crítica Resident Evil 4 Ultratumba 3D 2010 Paul W.S. Anderson
Los videojuegos de Resident Evil, desarrollados por la compañía Capcom (creadores también de Street Fighter), llegaron a las consolas en 1996, siendo oficialmente un juego para Playstation. Su éxito fue tal que tuvieron numerosas continuaciones, además de ser adaptados posteriormente a otras consolas.
Como todo videojuego de renombre que se precie, su adaptación cinematográfica era cuestión de tiempo, así que después de varias secuelas lanzadas al mercado, en 2002 llegaría la película de la mano de Paul W.S. Anderson, director que ya tenía algo de experiencia en el tema tras haber llevado a la gran pantalla el juego de lucha “Mortal Combat”.
Económicamente hablando, Anderson no falló, y repitió jugada convirtiendo “Resident Evil” en otra exitosa adaptación (recaudó tres veces más de lo que costó), pese a que no fueron pocos los fans del juego que consideraron la película un ultraje que poco o nada tenía que ver con su homónimo consolero.
Para alguien que nunca jugó al mismo, como un servidor, no dejaba de ser una película de zombies entretenida y medianamente aceptable viniendo de donde venía... Una mala adaptación que, sin embargo, funcionaba como película palomitera (y es que pese a los zombies, la cosa iba más de acción que de terror)
Dos años más tarde se estrenaría la primera continuación, “Resident Evil 2: Apocalipsis”, un auténtico despropósito que de nuevo tendría la taquilla a su favor y calmaría un poco los ánimos de algunos seguidores –no todos- gracias a la introducción de personajes salidos directamente del juego.
Aprovechando el buen rendimiento de la franquicia, en 2007 llegaría la tercera, “Resident Evil 3: Extinción”. Pese a ser considerada por muchos como la peor de la saga (a mí se me hizo algo más digerible que su predecesora gracias al rollo post-apocalíptico a lo Mad Max), fue la que más recaudó, cosa que certificaba que Resident Evil tenía aún muchos seguidores y que la gallina de los huevos de oro podía exprimirse todavía más.
Mientras esperaban la llegada de una cuarta entrega, los fans pudieron saciar sus ansias con “Resident Evil: Degeneración”, correcta –aunque olvidable- película de animación japonesa hecha exclusivamente para ellos -e independiente de las versiones yanquis-, y que fue directa al DVD. Para muchos, la adaptación más fiel hecha hasta la fecha.
Pero para los que prefieren ver zombies de carne y hueso y, sobre todo, a Milla Jovovich cargándoselos, ya está aquí “Resident Evil 4: Ultratumba”; que como no podía ser de otra forma, se apunta también a la moda del 3D para sacar un dinerillo extra al espectador.
Alice (Milla Jovovich) continúa su viaje en busca de supervivientes en un mundo arrasado por el terrible virus que transforma a sus víctimas en No-muertos. Prosigue también su lucha contra la Corporación Umbrella, los responsables de crear y expandir dichos virus por todo el planeta.
Tras meses sin encontrar rastro de vida humana, Alice se reencuentra con una vieja amiga, Claire (Ali Larter). De camino hacia un refugio seguro, encontrarán a más supervivientes, y juntos huirán de las hordas de muertos vivientes para alcanzar el ansiado destino, un lugar sin infección: Arcadia.
Después de ejercer como productor y guionista de las anteriores entregas, Anderson regresa a los mandos retomando la función de director y filmando un cuarto episodio que, en vista de lo –poco- que nos ofrece, pretende ser un mero preámbulo para sacarse una nueva trilogía de la manga.
Con cada película, la historia de Alice vs Umbrella ha ido degenerando cosa mala, y por mucho Anderson que se ponga detrás de la cámara (cosa que tampoco es decir mucho a su favor) y por mucha pijada estereoscópica que añadan, Resident Evil 4: Ultratumba no se salva de la quema y cae en los mismos errores que sus predecesoras, volviendo de nuevo al “mucho ruido y pocas nueces”.
