critica The Mechanic 2011 Simon West Statham
De un tiempo a esta parte, Jason Statham se ha convertido en el héroe de acción número uno de la última hornada de action-men. El honor se lo ha ganado más por la cantidad de sus trabajos en el género que por la calidad de los mismos (la mayoría bastante olvidables y sólo unos pocos buenos o entretenidos) Y es que desde su debut allá por el ‘98 en “Lock & Stock”, el británico ha rodado aproximadamente una docena de películas inscritas, en mayor o medida, en el cine de acción, y que se han estrenado en cines prácticamente a una por año (a veces dos y hasta tres), lo que deja muy por detrás a sus principales “rivales”, Vin Diesel y Dwayne Johnson, que han sido bastante más irregulares.
Y ese estatus lo conoce hasta Stallone, que no dudó ni un momento en incluirlo como compañero en “Los Mercenarios”.
A diferencia de las estrellas de antaño como el propio Sly, Schwarzenegger o Willis, a Statham no le hacen falta grandes presupuesto para lucirse, y su mueve casi siempre por debajo de los 50 millones de presupuesto, lo que facilita que sus películas sean éxitos o que, como mínimo, resulten rentables.
The Mechanic es su última incursión en el cine de “tiros y explosiones”.
Arthur Bishop (Jason Statham) es un frío y metódico asesino profesional con un estricto código y un talento único para eliminar limpiamente a sus víctimas.
Bishop vive y trabaja solo para ahorrarse complicaciones. Sin embargo, después de la trágica muerte de su amigo y mentor Harry (Donald Sutherland), decidirá hacerse cargo del hijo de éste, Steve (Ben Foster), un joven descarriado y con un temperamento difícil de controlar. Bishop instruirá a Steve en el negocio del asesinato por encargo y le enseñará las técnicas y trucos del oficio, pero pronto las mentiras y los engaños convertirán esta alianza en el mayor de sus errores.
La película es un remake del film homónimo que protagonizó Charles Bronson a principios de los setenta y que aquí conocimos bajo el espantoso título de “Fríamente… sin motivos personales”. El responsable de aquella fue Michael Winner, que volvería a dirigir al actor varias veces más, siendo “El justiciero de la ciudad” la más famosa de este tándem (y que supuestamente iba a remakear Stallone allá por el 2008 en plena resurrección post-Rocky Balboa)
A cargo de esta nueva versión tenemos a Simon West, un director que en sus inicios apuntaba maneras, pero que luego fue a menos.
West debutó con la gloriosa “Con Air” (para un servidor, de lo mejorcito del cine de acción de los 90), y a ésta le siguió la muy correcta “La hija del General”. Luego el director cometió el tremendo error de adaptar un videojuego y el resultado fue la bochornosa “Lara Croft: Tomb Raider”. Aunque fue un éxito, al film de la Jolie le llovieron palos por todas lados, y West tardó cinco años en volver a ponerse tras las cámaras; y cuando lo hizo, fue para cascarse uno de los slashers más malos y aburridos que he tenido la mala suerte de contemplar, “Cuando llama un extraño”, que como en esta ocasión, también se trataba de un remake de una película setentera.
Con estos antecedentes, las esperanzas de ver algo potable en "The Mechanic" no eran altas, aunque no se puede obviar que el tráiler resultaba bastante apetitoso.
La historia en sí es de lo más simple, y no deja de ser la típica del asesino a sueldo al que sus jefes quieren darle pasaporte. Si acaso, la particularidad de la cinta reside en que se centra más en la relación mentor-pupilo que se establece entre Bishop y Steve, que en la parte de venganza. Eso deja al supuesto villano de la película en un segundo lugar, de modo que su presencia funciona más como macguffin que no otra cosa, además de servir de excusa para sacarse unas cuantas escenas de acción extra.
La trama escrita por Richard Wenk (16 calles) y Lewis John Carlino (autor de la original) es previsible de cabo a rabo, y aunque intenta darle algo de intriga a la misma, lo cierto es que no es difícil imaginarse cómo acabará todo. Pero la cuestión aquí no es tanto el qué sino el cómo, o dicho de otra forma, que aunque sepamos lo que va a pasar, lo que nos interesa es ver cómo se les va a ingeniar el director para darle suficiente empaque al conjunto y que todo quede resultón. Y en ese sentido cabe decir que West planifica con acierto las escenas de acción, aunque en ocasiones marea demasiado la cámara (un mal que afecta al cine de acción actual).
No se trata de una película sumamente espectacular, pero contiene las suficientes dosis de explosiones y tiroteos como para contentar al aficionado. Tampoco abusa en exceso del CGI, pero lo de añadir la sangre digital es algo que, a mí personalmente, sigue sin convencerme lo más mínimo (y es un molesto recurso que hoy en día se estila con bastante frecuencia)
Pirotecnia y montaje frenético aparte, lo más interesante de la película es el entrenamiento que recibe Steve (contado en modo ultrarrápido) a manos de Bishop; en cómo el muchacho tiene que ir aprendiendo a liquidar a sus objetivos de forma limpia y procurando que parezcan un desafortunado accidente. Lo malo es que Steve es un tipo demasiado bullicioso, y parece que el estilo sutil y trabajado de Bishop no va mucho con él.
