
Adaptando un best-seller de Jack Ketchum, un reputado escritor norteamericano, se nos cuenta la historia de un hombre en busca de justicia.
Avery Ludlow (Brian Cox) es un hombre apacible cuya única compañía es la de su fiel amigo Red, un perro que le regaló su esposa dos años antes de fallecer en circunstancias trágicas. Ambos son viejos, y sólo se tienen el uno al otro.
Un día Ludlow está pescando con Red a la orilla del río, cuando se les acercan unos jóvenes con no muy buenas intenciones. Tras una intrascendente charla, uno de los chicos empieza a intimidar a Ludlow, encañonando a su perro con un rifle y obligándole a darle todo el dinero que posea. Ludlow no ofrece resistencia y cumple con las exigencias de sus atracadores, pero al no disponer de mucho dinero, el joven , sin ningún tipo de miramiento, decide acabar con la vida de Red. Acto seguido, los tres muchachos se marchan riéndose, como si nada hubiera ocurrido, dejando a su víctima sumida en un profundo dolor.
Tras el incidente, Ludlow entierra a Red y posteriormente, empieza a investigar por el pueblo quienes eran aquellos muchachos que cometieron la terrible atrocidad de matar a su mejor amigo. Pronto dará con sus nombres y apellidos, tratando por todos los medios legales de que su acto no quede impune. Desgraciadamente para él, la ley contemplará esa crueldad como una falta leve penalizada nada más con una multa, por lo que Ludlow decidirá buscar otras soluciones a su causa.
Lejos de lo que uno podría pensar tras leer su sinopsis, “Red” no es una película de venganza al estilo “ojo por ojo, diente por diente”, sino más bien una película que habla sobre las injusticias que día a día se cometen y que no reciben castigo alguno. Habla también de la crueldad del ser humano, del poder de “don dinero” y de la entereza y tesón que puede llegar a tener un hombre cuando tan sólo busca que se haga justicia.
El atroz asesinato de Red es uno de los momentos más duros y tristes de la película, y a su vez, el desencadenante de una incontrolable espiral de violencia que tendrá su punto más álgido justo al final de la cinta.
La postura de Ludlow es la que cualquier otra persona tendría en sus mismas circunstancias, e incluso se podría decir que su forma de proceder es mucho más correcta y misericordiosa de lo que correspondería a un hombre al que acaban de arrebatarle un ser querido. Su tenacidad y convicción por llevar a juicio a los asesinos de Red no conoce límites, y cuando se da cuenta que la ley es un instrumento inútil para condenarles, buscará otras formas de conseguirlo.
De esta manera, nuestra protagonista tratará de condenar el brutal crimen a través de los medios de comunicación, ayudado por una joven y noble periodista, que no sólo busca una buena noticia sino también una buena causa. Pero cuando eso resulta ser también ineficaz, Ludlow decidirá tomar otras medidas.

La película se narra de forma pausada y con una inusitada austeridad que recuerda y mucho al peculiar estilo del mismísimo Clint Eastwood. Esta es sin duda una de las grandes bazas de la propuesta, dirigida ésta en un principio por Lucky McKee (May) pero siendo éste finalmente sustituido por el noruego Trygve Allister Diesen. Debido a este cambio en la silla de director, resulta difícil decidir quién debe llevarse los elogios por tan encomiable labor, aunque técnicamente la autoría del film se atribuye a ambos por igual.
La música ambiental es más bien minimalista, dejando que las imágenes hablen por sí solas sin necesidad de florituras. La trama en sí se apoya sobre todo en el buen hacer de un magnífico Brian Cox en el papel del viejo Ludlow, secundado a su vez por un correctísimo Tom Sizemore, que vuelva al cine con mayúsculas tras su paso por un buen número de subproductos varios. La labor de los actores más jóvenes es bastante aceptable, sin llegar a destacar demasiado pero cumpliendo con su cometido. Y por último, señalar también la presencia de un Robert Englund en un papel muy alejado de sus habituales roles terroríficos.
Todo ello conforma una película de sólido reparto y firme narración, que nos trae una historia que debería despertar conciencias, muchas adormecidas conciencias. Desgraciadamente, parece ser que por el momento “Red” no tiene fecha de estreno en nuestras carteleras, cosa que tampoco me extraña dada la poca repercusión que tienen este tipo de cintas de innegable carácter independiente.
Lo peor: quizás un final demasiado complaciente cara al espectador.
Valoración personal: Buena