domingo, septiembre 26, 2010

"Astro Boy (Astroboy)" (2009) - David Bowers

crítica Astro Boy Astroboy 2009 David Bowers imagi
Con sede en Hong Kong y un estudio de desarrollo creativo y de producción en Los Ángeles, nació en el 2000 Imagi Animation Studios, un estudio de animación CGI fundado por la compañía Imagi International Holdings Limited.

Al igual que otros estudios como Pixar, Dreamworks o Blue Sky, el objetivo de Imagi era ofrecer una nueva oferta de productos de animación –series y películas- por ordenador para todos los públicos.

Su primer paso fue probar con series para televisión de carácter infantil como Zentrix, que tuvo una durada de 26 episodios, y Father of the Pride, co-producida junto a Dreakworks Animation y que contó con tan sólo 14 episodios.

En el 2007 estrenaron en cines “TMNT: Tortugas Ninja Jóvenes Mutantes”, su primer largometraje basado en los cómics –y posteriormente serie de televisión- creados por Peter Laird y Kevin Eastman en 1984. Co-producida junto a Warner Bros. Pictures y distribuida internacionalmente por The Weinstein Company, la cinta llegó a ser número uno en taquilla, rentabilizando su presupuesto de 34 millones de dólares en 95 millones de recaudación.

Pese a sus más que evidentes deficiencias narrativas, y a unas críticas bastante frías, TMNT tuvo éxito, y eso animó al estudio a seguir produciendo más películas de animación.

Su siguiente proyecto fue Astroboy, adaptación del popular manga y anime creado por Osamu Tezuka, considerado como el "padre del manga".

La historia de Astroboy se sitúa en Metro City, una ciudad suspendida en el cielo, y en donde el Profesor Tenma realiza una demostración de un nuevo robot llamado "El protector de la Paz", que para su funcionamiento utiliza la energía positiva extraída de un fragmento de meteorito extraterrestre. Pero la extracción de esa energía positiva deja también un residuo de energía negativa bastante inestable y peligrosa. El Presidente Stone, jefe de la armada, ordena sustituir la energía positiva por la negativa, lo que ocasiona un terrible desastre en el que accidentalmente muere Toby, el hijo del Profesor Tenma. Éste, destrozado por la tragedia, decide utilizar sus conocimientos para crear a un súper robot hecho a imagen y semejanza de su hijo, utilizando la energía positiva para darle vida, y el ADN del fallecido Toby para mantener su personalidad y recuerdos intactos.

Sin embargo, en un momento de frustración, Tenma se da cuenta que su hijo no puede ser reemplazado y reniega de su propia creación. Rechazado por su padre y creador, y perseguido por las fuerzas armadas de Stone, cuyo objetivo no es otro que apoderarse del pedazo de energía positiva que alberga en su interior, el pequeño robot huye hasta la llamada “superficie”, lugar donde están todos los robots descompuestos. Allí encuentra nuevos amigos, tanto robots como humanos. A petición de éstos últimos, que desconocen su origen robótico, cambia su nombre real por el de Astro, intentado olvidar así su anterior vida en Metro City, y procurando que sus nuevos amigos lo acepten como uno de ellos.


El manga Astroboy contó con un total de 23 Tomos, y fue serializado en la revista Shonen desde 1952 - fecha de su primera publicación- hasta 1968. Osamu Tezuka fue uno de los pioneros de la animación japonesa, fundando su propia empresa, Mushi Productions, y creando, en 1963, Tetsuwan Atom (aka Astroboy), la primera serie de dibujos animados de Japón. Ésta fue filmada en blanco y negro, teniendo después dos revisiones más en color: una en los años 80 y otra en 2003.

Queda claro pues, que estamos ante uno de los mangas/animes más populares y conocidos de Japón, por lo que esta adaptación tenía que ser lo más respetuosa posible. Lo cierto es que nunca fui seguidor de ninguna de las series que tuvo, por lo que no puedo juzgar el nivel de fidelidad que ofrece este largometraje; pero observando diversas imágenes y videos, puedo constatar que se ha respetado bastante el aspecto de los personajes, aunque con un diseño mucho más estilizado y unas fisonomías más cercanas al estilo de animación occidental (aunque se mantienen los rasgos exagerados, como ojos y narices grandes)


En lo personal, destacaría sobre todo el atractivo diseño de los distintos y muy variados robots que parecen a lo largo de la película, y también los elaborados entornos. En especial, la ciudad de Metro City.

La historia parece ser también bastante similar, aunque es posible que algunos detalles varíen respecto a su homónimo original. Por lo pronto, creo que las causas de la muerte de Toby son distintas, pero si alguien es conocer del anime y ha visto también esta película nos podrá aclarar con exactitud cuáles son las diferencias y las similitudes.

De todas formas, la intención de toda reseña es el análisis de la película en base a la misma y no a las comparaciones que pueda suscitar respecto al material adaptado. Por ello, basta decir que, independientemente de su fidelidad, se trata de una película de animación bastante entretenida y agradable de ver. Se beneficia especialmente de un humor blando y simpático destinado sobre todo al disfrute de los más pequeños de la casa, aunque eso no quita que los adultos también sonrían ante las divertidas situaciones que se producen.

La trama es bastante sencilla, y busca ante todo la diversión mediante personajes entrañables, buenos mensajes (sin caer en la ñoñería o el sentimentalismo baratos) y un poco de acción.

Sus poco más de 80 minutos son un arma de doble filo. Por un lado, son beneficiosos para que el visionado resulte ligero y fluido; por otro lado, impiden un mayor desarrollo de algunos personajes, amén de obligar a que algunas secuencias queden explicadas de forma un tanto apresurada. En ese sentido, podríamos decir que los primeros minutos son los que se ven más afectados, pues después de la muerte de Toby apenas transcurren unos pocos minutos hasta la aparición de su clon robótico. Digamos que se resuelve de forma un tanto precipitada, imagino que para entrar en materia rápidamente y poder ver en acción al personaje protagonista.

La animación, en líneas generales, es bastante correcta. Quizás no esté a la altura de los grandes del sector, pero resulta efectiva y suficientemente dinámica como para otorgar expresividad a los personajes y naturalidad en sus movimientos. Además, el adecuado colorido otorga un plus bastante llamativo al aspecto visual.


La acción se concentra básicamente en el último tramo, donde Astroboy debe hacer frente al “protector de la Paz" del malvado Stone, para evitar que la ciudad de Metro City quede reducida a cenizas por culpa de la energía negativa de la que hace uso su enemigo.

La pelea entre los robots es bastante vistosa dentro de su formato, aunque quizás se sienta demasiado corta. Es evidente que en esta película priman los orígenes del personaje y las relaciones que éste entabla con su padre y los amigos que hace por el camino. De realizarse una secuela, cosa bastante improbable por ahora, el “factor acción” sería potenciado tanto en cantidad como en espectacularidad.

En resumidas cuentas, “Astroboy” es una película de animación amena y apta para todos los públicos. El nivel de calidad del guión ha subido en comparación con TMNT, pero también ha aumentado el presupuesto, y sus 65 millones de inversión han llevado a la bancarrota al estudio, que ha visto como su película no alcanzaba los 20 millones de recaudación doméstica. Ese tropezón ha provocado la desconfianza de las distribuidoras, y por tanto, ha impedido una mayor difusión del producto en el extranjero (en países como en España su estreno ha sido postergado en numerosas ocasiones). Esto se traduce, de nuevo, en una taquilla muy pobre. Está claro que, entre otras cosas, la poca popularidad del personaje en occidente se ha convertido en uno de sus mayores hándicaps.

Imagi Animation Studios tenía en pre-producción otra adaptación anime, Gatchaman (conocida en nuestro país bajo el título de Comando G), y aunque aún mantiene su sede en Hong Kong, su realización pende de un hilo. Podemos ver (aquí el enlace) una especie de trailer promocional y muy prematuro de lo que podría ofrecer el estudio con semejante adaptación, y lo cierto es que no pinta nada mal. Además, con Astroboy ha quedado demostrado que son capaces de hacer cine de animación competente, sobre todo a nivel visual, y sería una lástima que Gatchaman terminara olvidada en un cajón.

Considero que hay bastantes cartoons de antaño que podrían ser llevados al cine con esta tecnología, en vez de optar por la acción real. Así que desde aquí les deseo suerte para que Imagi siga adelante.



Lo mejor: las escenas de acción y el simpático humor.

Lo peor: que por su "culpa" los estudios Imagi terminen cerrando puertas.


Valoración personal: Correcta

viernes, septiembre 24, 2010

Ultramundo, una nueva revista digital


El equipo del blog de cine Ultramundo ha desarrollado su propia revista digital, una loable iniciativa que desde aquí presento a mis lectores.

Otros blogs y webs amigas ya se han hecho eco, y servidor no ha querido tampoco dejar pasar la oportunidad de apoyarles. Y por dos grandes motivos: en primer lugar, porque se trata de una publicación totalmente gratuita y sin ánimo de lucro, algo indispensable para que ofrezca mi espacio personal para publicitarles (de hecho, es la primera vez que hago publicidad ajena); y segundo porque compartimos intereses cinéfilos, y el fanzine dedicará buena parte de sus páginas al cine fantástico y de terror (con lo cual, ya me han ganado como lector). Sin ir más lejos, el primer número, cuya salida se producirá en breve, contará con un especial de la saga Predator, algo que ya queda patente con la imagen que ilustra la portada.

