jueves, febrero 19, 2009

"The Wrestler (El luchador)", oda a un perdedor


Después de la denostada “La fuente de la vida”, su anterior trabajo (con tal disparidad de opiniones, yo aún no me he atrevido a verla), Aronosfky aparca su megalomanía y nos trae un trabajo mucho más sincero y menos pretencioso. Este cambio de intenciones se ha visto recompensado con un buen puñado de halagos, tres importantes galardones (dos Globo de Oro al Mejor actor de drama (Mickey Rourke) y mejor canción; y un León de Oro a la Mejor película) y un par de nominaciones al Oscar. La casi unanimidad por parte de público y crítica con su nueva película no tiene nada que ver con su “fuente”, y es que con este tipo de directores apenas existe el término medio: o lo ponen a caer de un burro o le lamen las posaderas hasta desgastárselas.

En The Wrestler nos cuenta la historia de Randy "The Ram" Robinson (Mickey Rourke), un luchador profesional de wrestling venido a menos.
Randy fue, durante los 80, una gran estrella del cuadrilátero, pero su éxito ya es cosa del pasado y ahora malvive en baratos espectáculos de tercera categoría, con un cuerpo hastiado por los golpes y un corazón roto por la falta de orgullo y de cariño (que poético me ha quedado eso). Ante tal panorama y viendo que pese al aprecio de sus fans y compañeros, su carrera está acabada, Randy decide poner un poco en orden su vida personal.

Lo primero que hará será acercarse de nuevo a la hija -Evan Rachel Wood-de la que años atrás se desentendió, y lo segundo, abandonar su soledad amorosa conquistando a Stephanie (Marisa Tomei), una stripear que le hace tilín. Del éxito o el fracaso de estos dos objetivos depende el resto de su vida.

Rodada con un estilo casi documental, algo que sin duda le otorga un mayor realismo (aunque no necesariamente la hace mejor película), Aronofsky nos introduce en la vida de Randy, un luchador profesional que atraviesa uno de los peores momentos de su vida. Su carrera ha quedado reducida a peleas teatrales de tercera categoría y a vivir de la fama de antaño, algo que si bien no le satisface del todo, es lo poco o lo único que le queda. Pero tras abandonar los cuadriláteros, su lucha se convierte en otra. Ahora le toca hacer frente a un rival mucho más duro: el destino. Un destino que viene marcado por los errores y las malas decisiones tomadas en el pasado, y que ahora Randy intentará remendar.

Randy buscará la redención, el perdón de una hija y el amor de una mujer, pero nada de todo esto será fácil de conseguir, y el camino hacia el éxito será mucho más severo y amargo que el que una vez recorrió de ring en ring.

La primera parte de la película nos muestra la decadencia del personaje, su constante sufrimiento por una insatisfactoria carrera profesional y por una vida triste y solitaria. Nos enseña lo sencillo que es conseguir la gloria y lo complicado que es mantenerse en ella.

Las encarnizadas peleas en el cuadrilátero le ponen a uno la carne de gallina. Un acercamiento realista y sin contemplaciones a este tipo de entretenimiento, pasando por lo bueno, la camadería entre los luchadores, y lo malo, la severidad de los combates y sus posteriores consecuencias a nivel físico y psíquico. Y nuestro Randy se encuentra en el punto más agotador y autodestructivo de su trabajo, consumiendo todo tipo de fármacos para mantenerse en pie, bebiendo alcohol para olvidar las penas y suspirando por una vida que no alcanza ni a golpes.


Por tanto, lo que tenemos delante es la historia de un perdedor que busca la salvación, y Aranofsky, junto a Rourke, lo hacen de una forma lo suficientemente intimista y comedida como para conmovernos sin necesidad de recurrir a la lágrima fácil ni a adornados diálogos. Pero no todo aquí son virtudes y hay que resaltar también sus desaciertos, que los tiene.

