Crítica Prometheus 2012 Ridley Scott
El último trabajo de Ridley Scott ha sido uno de los
proyectos que más han mareado la perdiz para desconcierto de los cinéfilos, aunque
también de los que han causado más revuelo.
El regreso del director a la ciencia-ficción, género en el
que ha logrado dos de sus obras cumbres y más idolatradas, “Alien” y “Blade
Runner”, fue una noticia que recibimos con los brazos abiertos. Ahora bien,
nada hacía sospechar que aquello fuera a estar relacionado directamente con un
retorno a la franquicia “Alien”. Es más, Scott llevaba tiempo detrás de la adaptación
de ‘La guerra interminable’ (The Forever War, 1974), la fantástica (y cruda) novela
de Joe Haldeman, por lo que no había necesidad alguna de rebuscar en el baúl de
los recuerdos si lo que pretendía era tener una excusa para volver al espacio
exterior.
Pero desde el nacimiento del proyecto hasta ahora, la red se
ha inundado de rumores y desmentidos para parar un tren, algo que no ha hecho
sino aumentar el hype hasta niveles francamente desproporcionados. En
principio, las pretensiones partían de la idea de realizar una precuela para
relatarnos los orígenes del space jockey,
personaje mitificado por su breve y enigmática aparición en la primera película
de la saga. Pero a medida que se avanzaba en la escritura del guión, Scott y se
equipo se dieron cuenta que tenían algo más grande entre manos, y no tardaron
en corregir la dirección del proyecto para crear una obra totalmente nueva y
ajena. O eso es lo que nos contaron.
Y es que la conexión con Alien nunca quedó demasiado clara
hasta que se nos obsequió con el primer tráiler (puede incluso que con el
teaser).
Scott quiso desmarcarse pronto del concepto precuela, pero
poco a poco se fueron desvelando detalles que confirmaban nuestras sospechas:
“Prometheus” tenía ADN Alien, aunque eso no implicara que viéramos de nuevo en
pantalla al famoso xenomorfo.
Ahora, tras dos meses de retraso con respecto a su estreno
en EE.UU., llega el momento de resolver las dudas y saciar vuestra curiosidad. Y
si habéis logrado manteneros al margen del hype y de los innumerables spoilers
(tal como hizo un servidor), mejor que mejor.
En el transcurso de su
labor, dos jóvenes y brillantes arqueólogos, la Dra. Shaw (Noomi Rapace) y el Dr. Holloway (Logan Marshall-Green), descubren unos reveladores pictogramas
rupestres acerca de antiguas civilizaciones que poblaron la Tierra. Todos los
indicios hallados señalan a un mismo lugar situado en un punto lejano del
espacio como posible origen de estos seres. Con la intención de descubrir la
respuesta a estas cuestiones, ambos consiguen convencer a una gran corporación,
Weyland Industries, para que les financie el viaje hasta allí.
Un planeta inhóspito, una nave espacial y su desventurada
tripulación inmersa en una pesadillesca carrera por la supervivencia por culpa
de una misteriosa y mortífera raza alienígena… Todo parece indicar que la
estructura de “Prometheus” no se aleja demasiado de sus orígenes “alienescos”.
Y en cierto modo, es así.
Puede que la premisa argumental (la búsqueda de respuestas
trascendentales a los más grandes misterios de la humanidad) sea muy diferente,
pero en el fondo no nos alejamos demasiado del mismo tipo de película con que
nos obsequió Scott hace ya algo más de tres décadas. Esto es una “space monster movie” en toda regla, pero con
suficientes alicientes como para marcar
la diferencia con respecto al mismo universo alien en el que se inscribe.
El equipo de científicos y exploradores viaja a bordo del Prometheus, nombre que proporciona el título del filme y que para nada es casual. Tal como se cuenta en el mito griego, el titán Prometeo desafió a los dioses y robó el fuego del cielo para dárselo a los humanos para que éstos pudieran cocinar y calentar sus hogares. Por ello, el titán fue terriblemente castigado por Zeus, quién le condenó a sufrir una tortura eterna, encadenándole a una roca y mandando a un águila para que devorara su hígado, órgano éste que volvía a crecerle una vez tras otra, de modo que el dolor jamás cesara.
