jueves, junio 26, 2008

"The Bank Job", robando la caja de Pandora


The Bank Job” (aún sin fecha de estreno en España, para variar) es un film basado -o mejor dicho, inspirado- en hechos reales acontecidos en 1971 acerca de un famoso robo en el Loyd´s Bank de Londres. Dicho robo fue perpetrado por un grupo de ladronzuelos que jamás fueron capturados y cuyo botín de unos 3 millones de libras (más oro y joyas) tampoco fue recuperado.
Algunas teorías apuntan a que la agencia de espionaje británica MI5 presionó a la policía y a los medios para que zanjaran el asunto y evitar así un posible escándalo relacionado con unas comprometedoras fotos de un miembro real que se encontraban guardadas en el banco.

Esas fotos comprometedoras fueron en su momento posesión de un mafioso llamado Michael X (una suerte entre Malcom X y Robin Hood pero en versión macarra) que las usaba para chantajear al gobierno y así poder librarse de la cárcel. Por supuesto, la MI5 no estaba dispuesta a dejar que se saliera con la suya y por ello decidieron actuar poniendo en práctica un arriesgado y secreto plan para hacerse con las dichosas fotos sin levantar la menor de las sospechas.

The Bank Job” pretende mostrarnos lo que realmente ocurrió aquellos días, contándonos cómo se realizó el robo y cuáles fueron sus posteriores consecuencias. Por supuesto, todo se basa en conjeturas y meras especulaciones, ya que aún sigue siendo un misterio el cómo se planeó el robo del botín más grande de la historia de Inglaterra y el cómo pudieron salir impunes sus responsables.

A cargo de la dirección tenemos al irregular y poco fiable Roger Donaldson, que cuando está inspirado hace películas como “Trece días” o “La prueba”, ambas bastante decentes en mi opinión, pero cuando no lo está se casca mediocres productos como “La huida” (innecesario e insultante remake del film del grandioso Peckinpah) o “Arenas blancas”.
A término medio, encontramos también en su filmografía otros títulos a los cuáles podriamos considerar de meramente entretenidos, como su debut “Motín a bordo” o la película que nos ocupa. Y es que a fin de cuentas, este “The Bank Job” no deja de ser un film de “robo a un banco” al uso, de fácil digestión y poco más.


La historia nos presenta a los elegidos para cometer el atraco, entre los que destaca el líder del grupo Terry Leather (Jason Statham), que aquejado por las deudas, decide reunir a sus amigos y compinches de siempre para realizar un robo que a priori parece no poner demasiadas complicaciones.
La tentación viene ofrecida por una vieja amiga y antigua amante, Martine Love (Saffron Burrows), que le asegura tener información privilegiada que les permitiría realizar el saqueo sin hacer saltar las alarmas.

Disponiendo del equipo adecuado para perforar un túnel que les lleve hasta el interior de la caja fuerte, planeando meticulosamente el plan de fuga y contando con la participación y lealtad de cada uno de sus colaboradores, Terry decide llevar a cabo el robo que saldará sus deudas para siempre. Desgraciadamente, tras este plan se esconde otro mucho más serio y peligroso, ya que ellos no son mas que los títeres elegidos por el MI5 para conseguir las fotos que Michael X tiene en su poder.
Y la cosa no queda aquí, ya que además un proxeneta de la ciudad que también guarda un importante material en una de las cajas fuertes del banco, se verá involucrado en todo el embrollo.

Este robo a tres/cuatro bandas pondrá en jaque a Terry y sus amigos, y la única manera de salvar el pellejo o de no acabar en la cárcel será siendo más listo que sus instigadores. Y es que lo último que esperaban nuestros protagonistas es que el robo fuera la parte más sencilla de su estudiado plan.

A lo largo de la película somos testigos de cómo todo lo que acontece al posterior atraco se va complicando más y más. Los giros en la trama dan sustancia a la historia y eso ayuda a entreternos durante las casi dos horas que dura todo. En ese tiempo vemos a Terry en serios apuros debido a los daños colaterales que está ocasionando lo que en un principio iba a ser el chollo de su vida. Tanto él como sus amigos estarán en un peligro constante, siendo acechados tanto por los agentes de MI5 como por los mafioso, queriendo ambos algo que está en su posesión y de lo que no tenían constancia hasta que las cosas empezaron a ponerse feas.


La dirección de Donaldson es bastante discreta aunque solvente. Podemos lamentar que los momentos donde debiera palparse la tensión -los cara a cara con los malos, los momentos en que pueden ser descubiertos robando el banco, etc-, ésta brille por su ausencia, dado que el director es incapaz de imprimirle intensidad a una historia que convence al espectador básicamente por la labor de sus guionistas.

La trama en sí misma engancha porque siempre están ocurriendo cosas que la hacen avanzar, aunque por momentos pueda parecer algo confusa o algunos cabos no queden del todo atados.
Los personajes, estereotipados hasta la médula, son fichas que cumplen su función en el tablero de juego. Podemos olernos fácilmente quiénes serán los perjudicados y quienes los beneficiados, guardando pocas sorpresas para el final.

El reparto principal es en mayor medida un tanto pobre, estando Jason Statham tan inexpresivo como siempre en un papel que requería la presencia de un actor con más aptitudes que las que él posee. Una lástima, porque viendo el irregular y a ratos mediocre currículum que se está labrando el actor, ésta hubiese sido una buena oportunidad para lucirse más allá de su etiqueta de “nuevo action-man” (que esa sí, debo decir la cumple a la perfección)

Tampoco ayuda que su partenaire sea la insulsa Safrron Burrows, que lo único que puede aportar a su personaje es un bonito físico y nada más.
Del resto no hay mucho que decir ya que aparecen en pantalla sin destacar demasiado, siendo los villanos de turno lo más mejorable de la misma, ya que rozan casi todos la caricaturización.


Por lo demás, una película entretenida que podría haber sido mejor con un reparto y un director más entregados a la causa. Los mejores momentos son más flojos de lo deseado, pero la historia discurre a buen ritmo y con interés.

Es mejor que ver a los sofisticados chulopiscinas de Danny Ocean luciendo trajes de Armani mientras desbalijan casinos, pero está a años luz de, por ejemplo, la última de Sidney Lumet o las comerciales pero condenadamente efectivas “Plan Oculto”, “Heist, el último golpe” o “The Italian Job” (precisamente esta última tenía entre sus filas a Statham)


Lo mejor: que la historia vaya más allá del simple robo.

La peor: una dirección a la que le falta vigor y unas interpretaciones muy mejorables.


Valoración personal: Correcta

jueves, junio 19, 2008

"El Increible Hulk", la masa aplasta de nuevo

Cinco años después del amado y odiado - a partes desiguales- “Hulk” de Ang Lee, nos llega una “nueva versión/secuela” con equipo técnico y reparto nuevos. Poco tienen que ver la una con la otra salvo por -a grandes rasgos- los conflictos que rodean al personaje principal.

Teniendo ya fresca en la memoria la anterior adaptación, en este caso el guionista se ha ahorrado preámbulos innecesarios para poder atajar al film desde el punto que interesa, es decir, desde el momento en que nuestro protagonista, Bruce Banner (Edward Norton), alejado ya de su tierra y de sus seres queridos, busca un remedio para su “enfermedad”.
El cómo se convirtió en la enorme masa verdosa y el cómo llegó a esta situación de aislamiento, se explican mediante flashbacks en los créditos inciales, informando así al espectador no erudito del “nacimiento” del personaje.

Hechas las presentaciones, el film arranca mostrándonos a Bruce en su obligada nueva vida, trabajando en una fábrica como un ciudadano normal y corriente e intentado pasar desapercibido. En la intimidad, Bruce practica el autocontrol de su ira para no transformarse en Hulk, mientras que intenta por todos los medios encontrar algún antídoto que contrarrestre por completo la radiación que hace que se convierta en un monstruo.