A lo que parece aspirar cada secuela es a ser más espectacular y surrealista que se predecesora, cosa que consiguen sobradamente. Y es que parece que han querido superarse y hacer el más difícil todavía con cada una de ellas, alcanzando tal grado de inverosimilitud y degradación, que uno ya no se sabe muy bien a lo que asiste. Incluso va quedando poco de lo que podríamos considerar “una peli de zombies”, pues éstos cada vez se parecen menos a un no-muerto común. Tampoco es que esto sea algo malo por defecto, pero realmente esta entrega poco aporta a la historia, y no deja de ser una repetición, más vistosa eso sí, de lo ya visto anteriormente.
La trama es todo lo que ya he citado en la sinopsis. No hay mucho más.
Alice encuentra a unos supervivientes y se lían a tiros con los zombies en su huída hacia el supuesto lugar seguro. De ahí sacamos lo de siempre: zombies al acecho constante (aunque cada vez tienen menos protagonismo), tiroteos y fantasmadas a tutiplén, y algún que otro grotesco bicharraco –salido de la nada, por supuesto- al que hacer frente en algún momento dado para darle algo de diversidad al asunto (y contentar a los fans, que agradecerán el ver en pantalla a esos enemigos que tanto gustan de liquidar a golpe de joystick)
Lo cierto es que la acción sería más disfrutable si los humanos parecieran humanos y no superhéroes. Tanta “flipada” le resta emoción y tensión, puesto que sabes que los principales protagonistas serán capaces de todo para sortear los peligros (incluso salir indemne de una explosión indiscutiblemente mortal para cualquier ser humano), mientras que el resto de secundarios caerán como moscas sin que ni siquiera recuerdes su nombre. Y es que aquí éstos duran menos que Calimero en la puerta de un Kentucky Fried Chicken.
En anteriores entregas, los poderes de Alice justificaban ciertas acciones, por muy disparatadas que fuesen, pero es que aquí no hay justificación alguna (salvo en el tramo inicial), y a uno cada vez le cuesta más ser permisible.
De todas formas, hay secuencias que, técnicamente, están muy elaboradas y son realmente espectaculares (amén de unos solventes efectos especiales), aunque nadie puede obviar que Anderson se ha montado su propia Matrix.
La alusión por mi parte al film de los Wachowski no es gratuita. Infinidad de películas la han imitado, con mayor o menor fortuna, pero es que aquí el director ha tenido el descaro de copiarla en todo lo que ha podido, haciendo particular uso del bullet-time; los tiroteos y peleas cuyas mayores víctimas son las columnas y los azulejos de las paredes; los saltos/patadas imposibles; el esquivo de balas o el recorrido de la cámara con la escena en modo “pause”. Incluso alguna secuencia –la de las Alices atravesando el ventanal- recuerda sobremanera a otra vista en la saga Matrix, por no hablar de un villano con gafas de sol que viene a ser una (mala) mezcla entre el Agente Smith y Terminator.