Nuestros protagonistas creen dirigirse hacia el lugar en el
que encontrarán las respuestas a su existencia; un lugar dónde conocerán a sus
hacedores, a los seres (cuál dioses) que podrían haber creado la vida en
nuestro planeta. Con este encuentro esperan poder responder a todas sus
preguntas, pero lo único que encuentran es dolor y sufrimiento.
En cierto modo, y recuperando los tintes mitológicos que
impregnan la esencia de la película, lo que hace la tripulación de la
Prometheus es abrir la caja de Pandora, liberando
así los males que puedan acabar no sólo con ellos sino con toda la raza humana.
En el planeta al que han llegado topan con una civilización
que posee un poder tan majestuoso como realmente peligroso. Y más allá de los planteamientos y significados
filosóficos y/o religiosos que se puedan interpretar de la historia, se intuye
cierta alegoría a la capacidad del ser humano por manejar ciertos poderes (el
nuclear, por ejemplo) capaces de acercarnos con rapidez a la destrucción total.
De hecho, la razón por la que estos seres se encuentran en ese planeta es
resultado de la decepción que suponemos como creación suya. Es la serie de
inevitables preguntas que el personaje de Shaw se plantea hacia al final de la
película SPOILER--- ¿Qué hicimos
mal? ¿Por qué quisieron destruirnos? ¿Por qué se retractaron luego? Quizás
mereciéramos el castigo, pero la medida impuesta, la raza creada para tales
efectos, terminó superando las expectativas y volviéndose en su contra. Y de
algún modo, dicha creación se convirtió en algo mucho peor e incontrolable que
lo que se pretendía erradicar en la Tierra –
FIN SPOILERS
En cualquier caso, hay respuestas que es mejor no conocer;
preguntas que es mejor no hacerse. Y por irónico que parezca, casi podría
trasladarse esto a la propia razón de ser de la película. ¿Realmente hacía
falta conocer los orígenes del space
jockey? ¿Acaso no era mucho más divertido dejar volar nuestra imaginación y
elucubrar con nuestras propias respuestas acerca de tan enigmático personaje
cinematográfico?
Siempre he pensado que la existencia de las precuelas mató
uno de los grandes atractivos del cine: el misterio de lo desconocido. Fue cuando
Hollywood encontró el modo (casi siempre por motivos económicos más que
artísticos) de contárnoslo todo y dejar poco o nada en manos de nuestra
imaginación. Y hay un dicho que dice que “la curiosidad mató al gato”. Pues eso
les ocurre a nuestros protagonistas, y puede que también le ocurra a algunos
espectadores… A aquellos que terminen saliendo
decepcionados de la sala en la que se proyecta “Prometheus”. Porque no siempre
la respuesta que buscamos es la que acabamos encontrando. Aunque quizás aquí la
decepción no venga tanto por el qué sino por el cómo y por no ver cumplidas
todas las (desorbitadas) expectativas. Porque no hay duda que aquí nos
encontramos con una caso claro de hype
desmedido; un hype contraproducente para el espectador y que puede
convertirse en uno de los mayores
lastres de una película que, sin ser la panacea, es de lo de más rescatable
dentro de su género.
No marcará un antes y un después en la ciencia-ficción (de
hecho, es mucho más elemental y convencional de lo que se le presupone) ni se convertirá en hito u obra cumbre del mismo,
pero ofrece dos horas de evasión
suficientemente eficaz y loable como para no lamentar en demasía el
habernos reventando, en cierta medida, el origen de uno de los monstruos más
inquietantes y letales del cine fantástico.
Pero entonces, ¿es esto una precuela? Sí y no. SPOILER—Sí, porque se sitúa años atrás
a los acontecimientos que transcurren en “Alien, el octavo pasajero”. No,
porque aún situándose en el mismo universo y rescatando parte de sus elementos característicos
(Weyland Industries, el space jockey…) no tiene mayor relación con el filme de
1979, y los hechos que se relatan no desembocan directamente en la película
original, con lo cual rompe con el significado más estricto y habitual de la
palabra “precuela”. Nos indica, en sus últimos minutos, cuál puede ser la
procedencia del alien mediante la aparición de un primerizo xenoformo. Una
especie de “ancestro” del alien de la primera película; la semilla que dará
lugar a tan mortífera criatura. Pero nada más parece vincular una película con
la otra. – FIN SPOILER
La película ofrece alguna que otra respuesta a la
procedencia del xenoformo y, por supuesto, nos ilustra un poco acerca del space jockey, pero termina sugiriendo más preguntas que respuestas. De hecho, se puede
criticar que el guión se quede simplemente en la superficie de lo que pretende
exponer, siempre en favor de un despliegue más pirotécnico y simplista. Los frentes que abren los guionistas dan
lugar a una mayor profundización que aquí se siente a medio explorar. El nuevo universo que elabora “Prometheus” queda lastrado, en parte,
por decantarse hacia la vertiente survival, lo que en el fondo termina
definiendo la propuesta. En cuanto el suspense y la intriga dejan paso al
terror y la acción, se pierde gran parte de la fuerza y tensión iniciales que,
de haberse sabido llevar con más atino (más que nada desde el guión), hubieran
culminado en una obra muchísimo mejor y más memorable que la que finalmente ha
quedado.