Para avanzar en las investigaciones necesitará la información del proyecto causante de “su Mr. Hyde” y por ello se verá obligado a volver a EE.UU. Una vez allí se reencontrará con las personas de su pasado, desde viejos enemigos como el General Ross (William Hurt) hasta su único y gran amor, Betty Ross (Liv Tyler), pasando por un nuevo villano, el agente de la KGB Emil Blonsky (Tim Roth), el encargado de capturarlo.

A partir de este momento las cosas se le irán complicando a Bruce, ya que el ruin General Ross está dispuesto a todo para atraparlo sin importarle que la vida de su hija (Betty Ross) corra peligro.


Louis Leterrier, director de este “The Indredible Hulk”, tiene en su currículum películas de acción como la saga Transporter o Danny The Dog, lo que le da cierta ventaja a la hora de filmar las trepidantes secuencias de acción que aquí se dan cita. No obstante y por suerte, el guión firmado por Zack Penn (X-Men 3: La decisión final) da suficiente endereza al film como para que este se sustente no sólo en la acción sino también en una acertada historia dónde los personajes y sus conflictivas relaciones aportan su granito de arena. De esta manera, la cosa no se queda en un simple y vacío producto lleno de fuegos de artificio.
Podríamos decir que se ha encontrado el idóneo equilibrio entre acción y profundidad, algo que no consiguió el Hulk de Lee, que se quedó corto en lo primero y se pasó de largo en lo segundo (almenos a gusto de muchos, entre los que me incluyo).


Nuestro Bruce Banner vive un continuo infierno desde su accidente con los rayos gamma. Si no controla su ira, su Alter Ego hace acto de presencia y el caos se desata. Esto hace que los militares le persigan constantemente, sobretodo el General Ross, que quiere experimentar con él para hacer de su maldición una nueva arma para el ejército. A eso hay que añadirle la imposible relación que mantiene con Betty, un amor verdadero que encuentra en Hulk un obstáculo insalvable (algo así como King Kong y Ann Darrow)

Todos estos problemas se reflejan a la perfección en la película, de modo que además de disfrutar de los mamporros que suelta Hulk, disfrutamos también de una historia con miga en la que los personajes (la pareja protagonista, básicamente) tienen algo que hacer y decir.

Esta vez además tenemos acción por un tubo de principio a fín, dosificada a lo largo del metraje y terminando en unos 20 minutos espectaculares, donde los dos monstruos del film -Hulk y Abominación- se dan de ostias a base bien. Nadie podrá quejarse de que este enfrentamineto sea breve (como la pasó a la, pese a eso, estupenda Iron Man) o que no sea satisfactorio, ya que el cara a cara entre los dos arrasa con todo lo que se les pone por delante (vehículos, edificios...).

Además, técnicamente esta bastante lograda, disipando los temores propiciados por los primerizos trailers. A este Hulk, un tono de verde más oscuro, un pelo más estilizado, un rostro menos bruto (dentro de lo que cabe, claro), y una musculatura hipervitaminada, le dan un realismo superior al más o menos aceptable monigote verde usado por Ang Lee. Su movibilidad y expresiones faciales mejoran notablemente, aunque no lleguen a ser pefectos (a veces da la sensación que es como de goma). Este Hulk también habla, poco, pero habla, al igual que también lo hace Abominación.


En cuanto al reparto, tenemos al siempre impecable Edward Norton como Bruce Banner, mejorando los antecedentes (a Eric Bana lo encontré bastante sosillo) y a Liv Tyler como Betty Ross, cuyas comparaciones con la maravillosa Jennifer Connolly son odiosas. No es que Tyler lo haga mal, todo lo contrario, pero Connolly es mucha Connolly. De todas formas, la química entre Norton y Tyler funciona, lo cual ya es un gran punto a favor.

William Hurt como el General Ross cumple de sobras con su papel, ya que tampoco se le exige más de lo que ya dió Sam Elliot en la anterior versión. Si bien hay que decir que nunca llega a inspirar la gran maldad que sí transmite Tim Roth como el agente Emil Blonsky. Y es que el sr. Roth ya tiene una eficiente experiencia como villano (Matar a un rey, Rob Roy, El Mosquetero, El Planeta de los Simios) y aquí otra vez se torna más incordioso que un grano el trasero (con perdón de la expresión)

Como no podía ser de otra forma en una película de la factoría Marvel, tenemos los habituales cameos que siempre dan una pequeña alegría a los más comiqueros. Aparece Stan Lee, el creador del personaje, y también Lou Ferrigno, el popular Hulk televisivo. Dos escenas bastante simpáticas a modo de guiño.

Pero además hace aparición Tony Stark/Robert Downey Jr. al final de la película, de forma que se conectan ambas películas de sendos personajes (El Increible Hulk e Iron Man), consiguiendo así una coherencia argumental que sirva como procedente para una futura adaptación de “Los Vengadores” (sabia estrategia, pienso yo)


En definitiva, estamos, en mi opinión, ante un nuevo logro de la Marvel, llevando a cabo (por segunda vez, eso sí) una adaptación de uno de sus personajes más famosos, concebida para intentar satisfacer a todos (ya veremos si lo logra...), tanto a los que salieron decepcionados con la versión de Ang Lee como a los que consideran aquella una excelente película.

Parece que la Marvel ha encontrado por fín la fórmula idónea para sus adaptaciones comiqueras. La cosa pasa por contratar a un reparto de primera linea y a un director con sentido del espectáculo y sin aires de grandeza. Un guión sencillo pero eficaz que equilibre la acción con la historia, profundizando lo justo en la psique de los personajes y aportando toques de humor sin caer en la parodia o el ridículo (sobre esto último, mejor me ahorro citar ejemplos de lo que no hay que hacer) Unos efectos especiales competentes hacen el resto.
Que “El increíble Hulk” esté un peldaño por encima o por debajo de Iron Man que lo juzgue cada uno por su cuenta, pero de lo que no hay duda es que éste es el Hulk que muchos queríamos ver.

Dos horas de satisfactorio entretenimiento, con espectaculares escenas de acción, humor y guiños simpáticos (al tanto con la escena de los pantalones), un reparto convincente, un villano a la altura del héroe, un trasfondo romántico para nada empalagoso y un guión sencilllito pero eficaz.
Si acaso de lo único que peca es de ser un tanto apresurada a la hora de contar ciertas cosas de la historia (ventaja y desventaja a la vez) y de dejar muy en segundo plano algún que otro personaje, como por ejemplo el Dr. Samson o incluso el General Ross.

Por cierto, la escena vista en el trailer en la que Samson y Banner comparten plano no aparece en el film, por lo que supongo será parte de esos supuestos 70 minutos de metraje eliminados del montaje final (que muy seguramente sí serán incluidos en el dvd). Y no hay escena tras los créditos finales (ni falta que hace) así que no es necesario que hagais esperar sentados a vuestro/s acompañante/s, que por lo general tienen más prisa que tú en abandonar la sala (o eso me suele ocurrir a mí)


Lo mejor: el equilibiro entre acción y parte dramática; las espectaculares secuencias de acción; el nuevo aspecto de Hulk.

Lo peor: algunos personajes quedan en un segundísimo plano; que el recuerdo del Hulk de Ang Lee espante a los espectadores potenciales de esta nueva versión.

Valoración personal: Buena

miércoles, junio 11, 2008

"El incidente", un ataque justificado


The Happening” supone el regreso del peculiar M. Night Shyamalan a nuestras pantallas tras la injustamente vapuleada "La joven del agua" -eso es lo que ocurre cuando un engañoso trailer hace que el público vaya a ver una fábula fantástica pensando que será una película de terror-, que si de algo pecaba era de ser un poco ingenua (cuéntale tú a tus vecinos que una ninfa vive en tu casa y a los 20 minutos tendrás a los del manicomio picando a tu puerta)

Teniendo en cuenta el batacazo de aquel film, es lógico que esta vez el director haya procurado abarcar a un público más amplio y no tan minoritario como con algunos de los anteriores títulos de su filmografía (véase “El protegido”, ideal para los fans de los superhéroes). Y es que otro fracaso en taquilla le supondría la inmediata desconfianza de los productores. Eso, en un director/autor como él (y no un vulgar mercenario de la industria), puede ser un gran problema cara al futuro.