“Ultramundo” será un fanzine digital de tirada trimestral y, obviamente, se distribuirá a través de blogs y webs colaboradoras (esperemos que este blog y Amazing Movies sea unos de ellos)


Si deseáis más información, aquí os dejo un enlace:

Ultramundo


Saludos ;)

viernes, septiembre 17, 2010

“El americano” (2010) - Anton Corbijn

crítica El americano 2010 Anton Corbijn
A lo largo de la década de los 70, Anton Corbijn llegó convertirse en un importante fotógrafo del mundo de la música fotografiando a las estrellas del rock con un estilo muy elegante (mayormente en blanco y negro), y a menudo mostrando la cara más curiosa o extravagante de éstas. En esta etapa de su vida, conoció a bandas como Joy Division, estableciendo un especial vínculo de amistad con su líder y cantante Ian Curtis.

Ya en los ochenta, empezó a experimentar con el vídeo, convirtiéndose en director de videoclips y trabajando para grupos como Depeche Mode, Echo & the Bunnymen, U2, Metallica, Roxette… y de más recientes como The Killers o Coldplay.

Son diversos los casos de directores de videoclips musicales que han dado el salto al mundo del cine, y Corbijn no iba a ser menos, así que en 2007 debutó en el largometraje con “Control”, un drama biográfico sobre la figura de su amigo Ian Curtis centrado básicamente en sus últimos años de vida antes de su trágico suicidio en 1980 (suceso que en 2002 ya pudimos ver reflejado en la muy recomendable –siempre que os guste este tipo de música y tengáis interés en averiguar cómo surgió- “24 Hour Party People”)

Sin abandonar sus dos primordiales ocupaciones, Corbijn parece querer mantenerse cerca del séptimo arte, y lo demuestra presentando este año su segunda película como director: El Americano.

Jack (George Clooney), un solitario asesino, se traslada a Italia después de que un trabajo en Suecia no acabara tan bien como debiera. En su nuevo destino, Jack busca refugio en un pequeño pueblecito medieval para poder encontrar algo de paz.

Una vez allí, decidirá aceptar un nuevo encargo, aunque esta vez no deberá ejecutar a nadie sino fabricar un arma para una misteriosa mujer belga, Mathilde (Thekla Reuten) Entre tanto, Jack entablará una peculiar amistad con el cura del pueblo, el padre Benedetto, e iniciará un romance con Clara (Violante Placido), una bella prostituta.


Corbijn adapta aquí la novela A Very Private Gentleman (Un caballero muy reservado) de Martin Booth. Publicado en los 90, el libro ya se intentó llevar al cine durante esa década, y si bien los esfuerzos de la productora Ann Wingate no alcanzaron su fin, ésta lo ha vuelto intentar contando esta vez con un poderoso aliado, el propio George Clooney (que también ejerce de productor)

El actor interpreta aquí a un asesino a sueldo frío y solitario que busca la redención en una tranquilla y montañosa región de Italia.

Tras atentar, sin éxito, contra su vida, Jack huye de sus captores sin saber si quiera quién quiere verle muerto.

Su nuevo y provisional hogar parece el sitio idóneo para esconderse y mantenerse un tiempo alejado del trabajo. Entre tanto, decide aceptar un encargo de su habitual contacto mientras éste investiga quien anda detrás de él.

La tarea no requiere mancharse las manos de sangre, algo que Jack parece querer dejar atrás, sino que requiere de sus habilidades artesanas para fabricar un arma a medida.

A lo largo de la película, observamos el tipo de vida que lleva Jack. Una vida solitaria en la que no puede, o mejor dicho, no debe hacer amigos o amigas, bien porque no puede fiarse de nadie o porque dichas amistades podrían correr la misma suerte que sus víctimas.



Jack se siente vacío, acechado constantemente y tremendamente solo, por lo que empieza a replantearse tan agria profesión, aunque como él mismo admite, tan sólo se dedica a hacer lo que se le da mejor.

Desde luego, la trama que nos cuenta “El Americano” no es demasiado original, o al menos a estas alturas no nos lo parece (puede que en los 90, cuando la novela fue escrita, aún fuera algo más novedosa que vista ahora en pantalla)

La historia de Jack nos suena a ya vista, y no está exenta de los habituales clichés de este tipo de cine, siendo el más evidente el de la mujer (Clara, en este caso) que hará que el protagonista se replantee su actual existencia. Si además esta moza es otra alma descarriada, pues ya llenamos el cupo de tópicos (a los que se le une el personaje bonachón)

Al igual que Jack, Clara es, a los ojos de Dios, una pecadora. Su primer encuentro es meramente carnal, pero su afán por buscar un poco de luz entre tanta oscuridad, una vía de escape hacia otro futuro, será lo que finalmente los unirá de un modo más emocional que pasional (que también). Por tanto, el amor vuelve a ser el perfecto salvoconducto hacia la redención y la salvación.

Pero el camino del arrepentimiento y del cambio no es fácil. A Jack no sólo le persiguen unos sicarios, sino también sus demonios interiores. Y librarse de ellos es la tarea más complicada.

En ese sentido, el padre Benedetto juega un papel importante a modo de terapia (por llamarlo de alguna forma). Él está acostumbrado a ver el pecado en los ojos del hombre, no sólo por su condición de sacerdote sino quizás también porque él ha sido, en algún momento de su vida, un pecador. Esto les lleva a entenderse bien, pese a pertenecer a mundos distintos. Los dos se dicen más con lo que no se cuentan que con lo que sí, pues saben leer(se) entre líneas. De hecho, la película tiene muy poco diálogo, siendo las conversaciones más interesantes y reveladores las que mantienen precisamente ambos personajes.

El paisaje italiano emerge como un personaje más de la historia, y la laberíntica ciudad de Sulmona resulta ser el escenario ideal para algunos de los momentos más intensos del film, pues detrás de cada esquina o rincón, o al final de cada calle empedrada, puede esconderse su verdugo y la bala que espera, paciente y cautelosa, arrebatarle sus últimos suspiros.


La sobria dirección y el ritmo sumamente pausado -enemigos mortales de todo aquél espere algo más ligero y movidito- le emparentan directamente con los thrillers de los 60 y 70, algo que ya parece querer evocar/transmitir el cartel. Sin embargo, y en esencia, “El Americano” está más cerca del western, pues Jack, cuál pistolero del lejano oeste, llega a un tranquilo pueblo en busca de calma y tranquilidad, intentando pasar desapercibido pero acompañado por las sombras de su pasado y obligado a desenfundar por última vez su revólver. De hecho, no es casual que en un momento de la película, a modo también de pequeño homenaje o guiño, se nos muestre una emisión televisiva de “Hasta que llegó su hora” del gran Sergio Leone (comparten incluso un similar tono lóbrego y crepuscular)

Clooney encarna a la perfección el papel de Jack, un personaje parco en palabras que obliga al actor a transmitirlo todo (emociones, miedos, tensión, deseos…) mediante gestos y miradas. Son especialmente significativas algunas escenas con Clara y Mathilde, que demuestran la contención a la que éste se somete (puede incluso recordarnos un poco a su trabajo en “Michael Clayton”) Por otro lado, demuestra también estar en buena forma física a sus ya 49 años.

Del veterano Paolo Bonacelli, que interpreta al padre Benedetto, no hay nada que reprochar, y las féminas cumplen también con sus respectivos roles, aunque destaque más Violante Placido gracias a su personaje (la ya típica prostituta de trato agradable y buen corazón) y a su espectacular belleza y sensualidad (la cual el director no duda en mostrarnos en todo su esplendor)

Además, junto a ellas Jack vive algunos de los momentos de mayor tensión y suspense (persecución por la ciudad aparte), como el picnic en el bosque o la entrega del arma. Aún así, no estamos hablando de un cinta con mucha acción, y la poca que hay está rodada de forma austera, muy seca y sin artificios; carente pues de toda espectacularidad y ofreciendo el máximo realismo posible.

Si a eso le sumamos la parsimonia con la que Corbijn relata la exigua trama y la ya citada escasez de diálogos, queda claro que no estamos ante una película fácil (avisados quedáis), y SPOILER --- su implacable desenlace –el más obvio y lógico- demuestra que de complacencia hacia el espectador más bien poca --- FIN SPOILER

“El Americano” es un sobrio y pausado thriller dramático que, me temo, gustará a unos pocos y aburrirá a muchos. Es junto a “Syryana” y la citada “Michael Clayton”, una de las películas menos comerciales y menos accesibles de Clooney (quién demuestra, una vez más, que sabe desenvolverse en cualquier género)


Lo mejor: Clooney


Lo peor: lo típica que suena la historia; un ritmo muy lento apto para muy pocos espectadores.



Valoración personal: Correcta

jueves, septiembre 09, 2010

“Resident Evil 4: Ultratumba 3D” (2010) - Paul W.S. Anderson

crítica Resident Evil 4 Ultratumba 3D 2010 Paul W.S. Anderson
Los videojuegos de Resident Evil, desarrollados por la compañía Capcom (creadores también de Street Fighter), llegaron a las consolas en 1996, siendo oficialmente un juego para Playstation. Su éxito fue tal que tuvieron numerosas continuaciones, además de ser adaptados posteriormente a otras consolas.

