viernes, agosto 27, 2010

“Predators” (2010) - Nimród Antal

crítica Predators 2010 Nimród Antal
A principios de la década de los ochenta, cayó en manos de la Fox un guión escrito por los hermanos Jim y John Thomas titulado “Hunter”. Dicho guión, escrito en 1983 y vendido al estudio al año siguiente, se convertiría luego en película bajo el título de “Predator” (Depredador)

En ella, un comando de mercenarios contratados por la CIA era enviado a la selva Centroamericana en una supuesta misión de rescate. A su llegada, se daban cuenta que alguien o algo les observaba muy de cerca, y no eran precisamente los guerrilleros a los que debían hacer frente. Tras cumplir su objetivo sin bajas, el viaje de regreso se convertía para ellos en un verdadero infierno debido a la desafortunada presencia de un implacable cazador alienígena dispuesto a aniquilarles uno a uno.

El film fue un rotundo éxito de taquilla y terminó de afianzar a Arnold Schwarzenegger, su estrella protagonista, como héroe de acción, a la vez que servía como magnífica carta de presentación -dentro del género- para su director, John McTiernan, que a posteriori se convertiría en uno de los mejores artesanos –para mí el mejor- de su época, con títulos a sus espaldas como La jungla de cristal (1988), La caza del Octubre rojo (1990) o El último gran héroe (1993), entre otras.

La monstruosa criatura venida del espacio, el Predator, se convertiría también, por derecho propio, en uno de los alienígenas más míticos de la historia del cine, junto al ya por entonces célebre Alien de Ridley Scott.

Como toda película de éxito que se precie, la secuela no tardaría mucho en llegar (amén de las copias y plagios que también originó). Desgraciadamente, tanto Schwarzenegger como McTiernan tenían la agenda ocupada, así que hubo que hacer retoques en el guión (eliminar al personaje de Dutch/ Schwarzenegger, por ejemplo) y buscar reemplazos.

La dirección recayó en el jamaicano Stephen Hopkins, cuyo anterior trabajo había sido la quinta secuela de la saga Pesadilla en Elm Street. El papel destinado al austriaco fue convenientemente modificado y adjudicado a Gary Busey, actor que después de interpretar al villano de “Arma Letal” volvería a coincidir aquí con Danny Glover, asumiendo este último el rol protagonista de la película.

El cambio de escenario (la exótica jungla centroamericana por la “jungla de asfalto” de Los Ángeles), de estrella principal y de director no pareció jugar muy a su favor, y el resultado en taquilla fue desalentador. Aún cubriendo costes, la película no llegó a ser un éxito y fue –injustamente- denostada por público y crítica (aunque estos últimos tampoco es que fueran muy indulgentes con la original), lo que anuló cualquier posibilidad de continuar la saga.

Cierto es que comparándola con su predecesora, esta segunda parte resultaba inferior (ya tenía las de perder…), pero no por ello era una nefasta continuación, sino más bien un estimable entretenimiento que, entre otras cosas, amplió la mitología del personaje. De hecho, el guiño al cráneo del alien de Scott propició el crossover comiquero, el cual años más tarde nos devolvería, con peor fortuna ahora sí, a Depredador a la gran pantalla (aunque a estas Alien vs Predator habría que darles de comer a parte)

Para volver a ver en solitario a una de las criaturas más emblemáticas y mortíferas de la ciencia-ficción, ha habido que esperar 20 años. Y he aquí el resultado.


Un grupo de guerreros de élite son arrojados a una selva sin saber cómo ni quién les ha capturado y llevado hasta ese lugar. Desconcertados pero bien armados, formarán una piña para intentar averiguar qué es lo que ha ocurrido y por qué les han juntado sin despojarles de sus armas. Cuando descubran que han sido llevado a otro planeta para servir de presa de unos cazadores alienígenas, empezará la lucha por la supervivencia.

Con la excepción de un médico desprestigiado, todos ellos son unos desalmados asesinos -mercenarios, yakuzas, presidiarios, miembros de escuadrones de la muerte-, “depredadores” humanos que ahora serán cazados y eliminados sistemáticamente por otra raza depredadora superior. Sólo los más fuertes y astutos podrán sobrevivir.



Si algo funciona, ¿para qué cambiarlo? Eso debió pensar Robert Rodríguez cuando allá por el 94 le encomendaron la escritura de un guión para continuar la saga de Depredador. El director y guionista mexicano afrontó la petición buscando repetir las claves del éxito del film original (del cual se considera ferviente admirador). Para ello, nada mejor que mantener la misma fórmula de “grupo de mercenarios vs alienígena”, pero aportando ideas propias y aumentando el número de “depredadores” que iban a dar caza a las presas humanas.

Los cimientos de ese guión son los que, años más tarde y con un poco de reescritura, han servido para crear “Predators”.

Ejerciendo de productor y supervisor, Rodríguez ha dejado las riendas del proyecto en manos de Nimród Antal, director húngaro americano que después de Kontroll, se debut tras las cámaras, comenzó a dar sus primeros pasos en Hollywood con películas de bajo presupuesto y escasas pretensiones como “Habitación sin salida (Vacancy)” y “Blindado (Armored)” (Curiosidad: el título –original- de todas sus películas hasta la fecha lo forma una única palabra)

La cinta que nos ocupa es otra serie B en su filmografía, pero no es cualquier serie B. Es la secuela de una de las películas de ciencia-ficción y acción más emblemáticas de los 80 (y de todos los tiempos), por lo que aquí su trabajo y el de Rodríguez iba a ser observado con lupa.

Como ya he mencionado en párrafos anteriores, la fórmula inicial concebida por los hermanos Thomas se repite aquí con mayor o menor similitud y acierto. De nuevo, tenemos a un grupo de tipos duros armados para hacer frente a la amenaza. La diferencia estriba en que ya no son un comando de élite acostumbrado a trabajar juntos sino un grupo de asesinos y mercenarios habituados a combatir por su cuenta contra el enemigo. Otra diferencia -y no serán pocas-, es que no se encuentran en una jungla terrestre (aunque la fauna bien podría hacernos creer que sí…), sino en un planeta que sirve a los predators como coto de caza para soltar a sus presas, ponerlas a prueba y luego cazarlas y despedazarlas.

Por supuesto, el aumento de “cazadores” es otro factor en contra añadido, por lo que las posibilidades de supervivencia se ven reducidas considerablemente.

Con Royce a la cabeza (el personaje interpretado por Adrian Brody) y a regañadientes, este grupo de guerreros hará frente común a la amenaza en un territorio desconocido para ellos.
La presentación de personajes es rápida pero certera. De hecho, no se necesita mucho más, ya que algunos de ellos serán mera carnaza para los predators; y a los que logren sobrevivir al primer asalto ya los iremos conociendo a medida que transcurran los minutos. De todas formas, en una producción de estas características no se necesita mucho más, y con cuatro pinceladas que definan bien a nuestros protagonistas (desde sus virtudes hasta sus puntos flacos), nos basta para seguirles con atención a lo largo de la caza.


Los primeros minutos se apoyan en el misterio y el suspense que provoca la situación en sí misma; esa incertidumbre de tener a unos perfectos desconocidos en un lugar inhóspito, sin recordar siquiera cómo han sido traídos hasta allí ni cuál es el propósito de ello. Para los que ya conocemos a los “simpáticos” depredadores, el factor sorpresa es prácticamente nulo, pero aún así la narración que imprime Antal es lo suficientemente eficaz como para mantenernos alerta tanto a aficionados como a ajenos a la franquicia (aunque está lejos del pulso narrativo que tan bien imprimía McTiernan)

Al igual que los cazadores, el espectador observa al grupo para conocer a sus componentes, ve cómo se relacionan entre sí y averigua cómo manejan la desconcertante situación.

Royce es el que llevará la voz cantante y el que trazará el plan que les llevará a descubrir no sólo que se hallan en otro planeta –el menor de sus problemas- sino que han sido capturados como divertimento, como presas de caza de unos despiadados seres alienígenas.

A partir de ahí, lo que viene no es difícil de imaginar: la cacería en estado puro.

Las bazas con las que cuenta Antal son básicamente los hándicaps que afrontan los propios personajes, es decir, el hecho, por ejemplo, de que éstos no se conozcan y deban confiar entre sí, pudiendo ser engañados o traicionados en cualquier momento, lo que supone un aliciente para al espectador al no poder “fiarse” de ellos ni saber cómo van a reaccionar (aunque el supuesto golpe de efecto final se ve a leguas desde el principio)

Luchar en un terreno que, al contrario que sus cazadores, ellos desconocen por completo, será otra desventaja, aunque a éste no se le saca demasiado partido, ya que la selva es un elemento muy secundario, y aquí no supone una amenaza en sí misma, más allá de lo que supondría cualquier otra selva terrestre (podrían haber aprovechado para hacer del planeta un enemigo más).

