El salto de su Italia natal a la meca de Hollywood no pudo
haber sido mejor para el director Gabriele Muccino. Su primera película allí, la
notable “En busca de la felicidad”, fue todo un éxito de taquilla que le valió
a Will Smith, su protagonista, su segunda nominación al Oscar a Mejor Actor. De
hecho, aquél papel está considerado como
uno de los mejores de su carrera junto al de “Ali”, dos cintas dramáticas que
sobresalen dentro de una filmografía repleta de cine palomitero.
Muccino debió quedar tan satisfecho con Smith, que decidió
repetir con él para su siguiente largometraje, “Siete almas (Seven Pounds)”,
otro dramón de intenciones claramente lacrimógenas pero bastante más
manipulador y rocambolesco que su predecesor, y con el que el público ya no
respondió tan bien.
Después de regresar a Italia para rodar la secuela de uno de
sus éxitos patrios, Muccino vuelve ahora con su tercer largometraje en suelo
americano. Y lo hace dejando atrás los pañuelos.
George Dryer (Gerard Butler), es una antigua estrella de fútbol europeo venida a menos. Separado y
desempleado, George acepta entrenar al
equipo de fútbol de su hijo Lewis (Noah Lomax) con el fin de restablecer los lazos con el pequeño, al tiempo que trata
de conseguir un empleo como periodista deportivo en una importante cadena de
televisión y de recuperar a su ex-mujer Stacie (Jessica Biel). Pero George no sabe la que se le viene
encima cuando algunas de las atractivas madres de los compañeros de equipo de Lewis
empiecen a interesarse por él.
El
director italiano aparca el drama
lacrimógeno para ofrecernos esta vez una
comedia familiar/romántica al uso. Habiendo leído la sinopsis no os
extrañará si os digo que esta película
ya la habéis visto. Y más de una vez.
Si la
semana pasada comentaba que “Golpe de efecto” era una “peli de manual”, ésta todavía
lo es más, concentrando tal cantidad de
clichés que es imposible no prever paso por paso el desarrollo de la historia.
Repasemos
lo que tenemos: padre un poco desastre (y ligón involuntario) que intenta
afianzar los lazos paternofiliales con su hijo pequeño (topicazo nº 1) al
tiempo que trata de recuperar al amor de su vida, su ex esposa (topicazo nº2), la
cual -¡oh sorpresa!- tiene un nuevo novio con el que pretende casarse en breve
(topicazo nº 3). La futura carrera profesional de George y las mujeres que
ahora se le lanzan al cuello serán los grandes dos obstáculos que dificultarán
su reconciliación familiar (topicazos nº 4 y 5).
No hay prácticamente nada en “Un buen
partido” que no hayamos visto antes, y el guión tampoco depara ninguna sorpresa
que huya del romanticismo más convencional y el desenlace más previsible (sí,
es ese final que estáis pensando).
El contexto deportivo entorno al mundo del fútbol bien
podría haber sido béisbol, baloncesto, hockey o cualquier otro deporte. El niño
podría haber sido mayor o incluso ser una niña (aunque en el caso que nos ocupa
funciona mejor lo primero); y el novio de la madre podría haber sido un auténtico
cretino (ese papel recae aquí en Dennis Quaid) en vez de un buen tío. De hecho,
es preferible que el nuevo novio de la madre nos caiga mal, así luego no nos da
penita que le acaben dando platón. En el final feliz de todas estas películas,
¿dónde quedan los tipos como Matt? Nadie tiene en cuenta su desdicha…
Matt es un hombre bueno y enamorado al que plantarán dos
semanas antes de la boda. Qué injusto, ¿verdad? Pero sin tipos como Matt a los
que amargarles la vida, muchas comedias románticas nos dejarían un sabor amargo.
Y es que lo que al fin y al cabo queremos aquí (y la película nos lo da,
faltaría más) es que George, Lewis y Stacie vuelvan a formar una familia.
El puntito más
refrescante (entre comillas) de la historia lo pone la trupe de féminas que
quiere llevarse a la cama al bueno de George. Mujeres divorciadas, solteras o aburridas de
su matrimonio y con ganas de echar una canita al aire que se mueren por los
huesos del nuevo entrenador de fútbol de sus hijos. Ellas son Barb (Judy Greer), Denise
(Catherine Zeta-Jones) y Patti (Uma Thurman), que competirán por el afecto (físico,
más que nada) del protagonista, al que le complicarán bastante las cosas. Y en
medio del follón tenemos también a Carl King (Quaid), patrocinador del equipo y
celoso (e infiel) marido de Patti, que aprovecha la llegada de una famosa ex
estrella del fútbol para presumir de amigo entre sus socios ricachones.
Toda una sarta de tópicos y clichés relacionados
con la redención, el amor verdadero y la madurez tardía, para una insustancial
(aunque medianamente complaciente) comedia romántica de sábado por la tarde sazonada
con maduritas de buen ver y algo de sexo (fuera de pantalla, por supuesto);
con un reparto más que aceptable y un
director especialista en dramas con el piloto automático. No hay mucho de
dónde rascar, pero si lo último que le pides a la película es algo
originalidad, igual puede servirte para pasar el rato.
P.D.:
Cuánto menos irónico que Butler sea un crack del balón cuando desde “300” (el
gran pelotazo que lo dio a conocer) prácticamente no da pie con bola a la hora
de elegir proyectos.
Lo mejor: Gerard Butler y el desfile de atractivas milfs.
Lo peor: una historia repleta de clichés que ya hemos visto mil veces.
Valoración personal: Regular-Pasable
2 comentarios:
Hola :
Me llamo Jimena San Martín soy administradora de un sitio web. Tengo que decir que me ha gustado su página y le felicito por hacer un buen trabajo. Por ello me encantaría contar con tu sitio en mi web, consiguiendo que mis visitantes entren también en su web.
Si estas de acuerdo házmelo saber enviando un mail a jimena.sanmartin@hotmail.com
Jimena San Martín
Buenas tardes,
Me gustaría ponerme en contacto con el administrador de la web para ofrecerle una colaboración publicitaria.
Puede contactar conmigo en carlos.risco@ebuzzing.com
Gracias.
Publicar un comentario