“El incidente” empieza de una forma brutal y sobrecogedora. Directa al grano y sin concesiones. En pocos minutos somos testigos de las extrañas y terroríficas muertes que se están sucediendo en la ciudad de Nueva York. Nadie sabe muy bien qué es lo que ocurre ni por qué ocurre, pero hay algo en el aire que está afectando al comportamiento de la gente. Y si ese “algo” te alcanza, ya puedes darte por muerto.

Ante tal amenaza, se decide proceder a la evacuación de la ciudad. Pero pronto empiezan a darse más y más casos de repentinos y colectivos suicidios en otras ciudades del noreste del país. El pánico y la histeria cunde entre los ciudadanos cuando se dan cuenta que cada vez es más dificil encontrar un lugar seguro. Vayan donde vayan la amenaza les persigue y parece que no hay escapatoria.

¿Qué es lo que está sucediendo? ¿se trata de un nuevo atentado terrorista? ¿acaso el gobierno estadounidense está implicado? ¿es posible que un desconocido virus esté asolando el país?

La respuesta no tardará en llegar...


Las películas que tratan un mal global, tanto a nivel mundial como nacional o estatal, suelen tener un implicación especial por parte del espectador. La amenaza la sentimos mucho más cercana y directa, independientemente de que estemos hablando de una catástrofe, una invasión (sea alienígena o terrorista) o un puñado de zombies. Al fin y al cabo, dentro de lo remota que pueda ser una posibilidad u otra, siempre se da la circunstancia de que los protagonistas suelen ser personas como nosotros, con las que de una forma u otra nos podemos sentir identificados perfectamente. Eso es algo esencial para que haya empatía con los personajes y el motivo más poderoso para que una película de estas características nos afecte -más o menos- emocionalmente.

Teniendo en cuenta esto, Shyamalan retrata a sus supervivientes y sus reacciones ante “el ataque” dependiendo de su rol a desempeñar en la historia. A veces incluso resulta inevitable caer en los estereotipos (el héroe, el ingenuo, el loco, el opitimista, el pesimista, el cobarde, etc.)


Hay momentos realmente perturbadores en los que Shyamalan demuestra una gran maestría con la cámara, encontrando siempre el ángulo preciso, la mirada más reveladora o el tempo más adecuado. Aquí mantiene además el ritmo pausado que le caracteriza, el cual sirve para crear un ambiente desconcertante y por momentos hasta malsano. Por contra, también hay que advertir ciertos altibajos en la narración, habiendo tramos del film que necesitan de mayor energía y frenetismo del que el director les otorga.

En cambio, lo que si supone un punto a su favor son algunos toques de humor que aligerezan notoriamente la desazón de los protagonistas (y también del público)

También resulta cuanto menos curioso que alguien tan comedido como él en cuanto a mostrar la violencia se refiere, haya optado esta vez, no sabemos si por imposición o por iniciativa propia, por ser mucho más explícito que en otras ocasiones, llegando incluso a ofrecernos imágenes bastante gores. Eso sí, no dejan de ser momentos muy puntuales, algunos de ellos ya mostrados en los redband trailers que circulan por la red. Aunque considero que son mucho más escalofriantes y efectivos aquellos momentos en los que Shyamalan optar por sugerir o insinuar antes que por mostrar.

La sombra del 11-S también está presente en el primer tramo del film, momento en que el desconcierto de la población se suma a los temores del pasado. Pero para no ser demasiado efusivo en ese tema, pronto el origen de la amenaza se encamina hacia otros derroteros, de forma que la incertidumbre inicial en vez de disminuir lo que haga es augmentar de forma considerable. Y es que no hay nada peor que el temor a lo desconocido, más si parece ser invisible...


En cuanto al reparto, poco hay que decir aparte de que todos están bastante correctos en sus papeles, desde la siempre encantadora Zooey Deschanel hasta los mayormente menospreciados Mark Wahlberg y (el versátil) John Leguizamo. Todos cumplen en mayor o menor medida, además de que esta vez el director se limita únicamente a las labores de dirección y guión, lo cual es de agradecer.
Probablemente con un actor principal con más registros la cosa hubiera funcionado mejor, pero tampoco desmerece la actuación de Walhberg (a mi gusto, vaya). A quienes no les guste, seguramente esta película no les hará cambiar de opinión respecto al citado actor.

En resumidas cuentas y para no enrollarme demasiado y evitar contar más de lo debido, podemos decir que tenemos delante al Shyamalan más comercial que se haya visto hasta el momento, sin que ello suponga algo negativo (más bien todo lo contrario).
Hay momentos realmente inquietantes y angustiosos, donde la intriga y el drama se dan de la mano sin chirriar. Desgraciadamente, da la sensación que Shyamalan no ha explotado del todo las posibilidades que la historia ofrece. No termina de ser una película contundente, aunque se eleva por encima de la media.

Los fans del director seguramente saldrán satisfechos de la sala. Algo tan probable como que sus detractores sigan defenestrándolo sin compasión.

En cuanto al resto de los mortales...vaya uno a saber. Aventurarse a lanzar predicciones es siempre arriesgado, más cuando la diversidad de gustos ha demostrado en más de una ocasión que es imposible saber si la película triunfará o fracasará, o si será aplaudida o lapidada.

Mejor juzgad vosotros mismos. Si quereis saber cuál es esa mortal amenaza que tiene atemorizados a Walhberg, Deschanel y compañía, ya sabeis dónde teneis que ir... directos al cine más cercano!


Lo mejor: los primeros 10-15 minutos; la sensación de amenaza permamente.

Lo peor: va perdiendo fuerza a medida que avanza.


Valoración personal: Correcta

martes, junio 03, 2008

"Doomsday: el día del juicio" emulando a Carpenter

En el 2002 Neil Marshall debutaba con la simpática “Dog Soldiers”, otra vuelta de tuerca al subgénero licántropo y película con la que el director ya apuntaba maneras. Tres años más tarde llegó “The Descent”, una brutal y claustrofóbica cinta de terror survival mediante la cual Marshall se mostraba como un nombre a tener en cuenta dentro del género fantástico.

Niguna de las películas citadas alcanzaba la cifra de 10 millones de dólares de presupuesto, y aunque su última película ronde los 35 millones (una nimiedad comparada con los blockbusters hollywoodienses), se puede decir que Marshall sigue afincado muy convenientemente dentro del cine de bajo presupuesto (o serie B).

En “Doomsday” se nos cuenta la historia de un mortífero virus bautizado como “Reaper” que está devastando la población del Reino Unido. En cuestión de días la pandemia ha recorrido casi todo el país y son millones las personas afectadas, especialmente en Escocia, foco del virus.
Como medida para contener su avance, el gobierno declara un estado de cuarentena que consiste en construir enormes murallas alrededor de Escocia y levantar controles por carreteras, puertos, etc., de modo que el país quede aislado y nadie pueda entrar ni salir de él. Así es como empieza lo que podriamos llamar el “sálvese quien pueda”.

Veinticinco años después, cuando el virus parecía haber desaparecido, éste brota de nuevo en un Londres superpoblado e incapaz de contener la amenaza. La única posibilidad que tiene el gobierno es mandar a un equipo de especialistas fuera de las murallas para encontrar el antídoto que presumiblemente desarrolló el Dr. Kane hace ya más de dos décadas. Al frente de dicho equipo estará la oficial Eden Sinclair (Rhona Mitra), cuyo obetivo, además de encontrar a Kane o el antídoto (lo que llegue primero), será intentar que todos vuelvan sanos y salvos de tan peligrosa misión.