Pero quizás lo peor para ellos y lo mejor para nosotros sea el aumento de cazadores y la aparición, por vez primera, de sus “perros de caza”, unos bicharracos con muy malas pulgas –y tan o más feos que los propios predators-, que amplían un poco más la mitología del universo predator (además de otro detalle que más adelante se nos desvelará)

El guión es tan esquemático y sencillo como pudiera serlo el de “Depredador”, y a su vez, tan efectivo y acorde con sus pretensiones como aquél. Esta es una película de acción, y por ello, ésta es la que prima la mayor parte del tiempo. Vale decir que, además de bien rodada (Antal sabe muy bien dónde colocar y cómo mover la cámara), está correctamente dosificada a lo largo del metraje, consiguiéndose, además, que los “tiempos muertos” se digieran con facilidad y contribuyan a ensamblar y fortalecer la beneficiosa sencillez de la trama (apuntes sobre el carácter y el pasado los personajes o el proceder de los depredadores, etc.)

La violencia que ostenta no es muy desmesurada y la mayor parte de las amputaciones afectan a los predators, pero aún así, humanos y alienígenas sangran, y eso siempre es de agradecer en un film de estas características.

Hay que apuntar también que los efectos especiales están conseguidos y que el uso del ordenador está limitado a casos muy puntuales. Se recurre a él tan sólo cuando es realmente necesario (como en la original), dejando que el maquillaje, las caracterizaciones y los trucajes tradicionales hagan la mayor parte del trabajo. Esto le otorga cierto regustillo a producción de los 80-90, notándose así la acertada mano de Rodríguez como productor.

Del reparto tampoco se pueden sacar pegas. Todos cumplen con su papel, lo cual tampoco es difícil viendo que físicamente dan el pego. Incluso Alice Braga, que viendo algunas de sus últimas películas (Soy Leyenda o la bizarra Repo Man), parece que no le hace ascos al cine de acción. Obviamente, hay personajes/actores que nos gustaría verlos más tiempo en pantalla (a uno en particular, se le podría haber sacado mucho más provecho) y puede que su presencia nos sepa a poco (no diré nombres para no caer en el spoiler), pero hay que conformarse con lo que hay y agradecer que tengan su pequeño momento de gloria.

También es cierto que, al principio, todos recelamos de Adrien Brody, ya que con su físico y su filmografía no nos cuadraba mucho su fichaje. Sin embargo, el primer tráiler despejó un poco nuestras dudas (o al menos las mías), y hay que decir que el actor convence gracias sobre todo al personaje que le han escrito. A fin de cuentas, la intención no era la de emular al Dutch de Schwarzenegger – cosa, por otra parte, imposible- sino crear a otro tipo de personaje, más del tipo antihéroe, para evitar así las odiosas comparaciones. Eso no quita que acabe también recurriendo al estado más primitivo del ser humano para hacer frente a la bestia parda que es el predator. De hecho, el desenlace es muy del estilo del original, como casi toda la película. Y es que Predators bien podría pasar por un homenaje en toda regla de la de McTiernan. No sólo por repetir la fórmula de aquella sino también por la cantidad de guiños que nos ofrece y que van desde el armatoste de ametralladora (una mini gatling) que lleva el ruso hasta la referencia directa al suceso de la primera entrega contado por uno de los personajes, pasando por el Yakuza que emula el cara a cara de Billy (el indio de la primera) o la genial canción ”Long Tall Sally” de Little Richard que suena en los créditos finales y que, recordemos, sonaba mientras Dutch y su equipo viajaban en helicóptero hacia la selva.

No podemos negar que si esta secuela funciona, es gracias a todos esos elementos, además del buen oficio delante y detrás de la cámara.

La secuela de Antal se situaría entre la primera y la segunda entrega (anclada ésta en una especie de futuro cercano), si bien no es necesario haber visto a su predecesora para ponerse al día, ya que la información necesaria nos viene dada en la propia película, amén de empezar siguiendo la misma pauta de no mostrar al bicho hasta bien entrados en materia.

Se respetan, además, todas las características básicas del Predator (visión térmica, imitación de sonidos, camuflaje invisible, etc.) y se aporta alguna de nueva, que nunca está más.

“Predators” es, por tanto, una digna y satisfactoria secuela de la saga y una monster movie francamente disfrutable. Es el mejor regreso que podría tener el depredador a la gran pantalla, y viendo cómo dejan claramente la puerta abierta a la secuela, ¿quién no se apuntaría a otra? Un servidor lo tiene claro: rotundamente sí (y quizás, con un poco de suerte, en la cuarta veamos el planeta Predator en todo su esplendor, aunque eso ya lo veo un poco difícil, a menos que aumenten considerablemente el presupuesto)


Lo mejor: el regustillo a película de los 80-90.

Lo peor: que a fin de cuentas, sea una especie de "copia" de la original.



Valoración personal: Correcta-Buena

viernes, agosto 20, 2010

“Salt” (2010) - Phillip Noyce

crítica Salt 2010 Phillip Noyce Angelina Jolie
Primero empezó llamándose Edwin A. Salt, con Phillip Noyce en la silla de director y Tom Cruise como estrella protagonista. Luego pasó a titularse simplemente “Salt” cuando el actor se bajó del carro y hubo que encontrarle sustituto; o mejor dicho, sustituta. Y es que la siempre cotizada Angelina Jolie se hacía con el papel principal en este thriller de espías, por lo que el nombre del protagonista pasaba de ser un hombre (Edwin) a una mujer (Evelyn), obligando así a su guionista, Kurt Wimmer, a reescribir el guión para hacer encajar este cambio de sexo en la historia.

Lo que iba a ser un vehículo para lucimiento exclusivo de Cruise pasó a ser exactamente lo mismo para Jolie, algo que ya queda bastante claro tan sólo con ver el cartel que luce la película, siendo la actriz el principal y único reclamo de ésta.

En cierto modo, quizás esta sustitución haya beneficiado la taquilla del film, o al menos en lo que se refiere a la doméstica, ya que por estas fechas lleva recaudados 96 millones de dólares, 22 millones más de lo que ha hecho, por ejemplo, “Noche y Día” de Cruise, llevando esta última un mes más en cartelera. Claro que aún siendo ambas películas de acción y espías, también son dos propuestas distintas, por lo que habría que tener en cuenta otros factores, como el tono o el público al que van dirigidas para saber si realmente el cambio ha sido o no clave en su recaudación. Por otro lado, habría que añadir la propia calidad de la película, ya que hasta el momento “Salt” ha contado tanto con el favor del público como con el de la crítica.

Y a fin de cuentas, esto es lo que a nosotros nos interesa: la calidad del producto y no lo que éste recaude, aunque viendo lo que ha costado (unos demasiado abultados 110 millones, que en gran parte se deberán al caché de Jolie, porque para lo que se ve, no lucen tanto), seguramente el estudio se preocupe más de lo otro.


Evelyn Salt (Jolie) es una agente de la CIA que juró servicio y lealtad a su país. Ahora, dicha lealtad se verá puesta a prueba cuando un desertor la acuse de ser una espía rusa. Antes de acabar en una sala de interrogatorio, Salt decidirá darse a la fuga.

Utilizando todo lo que ha aprendido en sus años de experiencia como agente encubierto, tratará de evitar ser capturada y buscará probar su inocencia ante el FBI y su propia agencia. Sin embargo, su comportamiento aún sembrará mayores dudas acerca de su verdadera identidad.


La pregunta sigue en el aire: “¿Quién es Salt?”.



Pues Salt es una espía que se pasará gran parte de la película huyendo del FBI y de la CIA, a la vez que tratará de resolver ella solita el entuerto en el que le ha metido el presunto desertor.

La película es un “non stop” desde el momento en que se descubre que Salt podría ser una espía rusa. A partir de ahí, el ritmo es intenso y trepidante, sin dejar apenas respiro al espectador.


La presentación de los personajes es rapidita, por lo que enseguida se entra en el meollo de la cuestión. Justo después de revelarse la posible identidad oculta de la protagonista, es cuando empieza una carrera a contrarreloj en la que no sólo peligrará su vida sino también la de altos cargos políticos.

Como guionista, Kurt Wimmer es capaz de lo mejor (El secreto de Thomas Crown, Equilibrium) y de lo peor (Esfera, Ultravioleta). En general, se decanta por los thrillers, y aunque de buenas a primeras sus premisas suelen ser apetecibles, siempre hay algún momento en que la cosa se le va un poco de las manos. A menudo, suele ser la inverosimilitud con la que lleva a cabo la resolución final. Y aquí, desde luego, no es la excepción, aunque entraría dentro de los límites aceptables (no cómo en Un ciudadano ejemplar, cuyo desenlace manda al garete una película de venganzas de lo más disfrutable)

Aún así, la trama está más o menos bien construida y se aguanta la mayor parte del tiempo sin ponerle demasiadas pegas. Además, el ritmo es frenético y la acción constante, con lo tampoco hay mucho tiempo para relejarse y darle al coco, y menos con unos ajustados 100 minutos, duración que a un producto de estas características le sienta de perlas.