Anderson no oculta esas influencias sino que hace ostentación de ellas. Y esto tampoco sería un problema si en algún momento el espectador llegara a implicarse un poco en la historia, cosa que para nada ocurre. No ayuda tampoco que en pleno apocalipsis zombie, las féminas del grupo parezcan recién salidas de un salón de belleza (con depilación de cejas incluida), lo cual le resta bastante credibilidad a su desamparada situación (ceñirse un poco al contexto y caracterizar bien al reparto –no vale con ponerles ropa molona y ajustada- no cuesta nada)
Por otro lado, el suspense y la tensión son nulos, y los personajes planos o sin el menor interés, así que lo único que nos mantiene pegados a la butaca es ver cuál será la próxima secuencia cañera y/o bochornosa que Anderson nos tiene preparada. Y es que hay cosas en el guión que no tienen la menor coherencia ( SPOILER – la bomba en el avión del malo maloso, por ejemplo; es un recurso que ya hemos visto funcionar en otras películas, pero aquí el factor “cantidad = muchos aviones” imposibilita que Alice sepa con seguridad qué avión cogerá el malo para poder tenderle la trampa, amén de que Alice supiera, cuál vidente, que había una bomba en el barco… – FIN SPOILER)
Por tanto, toda esa espectacularidad de la que hace gala la película cae en saco roto porque uno debería disfrutar del conjunto y no de dichas secuencias de forma aislada (que éstas sean parte vital de la película no significa que sean lo único que la sustente)
El 3D tampoco es un aliciente demasiado atractivo, o al menos no para un servidor. La sensación de profundidad está más o menos conseguida, aunque Anderson se limita básicamente a lanzarnos cosas -balas, hachas, gafas de sol, sangre…- a la cara, sin que el efecto sea lo impactante que debiera ser (pese a la citada profundidad, nunca tienes la sensación de que el objeto está fuera de la pantalla ni de que se te acerca, sino más bien que sobresale un poco y nada más)
Ahora bien, no podemos negar que, como mínimo, estamos ante un producto entretenido. Claro que con apenas 80 minutos de metraje, el 90% de los cuáles es acción, ya hubiera sido un delito que Anderson nos aburriera. Así que esa parte está cumplida (aunque si sois como yo, que con cada chorrada os echáis las manos a la cabeza, puede que el entretenimiento se os haga un tanto indigesto)
La escasa duración aumenta la sensación de estar ante una especie de “episodio puente”; algo así como un capítulo cualquiera de una serie de televisión (no digo episodio piloto porque claramente se sitúa entre la anterior película y la siguiente, es decir, como un capítulo intermedio). Dicho de otra forma y haciendo un símil con el mundo de los videojuegos, es como si lo que aquí transcurre no fuera más que una fase/pantalla del juego, cuya misión es ir de A a B acribillando a los enemigos que se pongan por delante. Enemigos que, dicho sea de paso, salen hasta de debajo de las piedras. La verdad es que si aún quedan humanos libres de infección, deben trabajar casi todos para la Corporación Umbrella, porque éstos tienen más efectivos que el propio Ejército de los EE.UU. Eso sin contar la cantidad de laboratorios y bases secretas que deben tener esparcidos por todo el planeta (parece el Ejército Red Ribbon)
Del reparto poco hay que decir, más allá de parecer una oda a la inexpresividad, en la cual el penoso villano se lleva la palma.
Jovovich y Larter hacen lo mismo que en las anteriores entregas, así que si os gustaron en aquellas os gustarán en esta. Wentworth Miller parece sacado directamente de Prison Break (mismas habilidades, misma sosería); la presencia del español Sergio Peris-Menchesta es minúscula. El muchacho intenta abrirse paso en Hollywood, y si bien con algo hay que empezar, dudo que los papeles del típico hispano en este tipo de producciones sirvan para que se fijen en él.
Los que se salvarían serían Boris Kodjoe (visto en “Los Sustitutos”), y Kim Koates (me encanta este tío), que luce el mismo look que en –la absolutamente recomendable- “Sons of Anarchy”, imagino que por exigencias de rodaje (le coincidiría con el de la serie). En referencia a su personaje, creo que es el punto cómico más conseguido de toda la película.
Pese a lo mucho que entretenga, “Resident Evil 4: Ultratumba 3D” no deja de ser otra mediocre entrega de una saga a la que muchos ya dábamos por muerta. Dudo que sirva para reenganchar a la audiencia que ya perdieron con las dos últimas, así que queda mayormente recomendada a los muy fans de la franquicia y/o de Jovovich.
P.D.: Hay una escena durante los créditos finales SPOILER-- que nos presenta el próximo pibón… esto, a la próxima villana -- FIN SPOILER
Lo mejor: algunas secuencias de acción.
Lo peor: el cúmulo de fantasmadas.
Valoración personal: Mala
Los videojuegos de Resident Evil, desarrollados por la compañía Capcom (creadores también de Street Fighter), llegaron a las consolas en 1996, siendo oficialmente un juego para Playstation. Su éxito fue tal que tuvieron numerosas continuaciones, además de ser adaptados posteriormente a otras consolas.