Algo que ya quedaba pantente en el trailer y que se confirma tras el visionado de la película, son sus similitudes con otras cintas de futuros apocalípticos. Lejos de disimularlo, Marshall lo que ha pretendido es ofrecer un claro homenaje a aquellas películas setenteras y ochenteras en las que el mundo se ha convertido en un lugar decante y bárbaro dónde impera la ley del más fuerte.

Para ello no ha dudado en hacer un popurrí de films tan emblemáticos como “1997: Rescate en Nueva York” de John Carpenter o “Mad Max” de George Miller, aderezado todo con una pizca de “28 semanas días/semanas después. Así, por un lado tenemos el protagonista a modo de antihéroe -en este caso, antiheroína-, la misión de vida o muerte con intereses humanitarios y políticos de por medio, ciudades devastadas y repletas de restos humanos, y violentas tribus urbanas surgidas tras el declive.


El inicio del film, enfocado en la evacuación de las ciudades, recuerda sobremanera a la reciente “Soy leyenda”, mientras que el resto casi podría considerarse una revisión moderna (y con “infectados”) del film de John Carpenter. Sin ir más lejos, un personaje del equipo de Sinclair se apellida como el citado director. A eso hay que añadirle una premisa argumental muy similar y una protagonista que comparte rasgos en común con el gran Serpiente Plissken (parche incluído, aunque sólo sea por unos minutos). Incluso tenemos un combate a vida o muerte de la prota contra un guerrero y que sirve de entretenimiento para las masas; algo que ya ocurría en el film de Carpenter, sólo que allí Plissken peleaba en un cuadrilátero de boxeo mientras que aquí Sinclair lo hace en algo más parecido al Coliseo romano (aunque en un ambiente medievo)

La búsqueda del antídoto se complica cuando aparece en escena un grupo de supervivientes del virus y que ahora pululan por la “zona caliente” armados hasta los dientes, atabiados como si fueran punks postmodernos (he aquí la referencia a la trilogía de Miller) y gastando muy malas pulgas. Por supuesto, nuestra protagonista les hará frente sin pestañear, lo que proporcionará al espectador unas cuantas dosis de acción a base de violentas y sangrientas peleas, y persecuciones de lo más trepidantes y jugosas.

Podriamos decir que una de las virtudes de esta película, y en mayor medida, de la filmografía de Marshall, es el explícito tratamiento de la violencia y de la sangre, rehuyendo así de la dañina y cada vez más habitual costumbre de suavizar (o censurar, como gusteis) todas las películas comerciales bajo el amparo de la calificación PG13 (osease, sacar más pasta abordando a todos los públicos)
Aquí se nos muestran decapitaciones, amputaciones y ejecuciones en todo su “esplendor” y con todo lo que eso conlleva, es decir, salpicaduras de sangre que harán las delicias del aficionado al gore y que supondrán la inmediata desaprovación del público más sensible y/o puritano. Si bien hay que decir que en determinados momentos el director también es capaz de recurrir a la elipsis con idénticos y eficaces resultados.


Desgraciamente, el punto débil (y a veces a favor) de la película es precisamente esa clara referencia a las películas anteriormente señaladas.
Esta claro que Marshall cuenta con la comicidad del espectador (en mi caso eso no supone un inconveniente) pero el problema es que a lo largo de la película sentimos una permanente sensación de déjà vu que se acentúa aún más por la poca originalidad de la historia y por el intento de mezclar demasiadas películas en una.

Por ejemplo, hacia la mitad de la película, el ambiente postapocalíptico deudor de Mad Max se transforma en algo retro-medieval, recordándonos -y no para bien- a la casposa “Beowulf” (la de Christopher Lambert), producción en la que precisamente actuaba Rhona Mitra.
Este tramo resulta bastante chocante y desentona enormemente con el resto. Y es que lo suyo hubiera sido decantarse por un estilo y ambientación en particular y no querer mezclar tantas elementos en un film cuya trama no permite mucha variedad.

Pese a ese desafortunado inciso, la historia sigue por su cauce, de nuevo emulando la saga de George Miller con una espectacular y emocionante persecución automovilística que supone ya el tramo final de la película y también uno de los platos fuertes de la misma. Es aquí donde el director vuelve a demostrar un perfecto dominio de la cámara, buscando ángulos imposibles y coreografiando una persecución bestial en todos los sentidos (aunque también es cierto que puede llegar a marear)

Sobre las interpretaciones no hay mucho que decir. Rhona Mitra cumple como dura heroína, papel que es más físico que interpretativo. Recuerda a la Sarah Connor/Linda Hamilton de “Terminator 2”, siguiendo también un poco la estela dejada por otras estoicas féminas como la Alice/Milla Jovovich de “Resident Evil”.

Los rostros más conocidos del reparto son Malcolm McDowell y Bob Hoskins, cuya interpretación es de esas de puro tramite para cobrar el cheque, es decir, se limitan a aparecer unos minutos en escena de forma eficiente y poco más. Desde luego ninguno de los dos será recordado por estos personajes.

El resto está meramente correcto y tan sólo destaca por encima de todos un adecuadamente histriónico Craig Conway, el punkie zumbado que persigue a Sinclair la mayor parte del metraje.


En definitiva, una película de acción para pasar el rato sin comerse mucho el tarro, con multitud de referencias a otras películas, unas dosis de gore y acción en cantidades industriales.

Eso sí, todo realizado a la antigua usanza y sin apenas utilizar el ordenador (sólo en casos puntuales). Vamos, que aquí lo que explota lo hace de verdad y los especialistas se ganan el sueldo a base de bien. Y en estos tiempos que corren, donde lo digital impera por encima de lo artesanal, se agradece que alguien marque la diferencia, aunque eso suponga menos espectadores en la sala. A fin de cuentas, ese aire a serie b que destila la película nos encadila tan sólo a unos pocos, y precisamente es a estos pocos a quien va dirigida esta producción futurista de modestas pretensiones.

De Marshall quizás podríamos haber esperado/exigido más, pero de seguro que de haber sido otro el que llevara a cabo esta gamberrada, el resultado se hubiese convertido en un despropósito intragable.


Lo mejor: los homenajes; las escenas de acción y la ambientación.

Lo peor: la sensación de déjà vu.


Valoración personal: Correcta

miércoles, mayo 21, 2008

"Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal", vuelve Indy y el buen cine de aventuras

Son 27 los años que han trascurrido tras la primera aparición del aventurero Indiana Jones en nuestras pantallas de cine, y casi 20 desde que lo hizo por última vez con la tercera entrega de la saga. Parece que fue ayer cuando Indy se liaba a mamporros con unas nazis o una secta sangrienta, cuando saltaba sobre tanques y camiones en marcha o hacia volar aviones; o cuando derribaba puentes o era perseguido por una bola de piedra gigante.

Qué tiempos aquellos!! Y que grandes satisfacciones nos dieron esas fabulosas películas (y otras tantas de la década)
El trío Lucas, Spielberg y Ford nos convencía una y otra vez que ellos eran los reyes del cine de aventuras moderno y nadie se lo podía discutir. Una sabia mezcla de humor, acción y romanticismo nos ofrecía un entretenimiento 100% disfrutable.

Y cuando ya creíamos que la puesta de sol con la que se alejaban Indy y cía en la tercera entrega suponía el fin de un ciclo, ahora nos llega una cuarta parte que nos recuerda que al Dr. Jones aún le quedan unas cuantas aventuras que vivir.

Si esta “Indiana Jones and the Kingdom of the Crystal Skull” es innecesaria o no, poco importa ya, porque aquí está y somos muchos los que la hemos recibido con los brazos abiertos.
Puede que llegue con 10 de años de retraso o puede que nisiquiera la desearamos tanto como sus creadores la necesitan, pero lo que está claro es que ha sido concebida con todo el cariño del mundo hacia el personaje y sus incondicionales fans. Eso no quita que las nuevas generaciones puedan disfrutarla, pero es de calle que serán los primeros (incluyéndose un servidor entre ellos) quienes disfrutaran de cada guiño, de cada referencia a anteriores películas y viejos personajes. Y es que si hay algo que no puede evitar esta tercera secuela es derrochar nostalgia por los cuatro costados, y eso, sin quererlo, ya nos tiene ganados a (casi) todos.