Para empezar, la “no-relación” con su hija no está ni bien explicada ni bien desarrollada. Si Randy apenas conoce a su hija, el espectador aún sabe menos de ella. Ni el por qué concreto del abandono (algunos dirán que no importa y que se puede deducir, pero para mí sí es importante para entender la situación), ni dónde está su madre (muerta, seguramente) ni como es esa hija, cuyos únicos detalles personales que conocemos es que estudia y vive en una casa con otra chica (SPOILER --¿motivo suficiente para sospechar de su lesbianismo? --FIN SPOILER). La relación entre padre e hija se toca de forma muy superficial, como mero añadido para mostrarnos a un Randy aún más dolido en base a esa falta de correspondencia parental. Tampoco el proceder de esta hija resulta demasiado creíble, pasando del “te ignoro” al “te quiero”, y finalmente al “te odio” con una facilidad pasmosa (consejo para los malos padres: si abandonaste a tu hija hace años, regálale un bonito abrigo y vendrá a ti de nuevo)

Tampoco el personaje de Stephanie, la streaper interpretada por una muy competente Marisa Tomei, tiene el peso que merece en la trama. Su personaje deambula con convicción por la pantalla pero causando un vago interés, debido a que Aronosfky parece más preocupado en mostrarnos su desnudo cuerpo (¡y qué cuerpo, señores!) antes que sus sentimientos, de ahí que al final esa relación amorosa no sea tan significativa como sus autores pretenden hacernos creer. Y aunque siempre es de agradecer disfrutar de las gracias de una madurita belleza como la de la señorita Tomei, considero que es una actriz que vale para mucho más que para lucir palmito, y de ahí que su Stephanie debiera tener una relevancia en la historia mucho más sólida que la que aquí se nos muestra. A mi juicio pues, buena interpretación pero flojo personaje.

Mucho mejor tratado está Randy, afligido y desgarrador cuasi en todo momento, pero entrañable y jovial cuando toca. Un Randy apoyado sobre todo en el buen hacer de Mickey Rourke, cuyo papel le viene como anillo al dedo. Y es que los paralelismos entre Randy "The Ram" Robinson, el luchador, y Mickey “cara de plastilina” Rourke, el actor, no son fruto de la coincidencia. El descenso a los infiernos es de sobras conocido por el actor, así que su personaje apenas entraña dificultades para él. No por ello vamos a restarle méritos, y mucho menos demostrando una enorme capacidad de transmitir emociones pese a lo demacrado que está su rostro.

Este trabajo al servicio de Aronosfky ha sido todo un regalo divino y Rourke ha sabido aprovecharlo para salir de esa pozo sin fondo en el que se encontraba desde hace años, y aunque recientes papeles en otras películas ya auguraban un renacer del actor, no ha sido hasta la llegada de “El luchador” cuando realmente se confirma el buen estado de forma que presenta. Y no es que haya sido siempre un crack de la interpretación (afirmar eso ahora sería un acto de hipocresía), pero no es menos cierto que ha sabido defenderse ante la cámara en más de una y dos ocasiones, y ”Manhattan Sur” o “El corazón del ángel” son buena muestra de ello.

A título personal, lo peor del visionado de “The Wrestler” podría ser esa sensación constante de “deja vu”; de esto ya me lo han contado otras veces. Sin ir más lejos, ahí tenemos a "Rocky Balboa", aunque aquella era un canto a la esperanza y ésta es todo lo contrario (y tener Sly delante y detrás de la cámara invitaba injustamente al menosprecio por parte de un sector de la crítica)
Eso convierte su visionado en tópico (papá se perdió los cumpleaños de su querida hijita… y si hubiera sido hijo seguramente se hubiera perdido todos los partidos de béisbol, por decir algo) y bastante predecible, claro que a día de hoy eso mismo podría decirse de otras tantas películas (la originalidad en el Hollywood de hoy día brilla por su ausencia). Aronofsky intenta solventar ese defecto con un final más o menos abierto en el que deja el desenlace en manos de la imaginación del espectador, y digo más o menos porque en general todos vemos en él la misma conclusión.