Como todo videojuego de renombre que se precie, su adaptación cinematográfica era cuestión de tiempo, así que después de varias secuelas lanzadas al mercado, en 2002 llegaría la película de la mano de Paul W.S. Anderson, director que ya tenía algo de experiencia en el tema tras haber llevado a la gran pantalla el juego de lucha “Mortal Combat”.
Económicamente hablando, Anderson no falló, y repitió jugada convirtiendo “Resident Evil” en otra exitosa adaptación (recaudó tres veces más de lo que costó), pese a que no fueron pocos los fans del juego que consideraron la película un ultraje que poco o nada tenía que ver con su homónimo consolero.
Para alguien que nunca jugó al mismo, como un servidor, no dejaba de ser una película de zombies entretenida y medianamente aceptable viniendo de donde venía... Una mala adaptación que, sin embargo, funcionaba como película palomitera (y es que pese a los zombies, la cosa iba más de acción que de terror)
Dos años más tarde se estrenaría la primera continuación, “Resident Evil 2: Apocalipsis”, un auténtico despropósito que de nuevo tendría la taquilla a su favor y calmaría un poco los ánimos de algunos seguidores –no todos- gracias a la introducción de personajes salidos directamente del juego.
Aprovechando el buen rendimiento de la franquicia, en 2007 llegaría la tercera, “Resident Evil 3: Extinción”. Pese a ser considerada por muchos como la peor de la saga (a mí se me hizo algo más digerible que su predecesora gracias al rollo post-apocalíptico a lo Mad Max), fue la que más recaudó, cosa que certificaba que Resident Evil tenía aún muchos seguidores y que la gallina de los huevos de oro podía exprimirse todavía más.
Mientras esperaban la llegada de una cuarta entrega, los fans pudieron saciar sus ansias con “Resident Evil: Degeneración”, correcta –aunque olvidable- película de animación japonesa hecha exclusivamente para ellos -e independiente de las versiones yanquis-, y que fue directa al DVD. Para muchos, la adaptación más fiel hecha hasta la fecha.
Pero para los que prefieren ver zombies de carne y hueso y, sobre todo, a Milla Jovovich cargándoselos, ya está aquí “Resident Evil 4: Ultratumba”; que como no podía ser de otra forma, se apunta también a la moda del 3D para sacar un dinerillo extra al espectador.
Alice (Milla Jovovich) continúa su viaje en busca de supervivientes en un mundo arrasado por el terrible virus que transforma a sus víctimas en No-muertos. Prosigue también su lucha contra la Corporación Umbrella, los responsables de crear y expandir dichos virus por todo el planeta.
Tras meses sin encontrar rastro de vida humana, Alice se reencuentra con una vieja amiga, Claire (Ali Larter). De camino hacia un refugio seguro, encontrarán a más supervivientes, y juntos huirán de las hordas de muertos vivientes para alcanzar el ansiado destino, un lugar sin infección: Arcadia.
Después de ejercer como productor y guionista de las anteriores entregas, Anderson regresa a los mandos retomando la función de director y filmando un cuarto episodio que, en vista de lo –poco- que nos ofrece, pretende ser un mero preámbulo para sacarse una nueva trilogía de la manga.
Con cada película, la historia de Alice vs Umbrella ha ido degenerando cosa mala, y por mucho Anderson que se ponga detrás de la cámara (cosa que tampoco es decir mucho a su favor) y por mucha pijada estereoscópica que añadan, Resident Evil 4: Ultratumba no se salva de la quema y cae en los mismos errores que sus predecesoras, volviendo de nuevo al “mucho ruido y pocas nueces”.
A lo que parece aspirar cada secuela es a ser más espectacular y surrealista que se predecesora, cosa que consiguen sobradamente. Y es que parece que han querido superarse y hacer el más difícil todavía con cada una de ellas, alcanzando tal grado de inverosimilitud y degradación, que uno ya no se sabe muy bien a lo que asiste. Incluso va quedando poco de lo que podríamos considerar “una peli de zombies”, pues éstos cada vez se parecen menos a un no-muerto común. Tampoco es que esto sea algo malo por defecto, pero realmente esta entrega poco aporta a la historia, y no deja de ser una repetición, más vistosa eso sí, de lo ya visto anteriormente.