Estamos en 1957, en plena Guerra Fría. Los tiempos han cambiado y las inquietudes y los miedos de la sociedad también. Ahora los jóvenes bailan rock and roll, visten chupas de cuero y desafian las leyes de la gravedad con sus tupés.
Las dos potencias vencedoras de la Segunda Guerra Mundial, EE.UU. y URSS, se espían mutuamente y desarrollan nuevos artefactos con los que protegerse el uno del otro (o mejor dicho, destruirse)
En esta época de cambios, el Dr. Henry Jones es un perro viejo con decenas de hazañas a sus espaldas y con amigos y seres queridos a los que ha dejado atrás o a los que el tiempo se ha llevado a un lugar, queremos creer, mejor.
Pero hay costumbres que no cambian nunca, y para nuestro Indy aún es temprano para colgar la fedora y guardar el látigo en el baúl de los recuerdos. Un nuevo reto le hará embarcarse en otra de esas arriesgadas y emocionantes misiones a través del mundo, descifrando enigmas y desenterrando antiguos tesoros.

El joven rebelde Mutt Williams (Shia LaBeouf) acude al Dr. Jones para que le ayude a encontrar al Profesor Oxley (John Hurt), un viejo amigo de éste y como un padre para el primero después de que el suyo muriera en la guerra. Sus únicas pistas son una carta del profesor dirigida a Indy (con clave secreta incluida) y una antigua leyenda acerca de la Calavera de Cristal de Akator, un objeto legendario tras el que iba Oxley.
Indy y Mutt se dirigirán a Perú en busca de la mítica ciudad de oro, lugar del que supuestamente procede la citada Calavera. Una vez allí descubrirán que no son los únicos que la buscan, ya que tras ella irá también una unidad militar soviética capitaneada por la fría y letal Irina Spalko (Cate Blanchett) con la que nuestro héroe ya había tenido un encuentro previo.

De nuevo, habrá que hacer frente a fantásticas leyendas y a temibles villanos para hacerse con la preciada reliquía. Demostrando, obstáculo tras obstáculo, que a nuestro Indiana Jones aún le quedan fuerzas y agallas para enfrentarse a todo lo que se le eche encima.


Admito cierto recelo antes de la proyección del film, pero cualquier duda que pudiera albergar ante este inusitado regreso ha quedado disipada tras las dos horas y diez minutos de diversión y espectáculo que he tenido el gustoso placer de contemplar.

Que nadie se lleve las manos a al cabeza porque este sigue siendo nuestro Indy de siempre. Más canoso y con más arrugas (y experiencia), pero con los mismos defectos y virtudes de las anteriores entregas. Ni su socarronería ni su intrepidez han decaído. Sigue blandiendo el látigo como nadie, aunque los cálculos no siempre sean exactos. Sigue asaltando tumbas, resolviendo acertijos y zurrando a los villanos de turno sin titubear, por mucha caña que le den.

Ni que decir que Harrison Ford vuelve a encarnar a nuestro aventurero como si no hubieran pasado los años y demostrando que él y nadie más puede ser Indy. Su carisma y presencia podrán ser imitados pero jamás ser competencia. Nadie puede hacerle sombra a todo un icono de la historia del cine ni al actor que le ha dado vida a lo largo de cuatro películas.

A esta nueva aventura se le unen nuevos compañeros de viaje. Uno de ellos es George “Mac” McHale (Ray Winstone), un viejo compatriota y amigo de Indy; y el otro es Mutt Williams, que representa la jovialidad, la impericia, el cambio o revolución...¿el relevo?

Shia/Mutt funciona como el perfecto contrapunto entre maestro y aprendiz. La experiencia de uno contrasta con el ímpetu del otro. Saben que se necesitan el uno al otro y aunque a priori parezcan dos personas muy distintas entre sí, pronto descubrirán que comparten el mismo espíritu de aventura esencial para hacer frente a los acontecimientos que se les presentan.

Además de los nuevas caras tenemos otra ya conocida, como la osada Marion Ravenwood (Karen Allen), un antiguo amor de nuestro héroe y la fémina que más hondo ha calado en él.
Su regreso es vital para la historia, por no decir que es el motivo principal de la razón de ser de esta secuela. Sin ella, esta sería una secuela más, y es por ello que su presencia significa un paso más allá en la vida de Indy.


En el contexto en el que se desarrolla todo era dificil imaginar un nuevo macguffin desencadenante de la historia que no fuera el tema de los extraterrestres, seres recurrentes y muy de moda en la década de los cinquenta, algo que quedó bien reflejado el cine de ciencia-ficción de aquellos años.
Es por ello que el argumento elegido, aunque al principio resulte un poco chocante con las temáticas de las anteriores entregas, supone un original y fresco aliciente para desarrollar nuevas peripecias a las que deba hacer frente Indy.
Puede que a algunos esta idea les siga descolocando, pero ya digo que no se convierte en ningún momento en un estorbo, dado que no es más que la enésima excusa para que el prota se calce otra vez la chaqueta, el sombrero y el látigo.

Y como no podía ser de otra manera, en esta ingenua década los villanos de turno son los soviéticos. Al frente, el personaje que encarna Cate Blanchett.
Irina Spalko no se detendrá ante nada para conseguir sus objetivos, y eso incluye el secuestro, el asesinato, la traición, las trampas, etc. Quizás lo único que se le puede objetar a este nuevo villano es el tono un tanto caricaturesco que tiene. No sabemos si intencionado o no. Aún así, dejará huella como antagonista.

Por lo demás, esta cuarta parte nos ofrece lo mismo que sus predecesoras, aunque más “a lo grande”. Y es que Spielberg y Lucas no han desaprovechado la oportunidad que les brindan las nuevas tecnologías de hacer algo más espectacular (e incluso aparatoso).
Si no fuera por ciertos momentos puntuales donde los efectos digitales son los reyes de la función, uno apenas encontraría diferencias entre una entrega y otra, salvo claro, la edad de Indy.
Quizás se han “flipado” un poco en algunas secuencias, pero eso ya es algo habitual en el cine de hoy en día. O lo tomas o lo dejas, y yo ya me he resignado (o acostumbrado, que suena mejor)

Así que alejad vuestros temores y suprimid vuestras dudas porque en “Indiana Jones y el reino de la calavera” no hay lugar para el aburrimiento. Es cine de evasión en estado puro. Los guiños os sacarán una sonrisa, os reireis con los diálogos entre los personajes, las trepidantes secuencias de acción os harán vibrar, los momentos nostálgicos os emocionarán, y Marion y Indy os volverán a robar el corazón. Ese corazón cinéfilo que late con más fuerza cuando gozamos de verdad en el cine.

Un bajón en la saga? Para nada. No es más que otra excelente película de aventuras. Otra más de nuestro aventurero/arqueólogo/profesor favorito: Indiana Jones. ¿Un desenlace un tanto conservador? ¿Demasiada pantalla verde? ¿Una trama estrambotica? ¿Quizás un tanto light en lo que a violencia se refiere? ¿Alguna que otra fantasmada? Sí a todas esas preguntas. Pero son minucias que no empañan este maravilloso espectáculo, entretenido de cabo a rabo y sumamente divertido.

Funciona como una más de la saga, pero si hay que comparar, para mí está en el podium de las mejores. Pero eso ya va a gustos, porque ni tan siquiera somos capaces de ponernos de acuerdo en cuál es nuestra favorita (la mía, la tercera)

Así que entrad en la sala, sentaros en una butaca y preparaos para retroceder en el tiempo y disfrutar como enanos, porque Indiana Jones ha vuelto!


Lo mejor:
que mantenga intactas las constantes y el espíritu de la saga.

Lo peor:
que muchos esperen de ella "la gran película de Indiana Jones" que en ningún momento pretende ser.