Existe el siempre agradecido –y mayormente fallido- intento de jugar un poco al despiste sobre la verdadera identidad e intenciones de la protagonista, pero está claro que visto un thriller, vistos todos, y uno sabe perfectamente el papel que va a desempeñar Jolie. Por ello, casi cualquier intento de sorprender al espectador con algún giro de guión o golpe de efecto termina cayendo en saco roto, aunque se las apañe suficientemente bien para que al menos resulten complacientes.

Las pretensiones de darle algo de profundidad a Salt y a su relación con su marido se quedan en el mero intento, ya que en ese aspecto es una película bastante hueca. Lo importante es ver como la protagonista se las apaña para poner en jaque al FBI y a la CIA, y comprobar que más que una espía, es una superespía a la que no se le resiste ningún obstáculo.


Angelina Jolie tiene sobrada experiencia en este tipo de papeles, así que no le cuesta mucho ponerse en la piel de la protagonista. Está bastante habituada a poner cara de perdonavidas y a empuñar un arma, aunque con esa acusada delgadez de la que hace gala, algunas piruetas se me antojan excesivas (los saltitos por la autopista… )

La actriz está bien acompañada por Liev Schreiber y Chiwetel Ejiofor, quienes interpretan a sus perseguidores y que se limitan a cumplir como secundarios de turno, ya que el peso de la cinta recae básicamente en ella.

Phillip Noyce (que ya trabajó con Jolie en la correcta “El coleccionista de huesos”) es un director bastante irregular, pero también es un tipo con bastante oficio si el guión acompaña, y su forma de rodar a la vieja escuela es lo que le da un cierto toque a thriller de los 90. Además, las escenas de acción están resueltas eficazmente y sin demasiados aspavientos, y tirando más de dobles que de ordenador, lo cual siempre aporta algo de credibilidad –por muy fantasmona que sea la secuencia- a lo que uno ve en pantalla.

Como ya he sugerido anteriormente, el mayor achaque que le podemos hacer a la película es el final, dado que algunos detalles resultan un tanto inverosímiles o pillados por los pelos SPOILER --- la máscara a lo Misión Imposible, que en la saga de Ethan Hunt el tono fantasioso y el hecho de recurrir a los propios actores ayudaba a dar el pego, mientras que aquí es bastante risible y no cuela; los saltitos que Salt se pega en el ascensor; el argumento que justifica el “cambio” de bando de Winter/Schreiber o lo poco convincente que resulta que el agente de la CIA deje marchar a Salt para llevar a cabo su personal venganza, y dar así paso a una futurible secuela --- FIN SPOILER
De todas formas, son pequeñeces para un film de carácter claramente palomitero. Un thriller de acción sumamente entretenido y bien ejecutado, aunque a veces ralle lo imposible o recuerde a otros (como El Fugitivo, La sombra de la sospecha o la mismísima saga Bourne)


Lo mejor: que es muy entretenida.

Lo peor: el tramo final roza lo inverosímil.


Valoración personal: Correcta

sábado, agosto 14, 2010

“Killers” (2010) - Robert Luketic

crítica Killers 2010 Robert Luketic
Después de “Exposados”, “Noche loca” y la reciente “Noche y día”, “Killers” es la última película que faltaba para llenar el cupo de comedias románticas de acción que se han estrenado este año.
De todas ellas, ésta es la que tiene a la pareja protagonista más joven, pero en vista de su taquilla actual, no parece que eso sea mucho reclamo para el público.

Jen es una técnica informática que llega de vacaciones a Niza acompañada de sus padres con la idea de recuperarse de una dolorosa ruptura sentimental. Spencer es un superagente secreto que llega a la ciudad francesa para llevar a cabo una misión. Ambos se hospedan en el mismo hotel, y cuando coinciden en el ascensor, surge entre ellos el amor a primera vista (el torso desnudo de él habrá influido lo suyo)

Spencer, harto ya de su trabajo, decide sentar cabeza junto a Jen, así que tras unas románticas vacaciones, acaban casándose.


Tres años después, la pareja disfruta de un idílico matrimonio… hasta que el pasado de él surge de forma tan imprevista como molesta. Al parecer, alguien ha puesto precio a su cabeza.


A Spencer no le quedará más remedio que sincerarse con Jen e intentar averiguar quién le desea ver muerto y porqué. Por si el hecho de hacer frente a un grupo de asesinos no fuera suficiente, el ex agente deberá preocuparse también de salvar su matrimonio.



El director Robert Luketic prosigue con la comedia romántica, género al que más atención le ha dedicado a lo largo de su carrera. Debutó primero con la exitosa “Una rubia muy legal”, y otras tantas le siguieron hasta llegar a “La cruda realidad”, su película más taquillera hasta la fecha (205 millones de dólares de recaudación por tan sólo 38 de presupuesto)

El interesante thriller “21 Black Jack” (su trabajo más decente) ha quedado ya como un mero espejismo dentro de su filmografía.

Precisamente, por lo poco que invierte en sus películas y lo mucho o bastante que, en comparación, suele recaudar, los productores debieron pensar que sería el director ideal para una nueva comedia, pero añadiendo esta vez unos toques de acción, algo que sin duda permitiría ampliar el rango de público al que va dirigida. Pero parece que el tiro –nunca mejor dicho- les ha salido por la culata…


Luketic vuelve a tener bajo sus órdenes a Katherine Heigl, actriz que ha vivido una resurrección profesional gracias a la serie “Anatomía de Grey”, lo que le ha permitido volver a la gran pantalla y ser considerada como la nueva “novia de América” (título que han ostentado actrices como Julia Roberts, Sandra Bullock o Meg Ryan)

Como pareja, nadie mejor que otra cara guapa y joven de Hollywood, Ashton Kutcher, otro al que le van las comedias.

Ambos encabezan el reparto de “Killers” en los papeles de Jen y Spencer, respectivamente. Físicamente dan el pego, pero no se puede decir que haya mucha química entre ellos.

Heigl se esfuerza tanto en no perder la compostura, no despeinarse y estar sexy en cada plano, como en caer simpática al espectador. Lo cierto es que a la actriz se le da bien la comedia, por lo que su actuación es convincente, aunque de vez en cuando haya momentos en los que nos saque de quicio con sus chillidos y su autoritarismo (si bien he de admitir que su presencia es más soportable de lo que pensaba en un principio, a juzgar por el trailer)

Kutcher, que resuelve con fortuna las escenas de acción, es un cero a la izquierda al lado de ella. El actor se muestra bastante apático la mayor parte del tiempo, y no parece creerse demasiado su personaje (aunque con lo que le han escrito, tampoco me extraña)

En films como “El Efecto Mariposa” o “The Guardian” lo he visto más acertado que aquí (incluso haciendo de lerdo en “Colega, ¿Dónde está mi coche?” o en la serie ”Aquellos maravillosos 70”)

De todas formas, la trama urdida por Bob DeRosa y Ted Griffin tampoco es que sea gran cosa, con lo que un actor mejor hubiera servido de poco.


“Killers” es una especie de mala copia de “Mentiras Arriesgdas” mezclada con un poquito de “Sr&Sra Smith”. No le llega ni a la suela de los zapatos a la de Cameron, pero quizás para algunos se haga más digerible que el espantoso vehículo para lucimiento de “brangelina”, lo cual tampoco es decir mucho.

Los primeros minutos ya nos indican por donde van a ir los tiros. Tiene algunos momentos dignos de postal romantico-pastelosa (aquellos en que la parejita empieza a conocerse), pero dentro de lo que cabe, tampoco son una mala carta de presentación para el que asiste a la sala sabiendo a lo que va.

Luego la película se desmadra un poco y se va volviendo más boba a medida que transcurren los minutos, saliendo asesinos hasta de debajo de las piedras para acabar con Spencer (aunque eso más o menos está justificado)

No le vamos a negar que tiene algún que otro momento lúcido y hasta simpático (la escena del supermercado), pero en general no ofrece nada que no hayamos visto antes y mejor. Luketic tampoco está muy acostumbrado a las escenas de acción, y eso se nota, por lo que no hay ninguna que sea realmente destacable. Un par de persecuciones (a coche y a pie) sin demasiado interés y unos cuantos tiroteos en la misma línea. Lo mejor son un par de enfrentamientos cara a cara entre Spencer y sus verdugos, que están bastante bien coreografiados.

Eso y algunas discusiones de pareja con cierta chispa hacen más distraída la cinta. Ahora bien, el intento de rematar la trama con un giro final sorpresa es de lo más lamentable y no se lo deben creer ni los propios guionistas.

Tom Selleck y Catherine O'Hara también andan por ahí como los veteranos secundarios. Cuentan con un papel más bien reducido, aunque tienen su gracia (sobre todo O'Hara como la madre alcohólica de Jen)

Por lo demás, “Killers” es una pobre y tontorrona comedia de acción y romance que está muy por debajo de sus semejantes, aunque aburrir no aburre.

Recomendada exclusivamente a los fans de Heigl y de Kutcher.


Lo mejor: que uno no se aburre.

Lo peor: Ashton Kutcher.