Como todo videojuego de renombre que se precie, su adaptación cinematográfica era cuestión de tiempo, así que después de varias secuelas lanzadas al mercado, en 2002 llegaría la película de la mano de Paul W.S. Anderson, director que ya tenía algo de experiencia en el tema tras haber llevado a la gran pantalla el juego de lucha “Mortal Combat”.

Económicamente hablando, Anderson no falló, y repitió jugada convirtiendo “Resident Evil” en otra exitosa adaptación (recaudó tres veces más de lo que costó), pese a que no fueron pocos los fans del juego que consideraron la película un ultraje que poco o nada tenía que ver con su homónimo consolero.

Para alguien que nunca jugó al mismo, como un servidor, no dejaba de ser una película de zombies entretenida y medianamente aceptable viniendo de donde venía... Una mala adaptación que, sin embargo, funcionaba como película palomitera (y es que pese a los zombies, la cosa iba más de acción que de terror)

Dos años más tarde se estrenaría la primera continuación, “Resident Evil 2: Apocalipsis”, un auténtico despropósito que de nuevo tendría la taquilla a su favor y calmaría un poco los ánimos de algunos seguidores –no todos- gracias a la introducción de personajes salidos directamente del juego.

Aprovechando el buen rendimiento de la franquicia, en 2007 llegaría la tercera, “Resident Evil 3: Extinción”. Pese a ser considerada por muchos como la peor de la saga (a mí se me hizo algo más digerible que su predecesora gracias al rollo post-apocalíptico a lo Mad Max), fue la que más recaudó, cosa que certificaba que Resident Evil tenía aún muchos seguidores y que la gallina de los huevos de oro podía exprimirse todavía más.

Mientras esperaban la llegada de una cuarta entrega, los fans pudieron saciar sus ansias con “Resident Evil: Degeneración”, correcta –aunque olvidable- película de animación japonesa hecha exclusivamente para ellos -e independiente de las versiones yanquis-, y que fue directa al DVD. Para muchos, la adaptación más fiel hecha hasta la fecha.

Pero para los que prefieren ver zombies de carne y hueso y, sobre todo, a Milla Jovovich cargándoselos, ya está aquí “Resident Evil 4: Ultratumba”; que como no podía ser de otra forma, se apunta también a la moda del 3D para sacar un dinerillo extra al espectador.

Alice (Milla Jovovich) continúa su viaje en busca de supervivientes en un mundo arrasado por el terrible virus que transforma a sus víctimas en No-muertos. Prosigue también su lucha contra la Corporación Umbrella, los responsables de crear y expandir dichos virus por todo el planeta.

Tras meses sin encontrar rastro de vida humana, Alice se reencuentra con una vieja amiga, Claire (Ali Larter). De camino hacia un refugio seguro, encontrarán a más supervivientes, y juntos huirán de las hordas de muertos vivientes para alcanzar el ansiado destino, un lugar sin infección: Arcadia.


Después de ejercer como productor y guionista de las anteriores entregas, Anderson regresa a los mandos retomando la función de director y filmando un cuarto episodio que, en vista de lo –poco- que nos ofrece, pretende ser un mero preámbulo para sacarse una nueva trilogía de la manga.

Con cada película, la historia de Alice vs Umbrella ha ido degenerando cosa mala, y por mucho Anderson que se ponga detrás de la cámara (cosa que tampoco es decir mucho a su favor) y por mucha pijada estereoscópica que añadan, Resident Evil 4: Ultratumba no se salva de la quema y cae en los mismos errores que sus predecesoras, volviendo de nuevo al “mucho ruido y pocas nueces”.

A lo que parece aspirar cada secuela es a ser más espectacular y surrealista que se predecesora, cosa que consiguen sobradamente. Y es que parece que han querido superarse y hacer el más difícil todavía con cada una de ellas, alcanzando tal grado de inverosimilitud y degradación, que uno ya no se sabe muy bien a lo que asiste. Incluso va quedando poco de lo que podríamos considerar “una peli de zombies”, pues éstos cada vez se parecen menos a un no-muerto común. Tampoco es que esto sea algo malo por defecto, pero realmente esta entrega poco aporta a la historia, y no deja de ser una repetición, más vistosa eso sí, de lo ya visto anteriormente.

La trama es todo lo que ya he citado en la sinopsis. No hay mucho más.

Alice encuentra a unos supervivientes y se lían a tiros con los zombies en su huída hacia el supuesto lugar seguro. De ahí sacamos lo de siempre: zombies al acecho constante (aunque cada vez tienen menos protagonismo), tiroteos y fantasmadas a tutiplén, y algún que otro grotesco bicharraco –salido de la nada, por supuesto- al que hacer frente en algún momento dado para darle algo de diversidad al asunto (y contentar a los fans, que agradecerán el ver en pantalla a esos enemigos que tanto gustan de liquidar a golpe de joystick)

Lo cierto es que la acción sería más disfrutable si los humanos parecieran humanos y no superhéroes. Tanta “flipada” le resta emoción y tensión, puesto que sabes que los principales protagonistas serán capaces de todo para sortear los peligros (incluso salir indemne de una explosión indiscutiblemente mortal para cualquier ser humano), mientras que el resto de secundarios caerán como moscas sin que ni siquiera recuerdes su nombre. Y es que aquí éstos duran menos que Calimero en la puerta de un Kentucky Fried Chicken.

En anteriores entregas, los poderes de Alice justificaban ciertas acciones, por muy disparatadas que fuesen, pero es que aquí no hay justificación alguna (salvo en el tramo inicial), y a uno cada vez le cuesta más ser permisible.


De todas formas, hay secuencias que, técnicamente, están muy elaboradas y son realmente espectaculares (amén de unos solventes efectos especiales), aunque nadie puede obviar que Anderson se ha montado su propia Matrix.

La alusión por mi parte al film de los Wachowski no es gratuita. Infinidad de películas la han imitado, con mayor o menor fortuna, pero es que aquí el director ha tenido el descaro de copiarla en todo lo que ha podido, haciendo particular uso del bullet-time; los tiroteos y peleas cuyas mayores víctimas son las columnas y los azulejos de las paredes; los saltos/patadas imposibles; el esquivo de balas o el recorrido de la cámara con la escena en modo “pause”. Incluso alguna secuencia –la de las Alices atravesando el ventanal- recuerda sobremanera a otra vista en la saga Matrix, por no hablar de un villano con gafas de sol que viene a ser una (mala) mezcla entre el Agente Smith y Terminator.

Anderson no oculta esas influencias sino que hace ostentación de ellas. Y esto tampoco sería un problema si en algún momento el espectador llegara a implicarse un poco en la historia, cosa que para nada ocurre. No ayuda tampoco que en pleno apocalipsis zombie, las féminas del grupo parezcan recién salidas de un salón de belleza (con depilación de cejas incluida), lo cual le resta bastante credibilidad a su desamparada situación (ceñirse un poco al contexto y caracterizar bien al reparto –no vale con ponerles ropa molona y ajustada- no cuesta nada)

Por otro lado, el suspense y la tensión son nulos, y los personajes planos o sin el menor interés, así que lo único que nos mantiene pegados a la butaca es ver cuál será la próxima secuencia cañera y/o bochornosa que Anderson nos tiene preparada. Y es que hay cosas en el guión que no tienen la menor coherencia ( SPOILER – la bomba en el avión del malo maloso, por ejemplo; es un recurso que ya hemos visto funcionar en otras películas, pero aquí el factor “cantidad = muchos aviones” imposibilita que Alice sepa con seguridad qué avión cogerá el malo para poder tenderle la trampa, amén de que Alice supiera, cuál vidente, que había una bomba en el barco… – FIN SPOILER)

Por tanto, toda esa espectacularidad de la que hace gala la película cae en saco roto porque uno debería disfrutar del conjunto y no de dichas secuencias de forma aislada (que éstas sean parte vital de la película no significa que sean lo único que la sustente)


El 3D tampoco es un aliciente demasiado atractivo, o al menos no para un servidor. La sensación de profundidad está más o menos conseguida, aunque Anderson se limita básicamente a lanzarnos cosas -balas, hachas, gafas de sol, sangre…- a la cara, sin que el efecto sea lo impactante que debiera ser (pese a la citada profundidad, nunca tienes la sensación de que el objeto está fuera de la pantalla ni de que se te acerca, sino más bien que sobresale un poco y nada más)

Ahora bien, no podemos negar que, como mínimo, estamos ante un producto entretenido. Claro que con apenas 80 minutos de metraje, el 90% de los cuáles es acción, ya hubiera sido un delito que Anderson nos aburriera. Así que esa parte está cumplida (aunque si sois como yo, que con cada chorrada os echáis las manos a la cabeza, puede que el entretenimiento se os haga un tanto indigesto)

La escasa duración aumenta la sensación de estar ante una especie de “episodio puente”; algo así como un capítulo cualquiera de una serie de televisión (no digo episodio piloto porque claramente se sitúa entre la anterior película y la siguiente, es decir, como un capítulo intermedio). Dicho de otra forma y haciendo un símil con el mundo de los videojuegos, es como si lo que aquí transcurre no fuera más que una fase/pantalla del juego, cuya misión es ir de A a B acribillando a los enemigos que se pongan por delante. Enemigos que, dicho sea de paso, salen hasta de debajo de las piedras. La verdad es que si aún quedan humanos libres de infección, deben trabajar casi todos para la Corporación Umbrella, porque éstos tienen más efectivos que el propio Ejército de los EE.UU. Eso sin contar la cantidad de laboratorios y bases secretas que deben tener esparcidos por todo el planeta (parece el Ejército Red Ribbon)

Del reparto poco hay que decir, más allá de parecer una oda a la inexpresividad, en la cual el penoso villano se lleva la palma.