Valoración personal: Buena

viernes, mayo 09, 2008

"Iron Man", Marvel resucita

Con un breve currículum como director en el figuran películas familiares e infantiles (excepto su ópera prima titulada “Made”) Jon Favreau logró hacerse cargo de la dirección de Iron Man, película que adapta uno de los personajes más populares de la factoría Marvel.
Por lo general, tanto esta elección como la del actor protagonista (el estupendo Robert Downey Jr.) causaron bastante desagrado entre el colectivo fan. Pese a ello, ambos han demostrado ser los idóneos para sus respectivos roles a juzgar no sólo ya por la buena acogida del público sino también por las más que favorables opiniones de la crítica especializada.


La película se centra en la figura de Tony Stark, un multimillonario consejero delegado de Industrias Stark, compañía dedicada básicamente a la fabricación y distribución de armamento militar. Stark es un tipo despreocupado, vividor, fanfarrón y playboy. Sus objetivos principales son acumular dinero y ligoteos, demostrando ser bueno en ambos sentidos. Sin embargo, todo esto cambia cuando es capturado por un grupo de insurgentes afganos que le obligan a contruir para ellos uno de los potentes misiles que él mismo vende.

Preso y gravemente herido, Stark utiliza sus conocimientos armamentísticos para crear un dispositivo que le permita seguir vivo, y una resistente y poderosa armadura que le permita escapar de sus captores.
Una vez conseguidos estos dos propósitos, y a su regreso a EE.UU., Stark adopta una nueva aptitud frente a las armas, decidiendo terminar con la fabricación de éstas y dirigir su empresa hacia otros ideales más honrados. Esta decisión causará ciertos problemas a Stark y en el centro de todos ellos estará Obadiah Stane -ejecutivo de Industrias Stark-, antes su mano derecha y ahora su principal enemigo.

Stark se pondrá manos a la obra en la creación de una nueva y perfeccionada armadura. Más potente, ligera y resistente que la anterior y con la cual iniciará su personal cruzada contra los insurgentes y contra cualquier persona u organismo que suponga un peligro para la humanidad.
Nuestro engreído protagonista, reconvertido en casual y oportuno héroe (inter)nacional, contará con la ayuda de su secretaría Pepper Potts (nombre feo donde los haya) y de su mejor amigo, el militar James Rhodes.


La mayor baza del film, además de los ya imprescindibles efectos especiales en este tipo de producciones, es sin lugar a dudas Robert Downey Jr. encarnando al principal protagonista, Tony Stark. El papel le viene como anillo al dedo y Downey cumple de sobras.
Siempre ha sido un notable actor pero los altibajos en su carrera, propiciados por una vida personal cargada de excesos, han hecho ganarse la antipatía del público y el habitual desprecio de la crítica, que por lo general tienden a menospreciarlo.
Con esta película, y pese a tratarse simplemente de un producto comercial destinado a hacer taquilla, Downey ha conseguido callar unas cuantas bocas, rebosando carisma y saber estar. A mi juicio es, junto a Hugh Jackman y su Lobezno, una de los mejores encarnaciones de un personaje de cómic.


El humor es otro de los puntos fuertes del film, sacándole partido a la personalidad de Stark sin caer en ningún momento en la parodia o el rídiculo como sí han hecho otras adaptaciones (Spiderman o Los 4 Fantásticos), y provocando siempre una cómplice sonrisa al espectador.

La historia es bastante simple y similar a la de otros superhéroes. Sin embargo, Favreau utiliza esa simpleza para fabricar una película de sencilla estructura y con un ritmo exento de altibajos.
Nos presenta al personaje y los motivos que le hacen cambiar de actitud. Seguimos paso a paso el proceso de fabricación de la famosa armadura y como intenta adaptarse a ella, mientras que nos cuenta a pinceladas las relaciones que mantiene tanto con su secretaria como con su amigo Rhodes.

Estos factores hacen que la trama se desarrolle con rapidez, dando al público lo que espera de este tipo de películas: un buen entretenimiento. Y se puede afirmar con seguridad que lo consigue. Sus dos horas se pasan volando e incluso diría que se hacen cortas.

Favreau evita la tendencia de algunos films en profundizar en exceso en la psique del héroe, lo que quizás hubiese convertido su visionado en algo tedioso o simplemente aburrido (véase Hulk).
Sin abandonar esa posibilidad, se puede decir que la hace más ligera y la sabe combinar bien con las escenas de transición y de acción. Quizás el cambio de actitud de Stark se nos puede antojar precipitado o forzado, pero al fin y al cabo el director sabe que extenderse más en eso podría acabar siendo perjudicial para el ritmo de la película.

La historia contiene un poco de moralina pero sin caer en discursitos filosófico-éticos ni en los aires de grandeza de, por ejemplo, Batman Begins. De esta forma el lenguaje y el comportamiento del personaje se nos hacen más cercanos.

A todo ello ayuda también tener a un actor como Jeff Bridges encarnando al villano de turno, demostrando que se puede ser un buen villano sin caer en la sobreactuación ni el histrionismo.

Y por supuesto, los ya citados efectos especiales, que se convierten en el plato fuerte de Iron Man y sin los cuales hubiese sido muy dificil llevar a cabo dicha adaptación. Además del siempre impecable trabajo de Stan Winston en cuestiones de diseño y arte conceptual, siendo él el encargado de elaborar la fascinante armadura que luce Robert Downey Jr., y que está inspirada básicamente en los dibujos de Adi Granov.

Los puntos flojos del film vendrían a ser la poca relevancia que tiene en la historia el personaje de Terrence Howard, es decir, James Rhodes, el amiguete de Stark (seguramente se le está resevando para la secuela), y el quizás demasiado breve enfrentamiento final entre Stark y Obadiah, que a mí personalmente me sabió a poco (por no hablar de la poco creíble destreza con la Obadiah maneja su armadura sin antes haber practicado!)

Sobre Gwyneth Paltrow nada que objetar, ya que está correcta y menos sosa de lo habitual, lo cual ya es mucho.

Por lo demás, un más que decente entretenimiento que pone fin -de momento- a la mediocridad a la que nos estaban acostumbrando las producciones Marvel.
Divertida, con buenas y dosificadas escenas de acción, con un reparto solvente y unos excelentes efectos especiales.
Que más se le puede pedir? Quizás que no fuera tan simplona y profundizara, pero sin pasarse, en los personajes. Pero tampoco vamos a pedirle peras al olmo, ya que así deberían ser todas las películas de superhéroes: puro entretenimiento y dejarse de tonterías, que aquí lo que cuenta es que el público se divierta de lo lindo, indistintemente de que conozcan o no al personaje. Si bien otra virtud de Iron Man es que llega a todos los públicos y no sólo al fan, al que igualmente se le reserva algunos guiños.

Por cierto, si aún no habeis ido a verla, os sugiero que cuando lo hagais os quedeis hasta el final de los créditos, que hay escena de regalo.


Lo mejor: Robert Downey Jr.

Lo peor:
la brevedad del enfrentamiento final


Valoración personal: Buena

Pliskeen en el "Paseo de la Fama de Hollywood"


Jorge de Cine Novedades (blog de lectura obligada para un servidor) me ha otorgado el simpático galardón del "Paseo de la Fama de Hollywood" por mi humilde labor en la blogosfera.

A él debo agradecerle el premio, así que muchas gracias por tenerme en tan buena estima ;)

Por tal de seguir con esta iniciativa y sin atreverme a ser yo quien rompa la cadena, publico aquí mis blogs premiados en lo que a su indiscutible aportación cinéfila se refiere.

Cine Novedades (aunque ya hayas sido premiado, no puedo dejar de nombrarte entre mis indispensables)

El Blog de Chacal

Otros Clásicos

Totally Unrated

Películas de Culto


Los afortunados pueden recojer su premio en el siguiente enlace:


Aprovecho la ocasión también para agradecer los siempre estimables comentarios de todos aquellos que visitan diaramente este blog. Sin ellos hace tiempo que hubiera desistido en seguir con esta satisfactoria tarea.