Valoración personal: Regular

viernes, agosto 06, 2010

“Origen (Inception)” (2010) – Christopher Nolan

Origen Inception 2010 Christopher Nolan
Tras asombrar a propios y extraños con “El Caballero Oscuro”, y posicionarse ésta como una de las películas más taquilleras de todos los tiempos, Christopher Nolan decidió aparcar la saga del superhéroe de DC para embarcarse en un proyecto más personal, aunque de igual o incluso mayor envergadura.

Lo poco que sabíamos de este nuevo film es que estaría basado en una historia y guión propios, y que se enmarcaría en el género de la ciencia-ficción. Luego llegaría la frase descriptiva que nos dejaría a todos descolocados: la historia iba a tener lugar en el "interior de la arquitectura de la mente". A saber qué diablos quería decirnos Nolan con eso…

Poco a poco, y a golpe de fichajes, la película fue cobrando un mayor interés, hasta que por fin llegó el primer teaser. Un avance breve pero impactante que dejó a muchos con la boca abierta.

Ya han pasado meses de eso, y en este tiempo hemos visto el tráiler y nos ha quedado mucho más claro el argumento. Lo último que nos quedaba era comprobar si la calidad de la cinta estaría a la altura de las expectativas.


Dom Cobb (Leonardo DiCaprio) es el mejor del mundo en el arte de la extracción, es decir, en apropiarse de los secretos del subconsciente justo en el momento en que la mente de la víctima es más vulnerable: durante el sueño.

Su habilidad le convierte en un hombre muy codiciado en el mundo del espionaje corporativo, pero también le ha causado problemas que le han convertido en un fugitivo internacional.

Gracias a la oferta de un inesperado nuevo cliente, Cobb tendrá la oportunidad de redimirse y recuperar la vida que una vez perdió y que tanto anhela. Esta vez, no obstante, la tarea a desempeñar será mucho más complicada, ya que no consiste en sustraer una idea del subconsciente sino en implantarla; lo que suele llamarse como “origen”.

Para conseguir su propósito, Cobb reunirá a un eficiente equipo de colaboradores y urdirá un complejo plan con el que introducirse en la mente de su futura víctima.


Si la tarea de Cobb es difícil, la mía no es lo menos a la hora de hablaros de esta película sin revelaros más datos de los que necesitéis saber.

Por lo pronto, conviene decir que “Origen” tiene una trama compleja pero no complicada, es decir, que con un poco de atención es fácilmente comprensible, aunque luego en su tramo final vaya enmarañándose sobremanera.

Los propios personajes se encargan de explicarnos cómo funciona el mundo de los sueños y cuál será su tarea en él a la hora de realizar la “inception” que da título al film (lo que para nosotros es origen)

Ya en los primeros minutos nos adentramos de lleno en la historia, lo que puede ser un tanto confuso debido a lo poco o nada que sabemos de la trama. Obviamente, aquí se juega con el factor sorpresa, introduciendo al espectador en la acción nada más empezar, pero sin revelarle los detalles de la misma hasta que el suceso de presentación llega a su fin.

Luego de esto llega el encargo de “origen”, lo que llevará al protagonista a reclutar al equipo necesario para llevar a cabo la difícil tarea de introducir una idea en el subconsciente de su víctima. Una idea que debe incrustarse en su cabeza como si fuera propia y que eso le lleve a actuar como ellos deseen.


Lo cierto es que las comparaciones que se han establecido entre la película de Nolan y Matrix no son gratuitas, pero tampoco son exactas. De hecho, recuerda también a Dark City (más que nada porque la película de los Wachowski se “inspiró” en la obra magna de Proyas), La Celda o incluso la reciente Shutter Island, también con DiCaprio (especialmente en el tramo final y en lo que respecta al personaje de Cobb).

Pero estas comparaciones son algo inevitable teniendo en cuenta que se toca el mismo género y una temática similar; y que al fin y al cabo, el cine se nutre del cine, y actualmente es prácticamente imposible encontrar una película 100% original. Así que pese a todo, Origen tiene su propio sello, su propia personalidad y sus propias reglas, y en una época plagada de remakes, secuelas y refritos, nadie debería cuestionarle el adjetivo “original”.

Precisamente esas reglas que Nolan establece sobre el mundo de los sueños son lo que dan más juego a la trama (el desfase temporal/horario entre el sueño y la realidad, la modificación del espacio, las autodefensas de las víctimas, la forma de despertarse o caer en estado comatoso, etc.). Además, no tira de demasiada parafernalia para impactar al espectador y los efectos especiales son un apoyo a la historia y no un fin en sí mismos. A eso unamos una forma de rodar elegante y contemplativa en la que las escenas de acción –muy al estilo Michael Mann y quizás demasiado moviditas- son un mero trámite para desencadenar otros sucesos que hacen avanzar el relato, y un reparto de lo más competente, y ya tenemos ante nosotros a una de las mejores propuestas del año.

Esto no significa que estemos ante una película perfecta, pero sí muy recomendable.

Uno de los puntales de la misma es su personaje principal, que nos guía a través del mundo de los sueños atormentado por un oscuro pasado y condenado a dudar constantemente de lo que es real y de lo que no lo es (atención al detalle de los tótems, algo que será crucial durante y al final de la historia)

DiCaprio vuelve a demostrar aquí que es uno de los mejores actores, sino el mejor, de su generación. Una sólida interpretación que reafirma su calidad como intérprete, y el por qué los más grandes de Hollywood (Scorsese, Scott, Spielberg…) quieren tenerlo en sus películas.

El actor sobresale entre el resto de sus compañeros tanto por su trabajo como por el elaborado rol que le ha tocado llevar a cabo. Y es que si bien el resto de actores y actrices están también a la altura de las circunstancias, sus personajes son algo más superficiales o están mucho menos desarrollados (no sabemos nada de sus vidas, de sus motivaciones…) De hecho, en el plano actoral, los únicos que pueden permitirse mayor lucimiento son Marion Cotillard (que está excelente), Cillian Murphy y, a ratos, Ellen Page. El resto, aunque imprescindibles, no son más que meros peones en la partida orquestada por Nolan (el papel de Tom Berenger es un regalo para el actor –al igual que lo fue el de Rutger Hauer en Batman Begins- y la presencia de Michael Caine es meramente anecdótica)


La narración es pausada, que no es lo mismo que lenta o pesada, pero quizás el excesivo metraje (dos horas hubieran bastado) provoque algún que otro bajón en el ritmo de la película. Aún así, el tiempo transcurrido no parece tanto, y si uno se sumerge completamente en la trama, el entretenimiento está asegurado.

Quizás algún tramo, como el final, se perciba un tanto alargado (esos 10 segundos para que la furgoneta termine en el río se hacen un poco eternos, aunque el montaje entre los sueños es espléndido), pero por lo demás, Nolan mide bastante bien el tempo de las secuencias y, como ya he comentado anteriormente, tampoco tiene intención en recrearse en la espectacularidad de los momentos más efectistas y digitalizados (y muy bien digitalizados, que conste en acta), sino en darle un carácter algo más épico una historia que perfectamente podría prescindir de acción y aún así seguiría siendo igual de adictiva.

También cuenta con algún que otro toque de humor –las puyas entre los personajes de Gordon-Levitt y Hardy, por ejemplo- que alivia un poco la tensión imperante.

Con todo, tan sólo resta decir que “Origen” es un notable, intenso e hipnótico thriller de ciencia-ficción en el que Nolan confirma nuevamente que el cine comercial puede ser también inteligente. Un especie de regreso a sus orígenes (Memento), pero con casi 20 veces más de presupuesto (aunque la historia/guión es lo que sigue importando y estando por encima de todo lo demás)

P.D.: El plano final es de lo más puñetero y Nolan lo sabe. Lo dejaré para los comentarios, pero ya advierto que no es tanto lo que se ve sino lo que no se ve pero sí se intuye. Ahí lo dejo.


Lo mejor: el guión; que sea una película comercial pero inteligente.

Lo peor: el excesivo metraje; que sea una rara avis en el pobre panorama cinematográfico actual.


Valoración personal: Buena

miércoles, julio 28, 2010

“El Equipo A” (2010) – Joe Carnahan

critica El Equipo A 2010 Joe Carnahan
El Equipo A” es, sin lugar a dudas, una de las series más emblemáticas de los 80. En aquellos tiempos, las series de acción eran las que llenaban la parrilla diaria y las que más triunfaban entre los más jóvenes. Somos toda una generación que recuerda con cariño muchos de los shows de la época. Puede que no hubiese grandes guiones, e incluso se podría decir que se pecaba a menudo de cierta ingenuidad, pero eran una sana y gratificante distracción con la que disfrutábamos de lo lindo. Hubo grandes personajes que han pasado a la historia de la ficción televisiva, y eso es gracias a que dentro de su formato ofrecían exactamente lo que se les pedía, ni más ni menos.

Series como “MacGyver”, “Magnum”, “El coche fantástico” (y sus variantes: “El halcón callejero” y “Airwolf”) o la misma “El Equipo A” eran series que destacaron sobre todo por sus carismáticos personajes e intérpretes y por sus livianas pero muy entretenidas tramas. Unos 45 o 60 minutos de diversión diaria que nos dejaron nombres, frases, vehículos y sintonías para el recuerdo.

