Pese a sus irregulares coqueteos con la animación digital,
primero con “Ratonpolis” (bajo el amparo de Dreamworks) y luego con la
maravillosa “Arthur Christmas”(bajo el amparo de Sony), en los estudios Aardman
se han caracterizado siempre por el stop-motion (o mejor dicho, clay-motion),
técnica que dominan a la perfección y con la que nos han regalado genialidades
como “Chicken Run: Evasión en la granja” o “Wallace & Gromit - La maldición
de las verduras” (amén de sus muchos cortometrajes y proyectos televisivos).
Ahora vuelven de nuevo manos a la obra con la plastilina
para ofrecernos una aventura piratesca de lo más delirante.
De espesa y exuberante
barba, el Capitán Pirata es un entusiasta corsario ansioso por conseguir ser nombrado Pirata del Año, galardón por el que se le reconocería
como uno de los grandes piratas de su época. Al mando de una desaliñada y variopinta
tripulación y aparentemente sin percatarse de los insalvables obstáculos a los
que se enfrenta, el Capitán persiste en perseguir su sueño y vencer de una vez
por todas a sus eternos rivales, Pata de Palo Hastings, Black Bellamy y Sablazo
Liz. Pero conseguir el ansiado premio de Pirata del Año no será tarea fácil, y nuestros
protagonistas terminarán embarcándose en
una odisea que les conducirá desde las orillas de la exótica Blood Island hasta
las brumosas calles del Londres victoriano.
“The Pirates! Band of Misfits” es otra clara muestra del asombroso y meticuloso dominio que posee Aardman
en el campo de la animación en stop-motion. El gusto por los detalles, la
creatividad en el diseño conceptual… Apenas nos hacemos una idea de la titánica
labor que hay detrás de la filmación fotograma por fotograma.
Técnicamente, puede que éste sea su obra más ambiciosa dada la cantidad de personajes y la diversidad y magnitud de escenarios que
maneja. Incluso se han atrevido a combinar el claymotion con el CGI, generando
por ordenador el mar por el cual navega nuestra aguerrida tripulación. Y es que
si hay algo difícil de representar con esta técnica son los elementos en estado
líquido y gaseoso (así como el fuego), por lo que esta vez unos pocos píxel han
facilitado el trabajo sin por ello traicionar el proceso artesanal de siempre.
Y es que en lo visual, una de las ventajas que ofrece esta técnica es lo (obviamente)
tangible que resulta todo, algo imposible de lograr con cualquier otro tipo de
animación. Los objetos, los escenarios, los personajes… prácticamente todo es
real. El movimiento y el elaborado trabajo expresivo que hay detrás es lo que
dota de vida a los muñecos, mientras que desde el guión se trabaja por lograr
que las horas y horas de trabajo no caigan en saco roto. Y es que otro aspecto
que ha caracterizado a Aardman es la calidad de sus historias.
El Premio al Pirata del Año (una especie de Oscars de los
piratas) no deja de ser un mero macguffin que sirve a Gideon Defoe, guionista y
autor del libro en el que se basa la película (The Pirates! In an Adventure with Scientists), para embarcarnos en
un disparatado viaje a bordo de un barco pirata cuya tripulación no puede
sufrir peor suerte.
El Capitán tiene el apoyo incondicional de sus hombres, pero busca también la admiración de sus semejantes, algo que desgraciadamente no ocurre, ya que sus escasas dotes como corsario le han convertido en el hazmerreir del gremio.
Esto le lleva a cruzar los mares con la intención de hacerse
con un buen botín, algo que el destino parece querer negarles. Pero un buen día
el viento empieza a soplar a su favor, y la gran oportunidad le llega cuando se
topa con un joven naturalista que responde al nombre de Charles Darwin (sí, ese
Charles Darwin). A partir de ahí, los desventuras están servidas.
Nos encontramos ante producción inglesa y, por ende, con un humor puramente british, repleto de sorna e ironía, con gags hilarantes y algunas
sutilezas que pueden pasar desapercibidas si no se presta la debida atención (los
fantásticos créditos finales, plagados de coñas, necesitan de un segundo visionado).
Mención especial a la original vuelta de tuerca a la hora de representar en un
mapa (animado en 2D) los distintos viajecitos por mar y aire de los
protagonistas.
Es probable que el espectador más afín al humor yanqui (el
cuál, dicha sea de paso, ha adoctrinado
en demasía al público español) no reviente a carcajadas, pero de lo que
no hay duda es que “Piratas” rezuma
ingenio y diversión por todas partes.
El Capitán Pirata,
con la voz de Hugh Grant -debutante en estas lides- en la versión original, resulta entrañable por su optimismo, su
amor por su tripulación e incluso por su torpe inocencia. Pero el resto de
personajes también se ganan inmediatamente nuestra simpatía. Número Dos es
el fiel ayudante del Capitán, su mano derecha, y también la voz de la razón y de
la sensatez; el único capaz de poner algo de sentido común a los descabellados
e insensatos planes de su capitán. El Pirata Albino es inocente y crédulo, pero
pone todo su empeño y buena fe en lo que hace. El Pirata con Gota podría pasar
por un viejo lobo mar, pero es tan bobo como el resto de sus compañeros.
Luego tenemos a la Pirata con Curvas Sorprendentes, la prueba más fehaciente de lo borregos que son esta pandilla de despistados piratas. Dado que por aquellos tiempos se consideraba que las mujeres traían mala suerte a bordo de un barco, ésta fémina corsaria pasa desapercibida bajo una barba postiza procurando no levantar sospechas entre sus compañeros, algo que no siempre le resulta fácil. Siente una gran admiración (¿o es devoción?) por el Capitán, y es probablemente la que vive con mayor intensidad su vida al margen de la ley.
Por supuesto, no hay que olvidarse de Polly, la tierna
mascota del Capitán y muy querida por todos, que tendrá, sin comerlo ni
beberlo, un papel significativo en la trama.
A ellos hay que sumarle el joven Darwin, un empollón más
interesado en el amor que en la ciencia, y su peludo sirviente, un jocoso
chimpancé mucho más listo de lo que en principio aparenta.
Y como no hay héroes sin villanos (aunque en este caso los
“malos” sean los “buenos”), tenemos a la malvada Reina Victoria, una pequeña, regordeta
y todopoderosa gobernante que odia a los piratas con toda su alma.
Todos aportan su granito en esta divertida y descabellada aventura
piratesca con el sello Aardman por bandera. Puede que no todos comulguen
con su humor, pero para un servidor es, sin lugar a dudas, la película de animación del verano.
Lo mejor: su humor british; su fantástico trabajo de animación y la ambientación.
Lo peor: que su humor british no sea del gusto de todos los paladares.
Valoración personal: Buena
Lo mejor: su humor british; su fantástico trabajo de animación y la ambientación.
Lo peor: que su humor british no sea del gusto de todos los paladares.
Valoración personal: Buena
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