamente, no voy a desvelar. Aunque sí comentaré que el destrozo que comete hacia cierta canción ochentera (muy apropiada para la ocasión, todo sea dicho) no tiene perdón.
En definitiva, que asistimos prácticamente a una repetición calcada del esquema de la primera película (SPOILER -- álbum de fotos en los créditos incluido --FIN SPOILER), sólo que esta vez la ciudad, Bangkok, se torna mucho más sórdida y menos amigable que Las Vegas (y nos cambian al bebé por un mono adicto a la nicotina). Por lo demás, los ingredientes son los mismos pero sin el factor sorpresa.
Mejor o peor (eso ya que cada uno lo juzgue por su cuenta), lo que está claro es “Resacón 2 ¡Ahora en Tailandia!” consigue exactamente lo mismo que su predecesora: que salgamos de la sala con unas ganas increíbles de irnos de marcha. Con eso, y unas risas, creo que el objetivo está cumplido. Eso sí, que la fórmula siga funcionando en una hipotética tercera entrega ya lo veo más complicado (aunque no imposible; y si no que se lo digan a McClane, que ha tropezado cuatro veces con la misma piedra y ya anda buscando el quinto tropiezo)
P.D.: La clasificación “R” se la vuelve a ganar con honores.
P.D.2: Lo pensé cuando vi la primera y me reafirmo en esta segunda: Sasha Barrese es una mezcla entre Liv Tyler y Megan Fox.
Lo mejor: el trío protagonista; el mono.
Lo peor: los gags de carácter más escatológico.
Valoración personal: Correcta
Ante tal éxito, era evidente que iba a caer una secuela sí o sí, y que además no se haría esperar. Así pues, dos años después del estreno de la original tenemos aquí su continuación, “Resacón 2 ¡Ahora en Tailandia!”
¿Y de qué va esta vez la cosa? Pues va de lo mismo, como no podría ser de otra forma.
Alan (Zach Galifianakas), Stu (Ed Helms) y Phil (Bradley Cooper) vuelven a despertarse en otra habitación de otro hotel sin recordar nada. Esta vez están en Tailandia, adonde han viajado, junto a Doug (Justin Bartha), para asistir a la boda de Stu.
Si en la primera el que se casaba y se perdía era Doug, esta vez los papeles se reparten entre Stu, el futuro marido, y Teddy, su joven cuñado.
Hace tiempo que Stu se separó de Jade (Heather Graham) y conoció a Lauren (Jamie Chung), una encantadora joven coreana con la que ha decidido pasar por la vicaría pese al más que evidente rechazo de su suegro.
Después de lo ocurrido en Las Vegas, Stu tiene claro que no quiere volver a pasar por lo mismo, por lo que decide prescindir de su despedida de soltero. Sin embargo, lo que no puede evitar es el tener que invitar a la boda a Alan, el loco cuñado de Doug y el máximo responsable de la descomunal juerga que él y sus amigos vivieron en “la ciudad del pecado”.
De todas formas, no parece haber peligro, ya que la estancia en Tailandia se presenta de lo más tranquila. Ya la primera noche, el grupo –Stu, Phil, Doug, Alan y Teddy- se reúne en la playa, a la luz de una fogata, para tomarse relajadamente unas inofensivas birras… ¿Sólo unas birras? ¡Para nada!
“Resacón 2 ¡Ahora en Tailandia!” empieza de la misma forma que en la primera: con una llamada telefónica hecha por Phil informando del marrón en el que están metidos. Justo después, retrocedemos en el tiempo para conocer los detalles de lo ocurrido y para saber cómo han llegado a esa situación.
Se podría decir que esta segunda entrega ha perdido la frescura de la primera, pero es inevitable que eso ocurra en una secuela, así que sus responsables, de nuevo con Todd Philips en la silla de director, han decidido que la mejor manera de continuar las desventuras de este grupo de amigos es elevando la fórmula al cubo (algo muy propio también de las secuelas), aumentando considerablemente el nivel de peligrosidad de la juerga y, en consecuencia, los daños físicos de los sufridos protagonistas.
Y es que lo ocurrido en Las Vegas parece una fiesta de niños al lado de lo que transcurre en Bangkok, “la ciudad de los ángeles”, pues con seres celestiales no es precisamente con lo que se van a topar Stu y cía, salvo que por ángeles entendamos a un grupo de tailandesas en minifalda y con tacones de aguja bailando bajo unas luces de neón.