Por tanto, “The Wrestler”, sin contarnos nada nuevo, ofrece una correctísima película que tiene su alma sobre todo en su actor principal y en su modo casi documental de relatarnos la historia, es decir, que lo poco novedoso que nos cuenta por lo menos lo sabe contar bien. Muchos verán en ella una gran película, y libres son de hacerlo, pero yo me quedo con el potro italiano (no se llevó tantas alabanzas y mucho menos premios, pero considero que no dista mucho de la sencillez y honestidad de la que aquí hace gala Aronosfky y su luchador)


Lo mejor: Mickey Rourke

Lo peor: los personajes -que no sus actrices- secundarios; demasiados tópicos.


Valoración personal: Correcta

11 comentarios:

Chacal dijo...

Ahi está, tu le has dado, esa ha sido en su mayoría la misma opinión que me ha merecido a mi la película, lo cual me hacía pensar si es que yo no había visto la maravilla que todos decian ver en ella.

Pliskeen (David Ribet) dijo...

Por lo menos ya no estoy sólo en esa opinión, aunque ojalá hubiésemos coincidido con los demás.

De momento, las candidatas a los Oscars que he visto no me están pareciendo las maravillas que muchos proclaman a los cuatro vientos. O me estoy volviendo demasiado exigente o realmente hay cierta tendencia a exaltar a todas nominadas a dichos premios. Qué sé yo...

Saludos ;)

Chacal dijo...

A mi modo de ver ni esta ni Revolutionary Road ni The reader se merecen la vanagloriación premiadora que están recibiendo. No son malos films... pero la cosa tampoco es para tanto (en cambio con El Caballero Oscuro que SI era para tanto... nasti de plasti)

Chacal dijo...

Y de Frost/Nixon y Milk no opino porque no las he visto... pero a priori me llaman TAN POCO la atención...

Pliskeen (David Ribet) dijo...

Y mira que a mi Batman Begins ni fu ni fa, pero TDK sí que me encantó y no le encontré fisuras de ningún tipo (como mucho, que los anatagonistas, en interpretación, se comiésen vivo al protagonista)

Pero claro, como esta catalogada como película de superhéroes... pues a ignorarla se ha dicho.

Yo de la que pasaré es de The Reader. "La duda" me la veré hoy y "Frost/Nixon" intentaré verla el fin de semana.

;)

Anónimo dijo...

Alberto Q.
www.lacoctelera.com/traslaspuertas

Yo soy de los que cree que es buenísima. Para mí, como ya te dije por aquí, la sobrevalorada es BENJAMIN BUTTON.

La interpretación de Rourke es estupenda y la historia del perdedor me parece muy bien rodada. Lo de los tópicos es inevitable (en todos los filmes).

Sin duda, para mí lo mejor de Aronofsky (PI es lamentablemente horrible y a REQUIEM... no la pillé la gracia). Ahora veré THE FOUNTAIN.

Saludos!

Pliskeen (David Ribet) dijo...

Para mí todas las ya oscarizadas están más o menos sobrevaloradas. Pero como ya digo, es cuestión de gustos.

Lo mejor es Rourke y su personaje, pero el resto están muy mal construidos.

PI es abominable y tiene el honor de ser una de las peores películas que he visto en mi vida. Requiem me gustó pero no me dejó huella.

The Fountain... no sé si verla. Desde luego, Aranosfky no me mata mucho.

Miedo me da que dirija la secuela de Robocop, un blockbuster que no le pega para nada.

Saludos ;)

Jorge - cinenovedades dijo...

Bueno, todavía no la he visto, pero sigo leyendo críticas positivas sobre esta cinta, aunque en realidad sigo leyendo más críticas positivas sobre la actuación de Mickey Rourke que sobre el mismo filme. El gran Mickey ha hecho grandes filmes en su carrera, como el gran ejemplo que diste sobre "Corazón Satánico" con Robert De Niro, peliculón si los hay.
Saludos!

Pliskeen (David Ribet) dijo...

Realmente creo que Rourke es quién engrandece esta película. Su labor es fantástica, pero la historia está requetevista y cae en todos los tópicos habidos y por haber. Además su personaje es el mejor elaborado, mientras que el resto dejan mucho que desear, de ahí que a mí no me entusiasme en exceso.

Saludos ;)

Pliskeen (David Ribet) dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Machete dijo...

Siento que no te haya gustado tanto como a mí, ya lo pudiste leer en mí/nuestra (la hicimos entre 3) crítica.