Pero insisto, “Prometheus” no es para nada una mala
película. No es la gran película que -quizás equivocadamente- muchos ansiaban
encontrarse, y quizás tampoco sea el gran regreso de Scott a la
ciencia-ficción, pero tampoco se nos obsequia habitualmente con un cine de género serio y locuaz como éste,
y que a su vez sea tan asequible para el
espectador (aquí no hay pajas mentales ni discursos pseudointelectualoides.
Tampoco propaganda atea, como alguno podrá pensar). Quizás sí es algo pretenciosa, y presume de querer y poder dar más y mejor de
lo que finalmente ofrece, pero en la silla de director no hay un cualquiera,
y eso se nota. La profesionalidad con la que está hecha se palpa en cada
detalle. Técnicamente es impecable,
y no me refiero a los efectos especiales
solamente (que cumplen con creces) ni tampoco a la –innecesaria, por
escasamente provechosa- inclusión del
efecto estereoscópico; narrativamente
es competente, y cuenta con una puesta en escena cuidada. Pero su guión no está a la altura. Sus
personajes no lo dan todo de sí.
El protagonismo es mayormente coral durante buena parte de
la película, pero poco a poco Shaw y David se erigen como piezas angulares de los
acontecimientos y principal pilar de la trama. Y ellos y sus intérpretes
brillan (sobre todo Fassbender), pero el resto desluce a su lado. El talento de
Charlize Theron (que parece haberle cogido el gustillo a encarnar féminas ruines)
y el de Idris Elba (quién no acaba de encontrar papeles a la altura de los que
sí le ofrece la pequeña pantalla) quedan menguados por unos personajes que apuntan maneras pero se
quedan finalmente en nada. El resto anda por ahí como mera carnaza, aunque eso
ya es un rasgo fundamental de este tipo de cintas.
La película guarda
para el recuerdo una de las secuencias -no apta para estómagos sensibles- más viscerales y brutales que permiten su
bendita y agradecida calificación R (SPOILER—el
malrollero parto por cesárea de Shaw –
FIN SPOILER). Muestra una acertada
construcción psicológica de David, un cyborg que se esfuerza por comprender
a los humanos y que, en su empeño por ser uno de ellos (o que al menos le
consideren como tal y como uno más del equipo), llega a sentirse casi como
humano. Y eso pese a que sus compañeros (y en un momento dado también su
creador) no cesan en recordarle que no es más que un saco de cables y circuitos.
La coyuntura moral, profesional, personal y finalmente
religiosa que se le presenta a Shaw es también bastante interesante,
precisamente por lo mucho que se entorpecen unos a otros esos conceptos. Pero
más allá de todo eso, lo que hay aquí es
terror espacial, pero lejos de la intensidad de “Alien” y de la jubilosa
satisfacción que proporcionaba aquella.
Es muy probable que “Prometheus” convenza o decepcione en
función de lo mucho o poco que se espere de ella. Eso no quita que aún siendo
muy correcta, no termine de llenar del todo. Entretiene pero no deja huella. Resulta enigmática en su comienzo,
pero falta mayor definición de los conceptos que plantea, amén de dejarse
llevar en su tramo final por la resolución que presenta menos riesgos (y más fuegos de artificio).