Conforme avanzan en las lecciones, las pretensiones instructivas del maestro se van ofuscando al comprobar que las mentiras empiezan a flotar en el aire y que su pupilo resulta un aprendiz un tanto incontrolable y mete patas. Así que lo de enseñarle todo lo que sabe parece no estar siendo tan buena idea como al principio se imaginaba.
Respecto a los actores, decir que Statham hace de Staham. Así, sin más. Su habitual inexpresividad aquí encaja perfectamente con el tipo de personaje que interpreta (serio y de pocas palabras). De hecho, parece salido directamente de la saga Transporter. El Frank Martin de aquella no dista mucho del Arthur Bishop de esta, pero mientras que uno era un poco más amigable y bondadoso, éste en cambio no tiene escrúpulo alguno.
A Ben Foster se le dan bastante bien los personajes desquiciados, así que el tipo lo clava fácilmente. Aún así, le convendría elegir papeles con más enjundia (como en "The Messenger"), porque creo que tiene tablas para ello.
A Donald Sutherland siempre es un placer verle, aunque sea por unos pocos minutos (más o menos los mismos que tendría en "The Italian Job", también con Statham y también un remake)
Y finalmente nos queda Tony Goldwin, que cumple como villano de segunda categoría.
Con todo, “The Mechanic” es un violento y entretenido thriller de acción ideal para devorar palomitas. No se desmarca del producto “serie B” típico de Statham, pero sí es bastante mejor que muchas otras que ha protagonizado el erróneamente llamado sucesor de Bruce Willis (seamos serios, no le llega ni a la suela de los zapatos en carisma)
Lo mejor: la pareja maestro-discípulo formada por Statham y Foster.
Lo peor: la a ratos mareante acción.
Valoración personal: Correcta
De un tiempo a esta parte, Jason Statham se ha convertido en el héroe de acción número uno de la última hornada de action-men. El honor se lo ha ganado más por la cantidad de sus trabajos en el género que por la calidad de los mismos (la mayoría bastante olvidables y sólo unos pocos buenos o entretenidos) Y es que desde su debut allá por el ‘98 en “Lock & Stock”, el británico ha rodado aproximadamente una docena de películas inscritas, en mayor o medida, en el cine de acción, y que se han estrenado en cines prácticamente a una por año (a veces dos y hasta tres), lo que deja muy por detrás a sus principales “rivales”, Vin Diesel y Dwayne Johnson, que han sido bastante más irregulares.
Y ese estatus lo conoce hasta Stallone, que no dudó ni un momento en incluirlo como compañero en “Los Mercenarios”.
A diferencia de las estrellas de antaño como el propio Sly, Schwarzenegger o Willis, a Statham no le hacen falta grandes presupuesto para lucirse, y su mueve casi siempre por debajo de los 50 millones de presupuesto, lo que facilita que sus películas sean éxitos o que, como mínimo, resulten rentables.
The Mechanic es su última incursión en el cine de “tiros y explosiones”.
Arthur Bishop (Jason Statham) es un frío y metódico asesino profesional con un estricto código y un talento único para eliminar limpiamente a sus víctimas.
Bishop vive y trabaja solo para ahorrarse complicaciones. Sin embargo, después de la trágica muerte de su amigo y mentor Harry (Donald Sutherland), decidirá hacerse cargo del hijo de éste, Steve (Ben Foster), un joven descarriado y con un temperamento difícil de controlar. Bishop instruirá a Steve en el negocio del asesinato por encargo y le enseñará las técnicas y trucos del oficio, pero pronto las mentiras y los engaños convertirán esta alianza en el mayor de sus errores.
La película es un remake del film homónimo que protagonizó Charles Bronson a principios de los setenta y que aquí conocimos bajo el espantoso título de “Fríamente… sin motivos personales”. El responsable de aquella fue Michael Winner, que volvería a dirigir al actor varias veces más, siendo “El justiciero de la ciudad” la más famosa de este tándem (y que supuestamente iba a remakear Stallone allá por el 2008 en plena resurrección post-Rocky Balboa)
A cargo de esta nueva versión tenemos a Simon West, un director que en sus inicios apuntaba maneras, pero que luego fue a menos.
