jueves, julio 08, 2010

"Under the Mountain" (2009) - Jonathan King

critica Under the Mountain 2009 Jonathan King
La moda de adaptar novelas juveniles de corte fantástico parece no tener fin, pese a que la mayoría de las películas que se estrenan acaban en decepción (taquillera, sobre todo). Son pocas las que se salvan de la quema, al menos en el sentido económico, pero no por ello los estudios dejan de intentarlo.

Pero la película de la que hoy os vengo hablar no proviene precisamente de Hollywood sino de Nueva Zelanda.

El neozelandés Jonathan King, director y guionista que debutó en su país natal con “Ovejas Asesinas”, una gore y gamberra serie B -bastante mala, dicho sea de paso- que aquí Manga Films estrenó en una doble sesión especial junto a la inglesa –y más decente- “Desmembrados (Severance)“ (maniobra comercial surgida a raíz del estreno del Grindhouse de Tarantino y Rodríguez y que, curiosamente, nosotros terminamos viendo por separado en España)

Al año siguiente, King co-escribió el guión de otro film de terror, “El tatuador (The Tattooist)”, junto a Matthew Grainger, guionista con el que se juntó en el 2009 para co-escribir –y luego, en solitario, dirigir y producir- esta “Under the Mountain”, adaptación de la novela homónima de Maurice Gee, uno de los novelistas más distinguidos de Nueva Zelanda.


La historia se centra en los gemelos Rachel y Theo Matheson, que tras la repentina muerte de su madre, viajan a Auckland (Nueva Zelanda) a vivir temporalmente con sus tíos y su primo Ricky.

El fuerte vínculo psíquico que siempre ha unido a los hermanos se quiebra debido a la trágica pérdida, y por más que Rachel intenta acercarse a su hermano, éste la rechaza.

Mientras se acomodan en casa de sus tíos, situada en el Lago Pupuke, los gemelos se sienten fascinados por el lago de origen volcánico y por el extraño olor que parece venir del mismo y de una vieja y escalofriante casa, propiedad de los Wilberforce, que hay en la otra orilla.

Sintiéndose observado por sus extraños vecinos, Theo decide salir una noche a investigar en el interior de la casa, seguido bien de cerca y sin saberlo, por su hermana Rachel. Una vez dentro, descubren que los Wilberforce son unos seres bastante extraños cuyo hogar es de lo más tétrico y repulsivo. Pero lo peor de todo es que éstos pueden olerlos, y que su intención no es otra que matarlos antes que los jóvenes encuentren a Mr. Jones (Sam Neill), el único capaz de revelarles la identidad de estos monstruos y de ayudarlos a hacerles frente.

Theo y Rachel deberán estar más unidos que nunca si quieren afrontar con éxito el destino que les aguarda.


La novela de Maurice Gee tuvo una primera adaptación en los 80 en forma de mini serie producida por la TVNZ (la Televisión de Nueva Zelanda) Contó con 8 episodios, y me consta que fue emitida en España, aunque un servidor no la recuerde en absoluto.

La historia en sí es muy autóctona, ya que transcurre en Aukland, siendo sus famosos volcanes -la ciudad está construida entre y sobre un total de 48, todos extinguidos aunque el campo en el que están situados solamente está dormido, según la Wikipedia- una parte muy importante de la trama.

Los principales protagonistas son los gemelos Matheson, cuyo destino es el de acabar con los Wilberforce, que no son otra cosa que unos extraterrestres a los que les gusta ir destruyendo mundos. Uno de esos mundos fue el de Mr. Jones, quién los siguió hasta la Tierra con la intención de derrotarles de una vez por todas. Pero para conseguirlo, ahora que los Wilberforce han despertado de su letargo, necesitará la ayuda de Theo y Rachel, ya que en su vínculo psíquico reside la clave para vencerlos.


Resulta evidente que Under the Mountian es una cinta muy modesta, y a veces tanto su reducido presupuesto como sus pocas pretensiones le pasan factura.

Para empezar, la trama es bastante simplona, desarrollándose en muy pocos escenarios, lo cual no tendría por qué ser malo si al menos se les sacara más provecho. En ese sentido, se puede decir que apenas hay momentos verdaderamente emocionantes.