A todos vosotros, muchísimas gracias ;)

Actualización:
Mi otro blog "Amazing Movies" ha sido premiado también con este galardón por el compi Chacal, que siguiendo la cadena, me ha incluido entre sus nominados.
Muchas gracias por el premio ;)

sábado, mayo 03, 2008

Especial: Indiana Jones en "Amazing Movies"


Como la mayoría de mis estimados y fieles lectores habituales sabrán, un servidor reparte sus escritos cinéfilos por varios blogs de cine. Entre ellos y de creación propia está "Amazing Movies", un blog dedicado al cine fantástico, de ciencia-ficción, terror, aventuras, etc.

Con motivo del estreno de la cuarta parte del arqueólogo/aventurero Indiana Jones, he decidido dedicar todo el mes de Mayo a esta magnífica saga de aventuras, con artículos especiales y reseñas de cada una de las películas que conforman la trilogía original.

Nunca está de más hacer un poco de autobombo, así que para los que aún no conozcais dicho blog, os invito a hacerlo con este especial dedicado al amigo Indy.
Podeis acceder a él a través del enlace que figura en el apartado "Pliskeen en" del menú (a vuestra derecha) o clickando directamente en el siguiente enlace:

Especial: Indiana Jones


Espero que este especial sea de vuestro agrado ;)


Saludos :)

martes, abril 29, 2008

Leatherheads (Ella es el partido), juego a tres bandas

Tres son ya las películas que tiene en su fimografía George Clooney como director. Su opera prima fue la curiosa aunque irregular “Confesiones de una mente peligrosa“, y luego le siguió la notable “Buenas noches, y buena suerte” con la que consiguió 6 nominaciones a los Oscars de aquel año 2005, incluyendo la de mejor película (aunque finalmente no logró ninguna estatuilla)

Su tercer, y por el momento, último trabajo es la película que nos ocupa y que en España se estrenará presumiblemente en junio bajo el horroroso título de “Ella es el partido”.
De las tres, ésta es sin duda la apuesta más comercial de Clooney aunque no por ello la de menor valía.

Clooney es Dodge Connolly, un encantador futbolista cuyo sueño es llevar el fútbol al mayor público posible. Cuando el patrocinador de su equipo entra en quiebra y la misma liga está a punto de sucumbir, Dodge decide convencer a una joven estrella del fútbol universitario, Carter Rutherford (John Krasinski), para que se una a su equipo, con la esperanza de que así su fama le de un nuevo empujón al deporte, que buena falta le hace.

Por otro lado, a la hábil periodista Lexie Littleton (Renée Zellweger) le han encargado la tarea de ganarse la confianza de Rutherford y desenmascarar la imagen de héroe de guerra que éste ha conseguido tras regresar del campo de batalla.


En el momento en que los tres personajes entren en contacto es cuando empezarán a surgir los conflictos entre ellos.
Connolly y Rutherford intentarán cada uno por su cuenta conquistar el corazón de la atractiva Littleton, lo que provocará alguna que otra disputa. Por si esto fuera poco, Connolly deberá aguantar además su condición de segundón dentro del equipo, dada la expectación y admiración que está causando su nuevo y famoso compañero de juego.
Littleton, por su parte, intentará resistirse a los encantos de Connolly para poder llevar a cabo su desleal tarea de encadilar al bonachón de Rutherford para que éste le confiese lo que realmente ocurrió cuando estuvo en la guerra.

Con semejante embrollo no es de extrañar que se den situaciones de todo tipo, desde peleas de lo más cazurras hasta momentos de lo más melosos, todo ello con el objetivo de hacer pasar un rato agradable al espectador, y doy fe que Clooney lo consigue. Y es que le director sabe como dirigir a su equipo y que jugadas debe llevar a cabo para que el público disfrute.

No hay nada en su juego que sea excesivamente complicado ni arriesgado. La mayoría de las situaciones uno se las ve venir e incluso el final es de lo más previsible, sin embargo eso no evita que uno esté entretenido durante todo el tiempo que dura la película. Quizás dos horas se antojen un tanto excesivas para una comedia tan sencilla como esta, pero lo cierto es que Clooney consigue hacerlas bastante ligeras gracias a que en todo momento ocurre algo que hace avanzar la trama. Ciertas situaciones donde la comicidad entre los actores es imprescindible, permiten que la historia transcurra con buen ritmo y sin decaídas.


Algo que tampoco puede fallar es la química entre los protagonistas, y en ese aspecto se puede decir que Clooney y Zellweger forman una buena pareja delante de la cámara.

Clooney encaja perfectamente en su rol de atractivo y simpático cuarentón, papel que el actor ha interpretado hasta la saciedad y que aquí repite sin problemas. Mientras, Zellweger sorprende con su personaje, una mujer de armas tomar que se debate entre el amor y su carrera profesional.
Él suele gustarme en casi todas sus películas pero reconozco que ella, por lo general, me crispa bastante. Por suerte aquí se ahorra sus habituales muecas de pánfila y deja al descubierto la actriz que de vez en cuando puede ser (en Chicago hacía también un buen trabajo)

A la citada química entre ambos se le une unos ingeniosos diálogos que le dan bastante juego a la relación que ambos mantienen en el film.

John Krasinski, más conocido por la serie The Office que por sus (pocos) papeles en cine, cumple también con su personaje, ayudado sobretodo por esa carita de no haber roto nunca un plato.

Los secundarios, otra parte indispensable del equipo que maneja Clooney, son otro punto a su favor, destacando así a Stephen Root como el amiguete de Donnolly y a Jonathan Pryce como el mezquino representante de Rutherford.


La película se desarrolla con un cierto aire clásico, recordándome mucho a esas comedias de enredo que protagonizaba la genial pareja fque formaban Rock Hudson y Doris Day allá por los 60 y que tan buenos ratos me hicieron pasar.

El humor se debate entre lo pícaro y lo payaso. El tema amoroso se toca con bastante delicadeza sin que en ningún momento hayan escenas subidas de tono ni nada por el estilo. Vamos, que está todo muy medido para que pueda contentar a todos los públicos.

A la vez que se nos cuenta un poco la historia de como a mediados de los años 20 el fútbol ascendió a deporte de masas, también atendemos a los avatares de tres personajes bien distintos entre sí; el cuarentón al que su estilo de juego le quedan los días contados en la liga profesional de fútbol; el ingenuo universitario que finge ante su estatus de héroe de guerra mientras triunfa en el deporte que le ha dado la fama; y la ambiciosa periodista que busca el ascenso a toda costa sin importarle a quien deba pisar para conseguirlo.


“Leatherheads” es, pues, una simpática comedia que se ve con agrado aunque probablemente no deje huella en el espectador. Tiene una trama simplona y sus personajes son típicos, pero la historia funciona sin demasiados alardes gracias a sus protagonistas y a sus escasas pretensiones.

Es una de esas películas que quizás se olvidan con facilidad pero por las que uno no siente haber tirado el dinero a la basura. Como comedia romántica que es, resulta de lo mejorcito que se ha hecho en mucho tiempo, algo que por lo visto es más dificil de conseguir de lo que parece.

Aunque el tema del fútbol americano y la época en la que se desarrolla la historia os puedan echar para atrás, recomiendo que le deis una oportunidad si esa semana no encontrais nada en la cartelera que os seduzca.


Lo mejor: los diálogos que mantienen Clooney y Zellweger y la química entre ambos.

Lo peor: que resulte tan previsible


Valoración personal:
Correcta

domingo, abril 20, 2008

Pliskeen en el 26º Salón Internacional del Cómic de Barcelona


Desde el 17 al 20 de Abril se ha estado celebrando en Barcelona el 26º Salón Internacional del Comic. En él, obviamente, el protagonista principal es el comic, aunque también hay lugar para el cine, el anime y los videojuegos, que año tras año se han ido consolidando dentro del salón y se han convertido ya en temas imprescindibles para el visitante en general y el aficionado en particular.