Quizás por eso, cada vez que oímos hablar de una adaptación a la gran pantalla de alguna de aquellas míticas series nos echamos a temblar. Dados los precedentes (las buenas adaptaciones se pueden contar con los dedos de una mano), a menudo tememos que otro ejecutivo de Hollywood nos fastidie el bonito recuerdo que conservamos de ellas.

De una película de “El Equipo A” se llevaba hablando desde los 90, cuando ya la serie había finalizado (duró cinco temporadas, del 83 al 87). Stephen J. Cannell, productor de la misma, no cesó nunca en su empeño de llevarla a los cines, y el proyecto fue pasando de mano en mano, de guionista en guionista, descartándose una idea tras otra y con rumores y desmentidos constantes. En 2008 parecía que la cosa estaba a punto de cuajar, con John Singleton (Shaft. The Return, A todo gas 2) como director y la mirada puesta en algunos actores para interpretar los papeles principales (se pensó en Ice Cube para el papel de B.A. Barracus) Pero Singleton se bajó del carro y la adaptación volvió a pararse.

En 2009 el proyecto cogería un nuevo y definitivo impulso…


John "Hannibal" Smith (Liam Neeson), Templeton "Face" Peck (Bradley Cooper), Bosco B.A. Barracus (Quinton Jackson) y HM "Howling Mad" Murdock (Sharlto Copley) forman la mejor unidad de élite de combate del Ejército de los EE.UU.

Durante su estancia en Irak, se les encomienda una misión secreta que sólo ellos son capaces de hacer y sólo su General conoce. El resultado es todo éxito, pero a su regreso a la base la cosa se complica y se dan cuenta que han caído en una trampa. Los cuatro hombres son acusados de un crimen que no han cometido y se les condena a diez años de prisión. No tardarán en fugarse de su encarcelamiento para llevar a cabo su venganza y limpiar sus nombres.


Esta puesta al día de la mítica serie es un “orígenes” en toda regla. Básicamente lo que se ha hecho es construir una historia en base a la conocida frase que aparecía en la intro. De esto modo, nos cuentan qué sucedió para que esos cuatro hombres acabaran convirtiéndose en prófugos y soldados de fortuna.

Los primeros minutos nos presentan uno a uno a los cuatro protagonistas principales, que son los que luego formarán el Equipo A (la A es de Alpha, nombre con el que se conoce a su unidad), y nos explica de forma breve cómo llegaron a conocerse. A partir de ahí, damos un salto en el tiempo de 8 años, con el equipo de misión en Irak. Ahí es donde les tienden la trampa que les lleva a prisión, hecho que desencadenará el resto de acontecimientos (la posterior huida y la venganza que llevarán a cabo)

Obviamente, para actualizar la historia de la serie había que ubicarla en un contexto más reciente, por lo que la guerra de Vietnam pasa a ser la guerra de Irak. Se trata de un cambio tan inevitable como legítimo. A fin de cuentas, lo verdaderamente importante es el “qué”, el “cómo” y el “por qué”, y no tanto el “dónde” o el “cuándo”.


Cada miembro del Equipo tiene una función específica. Hannibal es el cerebro, el experto en planificar las ingeniosas misiones, por muy arriesgadas que éstas sean. "Faceman" o "Face", apodado así por su condición de guaperas y ligón (aunque aquí es conocido por Fénix), es el que se encarga de conseguir todo lo necesario para llevar a cabo la misión con éxito. M.A. Barracus (las siglas "M. A." corresponden a "Mala actitud”, sustituyendo así al original "B.A.", "Bad Attitude"), es el conductor y músculo del equipo (si hay que repartir hostias, es el primero que se apunta). Y finalmente está Murdock, un enfermo mental capaz de pilotar cualquier vehículo aéreo.

Juntos buscarán justicia y venganza.

El guión no es ninguna maravilla, pero quizás no sea tan malo como muchos críticos pregonan. Es sencillo, fluido, disparatado y con alguna que otra sorpresa y/o golpe de efecto de agradecer. Tampoco se toma demasiado en serio a sí mismo y bebe de la fuente original lo justo y necesario. Si acaso, lo que más chirría son los momentos en los que deciden ponerse un tanto serios, pero por lo demás, funciona sin demasiados quebraderos de cabeza.

De todas maneras, aquí el peso de la película lo llevan tanto los protagonistas principales como las secuencias de acción, por lo que la trama no es más que un ligero sustento en el cual apoyar toda esa pirotecnia y esos chistes malos de los que hacen gala.

George Peppard, Dirk Benedict, Dwight Schultz y Mr. T son irremplazables. Es prácticamente imposible que una adaptación contemporánea pueda suplir, igualar y mucho menos superar lo que estos cuatro actores consiguieron a lo largo de casi cien episodios. De todas formas, el reparto es competente y todos los implicados hacen lo posible para honrar a los personajes originales.

De todos ellos, Liam Neeson es el mejor. El actor se mete en la piel de Hannibal sin problemas, llevando la voz cantante en el grupo, planificando los alocados planes (aunque no todos…), fumando sus habituales puros y soltando su ya mítica frase “Me encanta que los planes salgan bien”. Se echa de menos su afición a los disfraces (aquí solamente se “tiñe” el pelo; o lo que es lo mismo, aparecer tal cual es, sin caracterización), pero imagino que esa es una faceta que quizás prefirieron dejar para un posible secuela, ya que Hannibal utilizaba a menudo los disfraces para cerciorarse de que sus futuros clientes no fueran un trampa urdida por sus perseguidores.

Al guapito de Bradley Cooper el papel de Fénix le viene como anillo al dedo, y por tanto, se desenvuelve son soltura en el papel. Luce pectorales de vez en cuando, seduce a toda chica que se le pone por delante y consigue todo lo que se propone tanto para su propio beneficio como para el del grupo.

Quinton 'Rampage' Jackson y Sharlto Copley son los que lo tenían más difícil, ya que sus personajes son las más peculiares y también los más queridos.

El 90% de M.A. lo ponía Mr. T, y por eso cualquier sustituto tiene las de perder. Pese a ese obstáculo, Quinton se defiende bastante bien, más aún teniendo en cuenta su escasa trayectoria como actor. Se mantienen sus peleas con Murdock y su fobia a volar, dos cosas cuyo por qué quedará explicado en esta versión para la gran pantalla. Luce un look más moderno (mantener las cadenas hubiera quedado demasiado hortera) pero se mantiene el corte de pelo, una de sus señas de identidad que aquí también tendrá su explicación.

Y finalmente está Copley, que ofrece una actuación convincente aunque su Murdock no esté a la altura del original. Quizás le ha faltado una locura más agudizada, pero ahí entra en juego la labor de los guionistas y no tanto la del actor, que todo hay que decirlo, le pone empeño y consigue un Murdock aceptable. También he de admitir que éste era mi personaje favorito, y me cuesta ver a otro actor interpretarlo.

Esta Equipo A es un blockbuster de acción “de nueva generación”. Esto es, exageración por un tubo y pirotecnia a tutiplén. Es cierto que en la serie había fantasmadas, pero aquí están elevadas a la máxima potencia gracias sobre todo al ordenador, que hoy día permite hacer visualmente posible lo imposible (si bien aquí canta más de lo que debería)

El tono de la cinta es en todo momento exagerado y excesivo, y con algunas secuencias de acción demasiado pasadas de rosca (la del tanque empeora a medida que avanza, y acaba de la forma más inverosímil posible) Ahora bien, estamos ante un caso similar al de “Noche y día” de Cruise y Cameron. Si entras en el juego, puedes disfrutar del desfasado espectáculo. En caso contrario, es posible que te parezca una tomadura de pelo.

Se consiguen momentos divertidos gracias a la camadería de sus protagonistas y a lo descabellado de sus planes (la evasión del hospital psiquiátrico no tiene desperdicio), y el director rueda con eficacia y mucha espectacularidad todas las secuencias de acción, desde las más burras hasta las más comedidas (el robo en Irak y el secuestro del árabe son, para mí, las mejores; cañeras a la vez que creíbles)


Los villanos juegan bien su papel. El agente de la CIA Lynch (un correctito Patrick Wilson) es un claro guiño al Coronel Derrick Lynch, el militar que perseguía al Equipo A en la primera temporada de la serie. Sin embargo, aquí el verdadero papel de perseguidor lo desempeña una mujer, la Capitana Charisa Sosa, interpretada por Jessica Biel. La actriz no está para lucir palmito, ya que se pasa toda la película o bien en uniforme o bien en traje, pero tampoco para demostrar sus aptitudes interpretativas (que en mi opinión, es de las pocas jóvenes buenorras de Hollywood que sí las tiene), ya que son menos minutos de los deseados los que permanece en pantalla.

Ella es una pieza destacable en la trama, y el hecho de que sea mujer es para que, entre otras cosas, salten chispas entre ella y Fénix. La aportación de su personaje a la historia funciona, y se agradece la presencia de una fémina entre tanto macho (algo que nunca gustaría a Peppard)

Y Brian Bloom, que repite con Carnahan tras Ases Calientes, interpreta de forma convincente a Pike, el mayor incordio del Equipo A.