Jovovich y Larter hacen lo mismo que en las anteriores entregas, así que si os gustaron en aquellas os gustarán en esta. Wentworth Miller parece sacado directamente de Prison Break (mismas habilidades, misma sosería); la presencia del español Sergio Peris-Menchesta es minúscula. El muchacho intenta abrirse paso en Hollywood, y si bien con algo hay que empezar, dudo que los papeles del típico hispano en este tipo de producciones sirvan para que se fijen en él.

Los que se salvarían serían Boris Kodjoe (visto en “Los Sustitutos”), y Kim Koates (me encanta este tío), que luce el mismo look que en –la absolutamente recomendable- “Sons of Anarchy”, imagino que por exigencias de rodaje (le coincidiría con el de la serie). En referencia a su personaje, creo que es el punto cómico más conseguido de toda la película.

Pese a lo mucho que entretenga, “Resident Evil 4: Ultratumba 3D” no deja de ser otra mediocre entrega de una saga a la que muchos ya dábamos por muerta. Dudo que sirva para reenganchar a la audiencia que ya perdieron con las dos últimas, así que queda mayormente recomendada a los muy fans de la franquicia y/o de Jovovich.

P.D.: Hay una escena durante los créditos finales SPOILER-- que nos presenta el próximo pibón… esto, a la próxima villana -- FIN SPOILER



Lo mejor: algunas secuencias de acción.

Lo peor: el cúmulo de fantasmadas.


Valoración personal: Mala

martes, septiembre 07, 2010

¡4º Aniversario!



Nuevamente, como ya me ha ocurrido otras veces, llego tarde a mi propio aniversario. Lo cierto es que soy un poco desastre para esto de las fechas, así que se me pasó por completo que el pasado 28 de Agosto este blog cumplía cuatro años de vida en la blogosfera, lo cual no está nada mal.

A estas alturas, poco cosa se me ocurre decir, más allá de daros las gracias a los que asiduamente seguís el blog, y muy especialmente a aquellos con los que tan gratamente charlo y debato en los comentarios. A todos os agradezco mucho vuestra fidelidad.

Servidor seguirá dándole caña tanto a este blog como a Amazing Movies (que desde hoy estrena dominio y cabecera), esperando que mis críticas y artículos sean de vuestro agrado, aunque no siempre coincidamos en opiniones (al fin y al cabo, eso es lo de menos)

Procuraré darle algo más de vida a “Diario de una mente perturbada” reactivando antiguas secciones y creando alguna/s de nueva/s. A ver si así consigo que tenga tantos seguidores como mi otro blog (al que, reconozco, le dedico más tiempo y esfuerzo)


Saludos y gracias!

viernes, septiembre 03, 2010

“El aprendiz de brujo” (2010) - Jon Turteltaub

crítica El aprendiz de brujo 2010 Jon Turteltaub
El nombre de Jerry Bruckheimer va ligado irremediablemente a los blockbusters taquilleros. Bajo su tutela se han producido algunos de los entretenimientos más populares y rentables de los 80 y 90 (Top Gun, Superdetective en Hollywood, Dos policías rebeldes, La Roca, Con Air, Piratas del Caribe, etc.)

Sus producciones son casi siempre sinónimo de entretenimiento y dinero, pero parece que éste no está siendo su año. Sería muy precipitado decir que su reinado ha tocado fondo, más cuando se está gestando ya la cuarta entrega de Jack Sparrow y cía., una de sus sagas más productivas, pero lo cierto es que ni “Prince of Persia” ni ésta “El aprendiz de brujo” están cumpliendo las expectativas.

A la adaptación consolera de Mike Newell su abultado presupuesto de 200 millones de dólares le impide ser un éxito, habiendo recaudado la tampoco nada despreciable cifra de 329 millones en todo el mundo. Poquito a poco ha ido cubriendo costes y maquillando un poco su recaudación, pero sus pretensiones de franquicia relevo de los piratas caribeños parecen haberse esfumado.

A “El aprendiz de brujo” aún le quedan algunos países en los que estrenarse, pero su taquilla doméstica ha sido bastante floja, y nuevamente el mercado internacional es el que permite, como mínimo, cubrir esos 150 millones que ha costado realizarla.

Malos tiempos pues para Bruckheimer, aunque nada que no pueda resolverse en los años venideros.

Balthazar Blake (Nicolas Cage) es un gran hechicero que vive en el Manhattan de nuestros días. Su mayor enemigo es otro hechicero, Maxim Horvath (Alfed Molina), antiguo compañero y amigo de Blake hasta que se pasó al “lado oscuro”. Horvath quiere liberar a la pérfida Morgana de su cautiverio y traer consigo las fuerzas del mal a la tierra. Balthazar tratará de impedirlo, pero no podrá hacerlo solo, por lo que reclutará a un joven aprendiz, Dave Stutler (Jay Baruchel), un chico aparentemente normal pero que oculta un gran potencial en su interior.

Sin quererlo ni beberlo, Stutler se convertirá en su protegido, instruyéndose en el enigmático arte de la antigua magia. Sólo juntos podrán vencer a las fuerzas de la oscuridad.


La película se inspira muy libremente en el segmento de "The Sorcerer's Apprentice" del musical animado de Disney Fantasía, aquél en el que Mickey Mouse es un aprendiz de mago que pierde un poco el control de sus poderes. Esta misma historia tendría una nueva versión en Fantasía 2000, secuela del clásico de los años 40.

Añadir además que este segmento está a su vez basado en un poema sinfónico de Paul Dukas de 1890 y en una balada de 1797 de Johann Wolfgang von Goethe.

Pese a esto, debe quedar claro que esta cinta sólo se inspira en dicha historia, y que todo lo demás es pura invención de los guionistas, que en base a esa premisa han construido un blockbuster familiar cargado de hechizos y efectos especiales.


La historia empieza contándonos el pasado de Balthazar, Horvath y Veronica, tres discípulos de del poderoso Merlín. En pocos minutos, conocemos sus orígenes, a su archi-enemiga - la no menos poderosa Morgana le Fay (Alice Krige)- y lo que ocurre para que su lucha se extienda hasta nuestro días.

Este prólogo es atractivo e interesante para conocer bien la historia de Balthazar y cía, y nos ahorra tener que verlo en un posible flashback a lo largo del metraje (que no deja de ser otra opción narrativa), pero quizás el problema radique en que está explicado de forma un tanto apresurada, como si tuvieran prisa por pasar rápidamente a la actualidad.

El resto de la historia es bastante típica: chico empollón y poco social será el elegido para la luchar contra el mal. Entre tanto, intentará también conquistar a la chica de sus sueños.

La trama, previsible al 100%, se apoya básicamente en la pareja “maestro y pupilo” que forman Balthazar y Dave. El mago instruirá al joven aprendiz en el arte de la magia para poder vencer juntos a Horvath, que tampoco perderá el tiempo en su intento de liberar a Morgana. La magia tiene su parte de ciencia, por lo que Dave, que es estudiante de física, no tiene muchos problemas para comprender su funcionamiento. Aunque practicarla, ya es otra cosa…

Los entrenamientos propician momentos simpáticos, con Balthazar guiando a su aprendiz con mano dura y éste sudando la gota gorda para poder dominar unos poderes que ni siquiera sabía que tenía. Además, su torpeza inicial da pie precisamente al momento en el que la cinta hace honor a su nombre y recrea el segmento de Fantasía.

Entre lección y lección, Dave va estrechando lazos con Becky (Teresa Palmer), esa amiga de la infancia por la que siempre estuvo coladito (el detalle de la notita tiene su gracia, tanto al inicio como al final)


A lo largo del metraje se van sucediendo también los enfrentamientos entre los magos, procurando así que el camino hasta el climax final sea lo suficientemente entretenido como para el espectador no se aburra. En ese sentido, las secuencias más cañeras están bien rodadas y con unos efectos especiales competentes, aunque tampoco nada que no hayamos visto antes. De todas maneras, no olvidemos que estamos ante un film familiar, con lo que la épica y la acción son bastante contenidas, más teniendo en cuenta que se maneja una historia muy localizada.

Algunos de los trucos u hechizos que utilizan los magos son llamativos, aunque básicamente sus duelos se basan en la telequinesis y en lanzarse “Kame Hames” (de hecho, la batalla final entre Dave y Morgana es puro Dragonball) En ese aspecto, quizás es demasiado reiterativa y se le habría podido sacar más jugo.