Una vez dentro del Salón cada uno tiene sus propias preferencias y como es lógico centrará su atención en aquello que más le interesa ver, tocar, fotografiar y por supuesto, comprar.

Dado que este no es un blog sobre cómic y yo tampoco me considero un erudito en la materia, centraré mi crónica en la parte de cine, que es la que bien me corresponde.

En el recinto se podían encontrar varios stands dedicados a inminentes y esperados estrenos cinematográficos, como el de la cuarta y última entrega de la saga de nuestro aventurero favorito Indiana Jones, en el que se podía echar una partidita al videojuego de la misma; la tercera -y más bien innecesaria- entrega de The Mummy, dónde uno se podía hacer una foto con un tipo disfrazado de momia o con una chica vestida con una especie kimono negro (yo elegí la segunda opción xD); o Wanted (Se Busca), la última película de acción -y un más que probable nuevo truñazo- en la filmografía de Angelina Jolie, en la que se exhibía el cochazo que conduce ésta (un Dodge Viper rojo) y dónde un actionman y un cañón de mujer simulaban un enfrentamiento, primero con pistolas y luego cuerpo a cuerpo (a lo segundo no me hubiera importado ofrecerme voluntario xD)

Marvel tenía montada una especie de sala de cine en la que se proyectaban en una pequeña pantalla los trailers en español de sus dos fuertes apuestas cinematográficas de este año: Iron Man y The Incredible Hulk.

Por su lado, Universal Pictures había reservado también un pequeño hueco para “Hellboy 2: El ejército dorado, segunda película del personaje creado por Mike Mignola y dirigida de nuevo por Guillermo Del Toro.

En referencia a este último (Del Toro), citar la fascinante exposición dedicada a DDT Efectos Especiales, la empresa española que ha colaborado estrechamente con el director mexicano en la realización de los fx y la ambientación de películas como Hellboy o El Laberinto del Fauno.
En ella se podían encontrar pues, objetos, máscaras, prótesis y demás material relacionado con los films citados (teneis algunas fotos ilustrando este post). Además una pantalla de tv proyectaba un interesantísimo making of sobre el proceso de creación del Fauno, desde las prótesis al maquillaje, pasando por el propio rodaje de las escenas. Podíamos contemplar en el reportaje la dura y larga tarea que conlleva este laborioso trabajo y también la paciencia y habilidad que debe tener el actor que se somete a dicha caracterización (en aquella ocasión, el simpático Doug Jones)

Justo al lado de esta exposición teníamos otra sobre la película De Profundis, un largometraje de animación de Miguelanxo Prado que utilizaba como base pinturas al óleo y que fue presentado en el Festival de Sitges de 2006.
En un mural se exhibían las pinturas originales de las que se partió para elaborar varias de las escenas que aparecen en el film, mientras que un monitor nos mostraba detalladamente el meticuloso proceso de realización.


El día que un servidor acudió al evento (el sábado), se organizó por la tarde una breve conferencia para charlar un poco sobre cine fantástico y de terror. En ella participaron personas tan ilustres como el gran maestro del stop-motion Ray Harryhausen, y nuestro hombre lobo patrio -entre otros personajes- Paul Naschy, dos veteranos del género a un lado y al otro del charco. También estaban allí David Martí, creador y director de DDT Efectos Especiales, y el escritor Pedro L. López como moderador de la charla.

Se trataron temas como la evolución del género y de los propios efectos especiales, y en relación a esto último apareció el habitual debate: efectos digitales vs efectos artesanales.
David Martí de DDT admitía que suelen estar más solicitados en materia de efectos digitales que no en animatronics y demás, pero que gracias a su padrino -así lo llamó él- Guillermo Del Toro han trabajado mucho en ese campo más tradicional de los fx y esperan seguir dedicándose a ello siempre que su amigo Del Toro -u otros directores- requieran de sus servicios.
También comentó que él prefería los efectos de antes, ya que lo que uno ve está ahí, es tangible e interactua con el actor/actriz. Puso como ejemplo el maestro Yoda de La Guerra de las Galaxias, del que prefería mil veces antes el visto en las viejas películas que el que hacía increíbles piruetas en la nueva saga (y un servidor está completamente de acuerdo con él)

De vez en cuando había turno de preguntas para los asistentes, y un servidor, ni corto ni perezoso, decidió lanzar las suyas.
Mi primera cuestión fue para el Maestro Harryhausen, y es que tenía curiosidad por conocer de primera mano que motivaciones e intenciones tuvo a la hora de llevar a cabo un proyecto tan arriesgado como “Furia de Titanes” justo en un momento en que el ordenador ya empezaba a suplantar las técnicas tradicionales de animación (recordemos que la película fue un inmerecido fracaso en taquilla frente a propuestas más innovadoras).
En la respuesta, Harryhausen obvió un poco el tema de los fx digitales, restándole importancia y centrándose en su experiencia como animador en stop-motion. Contó que a él le encantaba dar vida a sus criaturas y que por ejemplo no deseaba utilizar tipos enfundados en trajes de goma como en las películas japonesas de Godzilla. Lo suyo era esa técnica y prefería dedicarse enteramente a ella (no era bien bien la respuesta que yo esperaba, pero ya me conformo)

Algo más tarde lancé mi segunda cuestión (la que se me ocurrió en aquél momento) al conjunto de la mesa para preguntarles sobre la situación del género fantástico y de terror en nuestro país y sí creían que dichas películas dejarían en algún momento de ser una minoría dentro de nuestra industria -dándoles los productores el respaldo que bien merece- o si por el contrario seguirían siendo eventuales excepciones dentro de los típicos temas y géneros tratados en nuestro cine.
Dificil era la respuesta salvo que tuvieran una bola de cristal a mano, pero Paul Naschy comentó que llevaba muchos años haciendo este tipo de películas y que aún sigue en ello, y que estaba seguro que los nuevos talentos y el apoyo de los jóvenes espectadores y cinéfilos como nosotros daría un buen empuje al género.

Entre otros temas, se debatió también sobre los ya abundantes y cansinos remakes. Harryhausen no estaba muy conforme con éstos, argumentando que si una historia ya había sido antes bien contada, no había porque reincidir en ella, aunque añadió que como en todo, siempre había excepciones. Naschy fue algo más benévolo diciendo que no estaba en contra de ellos siempre y cuando no se abusase. Se podían reinterpretar las historias pero no hacer un calco de un calco de otro calco...


Después de la conferencia y tras fracasar en mi intento de conseguir una autógrafo del gran Harryhausen (¡aún maldigo ese momento!) decidí abandonar el recinto y tomar el camino de vuelta a casa.

Me llevé conmigo la grata experiencia de ser partícipe de una conferencia de cine y de ver en persona a Harryhausen -ya mayor a sus 87 años- y a Naschy (ambos demostraron además tener un gran sentido del humor, sobretodo Naschy).

Hice algunas compras pero sin dejarme llevar por el consumismo propio del momento (suelo ser cuidadoso con mis gastos), así que compré varios libros de ilustraciones (la ilustración es mi otra gran pasión y dedicación), algún que otro cómic (europeo, como casi siempre), y la joya de la corona: un libro recopilatorio sobre las sagas de Alien y Depredador, con detallada información de actores, directores, producción, guiones, etc.

Y por suspuesto, también me llevé conmigo un insoportable dolor de pies y de hombros (cargar la pesada mochila es lo que tiene). Y es que seis horas dando vueltas sin parar por toda la exposición no podían ser más agotadoras.


Y finalizo aquí esta breve crónica de mi visita al 26º Salón Internacional del Comic que he querido compartir con vosotros. En mi otro blog teneis unas cuantas fotos más del evento.

Añado también algunos enlaces por si fueran de vuestro interés.

26º Salón Internacional del Cómic de Barcelona

DDT Efectos Especiales

De Profundis