La mítica furgo GMC tiene su momento de gloria y poco más. Es una breve concesión que se le hace a los fans, ya que resulta un tanto anacrónico que con la sofisticada tecnología que manejan estos Rangers, se desplacen de un sitio a otro en una furgoneta de hace 30 años.

Los que salen mal parados son los cameos, no muy inspirados y metidos a la fuerza justo cuando menos lo esperas. Para eso, mejor que no hubieran aparecido.

El siempre competente Alan Silvestri (Depredador, Regreso al futuro) se encarga de la potente banda sonora (de carácter muy militar) y readapta para la ocasión la theme original de la serie, que se hace derogar mucho (no la escucharemos entera hasta el final)

Con todo, “El Equipo A” es un disparatado cóctel explosivo de acción y humor. Un espectáculo tan recargado y grandilocuente como entretenido, aunque le sobren algunos minutos. Cumple como entretenimiento palomitero y no deshonra la serie original, pero puede que no todos salgan igual de satisfechos (las expectativas y la nostalgia pueden influir sobremanera)

En cuanto a la taquilla, de momento ha salvado los platos por los pelos, por lo que la secuela no estaría asegurada. Una lástima, ya que sin ser un peliculón, te deja con ganas de ver de nuevo en acción a este habilidoso y alocado Equipo A, sobre todo después de ese desenlace que homenajea al opening ochentero.

P.D.: Quedaos hasta el final de los créditos u os perderéis lo que muchos estabais deseando ver.


Lo mejor: el reparto.

Lo peor: las fantasmadas digitales.



Valoración personal: Correcta

sábado, julio 24, 2010

"Pesadilla en Elm Street: El origen" (2010) - Samuel Bayer

critica Pesadilla en Elm Street El origen 2010 Samuel Bayer
Desde mediados de los setenta y a lo largo de los 80 (y parte de los 90), el subgénero slasher triunfaba en las carteleras. Las películas de terror en las que un psicópata asesino mataba -normalmente con arma blanca- a un puñado de adolescentes, resultaron ser un gran reclamo sobre todo para el público más joven, lo que convirtió a algunas de ellas en éxitos de taquilla.
Los estudios encontraron un nuevo filón y lo explotaron todo lo que pudieron, y más.

Bob Clark con su Black Christmas (1974) y Tobe Hooper con La matanza de Texas (1974) fueron los pioneros y sentaron las bases de una fórmula que aún hoy día sigue dando sus frutos. Luego llegarían La noche de Halloween (1978) y Viernes 13 (1980), que terminaron convirtiéndose en longevas franquicias, pese a que la calidad de las películas fuera menguando con cada secuela (lo mismo que le ocurriría a “cara de cuero”, aunque contase con menos continuaciones en su haber). Otros títulos a tener en cuenta fueron Prom Night (1980), El tren del terror (Terror Train, 1980), Siete mujeres atrapadas (The House on Sorority Row, 1983) o San Valentín sangriento (My Bloody Valentine, 1981)

Todas, sin excepción, han tenido su respectivo remake a lo largo de la pasada década y principios de ésta, quedando demostrada la alarmante falta de ideas que Hollywood lleva padeciendo desde hace ya demasiado tiempo. En un intento de reactivar sus sagas, los psicokillers más icónicos de la historia -Michael Myers, Jason Vorhees y Leatherface- volvieron de nuevo a la gran pantalla, pero en el mejor de los casos para los productores, la cosa acabó en dos películas (remake y secuela o precuela) Pero aún faltaba uno por resucitar: Freddy Krueger.

Con Pesadilla en Elm Street, un inspirado Wes Craven aportó su granito de arena a los slashers (y lo volvería hacer, vuelta de tuerca mediante, en los 90 con Scream, década de resurrección del subgénero con títulos como Sé lo que hicisteis el último verano o Leyenda urbana), creando el que probablemente sea el psicokiller más original de todos; un asesino capaz de matar a sus víctimas a través de sus sueños, o mejor dicho, sus pesadillas. Tal característica ofrecía muchas posibilidades, especialmente en lo que a la forma de matar se refiere, ya que en su mundo, el amigo Freddy podía hacer lo inimaginable para torturar y asesinar a los adolescentes de turno.

Al igual que sus coetáneos, y después de seis pobres secuelas (aunque podríamos salvar la tercera) y un crossover (la nefasta Freddy vs Jason), a Krueger le ha tocado pasar por “cirugía” para actualizarse a los nuevos tiempos, aunque la mayoría de veces eso sólo signifique una mejor puesta en escena.

La historia es la misma que en la original. Un grupo de jóvenes sueña con un individuo con el rostro quemado y cuchillas en los dedos que intenta asesinarles. Lo que en un principio parecen meras pesadillas, se vuelve algo real cuando uno de ellos muere después de haber sido asesinado en su sueño. Poco a poco, cada uno de ellos es acechado por el misterioso asesino. No tardarán en descubrir que algo en su pasado les une a él. Así que mientras intentan mantenerse despiertos para evitar ser víctimas de sus cuchillas, indagarán sobre ello para descubrir su verdadera identidad y saber cómo hacerle frente.

Pese a la coletilla “origins” que se ha sacado de la manga la distribuidora en España, esta “nueva” Pesadilla en Elm Street lo único que tiene de precuela es un pequeño segmento en el que nos descubren cómo acabó Freddy Krueger con el rostro quemado. Si la memoria no me falla (que bien podría ser…), es algo que en la ochentera no se vio, aunque probablemente sí en alguna de las secuelas.

Por lo demás, la historia es casi un calco del film de Craven, cambiando algunos nombres y personajes y alguna que otra muerte, pero repitiendo básicamente el mismo esquema.


Los guionistas no pierden el tiempo y desde el primer minuto empieza la sangre a ser la protagonista. De hecho, uno de los mayores problemas de esta nueva versión es que en apenas tres cuartos de horas se cepillan a la mayor parte de las víctimas adolescentes. No se paran a desarrollar ni la trama (eso lo dejan para luego) ni los personajes (eso ya ni se molestan en hacerlo).


Durante estos minutos, todo son sustitos mil veces vistos que ya no asustan a nadie, y asesinatos a cuál más resultón. Y aunque todo suene a apresurado y a déjà vu, hay que decir que es la parte más entretenida de la película, así que imaginaos el resto…

Tal como he comentado en párrafos anteriores, la forma de matar de Freddy da mucho juego, con lo cual, cada vez que sus víctimas sueñan, se despliega todo el potencial visual que sus responsables son capaces de ofrecernos. Así pues, tenemos escenarios de lo más tétricos, llamativas escenas oníricas, planos bastante sugerentes (algunos copiados de la Craven, por supuesto), efectismos visualmente atractivos y efectos especiales competentes, además de a Freddy Krueger, el alma de la función.

En lo queda de metraje, es cuando los pocos supervivientes que quedan empiezan a indagar sobre su pasado y el de su verdugo. Esta es la parte más pesada, y en la que un servidor no paraba de mirar el reloj (mala señal…). Los errores cometidos al inicio tienen aquí sus consecuencias.

Los supervivientes que quedan son, precisamente, los peores intérpretes del reparto (SPOILER--- ella, insulsa e incapaz de transmitir sus emociones; y él, con cara de alelado la mayor parte del tiempo; nada que ver una breve pero muy convincente Katie Cassidy, que debió ser la protagonista… otro error garrafal --FIN SPOILER) y encima lo que les pase a sus personajes nos importa un bledo. No conectamos con ellos porque no han sabido presentárnoslos debidamente ni desarrollarlos convenientemente, por lo que el único interés reside en ver de qué manera se los querrá cargar Freddy.


Para los que hemos visto la original, el misterio es nulo, así que quizás las nuevas generaciones sí le presten algo más de atención a la escasa trama, además de a los asesinatos. Pero la sensación de que la cinta va cuesta abajo creo que será más o menos igual para todos. Empieza con demasiadas prisas, sin centrarse en nada más que en los crímenes de Freddy y luciendo una notable puesta en escena, eso sí (ahí nada que reprochar) Luego el interés decae y Freddy no puede hacer mucho para levantarlo, aunque sus apariciones sigan siendo lo mejor.

Jackie Earle Haley tampoco puede hacernos olvidar al gran Robert Englund. Eso es algo prácticamente imposible. No obstante, y a su manera, es un buen Freddy.

Apenas queda nada del humor negro característico del personaje, pero eso es algo que se vio más en las secuelas que en la original, por lo que tampoco hay muchos motivos para quejarse. Su caracterización está conseguida y es en gran parte fiel al Krueger de toda la vida, aunque un servidor sigue prefiriendo el rostro de siempre (cuestión de gustos, supongo), ya que éste, aun siendo quizás algo más realista, le resta también bastante expresividad al actor. De hecho, Earle resulta mucho más inquietante, siniestro y amenazador sin maquillaje, es decir, antes de calzarse las famosas cuchillas.