La verdad es que viniendo de quién viene sabe a poco, pero
igual de los guionistas tampoco se podía esperar mucho más. Jon Spahits es
responsable de la bochornosa “La hora más oscura”, uno de los mayores bodrios
del pasado año; y que Damon Lindelof ha logrado cierto estatus de reconocimiento
celestial por su implicación en los guiones de “Perdidos”, pero su trayectoria en
el medio cinematográfico se resume en “Cowboys & Aliens”, la presente “Prometheus”
y la futura adaptación de “Guerra Mundial Z”, la cual acumula ya tantas reescrituras
y rerrodajes que poco o nada hacen confiar en su labor y en el resultado final
de la película. Servidor cruza los dedos por
la secuela de la estupenda “Star Trek” de JJ. Abrams, cuyo guión también
cae en sus manos.
Lo mejor: el personaje de David (Michael Fassbender).
Lo peor: que pudiendo ser algo diferente (una película de ciencia-ficción hard), termine por ser una pseudoalien, esto es, la película de siempre: monstruo aniquilando la tripulación de una nave espacial. Para eso no hacía falta tanto rollo pseudoexistencial.
Valoración personal: Correcta
Lo mejor: el personaje de David (Michael Fassbender).
Lo peor: que pudiendo ser algo diferente (una película de ciencia-ficción hard), termine por ser una pseudoalien, esto es, la película de siempre: monstruo aniquilando la tripulación de una nave espacial. Para eso no hacía falta tanto rollo pseudoexistencial.
Valoración personal: Correcta
4 comentarios:
Hombre, movimiento, justo el otro día que nos vimos se me olvidó preguntarte por este blog, que ya llevaba mucho estancado.
La verdad, pensé en echar el cierre y centrarme sólo en Amazing Movies, pero voy a darle una oportunidad, a ver qué sucede. Aún hay críticas fuera del cine de género (comedias, dramas...) que puedo publicar aquí, y puedo compartir las que publique en AM (cosa que hasta ahora prefería no hacer).
Saludos ;)
A mi me decepcionaron algunas cosas,
---SPOILER---
Por que narices cuando el space jockey rueda en el suelo, la chotera Charlize y Shaw no ruedan hacia un lado? es como correr por unas vias mientras el tren te persigue... porque coño no das un salto lateral?!?!?! Shaw tardo en darse cuenta, Charlize no fue tan lista (pero estaba mas buena, lo cual refuerza la ley de las rubias)
Por que cuando Shaw anda con la cabeza del robot, y al final, el robot le dice "tranki tia! hay otra nave y yo puedo pilotarla", y la siguiente escena se ve la nave volando... no hay bichos ahi? capsulas de esas con semillas chungas? serpientes rompebrazos?, todo es tan facil, tan bonito?
Y por ultimo, suele tocarme las pelotas las escenas que son imprecisas (por no decir absurdamente fantasticas) cientificamente hablando, y es que cuando el primer "hombre" se envenena y esparce su ADN por el mar da origen al hombre moderno...
Mi pregunta, ¿ dio lugar a la vida en el planeta ?, ¿ Dio lugar solo al hombre ?, Si dio lugar al hombre, que me expliquen como coño se formo el primero, porque creo que solo nos reproducimos sexualmente, no por esporas. Si dio lugar a la vida, (primer ser vivo en la tierra), suponiendo que ese ADN se replico y empezo a crear vida, tras miles de millones de años de evolucion es (no digo imposible) matematicamente improbabilisimo, que luego el ser humano comparta un 100% de similitud con el ADN que extrajeron de "nuestro antecesor".
A veces es mejor dejar cosas a la imaginacion, es lo que hacen los grandes clasicos de la ciencia ficcion.
En fin... me decepcionó un poco, pero el entretenimiento esta asegurado.
SPOILER
Todo el tramo final es tan atropellado y va tan a lo fácilmente pirotécnico (¿por qué al Ingeniero, nada más despertarse, le da por cepillarse a lo que queda del reparto de la película sin mediar palabra?), que se le pueden sacar pegar por todos lados, así como todas las ideas que los guionistas ponen sobre la mesa pero cuyas explicaciones y razonamientos luego dejan en el aire (y no por hacerse los enigmáticos sino por pura vagancia).
En realidad, la película es como una gran excusa en torno a una buena idea que les ha servido para poder rodar una pseudoalien sin necesidad de usar al xenoformo (que ya está muy visto). Pero para hacer otro survival espacial no hacía falta tanta chuminada existencial.
FIN SPOILER
Dicho esto, pues sí, entretiene, que no es poco, pero tampoco es mucho para ser Ridley Scott. Me gustó muchísimo más una baratija (muy infravalorada) de hace unos años titulada "Pandorum".
Saludos ;)
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