Primero empezó llamándose Edwin A. Salt, con Phillip Noyce en la silla de director y Tom Cruise como estrella protagonista. Luego pasó a titularse simplemente “Salt” cuando el actor se bajó del carro y hubo que encontrarle sustituto; o mejor dicho, sustituta. Y es que la siempre cotizada Angelina Jolie se hacía con el papel principal en este thriller de espías, por lo que el nombre del protagonista pasaba de ser un hombre (Edwin) a una mujer (Evelyn), obligando así a su guionista, Kurt Wimmer, a reescribir el guión para hacer encajar este cambio de sexo en la historia.
Lo que iba a ser un vehículo para lucimiento exclusivo de Cruise pasó a ser exactamente lo mismo para Jolie, algo que ya queda bastante claro tan sólo con ver el cartel que luce la película, siendo la actriz el principal y único reclamo de ésta.
En cierto modo, quizás esta sustitución haya beneficiado la taquilla del film, o al menos en lo que se refiere a la doméstica, ya que por estas fechas lleva recaudados 96 millones de dólares, 22 millones más de lo que ha hecho, por ejemplo, “Noche y Día” de Cruise, llevando esta última un mes más en cartelera. Claro que aún siendo ambas películas de acción y espías, también son dos propuestas distintas, por lo que habría que tener en cuenta otros factores, como el tono o el público al que van dirigidas para saber si realmente el cambio ha sido o no clave en su recaudación. Por otro lado, habría que añadir la propia calidad de la película, ya que hasta el momento “Salt” ha contado tanto con el favor del público como con el de la crítica.
Y a fin de cuentas, esto es lo que a nosotros nos interesa: la calidad del producto y no lo que éste recaude, aunque viendo lo que ha costado (unos demasiado abultados 110 millones, que en gran parte se deberán al caché de Jolie, porque para lo que se ve, no lucen tanto), seguramente el estudio se preocupe más de lo otro.
Evelyn Salt (Jolie) es una agente de la CIA que juró servicio y lealtad a su país. Ahora, dicha lealtad se verá puesta a prueba cuando un desertor la acuse de ser una espía rusa. Antes de acabar en una sala de interrogatorio, Salt decidirá darse a la fuga.
Utilizando todo lo que ha aprendido en sus años de experiencia como agente encubierto, tratará de evitar ser capturada y buscará probar su inocencia ante el FBI y su propia agencia. Sin embargo, su comportamiento aún sembrará mayores dudas acerca de su verdadera identidad.
La pregunta sigue en el aire: “¿Quién es Salt?”.
Pues Salt es una espía que se pasará gran parte de la película huyendo del FBI y de la CIA, a la vez que tratará de resolver ella solita el entuerto en el que le ha metido el presunto desertor.
La película es un “non stop” desde el momento en que se descubre que Salt podría ser una espía rusa. A partir de ahí, el ritmo es intenso y trepidante, sin dejar apenas respiro al espectador.
La presentación de los personajes es rapidita, por lo que enseguida se entra en el meollo de la cuestión. Justo después de revelarse la posible identidad oculta de la protagonista, es cuando empieza una carrera a contrarreloj en la que no sólo peligrará su vida sino también la de altos cargos políticos.
Como guionista, Kurt Wimmer es capaz de lo mejor (El secreto de Thomas Crown, Equilibrium) y de lo peor (Esfera, Ultravioleta). En general, se decanta por los thrillers, y aunque de buenas a primeras sus premisas suelen ser apetecibles, siempre hay algún momento en que la cosa se le va un poco de las manos. A menudo, suele ser la inverosimilitud con la que lleva a cabo la resolución final. Y aquí, desde luego, no es la excepción, aunque entraría dentro de los límites aceptables (no cómo en Un ciudadano ejemplar, cuyo desenlace manda al garete una película de venganzas de lo más disfrutable)
Aún así, la trama está más o menos bien construida y se aguanta la mayor parte del tiempo sin ponerle demasiadas pegas. Además, el ritmo es frenético y la acción constante, con lo tampoco hay mucho tiempo para relejarse y darle al coco, y menos con unos ajustados 100 minutos, duración que a un producto de estas características le sienta de perlas.
Existe el siempre agradecido –y mayormente fallido- intento de jugar un poco al despiste sobre la verdadera identidad e intenciones de la protagonista, pero está claro que visto un thriller, vistos todos, y uno sabe perfectamente el papel que va a desempeñar Jolie. Por ello, casi cualquier intento de sorprender al espectador con algún giro de guión o golpe de efecto termina cayendo en saco roto, aunque se las apañe suficientemente bien para que al menos resulten complacientes.