Puede que hoy día la película de Craven no sea ninguna maravilla, e incluso algunas escenas den más risa que miedo, pero era original y resultona, y aún hoy día resulta bastante efectiva. Y de lo único que puede presumir este remake es de un notable diseño de producción y un actor (Earle) entregado a la causa. Por lo demás, es insulso y del todo innecesario.

Samuel Bayer, reputado director de videoclips (fue el que rodó el "Smells Like Teen Spirit" de Nirvana) debuta demostrando buena técnica, pero el desaborido guión le impide ofrecer algo más que un slasher del montón. Para aquellos que topen por primera vez con Freddy Krueger, puede no ser una mala opción para pasar el rato, pero los fans de la original harían bien en ahorrársela.

Krueger es un gran personaje y merecía algo mejor que este anodino remake; el peor, sin duda, de los tres que llevamos vistos de la filmografía de Craven (“Las colinas tienen ojos” fue brutal y superior a la original –cosa fácil, dicho sea de paso-, y “La última casa a la izquierda” fue bastante decente)



Lo mejor: el notable diseño de producción; Jackie Earle Haley como Freddy.

Lo peor: mal contada y con malos personajes; que la segunda mitad aburra.


Valoración personal: Regular

viernes, julio 23, 2010

“Toy Story 3” (2010) - Lee Unkrich

critica Toy Story 3 2010 Lee Unkrich
Parece mentira que ya hayan pasado 15 años desde que se estrenó Toy Story, la primera película de animación digital de la historia del cine y con la que la inmensa mayoría de nosotros descubrimos a los genios -no hay otra palabra para describirlos- de Pixar.

Desde entonces, muchos otros estudios se han sumado a la animación CGI, pero de momento ninguno ha alcanzado el grado de calidad -en cuanto a historia y personajes se refiere- que Pixar ofrece en cada uno de sus trabajos. Ellos fueron los pioneros y ellos han sido siempre los mejores.
Al enorme éxito de crítica y público de su primer largometraje, le siguieron otras tantas películas que han hecho las delicias de millones de espectadores de todas las edades. Incluso se atrevieron, años más tarde de su debut, a realizar una secuela de aquella cinta protagonizada por juguetes, y el resultado fue tan bueno o incluso mejor que con su predecesora. Y lo han vuelto a hacer con esta tercera. Pixar se ha vuelto a superar, pese a lo alto que estaba el listón.

La historia de esta ¿última? entrega arranca con un Andy de 17 años preparándose para ir a la universidad, hecho que provoca una enorme incertidumbre entre Woody y el resto de sus amigos acerca de su futuro. Y es que cuando un niño se hace mayor, deja de jugar con sus juguetes, y éstos sólo pueden acabar en dos sitios: en el trastero o en la basura. Ante los temores que acechan al grupo, aparece un rayo de esperanza, un destino que podría ser el ideal: la guardería, lugar en el que otros niños podrían seguir disfrutando con/de ellos.

Una vez consiguen llegar allí, los juguetes reciben una calurosa bienvenida por parte de los miembros más veteranos, liderados éstos por un oso de peluche llamado Lotso. Los recién llegados se sienten rápidamente a gusto con su nuevo hogar y entusiasmados por la posibilidad de jugar eternamente con generaciones y generaciones de niños, sin el temor de ser reemplazados o tirados a la basura. Woody, sin embargo, añora a Andy y decidirá regresar a su lado.


Quién iba a imaginar que pasados diez años desde Toy Story 2 tendríamos ante nosotros una tercera parte. Lo cierto es que Disney, poseedora de los derechos de explotación de los personajes, a punto estuvo de llevar a cabo Toy Story 3 bajo la producción de un nuevo estudio, Circle 7 Animation, prescindiendo así de los servicios de Pixar. Pero cuando la compañía del ratón compró a la del flexo, un nuevo acuerdo puso a Edwin Catmull y John Lasseter a cargo de todas las animaciones de Disney, por lo que Woody y cía. volvían a manos de sus creadores. Lasseter, Andrew Stanton, Pete Docter y Lee Unkrich empezaron la lluvia de ideas, y en un fin de semana ya tenían la historia de la nueva película.

De la escritura definitiva del guión se encargó luego Michael Arndt, guionista de “Pequeña Miss Sunshine”, y la dirección de la cinta pasó a manos de Lee Unkrich, que anteriormente había ejercido de co-director en Monstruos, S.A. y Buscando a Nemo, y que sustituía así a Lasseter, responsable de las anteriores entregas.

Como ya se apuntaba en la primera secuela, el argumento de ésta gira en torno al futuro de los juguetes de Andy después de que éste se haya hecho demasiado mayor para jugar con ellos. Su marcha a la universidad deja a Woody y a sus amigos sin dueño y sin hogar, por lo que no les queda otra que resignarse y aceptar su nuevo destino.


Tras una serie de altercados y confusiones, Woody y cía. acaban en la guardería Sunnyside, lugar en el que harán nuevos amigos pero también nuevos enemigos. Y es que no todo será tan bonito e idílico como al principio parecía.

De nuevo, nos reencontramos con los personajes principales de la saga, es decir, con Woody y Buzz Lightyear. En este tiempo transcurrido ha habido bajas, pero aún están con nosotros aquellos que han tenido una mayor relevancia en películas anteriores. Así pues, tenemos de vuelta a la vaquera Jessie; a Perdigón, el fiel caballo de Woody; a Rex, el dinosaurio; al perro Slinky; a Ham, el cerdito hucha; y al gruñon Mr. Potato y el resto de su familia, la Sra. Potato y sus hijos adoptivos, los tres extraterrestres del Pizza Planet.

Todos ellos se verán envueltos en la más peligrosa aventura de sus vidas.

El inicio de Toy Story 3 es el más espectacular de la saga. Si en la segunda parte el comienzo era parte de un videojuego de Buzz Lightyear al que jugaba Rex, aquí todo es fruto de la imaginación de Andy cuando juega con sus juguetes.

Luego de este trepidante arranque llegan unos breves y entrañables minutos en los que recordamos al pequeño Andy y contemplamos el paso del tiempo para él y sus juguetes.

Pero no será hasta la llegada a la guardería cuando se desencadene toda la acción que sustenta la trama de esta nueva entrega.


La mayor parte de la cinta es algo así como un homenaje al cine de evasiones, ya sean bélicas o carcelarias. Por motivos que no voy a revelar, los juguetes deberán escapar de la guardería, y eso será todo un reto que pondrá de nuevo a prueba la valentía y la unión de nuestros protagonistas (similar a los films previos, pero a mayor escala)

Con todo ello, vuelven los momentos divertidos, que nos sacan más de una sonrisa o incluso una cómplice carcajada gracias al humor elegante e inteligente del han hecho siempre gala. No tiene desperdicio el momento en el que Buzz acaba funcionando en su “modo español”. Por supuesto, se recurren a los típicos tópicos de nuestro país (o la idea que se ha exportado del mismo al extranjero) para distinguir el cambio, además del idioma. Y es que sin esos tópicos, seríamos todos iguales (por lo menos nos dejan como unos seductores)

También vuelven a reivindicarse y enaltecerse valores como la amistad y el compañerismo, que han estado muy presentes a lo largo de la saga y que aquí vuelven a ser el pilar fundamental de la historia.

Se les saca mucho partido tanto a los personajes de siempre como a los nuevos. Es más, Barbie, que no apareció hasta la segunda entrega (en la primera Mattel no permitió la presencia de la famosa muñeca), juega aquí un papel mayor, y sus encuentros con Ken propician algunos de los momentos más hilarantes de la película.


Regresan también los guiños cinéfilos y las autoreferencias. Tenemos a Woody emulando al Tom Cruise/Ethan Hunt en una de las más emblemáticas secuencias de la primera Misión Imposible. Hace acto de presencia el mismísimo Totoro de “Mi vecino Totoro” de Hayao Miyazaki (Lasseter y el artista japonés son amigos desde hace más de 20 años); y aparecen en la guardería, en forma de muñecos, algunos de los personajes de Buscando a Nemo y diversas alusiones a Cars. Y no nos olvidemos tampoco de Sid, el terrible vecino de Andy de la primera parte (el destroza muñecos que casi acaba con Buzz), y para el que también han pasado los años, aunque sigue llevando la misma camiseta negra con una calavera blanca estampada (la mejor forma de hacernos reconocible al personaje)

Pero además, con el paso de los años, Pixar ha ido adquiriendo una mayor madurez como creadores y contadores de historias, y esto se nota en esta tercera entrega, ya que tiene un componente emotivo superior al que tenían sus predecesoras.

Estos señores saben cómo tocarnos la fibra, y aquí reinciden, pero lo hacen con mucha soltura y sin abandonar el tono cómico y aventurero que caracteriza Toy Story.

Los últimos 15-20 minutos son apoteósicos, tanto por la tensión y la vibrante acción que se desencadena en el transcurso/desenlace de la huida de Sunnyside, como por ese inevitable nudo en la garganta (y ojos cristalinos, si se me permite la confesión) que se produce ante el cúmulo de emociones cargadas de melancolía y nostalgia que atesoran esos minutos finales.