La trama es todo lo que ya he citado en la sinopsis. No hay mucho más.
Alice encuentra a unos supervivientes y se lían a tiros con los zombies en su huída hacia el supuesto lugar seguro. De ahí sacamos lo de siempre: zombies al acecho constante (aunque cada vez tienen menos protagonismo), tiroteos y fantasmadas a tutiplén, y algún que otro grotesco bicharraco –salido de la nada, por supuesto- al que hacer frente en algún momento dado para darle algo de diversidad al asunto (y contentar a los fans, que agradecerán el ver en pantalla a esos enemigos que tanto gustan de liquidar a golpe de joystick)
Lo cierto es que la acción sería más disfrutable si los humanos parecieran humanos y no superhéroes. Tanta “flipada” le resta emoción y tensión, puesto que sabes que los principales protagonistas serán capaces de todo para sortear los peligros (incluso salir indemne de una explosión indiscutiblemente mortal para cualquier ser humano), mientras que el resto de secundarios caerán como moscas sin que ni siquiera recuerdes su nombre. Y es que aquí éstos duran menos que Calimero en la puerta de un Kentucky Fried Chicken.
En anteriores entregas, los poderes de Alice justificaban ciertas acciones, por muy disparatadas que fuesen, pero es que aquí no hay justificación alguna (salvo en el tramo inicial), y a uno cada vez le cuesta más ser permisible.
De todas formas, hay secuencias que, técnicamente, están muy elaboradas y son realmente espectaculares (amén de unos solventes efectos especiales), aunque nadie puede obviar que Anderson se ha montado su propia Matrix.
La alusión por mi parte al film de los Wachowski no es gratuita. Infinidad de películas la han imitado, con mayor o menor fortuna, pero es que aquí el director ha tenido el descaro de copiarla en todo lo que ha podido, haciendo particular uso del bullet-time; los tiroteos y peleas cuyas mayores víctimas son las columnas y los azulejos de las paredes; los saltos/patadas imposibles; el esquivo de balas o el recorrido de la cámara con la escena en modo “pause”. Incluso alguna secuencia –la de las Alices atravesando el ventanal- recuerda sobremanera a otra vista en la saga Matrix, por no hablar de un villano con gafas de sol que viene a ser una (mala) mezcla entre el Agente Smith y Terminator.
Anderson no oculta esas influencias sino que hace ostentación de ellas. Y esto tampoco sería un problema si en algún momento el espectador llegara a implicarse un poco en la historia, cosa que para nada ocurre. No ayuda tampoco que en pleno apocalipsis zombie, las féminas del grupo parezcan recién salidas de un salón de belleza (con depilación de cejas incluida), lo cual le resta bastante credibilidad a su desamparada situación (ceñirse un poco al contexto y caracterizar bien al reparto –no vale con ponerles ropa molona y ajustada- no cuesta nada)
Por otro lado, el suspense y la tensión son nulos, y los personajes planos o sin el menor interés, así que lo único que nos mantiene pegados a la butaca es ver cuál será la próxima secuencia cañera y/o bochornosa que Anderson nos tiene preparada. Y es que hay cosas en el guión que no tienen la menor coherencia ( SPOILER – la bomba en el avión del malo maloso, por ejemplo; es un recurso que ya hemos visto funcionar en otras películas, pero aquí el factor “cantidad = muchos aviones” imposibilita que Alice sepa con seguridad qué avión cogerá el malo para poder tenderle la trampa, amén de que Alice supiera, cuál vidente, que había una bomba en el barco… – FIN SPOILER)
Por tanto, toda esa espectacularidad de la que hace gala la película cae en saco roto porque uno debería disfrutar del conjunto y no de dichas secuencias de forma aislada (que éstas sean parte vital de la película no significa que sean lo único que la sustente)
