domingo, septiembre 18, 2011

“Cómo acabar con tu jefe” (2011) - Seth Gordon

critica Cómo acabar con tu jefe 2011 Seth Gordon
Quién más quién menos ha tenido alguna vez (o tiene) un jefe odioso que le ha hecho la vida imposible en el trabajo. Esa clase de jefazo que aprovecha la superioridad de su cargo para hostigar psicológicamente a sus trabajadores. Cuando eso ocurre, al trabajador no le queda otra que pasar por el aro si quiere seguir conservando el empleo, por duras o insoportables que se le hagan las jordanas. De ahí que tampoco sea extraño que éste fantasee, de vez en cuando, con la idea de vengarse cruelmente del causante de sus quebraderos de cabeza. Una forma de hacerlo –algo radical, eso sí- es haciendo desaparecer el problema de raíz y para siempre, es decir, cargarse al jefe, darle matarile, borrarlo de la faz de la Tierra o cómo prefiráis llamarlo. Y eso es, precisamente, lo que planean hacer los protagonistas de esta historia.

Nick, Kurt y Dale son tres amigos asqueados por culpa del agobiante ambiente laboral que sufren en sus respectivos empleos. La única solución para hacer su rutina diaria más tolerable sería hacer desaparecer a sus insufribles jefes. Con la ayuda de unas copas de más y el consejo poco fiable de un ex convicto buscavidas, los tres amigos conciben un enrevesado y presuntamente infalible plan para deshacerse de ellos sin que el peso de la ley caiga sobre sus cabezas. Sólo hay un problema: los mejores planes son ideados por las mejores mentes, y ese no es su caso.

La película empieza con los propios personajes presentándose a sí mismos - voz en off mediante- y desvelándonos las perrerías que tienen que aguantar de sus respectivos jefes.

Nick (Jason Bateman) es candidato a un puesto directivo en su empresa, y por ello trabaja durante 12 horas tragando con todo lo que se le ocurre a su jefe, Harken (Kevin Spacey), pensando que así logrará ser recompensando con el tan deseado ascenso. Pero ahora ya sabe que eso nunca va a ocurrir…

Dale (Charlie Day) es ayudante en una clínica dental, y su problema (aunque a priori no parezca considerarse como tal) es el mantener a raya los incesantes acosos sexuales a los que es sometido por parte de la Dra. Julia Harris (Jennifer Aniston). Dale, que está a punto de casarse con su prometida, ve peligrar su relación si no consigue poner fin a los pervertidos instintos de su jefa.

Kurt (Jason Sudeikis), por su parte, es contable, y al contrario que sus amigos, está encantado con su jefe, Jack Pellit (Donald Sutherland). El problema lo tiene con Bobby Pellit (Colin Farrell), el hijo de éste, un drogadicto y un corrupto que puede arruinar la empresa en cualquier momento si no se le para los pies.

Así pues, tenemos a tres sufridores trabajadores a los que les hace la vida imposible un jefe psicópata, una devorahombres y un tipo sin escrúpulos. ¿Cuál es, entonces, la solución? Huir del problema y dejar el trabajo no es una opción.



Durante una noche de copas, los tres amigos fantasean con la posibilidad de matar a sus jefes… Y a la mañana siguiente, decidirán llevar esa fantasía a cabo gracias a los dudosos consejos de un ex convicto (Jamie Foxx) que se encontraba en el lugar adecuado en el momento oportuno.

Los tres protagonistas preparan un plan perfecto para librar al resto del mundo de sus respectivos jefes… para siempre. La idea consiste en que SPOILER-- cada uno se encargue de acabar con el jefe del otro, de modo que nada pueda relacionarlos con su muerte --FIN SPOILER, procurando que parezca un accidente.

Por supuesto, y tratándose de unos inexpertos, por brillante que sea el plan éste no saldrá como lo tenían planeado. Cuando se acerque el momento de acabar con la vida de sus jefes, los contratiempos empezarán a sucederse y las cosas se irán complicando cada vez más, llegando hasta el punto de tener a la policía tras su pista.

Las bazas con la que cuenta esta comedia son tres:

La primera es su punto de partida. El hecho de desear cepillarse al canalla de tu jefe es algo con lo que muchos pueden sentirse identificados, y ver cómo otros lo llevan a cabo puede ser una medida terapéutica de matar ese gusanillo. Por tanto, nos metemos en la piel de los personajes fácilmente y terminamos también nosotros odiando a sus respectivos jefes (quizás a Julia/Aniston, un poco menos) y deseando que logren acabar con ellos de la forma más cruel posible.

La segunda baza es que los guionistas desarrollan la trama llevando muchas de las situaciones hasta el extremo y a sus antagonistas al punto de la exageración o la parodia (aunque puede que alguno de ellos, como el sr. Harken, no diste mucho del prototipo real de jefe cabrito), de modo que el humor bordea siempre lo delirante.

Y la tercera y probablemente más poderosa baza es su reparto. Desde los tres principales protagonistas, que las pasan canutas durante toda la película, hasta sus respectivos jefes (Spacey en su línea, pero peor, en el buen sentido de la palabra), pasando por el variopinto elenco de secundarios (mención especial a Jamie Fox), todos están perfectos en su papel. Nadie chirría o flojea, e incluso algunos llegan a sorprendernos gratamente. Ese sería el caso de Jennifer Aniston, a la que habitualmente seguimos viendo (o al menos yo) como la Rachel de “Friends”, y que aquí, sin embargo, asume y borda un papel inusual en su carrera, el de una loca compulsiva del sexo.



No muy lejos queda un Collin Farrell caracterizado para la ocasión (recordando al Tom Cruise de “Tropic Thunder”) como un tipo despreciable adicto a la coca, a las prostitutas y a jorobar al personal. Farrell lo clava.

Jason Reitman es un habitual del género, así que no tiene problemas para defender su rol, y Jason Sudeikis sigue ganándose el que le ofrezcan una comedia para su exclusivo lucimiento (si bien puede que sea de esos que funciona mejor como secundario que como protagonista). Charlie Day, el menos conocido de los tres, cumple también con su cometido, y los tres juntos demuestran que hay más cómicos en la industria hollywoodiense capaces de solventar la papeleta que les han encomendando que los Adam Sandlers, Jack Blacks y Will Ferrels de turno. De hecho, no es necesario ser tan estridente o ir tan pasado de vueltas para hacer o caer en gracia. Por supuesto, también cuenta y mucho el participar en una comedia que logre su propósito, y no hay duda que la gamberra “Cómo acabar con tu jefe” lo logra.

Puede que no sea lo más descacharrante del año, pero entretiene de lo lindo y se ve con una permanente sonrisa en la boca.



Lo mejor: el argumento y el reparto.


Lo peor: algún gag escatológico.



Valoración personal: Correcta

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