domingo, diciembre 12, 2010

"Franklyn" (2008) - Gerald McMorrow

critica Franklyn 2008 Gerald McMorrow
Esta es una de esas cintas que a uno le llaman la atención desde que ve sus primeras imágenes por la red. Sin duda, lo que más me sedujo en un primer momento fue esa estética victoriana y oscura de la que hacía gala. Claro que muchas veces no vale sólo con el apartado visual para atraer al espectador, y por eso “Franklyn” contaba además, con una historia bastante interesante.

Jonathan Preest (Ryan Phillippe) es una especie de detective vigilante que oculta su rostro bajo una máscara (recordando un poco al Rorschach de Watchmen). Preest deambula por las calles de Meanwhile City, una ciudad gobernada por El Ministerio, un poder religioso y enigmático que durante siglos ha controlado a los ciudadanos a base de imponerles la religión como modo de vida único. Todos en la ciudad tienen una religión a la que mostrar devoción y fe. Pero Preest se niega a ser una oveja más del rebaño, siendo así el único ateo de Meanwhile City y por ello, siendo perseguido por El Ministerio. La lucha de este vigilante nocturno consiste en intentar evitar que las sectas capten más adeptos, siendo un tipo llamado El Individuo su principal objetivo, después de que este matara a una niña de 11 años como sacrificio a su Dios.

Paralelo a este mundo, se encuentra el Londres contemporáneo. Aquí, el foco de atención son Emilia (Eva Green), una suicida en potencia; Milo (Sam Riley), un joven desamparado tras la anulación de su boda pocos días antes de celebrarse; y David (Bernard Hill), un hombre que busca a su hijo desaparecido.

Pese a toda la parafernalia victoriana, “Franklyn” no deja de ser la típica película de vidas cruzadas al estilo “Crash”, “Babel” o “Cuatro vidas/The Air I Breathe”.

A lo largo de su visionado, uno va siguiendo las vidas de los cuatro personajes, aparentemente sin ninguna relación entre ellos, hasta que, por supuesto, llegue el desenlace y los caminos de los cuatro se encuentren. Y la verdad es que la película podría haber quedado mejor si se hubiera suprimido a dos de esos personajes, Emilia y Milo. Su nexo de unión es demasiado endeble y forzado, en un intento por parte del director/guionista de darle una trascendencia mayor a la historia, pero quedándose más bien a medio camino en todas y cada una de sus intenciones.


Todo lo que acontece en Meanwhile City es de lo más sugerente, y funciona como un poderoso mecanismo para captar nuestra atención. La relación que ese mundo mantiene con el Londres contemporáneo –y que descubriremos una vez avanzado el metraje- está muy bien trazada, y quizás el director tendría que haberse ceñido a esos únicos parámetros para desarrollar toda su historia. Y es que una vez terminada la función, uno se pregunta cuál era el propósito de todo, además de inscribir una subyacente crítica al fanatismo religioso.

Dicho de una forma más clara, las historias de Milo y Emilio acaban siendo un pegote que distrae al espectador, y que encima no resultan mínimamente interesantes, dado que tampoco terminan de estar bien desarrolladas. Eso también se convierte en un lastre para desarrollar convenientemente la historia de Preest y de David. Y es que una vez empezamos a entender qué significado tienen Meanwhile City y Jonathan Preest en la historia, más que responder a nuestras dudas, lo que hace es crearnos un mayor número de incógnitas y preguntas que al final quedan descolgadas y sin respuesta. Demasiadas incoherencias para que todo tenga un sentido; demasiados cabos sueltos que se quedan sin concretar; demasiada parafernalia estética utilizada más como reclamo para nuestros sentidos que para tener validez narrativa sólida dentro de la trama.

Aunque nunca llega a ser tediosa del todo, la verdad es que la película se hace un poco pesada, especialmente por ese juego a cuatro bandas que termina por empalagar al espectador.