Del reparto apenas hay quejas, ya que tampoco hay mucho que exigirles.
Nicolas Cage, que luce una estrafalaria indumentaria a medio camino entre un brujo y un vagabundo, hace un trabajo aceptable. Su Balthazar es bastante campechano, y el actor parece encontrarse a gusto en el papel. Quizás sea difícil recuperar al Cage de los 90, pero al menos esta vez, como en Kick-Ass, le echa un poco de ganas (sin caras de acelga ni molestos histrionismos)

A Jay Baruchel el papel de chico del montón y sin demasiada suerte con las chicas le viene que ni pintado. Con su físico y su soltura en estos papeles, hace de Dave un simpático empollón.

Al igual que en “She's Out of My League” (típica y tópica comedia romántica juvenil que, inesperadamente, se deja ver con agrado), lo vuelven a emparejar con otra rubia pibón. En este caso, con la guapísima Teresa Palmer, con la que congenia bastante bien en pantalla. La chica, además, cumple con su rol.

El genial Alfred Molina es el villano de la función, pero tampoco es demasiado cruel dadas las características del film y el público al que va dirigido. Su Horvath y el Balthazar de Cage están a la par en poderes, así que el que más le teme es Dave. Un malo maloso un tanto infantil, pero con su toque cínico.

Toby Kebbell es Drake Stone, el estrafalario –y ridículo- ayudante de Horvath. Su personaje podía haber dado algo más de sí, pero tampoco está mal.

Alice Krige apenas tiene minutos en pantalla, por lo que poco importa quién interpretase a Morgana. De hecho, su duelo final con Dave es un tanto breve y no alcanza las cotas de espectacularidad que quizás requería la película.

Más de lo mismo para una casi anecdótica aparición de Monica Bellucci, que luce sus exuberantes 45 primaveras y poco más.

“El aprendiz de brujo” es una tontorrona pero entretenida película de aventuras para toda la familia. No molesta pero tampoco entusiasma. Quizás con el 3D de turno hubiera rascado algo más de taquilla (cosas peores se han estrenado y han arrasado con el añadido estereoscópico)

P.D.: Atención al guiño a Toy Story y a la escena tras los créditos, la cual no dice nada que no imagináramos ya en el desenlace.


Lo mejor: entretiene y los efectos especiales, su mayor baza, son convincentes.

Lo peor: no se aprovechan todas las posibilidades que ofrece esta "versión" del clásico de Disney.


Valoración personal: Correcta

viernes, agosto 27, 2010

“Predators” (2010) - Nimród Antal

crítica Predators 2010 Nimród Antal
A principios de la década de los ochenta, cayó en manos de la Fox un guión escrito por los hermanos Jim y John Thomas titulado “Hunter”. Dicho guión, escrito en 1983 y vendido al estudio al año siguiente, se convertiría luego en película bajo el título de “Predator” (Depredador)

En ella, un comando de mercenarios contratados por la CIA era enviado a la selva Centroamericana en una supuesta misión de rescate. A su llegada, se daban cuenta que alguien o algo les observaba muy de cerca, y no eran precisamente los guerrilleros a los que debían hacer frente. Tras cumplir su objetivo sin bajas, el viaje de regreso se convertía para ellos en un verdadero infierno debido a la desafortunada presencia de un implacable cazador alienígena dispuesto a aniquilarles uno a uno.

El film fue un rotundo éxito de taquilla y terminó de afianzar a Arnold Schwarzenegger, su estrella protagonista, como héroe de acción, a la vez que servía como magnífica carta de presentación -dentro del género- para su director, John McTiernan, que a posteriori se convertiría en uno de los mejores artesanos –para mí el mejor- de su época, con títulos a sus espaldas como La jungla de cristal (1988), La caza del Octubre rojo (1990) o El último gran héroe (1993), entre otras.

La monstruosa criatura venida del espacio, el Predator, se convertiría también, por derecho propio, en uno de los alienígenas más míticos de la historia del cine, junto al ya por entonces célebre Alien de Ridley Scott.

Como toda película de éxito que se precie, la secuela no tardaría mucho en llegar (amén de las copias y plagios que también originó). Desgraciadamente, tanto Schwarzenegger como McTiernan tenían la agenda ocupada, así que hubo que hacer retoques en el guión (eliminar al personaje de Dutch/ Schwarzenegger, por ejemplo) y buscar reemplazos.

La dirección recayó en el jamaicano Stephen Hopkins, cuyo anterior trabajo había sido la quinta secuela de la saga Pesadilla en Elm Street. El papel destinado al austriaco fue convenientemente modificado y adjudicado a Gary Busey, actor que después de interpretar al villano de “Arma Letal” volvería a coincidir aquí con Danny Glover, asumiendo este último el rol protagonista de la película.

El cambio de escenario (la exótica jungla centroamericana por la “jungla de asfalto” de Los Ángeles), de estrella principal y de director no pareció jugar muy a su favor, y el resultado en taquilla fue desalentador. Aún cubriendo costes, la película no llegó a ser un éxito y fue –injustamente- denostada por público y crítica (aunque estos últimos tampoco es que fueran muy indulgentes con la original), lo que anuló cualquier posibilidad de continuar la saga.

Cierto es que comparándola con su predecesora, esta segunda parte resultaba inferior (ya tenía las de perder…), pero no por ello era una nefasta continuación, sino más bien un estimable entretenimiento que, entre otras cosas, amplió la mitología del personaje. De hecho, el guiño al cráneo del alien de Scott propició el crossover comiquero, el cual años más tarde nos devolvería, con peor fortuna ahora sí, a Depredador a la gran pantalla (aunque a estas Alien vs Predator habría que darles de comer a parte)

Para volver a ver en solitario a una de las criaturas más emblemáticas y mortíferas de la ciencia-ficción, ha habido que esperar 20 años. Y he aquí el resultado.


Un grupo de guerreros de élite son arrojados a una selva sin saber cómo ni quién les ha capturado y llevado hasta ese lugar. Desconcertados pero bien armados, formarán una piña para intentar averiguar qué es lo que ha ocurrido y por qué les han juntado sin despojarles de sus armas. Cuando descubran que han sido llevado a otro planeta para servir de presa de unos cazadores alienígenas, empezará la lucha por la supervivencia.

Con la excepción de un médico desprestigiado, todos ellos son unos desalmados asesinos -mercenarios, yakuzas, presidiarios, miembros de escuadrones de la muerte-, “depredadores” humanos que ahora serán cazados y eliminados sistemáticamente por otra raza depredadora superior. Sólo los más fuertes y astutos podrán sobrevivir.



Si algo funciona, ¿para qué cambiarlo? Eso debió pensar Robert Rodríguez cuando allá por el 94 le encomendaron la escritura de un guión para continuar la saga de Depredador. El director y guionista mexicano afrontó la petición buscando repetir las claves del éxito del film original (del cual se considera ferviente admirador). Para ello, nada mejor que mantener la misma fórmula de “grupo de mercenarios vs alienígena”, pero aportando ideas propias y aumentando el número de “depredadores” que iban a dar caza a las presas humanas.

Los cimientos de ese guión son los que, años más tarde y con un poco de reescritura, han servido para crear “Predators”.

Ejerciendo de productor y supervisor, Rodríguez ha dejado las riendas del proyecto en manos de Nimród Antal, director húngaro americano que después de Kontroll, se debut tras las cámaras, comenzó a dar sus primeros pasos en Hollywood con películas de bajo presupuesto y escasas pretensiones como “Habitación sin salida (Vacancy)” y “Blindado (Armored)” (Curiosidad: el título –original- de todas sus películas hasta la fecha lo forma una única palabra)

La cinta que nos ocupa es otra serie B en su filmografía, pero no es cualquier serie B. Es la secuela de una de las películas de ciencia-ficción y acción más emblemáticas de los 80 (y de todos los tiempos), por lo que aquí su trabajo y el de Rodríguez iba a ser observado con lupa.

Como ya he mencionado en párrafos anteriores, la fórmula inicial concebida por los hermanos Thomas se repite aquí con mayor o menor similitud y acierto. De nuevo, tenemos a un grupo de tipos duros armados para hacer frente a la amenaza. La diferencia estriba en que ya no son un comando de élite acostumbrado a trabajar juntos sino un grupo de asesinos y mercenarios habituados a combatir por su cuenta contra el enemigo. Otra diferencia -y no serán pocas-, es que no se encuentran en una jungla terrestre (aunque la fauna bien podría hacernos creer que sí…), sino en un planeta que sirve a los predators como coto de caza para soltar a sus presas, ponerlas a prueba y luego cazarlas y despedazarlas.

Por supuesto, el aumento de “cazadores” es otro factor en contra añadido, por lo que las posibilidades de supervivencia se ven reducidas considerablemente.

Con Royce a la cabeza (el personaje interpretado por Adrian Brody) y a regañadientes, este grupo de guerreros hará frente común a la amenaza en un territorio desconocido para ellos.
La presentación de personajes es rápida pero certera. De hecho, no se necesita mucho más, ya que algunos de ellos serán mera carnaza para los predators; y a los que logren sobrevivir al primer asalto ya los iremos conociendo a medida que transcurran los minutos. De todas formas, en una producción de estas características no se necesita mucho más, y con cuatro pinceladas que definan bien a nuestros protagonistas (desde sus virtudes hasta sus puntos flacos), nos basta para seguirles con atención a lo largo de la caza.