Las pretensiones de darle algo de profundidad a Salt y a su relación con su marido se quedan en el mero intento, ya que en ese aspecto es una película bastante hueca. Lo importante es ver como la protagonista se las apaña para poner en jaque al FBI y a la CIA, y comprobar que más que una espía, es una superespía a la que no se le resiste ningún obstáculo.
Angelina Jolie tiene sobrada experiencia en este tipo de papeles, así que no le cuesta mucho ponerse en la piel de la protagonista. Está bastante habituada a poner cara de perdonavidas y a empuñar un arma, aunque con esa acusada delgadez de la que hace gala, algunas piruetas se me antojan excesivas (los saltitos por la autopista… )
La actriz está bien acompañada por Liev Schreiber y Chiwetel Ejiofor, quienes interpretan a sus perseguidores y que se limitan a cumplir como secundarios de turno, ya que el peso de la cinta recae básicamente en ella.
Phillip Noyce (que ya trabajó con Jolie en la correcta “El coleccionista de huesos”) es un director bastante irregular, pero también es un tipo con bastante oficio si el guión acompaña, y su forma de rodar a la vieja escuela es lo que le da un cierto toque a thriller de los 90. Además, las escenas de acción están resueltas eficazmente y sin demasiados aspavientos, y tirando más de dobles que de ordenador, lo cual siempre aporta algo de credibilidad –por muy fantasmona que sea la secuencia- a lo que uno ve en pantalla.
Como ya he sugerido anteriormente, el mayor achaque que le podemos hacer a la película es el final, dado que algunos detalles resultan un tanto inverosímiles o pillados por los pelos SPOILER --- la máscara a lo Misión Imposible, que en la saga de Ethan Hunt el tono fantasioso y el hecho de recurrir a los propios actores ayudaba a dar el pego, mientras que aquí es bastante risible y no cuela; los saltitos que Salt se pega en el ascensor; el argumento que justifica el “cambio” de bando de Winter/Schreiber o lo poco convincente que resulta que el agente de la CIA deje marchar a Salt para llevar a cabo su personal venganza, y dar así paso a una futurible secuela --- FIN SPOILER
De todas formas, son pequeñeces para un film de carácter claramente palomitero. Un thriller de acción sumamente entretenido y bien ejecutado, aunque a veces ralle lo imposible o recuerde a otros (como El Fugitivo, La sombra de la sospecha o la mismísima saga Bourne)
Lo mejor: que es muy entretenida.
Lo peor: el tramo final roza lo inverosímil.
Valoración personal: Correcta
Lo que iba a ser un vehículo para lucimiento exclusivo de Cruise pasó a ser exactamente lo mismo para Jolie, algo que ya queda bastante claro tan sólo con ver el cartel que luce la película, siendo la actriz el principal y único reclamo de ésta.
En cierto modo, quizás esta sustitución haya beneficiado la taquilla del film, o al menos en lo que se refiere a la doméstica, ya que por estas fechas lleva recaudados 96 millones de dólares, 22 millones más de lo que ha hecho, por ejemplo, “Noche y Día” de Cruise, llevando esta última un mes más en cartelera. Claro que aún siendo ambas películas de acción y espías, también son dos propuestas distintas, por lo que habría que tener en cuenta otros factores, como el tono o el público al que van dirigidas para saber si realmente el cambio ha sido o no clave en su recaudación. Por otro lado, habría que añadir la propia calidad de la película, ya que hasta el momento “Salt” ha contado tanto con el favor del público como con el de la crítica.
Y a fin de cuentas, esto es lo que a nosotros nos interesa: la calidad del producto y no lo que éste recaude, aunque viendo lo que ha costado (unos demasiado abultados 110 millones, que en gran parte se deberán al caché de Jolie, porque para lo que se ve, no lucen tanto), seguramente el estudio se preocupe más de lo otro.
Evelyn Salt (Jolie) es una agente de la CIA que juró servicio y lealtad a su país. Ahora, dicha lealtad se verá puesta a prueba cuando un desertor la acuse de ser una espía rusa. Antes de acabar en una sala de interrogatorio, Salt decidirá darse a la fuga.
Utilizando todo lo que ha aprendido en sus años de experiencia como agente encubierto, tratará de evitar ser capturada y buscará probar su inocencia ante el FBI y su propia agencia. Sin embargo, su comportamiento aún sembrará mayores dudas acerca de su verdadera identidad.
La pregunta sigue en el aire: “¿Quién es Salt?”.
Pues Salt es una espía que se pasará gran parte de la película huyendo del FBI y de la CIA, a la vez que tratará de resolver ella solita el entuerto en el que le ha metido el presunto desertor.