Nuevamente, Stu es el que peor parado sale de todo el embrollo, aunque al final siempre consiga sacar algo positivo.
Las situaciones en las que los tres se ven envueltos son tan o más descabelladas y surrealistas que en Las Vegas, y aunque la experiencia es un grado, de poco les servirá haber vivido una resaca como aquella para poder resolver la actual con mayor rapidez (genial el momento en el que suben al tejado)
La comicidad entre el trío protagonista (Helms, Galifianakis y Cooper) sigue siendo lo mejor de la película, así como sus reacciones ante el descubrimiento de las distintas barbaridades que han ido cometiendo en el transcurso de noche (una de ellas en concreto, convertirá a Stu en víctima de constantes burlas)
El humor sigue siendo burdo y en ocasiones bastante más zafio y vulgar que el de la primera entrega, y pese a que servidor no es muy afín a los gags escatológicos y/o sexuales, hay que reconocer que si entras desde un buen principio en la dinámica gamberra que propone la película, es difícil no echarse alguna que otra risa. Quizás ayude el hecho de que los protagonistas no sean un grupito de adolescentes con las hormonas disparadas sino unos treintañeros con pelo en el pecho, entre los cuales se encuentran un buen par de cómicos (Helms y Galifianakis, los auténticos amos de la película)
Es una lástima que no hayamos podido contar con el cameo de Liam Neeson que se presuponía íbamos a tener en esta secuela, pero se compensa (más o menos…) con una aparición estelar que, obviamente, no voy a desvelar. Aunque sí comentaré que el destrozo que comete hacia cierta canción ochentera (muy apropiada para la ocasión, todo sea dicho) no tiene perdón.
En definitiva, que asistimos prácticamente a una repetición calcada del esquema de la primera película (SPOILER -- álbum de fotos en los créditos incluido --FIN SPOILER), sólo que esta vez la ciudad, Bangkok, se torna mucho más sórdida y menos amigable que Las Vegas (y nos cambian al bebé por un mono adicto a la nicotina). Por lo demás, los ingredientes son los mismos pero sin el factor sorpresa.
Mejor o peor (eso ya que cada uno lo juzgue por su cuenta), lo que está claro es “Resacón 2 ¡Ahora en Tailandia!” consigue exactamente lo mismo que su predecesora: que salgamos de la sala con unas ganas increíbles de irnos de marcha. Con eso, y unas risas, creo que el objetivo está cumplido. Eso sí, que la fórmula siga funcionando en una hipotética tercera entrega ya lo veo más complicado (aunque no imposible; y si no que se lo digan a McClane, que ha tropezado cuatro veces con la misma piedra y ya anda buscando el quinto tropiezo)
P.D.: La clasificación “R” se la vuelve a ganar con honores.
P.D.2: Lo pensé cuando vi la primera y me reafirmo en esta segunda: Sasha Barrese es una mezcla entre Liv Tyler y Megan Fox.
Lo mejor: el trío protagonista; el mono.
Lo peor: los gags de carácter más escatológico.
Valoración personal: Correcta
3 comentarios:
La primera "The Hangover" sin duda es una de mis comedias favoritas y estaba muy emocionado por esta secuela. No me gusta quejarme por el hecho de que es exactamente lo mismo que su predecesora porque a final de cuentas esa es la fórmula interesante que le dio a la primera película tanta popularidad. Las bromas son como bien mencionas son más groseras y llevadas a otros niveles. Solo digo que el chiste se siente ya más gastado y trillado en esta segunda parte que aunque me causó gracia en su mayoría tengo que decir que prefiero aún la primera y espero que los rumores que he leído acerca de la tercera parte siguiendo un esquema diferente sean verdad.
Interesante y muy acertado lo que apuntas acerca de Sasha Barrese.
¡Saludos!
No es tanto que se repita la fórmula, cosa que ocurre prácticamente en toda secuela habida y por haber, sino que hasta el esquema es el mismo. Empieza y termina igual, cambian al bebé por un mono, el diente roto por un tatoo... y así con todo.
Por eso se siente tanto la sensación a repetición, a más d elo mismo pero más bestia. De todas formas, ni la original me parece una maravilla, ni tampoco esta segunda. Para mi son comedias correctas y de un sólo visionado con las que echar unas risas y ya está.
Saludos ;)
Me encantan estas películas, que ahora narrarán sus aventuras en Tailandia. En lo personal me gusta el trabajo de Zach Galifianakis, es un excelente actor de comedia, el mejor de los últimos tiempos, pues es muy divertido.
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