Los primeros minutos se apoyan en el misterio y el suspense que provoca la situación en sí misma; esa incertidumbre de tener a unos perfectos desconocidos en un lugar inhóspito, sin recordar siquiera cómo han sido traídos hasta allí ni cuál es el propósito de ello. Para los que ya conocemos a los “simpáticos” depredadores, el factor sorpresa es prácticamente nulo, pero aún así la narración que imprime Antal es lo suficientemente eficaz como para mantenernos alerta tanto a aficionados como a ajenos a la franquicia (aunque está lejos del pulso narrativo que tan bien imprimía McTiernan)

Al igual que los cazadores, el espectador observa al grupo para conocer a sus componentes, ve cómo se relacionan entre sí y averigua cómo manejan la desconcertante situación.

Royce es el que llevará la voz cantante y el que trazará el plan que les llevará a descubrir no sólo que se hallan en otro planeta –el menor de sus problemas- sino que han sido capturados como divertimento, como presas de caza de unos despiadados seres alienígenas.

A partir de ahí, lo que viene no es difícil de imaginar: la cacería en estado puro.

Las bazas con las que cuenta Antal son básicamente los hándicaps que afrontan los propios personajes, es decir, el hecho, por ejemplo, de que éstos no se conozcan y deban confiar entre sí, pudiendo ser engañados o traicionados en cualquier momento, lo que supone un aliciente para al espectador al no poder “fiarse” de ellos ni saber cómo van a reaccionar (aunque el supuesto golpe de efecto final se ve a leguas desde el principio)

Luchar en un terreno que, al contrario que sus cazadores, ellos desconocen por completo, será otra desventaja, aunque a éste no se le saca demasiado partido, ya que la selva es un elemento muy secundario, y aquí no supone una amenaza en sí misma, más allá de lo que supondría cualquier otra selva terrestre (podrían haber aprovechado para hacer del planeta un enemigo más).

Pero quizás lo peor para ellos y lo mejor para nosotros sea el aumento de cazadores y la aparición, por vez primera, de sus “perros de caza”, unos bicharracos con muy malas pulgas –y tan o más feos que los propios predators-, que amplían un poco más la mitología del universo predator (además de otro detalle que más adelante se nos desvelará)

El guión es tan esquemático y sencillo como pudiera serlo el de “Depredador”, y a su vez, tan efectivo y acorde con sus pretensiones como aquél. Esta es una película de acción, y por ello, ésta es la que prima la mayor parte del tiempo. Vale decir que, además de bien rodada (Antal sabe muy bien dónde colocar y cómo mover la cámara), está correctamente dosificada a lo largo del metraje, consiguiéndose, además, que los “tiempos muertos” se digieran con facilidad y contribuyan a ensamblar y fortalecer la beneficiosa sencillez de la trama (apuntes sobre el carácter y el pasado los personajes o el proceder de los depredadores, etc.)

La violencia que ostenta no es muy desmesurada y la mayor parte de las amputaciones afectan a los predators, pero aún así, humanos y alienígenas sangran, y eso siempre es de agradecer en un film de estas características.

Hay que apuntar también que los efectos especiales están conseguidos y que el uso del ordenador está limitado a casos muy puntuales. Se recurre a él tan sólo cuando es realmente necesario (como en la original), dejando que el maquillaje, las caracterizaciones y los trucajes tradicionales hagan la mayor parte del trabajo. Esto le otorga cierto regustillo a producción de los 80-90, notándose así la acertada mano de Rodríguez como productor.

Del reparto tampoco se pueden sacar pegas. Todos cumplen con su papel, lo cual tampoco es difícil viendo que físicamente dan el pego. Incluso Alice Braga, que viendo algunas de sus últimas películas (Soy Leyenda o la bizarra Repo Man), parece que no le hace ascos al cine de acción. Obviamente, hay personajes/actores que nos gustaría verlos más tiempo en pantalla (a uno en particular, se le podría haber sacado mucho más provecho) y puede que su presencia nos sepa a poco (no diré nombres para no caer en el spoiler), pero hay que conformarse con lo que hay y agradecer que tengan su pequeño momento de gloria.

También es cierto que, al principio, todos recelamos de Adrien Brody, ya que con su físico y su filmografía no nos cuadraba mucho su fichaje. Sin embargo, el primer tráiler despejó un poco nuestras dudas (o al menos las mías), y hay que decir que el actor convence gracias sobre todo al personaje que le han escrito. A fin de cuentas, la intención no era la de emular al Dutch de Schwarzenegger – cosa, por otra parte, imposible- sino crear a otro tipo de personaje, más del tipo antihéroe, para evitar así las odiosas comparaciones. Eso no quita que acabe también recurriendo al estado más primitivo del ser humano para hacer frente a la bestia parda que es el predator. De hecho, el desenlace es muy del estilo del original, como casi toda la película. Y es que Predators bien podría pasar por un homenaje en toda regla de la de McTiernan. No sólo por repetir la fórmula de aquella sino también por la cantidad de guiños que nos ofrece y que van desde el armatoste de ametralladora (una mini gatling) que lleva el ruso hasta la referencia directa al suceso de la primera entrega contado por uno de los personajes, pasando por el Yakuza que emula el cara a cara de Billy (el indio de la primera) o la genial canción ”Long Tall Sally” de Little Richard que suena en los créditos finales y que, recordemos, sonaba mientras Dutch y su equipo viajaban en helicóptero hacia la selva.

No podemos negar que si esta secuela funciona, es gracias a todos esos elementos, además del buen oficio delante y detrás de la cámara.

La secuela de Antal se situaría entre la primera y la segunda entrega (anclada ésta en una especie de futuro cercano), si bien no es necesario haber visto a su predecesora para ponerse al día, ya que la información necesaria nos viene dada en la propia película, amén de empezar siguiendo la misma pauta de no mostrar al bicho hasta bien entrados en materia.

Se respetan, además, todas las características básicas del Predator (visión térmica, imitación de sonidos, camuflaje invisible, etc.) y se aporta alguna de nueva, que nunca está más.

“Predators” es, por tanto, una digna y satisfactoria secuela de la saga y una monster movie francamente disfrutable. Es el mejor regreso que podría tener el depredador a la gran pantalla, y viendo cómo dejan claramente la puerta abierta a la secuela, ¿quién no se apuntaría a otra? Un servidor lo tiene claro: rotundamente sí (y quizás, con un poco de suerte, en la cuarta veamos el planeta Predator en todo su esplendor, aunque eso ya lo veo un poco difícil, a menos que aumenten considerablemente el presupuesto)


Lo mejor: el regustillo a película de los 80-90.

Lo peor: que a fin de cuentas, sea una especie de "copia" de la original.



Valoración personal: Correcta-Buena

viernes, agosto 20, 2010

“Salt” (2010) - Phillip Noyce

crítica Salt 2010 Phillip Noyce Angelina Jolie
Primero empezó llamándose Edwin A. Salt, con Phillip Noyce en la silla de director y Tom Cruise como estrella protagonista. Luego pasó a titularse simplemente “Salt” cuando el actor se bajó del carro y hubo que encontrarle sustituto; o mejor dicho, sustituta. Y es que la siempre cotizada Angelina Jolie se hacía con el papel principal en este thriller de espías, por lo que el nombre del protagonista pasaba de ser un hombre (Edwin) a una mujer (Evelyn), obligando así a su guionista, Kurt Wimmer, a reescribir el guión para hacer encajar este cambio de sexo en la historia.

Lo que iba a ser un vehículo para lucimiento exclusivo de Cruise pasó a ser exactamente lo mismo para Jolie, algo que ya queda bastante claro tan sólo con ver el cartel que luce la película, siendo la actriz el principal y único reclamo de ésta.

En cierto modo, quizás esta sustitución haya beneficiado la taquilla del film, o al menos en lo que se refiere a la doméstica, ya que por estas fechas lleva recaudados 96 millones de dólares, 22 millones más de lo que ha hecho, por ejemplo, “Noche y Día” de Cruise, llevando esta última un mes más en cartelera. Claro que aún siendo ambas películas de acción y espías, también son dos propuestas distintas, por lo que habría que tener en cuenta otros factores, como el tono o el público al que van dirigidas para saber si realmente el cambio ha sido o no clave en su recaudación. Por otro lado, habría que añadir la propia calidad de la película, ya que hasta el momento “Salt” ha contado tanto con el favor del público como con el de la crítica.

Y a fin de cuentas, esto es lo que a nosotros nos interesa: la calidad del producto y no lo que éste recaude, aunque viendo lo que ha costado (unos demasiado abultados 110 millones, que en gran parte se deberán al caché de Jolie, porque para lo que se ve, no lucen tanto), seguramente el estudio se preocupe más de lo otro.


Evelyn Salt (Jolie) es una agente de la CIA que juró servicio y lealtad a su país. Ahora, dicha lealtad se verá puesta a prueba cuando un desertor la acuse de ser una espía rusa. Antes de acabar en una sala de interrogatorio, Salt decidirá darse a la fuga.

Utilizando todo lo que ha aprendido en sus años de experiencia como agente encubierto, tratará de evitar ser capturada y buscará probar su inocencia ante el FBI y su propia agencia. Sin embargo, su comportamiento aún sembrará mayores dudas acerca de su verdadera identidad.


La pregunta sigue en el aire: “¿Quién es Salt?”.



Pues Salt es una espía que se pasará gran parte de la película huyendo del FBI y de la CIA, a la vez que tratará de resolver ella solita el entuerto en el que le ha metido el presunto desertor.