La película es un “non stop” desde el momento en que se descubre que Salt podría ser una espía rusa. A partir de ahí, el ritmo es intenso y trepidante, sin dejar apenas respiro al espectador.
La presentación de los personajes es rapidita, por lo que enseguida se entra en el meollo de la cuestión. Justo después de revelarse la posible identidad oculta de la protagonista, es cuando empieza una carrera a contrarreloj en la que no sólo peligrará su vida sino también la de altos cargos políticos.
Como guionista, Kurt Wimmer es capaz de lo mejor (El secreto de Thomas Crown, Equilibrium) y de lo peor (Esfera, Ultravioleta). En general, se decanta por los thrillers, y aunque de buenas a primeras sus premisas suelen ser apetecibles, siempre hay algún momento en que la cosa se le va un poco de las manos. A menudo, suele ser la inverosimilitud con la que lleva a cabo la resolución final. Y aquí, desde luego, no es la excepción, aunque entraría dentro de los límites aceptables (no cómo en Un ciudadano ejemplar, cuyo desenlace manda al garete una película de venganzas de lo más disfrutable)
Aún así, la trama está más o menos bien construida y se aguanta la mayor parte del tiempo sin ponerle demasiadas pegas. Además, el ritmo es frenético y la acción constante, con lo tampoco hay mucho tiempo para relejarse y darle al coco, y menos con unos ajustados 100 minutos, duración que a un producto de estas características le sienta de perlas.
Existe el siempre agradecido –y mayormente fallido- intento de jugar un poco al despiste sobre la verdadera identidad e intenciones de la protagonista, pero está claro que visto un thriller, vistos todos, y uno sabe perfectamente el papel que va a desempeñar Jolie. Por ello, casi cualquier intento de sorprender al espectador con algún giro de guión o golpe de efecto termina cayendo en saco roto, aunque se las apañe suficientemente bien para que al menos resulten complacientes.
Las pretensiones de darle algo de profundidad a Salt y a su relación con su marido se quedan en el mero intento, ya que en ese aspecto es una película bastante hueca. Lo importante es ver como la protagonista se las apaña para poner en jaque al FBI y a la CIA, y comprobar que más que una espía, es una superespía a la que no se le resiste ningún obstáculo.
Angelina Jolie tiene sobrada experiencia en este tipo de papeles, así que no le cuesta mucho ponerse en la piel de la protagonista. Está bastante habituada a poner cara de perdonavidas y a empuñar un arma, aunque con esa acusada delgadez de la que hace gala, algunas piruetas se me antojan excesivas (los saltitos por la autopista… )
La actriz está bien acompañada por Liev Schreiber y Chiwetel Ejiofor, quienes interpretan a sus perseguidores y que se limitan a cumplir como secundarios de turno, ya que el peso de la cinta recae básicamente en ella.
Phillip Noyce (que ya trabajó con Jolie en la correcta “El coleccionista de huesos”) es un director bastante irregular, pero también es un tipo con bastante oficio si el guión acompaña, y su forma de rodar a la vieja escuela es lo que le da un cierto toque a thriller de los 90. Además, las escenas de acción están resueltas eficazmente y sin demasiados aspavientos, y tirando más de dobles que de ordenador, lo cual siempre aporta algo de credibilidad –por muy fantasmona que sea la secuencia- a lo que uno ve en pantalla.
Como ya he sugerido anteriormente, el mayor achaque que le podemos hacer a la película es el final, dado que algunos detalles resultan un tanto inverosímiles o pillados por los pelos SPOILER --- la máscara a lo Misión Imposible, que en la saga de Ethan Hunt el tono fantasioso y el hecho de recurrir a los propios actores ayudaba a dar el pego, mientras que aquí es bastante risible y no cuela; los saltitos que Salt se pega en el ascensor; el argumento que justifica el “cambio” de bando de Winter/Schreiber o lo poco convincente que resulta que el agente de la CIA deje marchar a Salt para llevar a cabo su personal venganza, y dar así paso a una futurible secuela --- FIN SPOILER
De todas formas, son pequeñeces para un film de carácter claramente palomitero. Un thriller de acción sumamente entretenido y bien ejecutado, aunque a veces ralle lo imposible o recuerde a otros (como El Fugitivo, La sombra de la sospecha o la mismísima saga Bourne)
Lo mejor: que es muy entretenida.
Lo peor: el tramo final roza lo inverosímil.
Valoración personal: Correcta
2 comentarios:
Te felicito por el blog, se ve que le pones mucho trabajo.
Te agregué a mis blogs amigos, puedes pasar a visitar el mío cuando quieras.
Saludos.
Gracias J. Schaerman.
En breve me paso por el tuyo y te agrego a mis enlaces.
Saludos ;)
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