El 3D tampoco es un aliciente demasiado atractivo, o al menos no para un servidor. La sensación de profundidad está más o menos conseguida, aunque Anderson se limita básicamente a lanzarnos cosas -balas, hachas, gafas de sol, sangre…- a la cara, sin que el efecto sea lo impactante que debiera ser (pese a la citada profundidad, nunca tienes la sensación de que el objeto está fuera de la pantalla ni de que se te acerca, sino más bien que sobresale un poco y nada más)
Ahora bien, no podemos negar que, como mínimo, estamos ante un producto entretenido. Claro que con apenas 80 minutos de metraje, el 90% de los cuáles es acción, ya hubiera sido un delito que Anderson nos aburriera. Así que esa parte está cumplida (aunque si sois como yo, que con cada chorrada os echáis las manos a la cabeza, puede que el entretenimiento se os haga un tanto indigesto)
La escasa duración aumenta la sensación de estar ante una especie de “episodio puente”; algo así como un capítulo cualquiera de una serie de televisión (no digo episodio piloto porque claramente se sitúa entre la anterior película y la siguiente, es decir, como un capítulo intermedio). Dicho de otra forma y haciendo un símil con el mundo de los videojuegos, es como si lo que aquí transcurre no fuera más que una fase/pantalla del juego, cuya misión es ir de A a B acribillando a los enemigos que se pongan por delante. Enemigos que, dicho sea de paso, salen hasta de debajo de las piedras. La verdad es que si aún quedan humanos libres de infección, deben trabajar casi todos para la Corporación Umbrella, porque éstos tienen más efectivos que el propio Ejército de los EE.UU. Eso sin contar la cantidad de laboratorios y bases secretas que deben tener esparcidos por todo el planeta (parece el Ejército Red Ribbon)
Del reparto poco hay que decir, más allá de parecer una oda a la inexpresividad, en la cual el penoso villano se lleva la palma.
Jovovich y Larter hacen lo mismo que en las anteriores entregas, así que si os gustaron en aquellas os gustarán en esta. Wentworth Miller parece sacado directamente de Prison Break (mismas habilidades, misma sosería); la presencia del español Sergio Peris-Menchesta es minúscula. El muchacho intenta abrirse paso en Hollywood, y si bien con algo hay que empezar, dudo que los papeles del típico hispano en este tipo de producciones sirvan para que se fijen en él.
Los que se salvarían serían Boris Kodjoe (visto en “Los Sustitutos”), y Kim Koates (me encanta este tío), que luce el mismo look que en –la absolutamente recomendable- “Sons of Anarchy”, imagino que por exigencias de rodaje (le coincidiría con el de la serie). En referencia a su personaje, creo que es el punto cómico más conseguido de toda la película.
Pese a lo mucho que entretenga, “Resident Evil 4: Ultratumba 3D” no deja de ser otra mediocre entrega de una saga a la que muchos ya dábamos por muerta. Dudo que sirva para reenganchar a la audiencia que ya perdieron con las dos últimas, así que queda mayormente recomendada a los muy fans de la franquicia y/o de Jovovich.
P.D.: Hay una escena durante los créditos finales SPOILER-- que nos presenta el próximo pibón… esto, a la próxima villana -- FIN SPOILER
Lo mejor: algunas secuencias de acción.
Lo peor: el cúmulo de fantasmadas.
Valoración personal: Mala
2 comentarios:
Aunque se ve como auténtico pedazo de churro, siento la curiosidad de verla, al menos muchísimo más que con "Resident Evil: Extinction" que aún así terminé viendo en pantallas de cine. Debo decir que yo fui de los que disfrutó mucho de la primer película de Resident Evil, aunque ésta franquicia se ha desenvolvido más y más en pura acrobacia y churradas. Ya veré como se aprecia en 3D.
¡Saludos!
... acabo de verla, y no puedo creer el fallo garrafal que se les ha colado... en el duelo final con el villano antes de que lo den por muerto, reviva y se escape en la nave voladora, usan el recurso de que éste malote de ojos rojos les lance las gafas de sol al iniciar la lucha contra los tres protas, pero acto seguido aparece luchando ..con las mismas gafas de sol!!??
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