La película es un “non stop” desde el momento en que se descubre que Salt podría ser una espía rusa. A partir de ahí, el ritmo es intenso y trepidante, sin dejar apenas respiro al espectador.


La presentación de los personajes es rapidita, por lo que enseguida se entra en el meollo de la cuestión. Justo después de revelarse la posible identidad oculta de la protagonista, es cuando empieza una carrera a contrarreloj en la que no sólo peligrará su vida sino también la de altos cargos políticos.

Como guionista, Kurt Wimmer es capaz de lo mejor (El secreto de Thomas Crown, Equilibrium) y de lo peor (Esfera, Ultravioleta). En general, se decanta por los thrillers, y aunque de buenas a primeras sus premisas suelen ser apetecibles, siempre hay algún momento en que la cosa se le va un poco de las manos. A menudo, suele ser la inverosimilitud con la que lleva a cabo la resolución final. Y aquí, desde luego, no es la excepción, aunque entraría dentro de los límites aceptables (no cómo en Un ciudadano ejemplar, cuyo desenlace manda al garete una película de venganzas de lo más disfrutable)

Aún así, la trama está más o menos bien construida y se aguanta la mayor parte del tiempo sin ponerle demasiadas pegas. Además, el ritmo es frenético y la acción constante, con lo tampoco hay mucho tiempo para relejarse y darle al coco, y menos con unos ajustados 100 minutos, duración que a un producto de estas características le sienta de perlas.

Existe el siempre agradecido –y mayormente fallido- intento de jugar un poco al despiste sobre la verdadera identidad e intenciones de la protagonista, pero está claro que visto un thriller, vistos todos, y uno sabe perfectamente el papel que va a desempeñar Jolie. Por ello, casi cualquier intento de sorprender al espectador con algún giro de guión o golpe de efecto termina cayendo en saco roto, aunque se las apañe suficientemente bien para que al menos resulten complacientes.

Las pretensiones de darle algo de profundidad a Salt y a su relación con su marido se quedan en el mero intento, ya que en ese aspecto es una película bastante hueca. Lo importante es ver como la protagonista se las apaña para poner en jaque al FBI y a la CIA, y comprobar que más que una espía, es una superespía a la que no se le resiste ningún obstáculo.


Angelina Jolie tiene sobrada experiencia en este tipo de papeles, así que no le cuesta mucho ponerse en la piel de la protagonista. Está bastante habituada a poner cara de perdonavidas y a empuñar un arma, aunque con esa acusada delgadez de la que hace gala, algunas piruetas se me antojan excesivas (los saltitos por la autopista… )

La actriz está bien acompañada por Liev Schreiber y Chiwetel Ejiofor, quienes interpretan a sus perseguidores y que se limitan a cumplir como secundarios de turno, ya que el peso de la cinta recae básicamente en ella.

Phillip Noyce (que ya trabajó con Jolie en la correcta “El coleccionista de huesos”) es un director bastante irregular, pero también es un tipo con bastante oficio si el guión acompaña, y su forma de rodar a la vieja escuela es lo que le da un cierto toque a thriller de los 90. Además, las escenas de acción están resueltas eficazmente y sin demasiados aspavientos, y tirando más de dobles que de ordenador, lo cual siempre aporta algo de credibilidad –por muy fantasmona que sea la secuencia- a lo que uno ve en pantalla.

Como ya he sugerido anteriormente, el mayor achaque que le podemos hacer a la película es el final, dado que algunos detalles resultan un tanto inverosímiles o pillados por los pelos SPOILER --- la máscara a lo Misión Imposible, que en la saga de Ethan Hunt el tono fantasioso y el hecho de recurrir a los propios actores ayudaba a dar el pego, mientras que aquí es bastante risible y no cuela; los saltitos que Salt se pega en el ascensor; el argumento que justifica el “cambio” de bando de Winter/Schreiber o lo poco convincente que resulta que el agente de la CIA deje marchar a Salt para llevar a cabo su personal venganza, y dar así paso a una futurible secuela --- FIN SPOILER
De todas formas, son pequeñeces para un film de carácter claramente palomitero. Un thriller de acción sumamente entretenido y bien ejecutado, aunque a veces ralle lo imposible o recuerde a otros (como El Fugitivo, La sombra de la sospecha o la mismísima saga Bourne)


Lo mejor: que es muy entretenida.

Lo peor: el tramo final roza lo inverosímil.


Valoración personal: Correcta

sábado, agosto 14, 2010

“Killers” (2010) - Robert Luketic

crítica Killers 2010 Robert Luketic
Después de “Exposados”, “Noche loca” y la reciente “Noche y día”, “Killers” es la última película que faltaba para llenar el cupo de comedias románticas de acción que se han estrenado este año.
De todas ellas, ésta es la que tiene a la pareja protagonista más joven, pero en vista de su taquilla actual, no parece que eso sea mucho reclamo para el público.

Jen es una técnica informática que llega de vacaciones a Niza acompañada de sus padres con la idea de recuperarse de una dolorosa ruptura sentimental. Spencer es un superagente secreto que llega a la ciudad francesa para llevar a cabo una misión. Ambos se hospedan en el mismo hotel, y cuando coinciden en el ascensor, surge entre ellos el amor a primera vista (el torso desnudo de él habrá influido lo suyo)

Spencer, harto ya de su trabajo, decide sentar cabeza junto a Jen, así que tras unas románticas vacaciones, acaban casándose.


Tres años después, la pareja disfruta de un idílico matrimonio… hasta que el pasado de él surge de forma tan imprevista como molesta. Al parecer, alguien ha puesto precio a su cabeza.


A Spencer no le quedará más remedio que sincerarse con Jen e intentar averiguar quién le desea ver muerto y porqué. Por si el hecho de hacer frente a un grupo de asesinos no fuera suficiente, el ex agente deberá preocuparse también de salvar su matrimonio.



El director Robert Luketic prosigue con la comedia romántica, género al que más atención le ha dedicado a lo largo de su carrera. Debutó primero con la exitosa “Una rubia muy legal”, y otras tantas le siguieron hasta llegar a “La cruda realidad”, su película más taquillera hasta la fecha (205 millones de dólares de recaudación por tan sólo 38 de presupuesto)

El interesante thriller “21 Black Jack” (su trabajo más decente) ha quedado ya como un mero espejismo dentro de su filmografía.

Precisamente, por lo poco que invierte en sus películas y lo mucho o bastante que, en comparación, suele recaudar, los productores debieron pensar que sería el director ideal para una nueva comedia, pero añadiendo esta vez unos toques de acción, algo que sin duda permitiría ampliar el rango de público al que va dirigida. Pero parece que el tiro –nunca mejor dicho- les ha salido por la culata…


Luketic vuelve a tener bajo sus órdenes a Katherine Heigl, actriz que ha vivido una resurrección profesional gracias a la serie “Anatomía de Grey”, lo que le ha permitido volver a la gran pantalla y ser considerada como la nueva “novia de América” (título que han ostentado actrices como Julia Roberts, Sandra Bullock o Meg Ryan)

Como pareja, nadie mejor que otra cara guapa y joven de Hollywood, Ashton Kutcher, otro al que le van las comedias.

Ambos encabezan el reparto de “Killers” en los papeles de Jen y Spencer, respectivamente. Físicamente dan el pego, pero no se puede decir que haya mucha química entre ellos.

Heigl se esfuerza tanto en no perder la compostura, no despeinarse y estar sexy en cada plano, como en caer simpática al espectador. Lo cierto es que a la actriz se le da bien la comedia, por lo que su actuación es convincente, aunque de vez en cuando haya momentos en los que nos saque de quicio con sus chillidos y su autoritarismo (si bien he de admitir que su presencia es más soportable de lo que pensaba en un principio, a juzgar por el trailer)

Kutcher, que resuelve con fortuna las escenas de acción, es un cero a la izquierda al lado de ella. El actor se muestra bastante apático la mayor parte del tiempo, y no parece creerse demasiado su personaje (aunque con lo que le han escrito, tampoco me extraña)

En films como “El Efecto Mariposa” o “The Guardian” lo he visto más acertado que aquí (incluso haciendo de lerdo en “Colega, ¿Dónde está mi coche?” o en la serie ”Aquellos maravillosos 70”)

De todas formas, la trama urdida por Bob DeRosa y Ted Griffin tampoco es que sea gran cosa, con lo que un actor mejor hubiera servido de poco.


“Killers” es una especie de mala copia de “Mentiras Arriesgdas” mezclada con un poquito de “Sr&Sra Smith”. No le llega ni a la suela de los zapatos a la de Cameron, pero quizás para algunos se haga más digerible que el espantoso vehículo para lucimiento de “brangelina”, lo cual tampoco es decir mucho.

Los primeros minutos ya nos indican por donde van a ir los tiros. Tiene algunos momentos dignos de postal romantico-pastelosa (aquellos en que la parejita empieza a conocerse), pero dentro de lo que cabe, tampoco son una mala carta de presentación para el que asiste a la sala sabiendo a lo que va.