La compañía no sólo ha mejorado la calidad visual de su animación (a diferencia de sus inicios, los personajes humanos y caninos gozan ya de un acabado excelente), sino que también lo ha hecho en cuanto a la creación de personajes e historias, sin perder la frescura y sorprendiendo una y otra vez con cada nuevo trabajo. Incluso el cortometraje previo al film es una pequeña muestra de la genialidad de estos artistas.

"Toy Story 3" es el broche de oro a una brillante saga que ha ido un paso más allá con cada secuela. Para muchos, y me incluyo, sería la mejor de las tres, y la que, en mi opinión, cerraría a la perfección la franquicia. No habría ninguna necesidad de ofrecer más continuaciones, pero viendo cómo han sabido superarse con cada entrega, ¿quién podría resistirse a otra gran aventura protagonizada por estos entrañables y queridos juguetes? Un servidor, desde luego, no podría, por ideal y redonda que sea esta conclusión.

P.D.: El 3D bien, gracias. No mata, pero que cada uno compre la entrada que guste.


Lo mejor: Todo.

Lo peor: Nada


Valoración personal: Excelente

miércoles, julio 14, 2010

“Noche y día” (2010) – James Mangold

crítica Noche y día 2010 James Mangold
Al finales del mes pasado se hablaba de la incierta continuidad de Tom Cruise al frente de la saga Misión Imposible debido, precisamente, al batacazo taquillero de la presente película, “Noche y día”, una comedia de acción con resultona pareja protagonista e importante campaña publicitaria que ha costado la nada despreciable cifra de 117 millones de dólares (demasiado para lo que es…), y que en casi tres semanas en cartelera aún no ha logrado cubrir su presupuesto.

La rentabilidad de Cruise se ponía en duda debido a que desde el 2006 ninguna de sus películas sobrepasaba de los 100 millones de recaudación. Y la última fue, precisamente, “Misión Imposible 3”

Sin embargo, hablar de la rentabilidad del actor en base a sus últimos trabajos probablemente no sea muy justo. “Leones por corderos” era un drama político y “Valkiria” un thriller de la II G.M., por lo que ninguna tenía visos de ser un taquillazo. Desde M.I.:3, “Knight & Day” (juego de palabras que en el título español se ha perdido por completo) es la única película comercial en su carrera que podía hacer un buen dinero y no lo ha hecho, pero quizás sea demasiado pronto para jubilar al Ethan Hunt de Cruise, y más viendo cómo aquí demuestra que aún puede desenvolverse sin problemas en papeles de acción. Puede que no tenga el tirón de antes, pero toda la saga de Misión Imposible ha cundido en taquilla, y no creo que a una cuarta parte le fuese mal. Ahora bien, está claro que en Hollywood tú última película tiene mucho peso cara a tus futuros proyectos, y si ésta no cumple las expectativas, seguramente eso te pase factura (ya se habla de Hunt/Cruise entrenando a jóvenes agentes como relevo generacional…)

Quizás el estudio debiera preguntarse si realmente “Noche y día” era un producto destinado a arrastrar en masa al público a las salas y si realmente era necesario gastarse más de 100 millones para conseguirlo.

La historia del film se centra en los personajes de June Havens y Roy Miller. Ella es una guapa solterona que va camino de vuelta a casa para asistir a la boda de su hermana. Él un apuesto desconocido con el que ella tropieza un par de veces en el aeropuerto.

Parece que la atracción es mutua, pero su encuentro no ha sido casual.


Roy es un astuto espía que utiliza a June para llevar a cabo una misión. Su papel debía ser fugaz, pero la cosa se complica y ahora ella debe permanecer a su lado si quiere seguir con vida.
A partir de este momento, Roy y June son perseguidos por tipos armados cuyo único fin es hacerse con una nueva tecnología de energía que él posee.

Sin quererlo ni beberlo, June se verá en vuelta en la aventura de su vida, una alocada persecución por todo el mundo al lado de un hombre del que no sabe nada ni del que sabe si puede confiar. A fin de cuentas, ¿Quién es realmente Roy?, ¿Quiénes y por qué le persiguen? Y lo más importante: ¿Él es de los buenos o de los malos?

Poco a poco, todas esas dudas se irán resolviendo. Pero entre tanto, la intriga y la acción están servidas.


2010 ha sido el año de las comedias de acción protagonizadas por parejitas (chico-chica), la mayoría explotando más la vertiente cómica que la pirotécnica. De entre todas ellas, y pese a que aún falte por estrenarse en nuestro país “Killers”, probablemente la película de Cruise y Cameron sea la mejor, lo cual quizás tampoco sea decir mucho.

En este caso, prima sobre todo la acción, que es continua y apenas deja respiro al espectador. Con un ritmo trepidante que, por fortuna, nunca decae, nuestra pareja protagonista va de un lugar a otro del mundo siendo perseguidos tanto por agentes del gobierno como por traficantes. Hay mucho tiroteo y mucha escenita para lucimiento de Cruise (varias acrobacias corren de su cuenta, amén de usar los habituales especialistas), pero todo amenizado con unas dosis de romanticismo nada empalagoso y un humor bastante complaciente. En ese sentido, se puede decir que la mezcla entre acción, comedia y romance es bastante equilibrada.


En parte, la película toma como referente el cine de espías de los 60, cogiendo un poco de la franquicia Bond en lo que a viajes por el mundo se refiere, y llevando sus características más básicas a un terreno mucho más ligero y desenfadado. De hecho, ese tono socarrón y exagerado es el que ayuda a sobrellevar una acción desmedida y a ratos surrealista, en la que se demuestra que sus responsables no se toman demasiado en serio ni la trama (la “pila”, un mero macguffin) ni los acontecimientos que se suceden, por lo que el espectador debe responder de la misma forma si quiere ser cómplice de esta alocada montaña rusa de chistes y balas.

Cruise y Cameron, que coinciden por segunda vez después de trabajar juntos hace ya 9 años en Vanilla Sky (el remake de la española “Abre los ojos”), demuestran tener muy buena química.

Ella, acostumbrada a los papeles de rubia ingenua (a veces directamente “rubia tonta”), se desenvuelve sin problemas en el papel de June Havens, una inocente solterona que deberá hacer frente a situaciones en las que jamás hubiese imaginado encontrarse (usar una ametralladora, defenderse de un asesino a sueldo, etc.) Pero June, que tiene una profesión más bien varonil y un carácter bastante impulsivo, aprenderá de la experiencia gracias a las lecciones del misterioso Roy.

Salvando algunos momentos un tanto estridentes, la presencia de Cameron es bastante más soportable de lo que apuntaba el tráiler. Funciona perfectamente como compañera buenorra y gritona, pero sin que a uno lo saque de sus casillas. Ella es el 50% de la película, y su compañero el otro 50, por lo que aquí, nada de chica florero.

Cruise, por su parte, despliega toda su vis cómica al tiempo que demuestra su buena forma física para las escenas de acción. El actor hace de Roy un personaje tan temible como divertido. Un superespía capaz de todo (y cuando digo todo, es TODO), e incluso de enamorarse. Algo así como un Ethan Hunt pasado de rosca, invencible y con mucha cara dura.


La pareja es el pilar de la cinta, por lo que aquellos a quienes se les atragante uno u otro (o ambos), mejor que se meta en otro a sala. De hecho, su protagonismo es tal, que el resto quedan en un muy segundo plano, incluyendo ahí a los propios villanos. Peter Sarsgaard cumple porque no puede hacer más, y Jordi Mollá (haciendo de traficante español, por supuesto) se deja ver unos pocos minutos; los suficientes como para dejar su sello personal pero sin tiempo para sus habituales histrionismos (repetir el papel de Bad Boys 2 hubiese altamente indigesto)

Por lo demás, acción bien rodada aunque nada del otro mundo y un tanto fantasmona (con su poquito de efectos digitales), momentos simpáticos por aquí y por allá y un reparto en su salsa. Y nuevamente, los americanos demostrando su buen conocimiento de la cultura española y sus tradiciones (véase “Missión Imposible 2”, también con Cruise), y plantándonos los San Fermines en Sevilla. Claro que sí.

Por lo menos la lamentable escenita del torero que se veía en el tráiler no está en el montaje final, así que cada cuál que se lo tome como quiera. Eso sí, los toros muy bravos y destrozándolo todo a su paso, ya sea una valla de madera o un deportivo (¿eran toros o triceratops?)

“Noche y día” es una comedia de acción de rápido consumo y fácil digestión. Se beneficia enormemente de su pareja protagonista, de su tono autoparódico y de James Mangold, su director, que hace todo lo posible para que una trama llena de persecuciones y tensión sexual no descarrile. Sería preferible, no obstante, que sus siguientes trabajos fueran menos alimenticios y siguieran la línea marcada por sus anterior films (El tren de las 3:10 o En la cuerda floja, por ejemplo)

Estreno: 16 de Julio.

Lo mejor: los toques de humor y Cruise.

Lo peor: la poca presencia de los villanos.


Valoración personal: Correcta