West debutó con la gloriosa “Con Air” (para un servidor, de lo mejorcito del cine de acción de los 90), y a ésta le siguió la muy correcta “La hija del General”. Luego el director cometió el tremendo error de adaptar un videojuego y el resultado fue la bochornosa “Lara Croft: Tomb Raider”. Aunque fue un éxito, al film de la Jolie le llovieron palos por todas lados, y West tardó cinco años en volver a ponerse tras las cámaras; y cuando lo hizo, fue para cascarse uno de los slashers más malos y aburridos que he tenido la mala suerte de contemplar, “Cuando llama un extraño”, que como en esta ocasión, también se trataba de un remake de una película setentera.
Con estos antecedentes, las esperanzas de ver algo potable en "The Mechanic" no eran altas, aunque no se puede obviar que el tráiler resultaba bastante apetitoso.
La historia en sí es de lo más simple, y no deja de ser la típica del asesino a sueldo al que sus jefes quieren darle pasaporte. Si acaso, la particularidad de la cinta reside en que se centra más en la relación mentor-pupilo que se establece entre Bishop y Steve, que en la parte de venganza. Eso deja al supuesto villano de la película en un segundo lugar, de modo que su presencia funciona más como macguffin que no otra cosa, además de servir de excusa para sacarse unas cuantas escenas de acción extra.
La trama escrita por Richard Wenk (16 calles) y Lewis John Carlino (autor de la original) es previsible de cabo a rabo, y aunque intenta darle algo de intriga a la misma, lo cierto es que no es difícil imaginarse cómo acabará todo. Pero la cuestión aquí no es tanto el qué sino el cómo, o dicho de otra forma, que aunque sepamos lo que va a pasar, lo que nos interesa es ver cómo se les va a ingeniar el director para darle suficiente empaque al conjunto y que todo quede resultón. Y en ese sentido cabe decir que West planifica con acierto las escenas de acción, aunque en ocasiones marea demasiado la cámara (un mal que afecta al cine de acción actual).
No se trata de una película sumamente espectacular, pero contiene las suficientes dosis de explosiones y tiroteos como para contentar al aficionado. Tampoco abusa en exceso del CGI, pero lo de añadir la sangre digital es algo que, a mí personalmente, sigue sin convencerme lo más mínimo (y es un molesto recurso que hoy en día se estila con bastante frecuencia)
Pirotecnia y montaje frenético aparte, lo más interesante de la película es el entrenamiento que recibe Steve (contado en modo ultrarrápido) a manos de Bishop; en cómo el muchacho tiene que ir aprendiendo a liquidar a sus objetivos de forma limpia y procurando que parezcan un desafortunado accidente. Lo malo es que Steve es un tipo demasiado bullicioso, y parece que el estilo sutil y trabajado de Bishop no va mucho con él.
Conforme avanzan en las lecciones, las pretensiones instructivas del maestro se van ofuscando al comprobar que las mentiras empiezan a flotar en el aire y que su pupilo resulta un aprendiz un tanto incontrolable y mete patas. Así que lo de enseñarle todo lo que sabe parece no estar siendo tan buena idea como al principio se imaginaba.
Respecto a los actores, decir que Statham hace de Staham. Así, sin más. Su habitual inexpresividad aquí encaja perfectamente con el tipo de personaje que interpreta (serio y de pocas palabras). De hecho, parece salido directamente de la saga Transporter. El Frank Martin de aquella no dista mucho del Arthur Bishop de esta, pero mientras que uno era un poco más amigable y bondadoso, éste en cambio no tiene escrúpulo alguno.
A Ben Foster se le dan bastante bien los personajes desquiciados, así que el tipo lo clava fácilmente. Aún así, le convendría elegir papeles con más enjundia (como en "The Messenger"), porque creo que tiene tablas para ello.
A Donald Sutherland siempre es un placer verle, aunque sea por unos pocos minutos (más o menos los mismos que tendría en "The Italian Job", también con Statham y también un remake)
Y finalmente nos queda Tony Goldwin, que cumple como villano de segunda categoría.
Con todo, “The Mechanic” es un violento y entretenido thriller de acción ideal para devorar palomitas. No se desmarca del producto “serie B” típico de Statham, pero sí es bastante mejor que muchas otras que ha protagonizado el erróneamente llamado sucesor de Bruce Willis (seamos serios, no le llega ni a la suela de los zapatos en carisma)
Lo mejor: la pareja maestro-discípulo formada por Statham y Foster.
Lo peor: la a ratos mareante acción.
Valoración personal: Correcta
2 comentarios:
Aquí en Italia no lo se cuando llegará, pero espero que pronto... Personalmente me gusta el cine de serie "B" (con mayúscula) de Statham y me considero un fiel seguidor de sus trabajos sobre todo adoré en manera particular los dos episodios de aquella locura llamada "Crank" (fantástica)... No me queda más que esperar .
Muy buena reseña e Tanti Saluti!!!!
De sus películas, las que más me gustaron fueron Transporter (la primera, ya que las secuelas son horribles) y Death Race (remake muy superior a la original) Crank, en cambio, no me gustó prácticamente nada.
Saludos ;)
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