El mundo de Meanwhile City es un recurso narrativo muy atractivo pero totalmente desaprovechado. Demasiadas inconsistencias argumentales, frases grandilocuentes y diálogos pomposos que no van a ninguna parte. McMorrow se ha preocupado más por maravillar al espectador con su puesta en escena que por contar algo que nos pueda quedar en el recuerdo.

Puede que la película necesite de un segundo visionado para captar todos los detalles que se nos muestran y que podrían escapársenos en un primer intento, no digo que no, pero a uno se le quitan rápidamente las ganas de hacerlo. Su fascinante estética y su cautivadora banda sonora no son motivo suficiente para perder nuevamente hora y media de mi tiempo; tiempo que podría dedicar a otros menesteres o incluso a una película menos pretenciosa pero más satisfactoria.

Muy bonita y, en cierto modo original, muy trascendental e incluso interesante en sus intenciones, pero falsamente profunda, artificiosa y repleta de cabos sueltos y forzadas coincidencias (esto último, habitual en este tipo de cintas sobre vidas cruzadas)

Puede que “Franklyn” sea una de esas películas a las que algunos les fascina y a otros les deja más bien indiferente. Desgraciadamente, un servidor se encuentra en el segundo grupo (y no por culpa de unas expectativas previas, que conste). Viendo los resultados, lo raro es que pasados casi dos años desde su estreno en el Reino Unido, se hayan molestado ahora en estrenarla en España.


Lo mejor: la estética futurista/victoriana.

Lo peor: el exceso de personajes y cruce de historias para una película que hubiera funciona mejor prescindiendo de estas.


Valoración personal: Regular

4 comentarios:

Darkwulf dijo...

Esta es lo que merece ser llamada "una película"!

Habla de los cuentos que se cuentan a los niños, por creencias, para
salvarlos de los malos, por doctrina adquirida o interesada... esos
cuentos que perduran en el tiempo y se siguen contándoles a un niño
también cuando no lo es mas desde tiempo. Esos cuentos que por boca de
los "amados tutores" impiden al "tutelado" crecer, por falta de
coherencia y sentido común;

y habla de lo que pasa cuando eso sucede.

La mayoría de las opiniones leídas en la red son reductoras,
simplistas, y dejan una imagen tibia y destructurada de la obra, la
verdad es que para este servidor "Franklyn" de Gerald McMorrow todo
puede ser menos que eso.

Lo que yo he visto es una obra estratificada, frágil y preciosa como un
pastel milhojas que una vez mordido colapsa en una única dirección:

esta vez el cine nos enseña con un Cuento de cuanto "sanadora" podría
ser la verdad, devolviendo así la fabulación su natura original!

Sam_Loomis dijo...

Al parecer, "Franklyn" es uno de esos filmes que fuerza varias lecturas. Eso siempre es interesante, aunque ya van varias opiniones que leo que pintan a la película en un rubro un poco más negativo que positivo. Aún así, no descarto la posibilidad de echarle un vistazo si se presta la oportunidad.

¡Saludos!

Pliskeen (David Ribet) dijo...

Darkwulf,
En Franklyn veo buenas intenciones, pero no buenos resultados.

Sam_Loomis,
La idea de mezclar esos mundos era buena, pero al final se mezclan demasiadas histori asy personajes que no interesan nada.

Saludos ;)

Anónimo dijo...

Me quedo con el comentario de Darkwulf, la pelicula me pareció maravillosa, la disfruté enormemente, me dejó un sabor dulce y esperanzador pese a la temática que aborda, a la complejidad y agonía mental de sus personajes. Se puede salir! se puede dejar atras lo malo!

En general siempre me importa muy poco la opinión de los "expertos" porque las peliculas no solo las veo las "siento". Y eso es distinto para cada persona. Obviamente no juzgo al comentarista, pero creo que cada persona vive un libro, pelicula o canción de distinta forma.

Y yo si voy por una segunda mirada.

Saludos a todos,

Pola