Luego la película se desmadra un poco y se va volviendo más boba a medida que transcurren los minutos, saliendo asesinos hasta de debajo de las piedras para acabar con Spencer (aunque eso más o menos está justificado)

No le vamos a negar que tiene algún que otro momento lúcido y hasta simpático (la escena del supermercado), pero en general no ofrece nada que no hayamos visto antes y mejor. Luketic tampoco está muy acostumbrado a las escenas de acción, y eso se nota, por lo que no hay ninguna que sea realmente destacable. Un par de persecuciones (a coche y a pie) sin demasiado interés y unos cuantos tiroteos en la misma línea. Lo mejor son un par de enfrentamientos cara a cara entre Spencer y sus verdugos, que están bastante bien coreografiados.

Eso y algunas discusiones de pareja con cierta chispa hacen más distraída la cinta. Ahora bien, el intento de rematar la trama con un giro final sorpresa es de lo más lamentable y no se lo deben creer ni los propios guionistas.

Tom Selleck y Catherine O'Hara también andan por ahí como los veteranos secundarios. Cuentan con un papel más bien reducido, aunque tienen su gracia (sobre todo O'Hara como la madre alcohólica de Jen)

Por lo demás, “Killers” es una pobre y tontorrona comedia de acción y romance que está muy por debajo de sus semejantes, aunque aburrir no aburre.

Recomendada exclusivamente a los fans de Heigl y de Kutcher.


Lo mejor: que uno no se aburre.

Lo peor: Ashton Kutcher.


Valoración personal: Regular

viernes, agosto 06, 2010

“Origen (Inception)” (2010) – Christopher Nolan

Origen Inception 2010 Christopher Nolan
Tras asombrar a propios y extraños con “El Caballero Oscuro”, y posicionarse ésta como una de las películas más taquilleras de todos los tiempos, Christopher Nolan decidió aparcar la saga del superhéroe de DC para embarcarse en un proyecto más personal, aunque de igual o incluso mayor envergadura.

Lo poco que sabíamos de este nuevo film es que estaría basado en una historia y guión propios, y que se enmarcaría en el género de la ciencia-ficción. Luego llegaría la frase descriptiva que nos dejaría a todos descolocados: la historia iba a tener lugar en el "interior de la arquitectura de la mente". A saber qué diablos quería decirnos Nolan con eso…

Poco a poco, y a golpe de fichajes, la película fue cobrando un mayor interés, hasta que por fin llegó el primer teaser. Un avance breve pero impactante que dejó a muchos con la boca abierta.

Ya han pasado meses de eso, y en este tiempo hemos visto el tráiler y nos ha quedado mucho más claro el argumento. Lo último que nos quedaba era comprobar si la calidad de la cinta estaría a la altura de las expectativas.


Dom Cobb (Leonardo DiCaprio) es el mejor del mundo en el arte de la extracción, es decir, en apropiarse de los secretos del subconsciente justo en el momento en que la mente de la víctima es más vulnerable: durante el sueño.

Su habilidad le convierte en un hombre muy codiciado en el mundo del espionaje corporativo, pero también le ha causado problemas que le han convertido en un fugitivo internacional.

Gracias a la oferta de un inesperado nuevo cliente, Cobb tendrá la oportunidad de redimirse y recuperar la vida que una vez perdió y que tanto anhela. Esta vez, no obstante, la tarea a desempeñar será mucho más complicada, ya que no consiste en sustraer una idea del subconsciente sino en implantarla; lo que suele llamarse como “origen”.

Para conseguir su propósito, Cobb reunirá a un eficiente equipo de colaboradores y urdirá un complejo plan con el que introducirse en la mente de su futura víctima.


Si la tarea de Cobb es difícil, la mía no es lo menos a la hora de hablaros de esta película sin revelaros más datos de los que necesitéis saber.

Por lo pronto, conviene decir que “Origen” tiene una trama compleja pero no complicada, es decir, que con un poco de atención es fácilmente comprensible, aunque luego en su tramo final vaya enmarañándose sobremanera.

Los propios personajes se encargan de explicarnos cómo funciona el mundo de los sueños y cuál será su tarea en él a la hora de realizar la “inception” que da título al film (lo que para nosotros es origen)

Ya en los primeros minutos nos adentramos de lleno en la historia, lo que puede ser un tanto confuso debido a lo poco o nada que sabemos de la trama. Obviamente, aquí se juega con el factor sorpresa, introduciendo al espectador en la acción nada más empezar, pero sin revelarle los detalles de la misma hasta que el suceso de presentación llega a su fin.

Luego de esto llega el encargo de “origen”, lo que llevará al protagonista a reclutar al equipo necesario para llevar a cabo la difícil tarea de introducir una idea en el subconsciente de su víctima. Una idea que debe incrustarse en su cabeza como si fuera propia y que eso le lleve a actuar como ellos deseen.


Lo cierto es que las comparaciones que se han establecido entre la película de Nolan y Matrix no son gratuitas, pero tampoco son exactas. De hecho, recuerda también a Dark City (más que nada porque la película de los Wachowski se “inspiró” en la obra magna de Proyas), La Celda o incluso la reciente Shutter Island, también con DiCaprio (especialmente en el tramo final y en lo que respecta al personaje de Cobb).

Pero estas comparaciones son algo inevitable teniendo en cuenta que se toca el mismo género y una temática similar; y que al fin y al cabo, el cine se nutre del cine, y actualmente es prácticamente imposible encontrar una película 100% original. Así que pese a todo, Origen tiene su propio sello, su propia personalidad y sus propias reglas, y en una época plagada de remakes, secuelas y refritos, nadie debería cuestionarle el adjetivo “original”.

Precisamente esas reglas que Nolan establece sobre el mundo de los sueños son lo que dan más juego a la trama (el desfase temporal/horario entre el sueño y la realidad, la modificación del espacio, las autodefensas de las víctimas, la forma de despertarse o caer en estado comatoso, etc.). Además, no tira de demasiada parafernalia para impactar al espectador y los efectos especiales son un apoyo a la historia y no un fin en sí mismos. A eso unamos una forma de rodar elegante y contemplativa en la que las escenas de acción –muy al estilo Michael Mann y quizás demasiado moviditas- son un mero trámite para desencadenar otros sucesos que hacen avanzar el relato, y un reparto de lo más competente, y ya tenemos ante nosotros a una de las mejores propuestas del año.

Esto no significa que estemos ante una película perfecta, pero sí muy recomendable.

Uno de los puntales de la misma es su personaje principal, que nos guía a través del mundo de los sueños atormentado por un oscuro pasado y condenado a dudar constantemente de lo que es real y de lo que no lo es (atención al detalle de los tótems, algo que será crucial durante y al final de la historia)

DiCaprio vuelve a demostrar aquí que es uno de los mejores actores, sino el mejor, de su generación. Una sólida interpretación que reafirma su calidad como intérprete, y el por qué los más grandes de Hollywood (Scorsese, Scott, Spielberg…) quieren tenerlo en sus películas.

El actor sobresale entre el resto de sus compañeros tanto por su trabajo como por el elaborado rol que le ha tocado llevar a cabo. Y es que si bien el resto de actores y actrices están también a la altura de las circunstancias, sus personajes son algo más superficiales o están mucho menos desarrollados (no sabemos nada de sus vidas, de sus motivaciones…) De hecho, en el plano actoral, los únicos que pueden permitirse mayor lucimiento son Marion Cotillard (que está excelente), Cillian Murphy y, a ratos, Ellen Page. El resto, aunque imprescindibles, no son más que meros peones en la partida orquestada por Nolan (el papel de Tom Berenger es un regalo para el actor –al igual que lo fue el de Rutger Hauer en Batman Begins- y la presencia de Michael Caine es meramente anecdótica)


La narración es pausada, que no es lo mismo que lenta o pesada, pero quizás el excesivo metraje (dos horas hubieran bastado) provoque algún que otro bajón en el ritmo de la película. Aún así, el tiempo transcurrido no parece tanto, y si uno se sumerge completamente en la trama, el entretenimiento está asegurado.

Quizás algún tramo, como el final, se perciba un tanto alargado (esos 10 segundos para que la furgoneta termine en el río se hacen un poco eternos, aunque el montaje entre los sueños es espléndido), pero por lo demás, Nolan mide bastante bien el tempo de las secuencias y, como ya he comentado anteriormente, tampoco tiene intención en recrearse en la espectacularidad de los momentos más efectistas y digitalizados (y muy bien digitalizados, que conste en acta), sino en darle un carácter algo más épico una historia que perfectamente podría prescindir de acción y aún así seguiría siendo igual de adictiva.

También cuenta con algún que otro toque de humor –las puyas entre los personajes de Gordon-Levitt y Hardy, por ejemplo- que alivia un poco la tensión imperante.

Con todo, tan sólo resta decir que “Origen” es un notable, intenso e hipnótico thriller de ciencia-ficción en el que Nolan confirma nuevamente que el cine comercial puede ser también inteligente. Un especie de regreso a sus orígenes (Memento), pero con casi 20 veces más de presupuesto (aunque la historia/guión es lo que sigue importando y estando por encima de todo lo demás)

P.D.: El plano final es de lo más puñetero y Nolan lo sabe. Lo dejaré para los comentarios, pero ya advierto que no es tanto lo que se ve sino lo que no se ve pero sí se intuye. Ahí lo dejo.


Lo mejor: el guión; que sea una película comercial pero inteligente.

Lo peor: el excesivo metraje; que sea una rara avis en el pobre panorama cinematográfico actual.


Valoración personal: Buena