La primera media hora se ve beneficiada por lo poco que sabemos del argumento y de sus personajes, pero una vez tenemos todos los cabos bien atados, poca queda para sorprender al espectador, salvo que se utilicen todo esos elementos para dar ofrecer un buen entretenimiento.

Desgraciadamente, y pese a contar con algún que otro aliciente bastante atractivo (los propios Wilberforce), la historia se desarrolla de forma un tanto insulsa, bien porque la novela no da para más o bien porque no han podido o no han sabido plasmar ésta con un mayor sentido del espectáculo.

No es que uno pida un gran despliegue de medios, grandes efectos especiales o mucha acción, pero sí un poco más de aquello que llamamos “aventura fantástica”, y que aquí se ve reducida al mínimo exponente.

Los Wilderforce son unos seres bastante repugnantes que gozan de un par de características a la que se le saca bastante partido. Una de ellas es la de adoptar cualquier forma humana, lo que les permite apoderarse de la identidad de otras personas para engañar a sus víctimas (algo al estilo T-1000). La otra es que son unos monstruos formados a base de tentáculos, con los cuales no sólo cambian su aspecto físico sino que también pueden matar y destrozar cosas.

Eso les convierte en un enemigo bastante letal, pero la parsimonia con la que actúan nos dice lo contrario. Lo cierto es que con un poco más de atino, podrían capturar y matar a los hermanos en un abrir y cerrar de ojos. Claro que entonces no habría película.


Pero el problema es que parece que no hay mucho que contar (el film entero podría resumirse en pocos párrafos), y de ahí que todo se sienta tan apresurado, abarcando una escasa hora y media de metraje en la que ocurren muy poquitas cosas, limitándonos a ver como los gemelos huyen de sus perseguidores sin apenas momentos de gran tensión y/o acción. Todo resulta demasiado insípido, y cuando llega la hora de hacer alarde de los efectos especiales, el escaso presupuesto juega en su contra. Tanto por el hecho de que no se pueden recrear escenas más cañeras como por lo precarias que resultan algunas de las pocas peleas que se producen entre buenos y malos.

Aún estando Weta Workshop detrás del apartado visual, con poco dinero no se pueden hacer milagros. El maquillaje es notable y algunos escenarios, como la casa de los Wilberforce o su coche fúnebre, están muy bien conseguidos, pero los efectos digitales dan una de cal y otra arena. Sin embargo, creo que en ese aspecto se puede ser bastante permisivo, y considerar que para el tipo de película que tenemos delante, cumplen más o menos su cometido.

Lo que ocurre es muchos de los enfrentamientos se reducen a tener a los Wilberforce aproximándose lentamente a los gemelos de forma amenazante, y en ocasiones, ver como éstos, para defenderse, les lanzan llamaradas con unas piedras mágicas que Mr. Jones les da al inicio de la cinta. Realmente no hay mucho más. Un par de carrerillas por aquí y por allá, un efímero viaje por las entrañas de la ciudad y algún que otro Wilberforce luciendo tentáculos para matar a su víctima (ah sí… y también un primo que sólo piensa en fornicar con la novia). De ahí que como película de aventuras resulte muy poco gratificante.

El reparto también es muy justito, destacando básicamente a Sam Neill, que haga lo que haga, siempre cumple, aunque sea para un producto tan alimenticio como este.

Los gemelos están interpretados por los debutantes Tom Cameron y Sophie McBride, y ni que decir que ella realiza una actuación bastante más convincente que la de su soso hermano cinematográfico (cuyo personaje, para más inri, se me antoja del todo antipático)

Pendiente aún de distribución, “Under The Mountain” es otra floja y más bien olvidable película de aventuras juvenil muy del montón. No supone una pérdida de tiempo pero tampoco aporta nada. Ni molesta ni entusiasma.

King pasa del terror y el gore a la fantasía (¿siguiendo los pasos de Peter Jackson?) con mejores resultados que en sus anteriores trabajos, pero aún le falta demostrar que es otro cineasta neozelandés al que seguirle la pista. Esperemos que como director, a la tercera vaya la vencida.



Lo mejor: los Wilberforce; no aburre.

Lo peor: apenas tiene trama; pocos momentos emocionantes.


Valoración personal: Regular

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