miércoles, octubre 10, 2007

“Alatriste” un triste y soporífero “corta y pega”

Si hace unos días alababa una película española, hoy voy a hacer exactamente lo contrario. Esta vez le ha tocado el turno a la otra cara de la moneda de nuestro cine español, y sin duda alguna, la que más veces se nos muestra (por desgracia).

Y es que después de haber desperdiciado casi tres horas de mi vida (y que jamás volveré a recuperar), la única venganza que me queda es despacharme a gusto con esta infumable porquería que nos quisieron endosar por película, cuando no es más que un compendio de escenas embutidas en forma de exteno y costoso trailer.

¿Porqué se me ocurriría a mí darle ahora una oportunidad, si no lo hice en su momento? Aixx... iluso de mí.


Como ya cito en el título del post, esto es un “corta y pega” sin sentido. Y es que aglutinar una saga literaria de 5 libros en una sola película es, directamente, un suicidio. Las tramas y subtramas que componen la “epopeya” del personaje principal -el Alatriste que da título al film- están metidas a la fuerza, intentando dar cabida a una multitud de personajes de los que al final poco sabemos y poco nos importan.
Las subtramas que se van colando a lo largo del film entorpecen el desarrollo del argumento principal (eso si es que alguien es capaz de encontrarlo entre tanta macedonia, o mejor dicho, potaje).

Los personajes vienen y van e incluso los que acompañan al protagonista, que no sabemos muy bien quienes son ni como se conocieron, están ahí cuando se supone que toca, y desparacen cuando intuimos que ya no es necesaria su presencia. Y es que de qué se conocen Alatriste y Quevedo? Pues ni idea, pero ahí están, compartiendo charlas y frases rimbombantes dignas de la mejor prosa castellana, pero aburridas y artificales para una película que se basa principalmente en diálagos carentes de interés. Quizás haya que leerse la obra escrita para entender algo de lo que ocurre en esta “película”, ¿pues cuales son las motivaciones de los personajes?, ¿por qué conspiran unos y se traicionan otros?

Y es que hay tantos porqués en la película, y tan aburrido es todo, que poco nos importa, más el saber cuantos minutos quedan para que termine semejante tortura.


Los años pasan y las escenas se suceden como si al montador de la película le hubieran dado un cofre con las susodichas y un orden con el que juntarlas. Escenas de 30 segundos (un hola y un adiós o tan sólo un primer plano de algo) que se intercalan con otras excesivamente largas (la de la obra de teatro, por ejemplo) y que pretenden explicarnos una historia a base de retales. Pedacitos de hechos históricos y ciertos acontecimientos que, se supone, deben guiarnos hacia un fín, pero que nunca sabemos cual es.
¿Hacia dónde se quiere llegar? ¿Porque sucede esto ahora y luego eso otro? Por qué es de día ahora, y en medio minuto ya es de noche y así repetidas veces en un tiempo récord? ¿Por qué ahora brilla el sol, ahora nieva y ahora vuelve a brillar el sol, si tan sólo han pasado 10 minutos de metraje? Parece que cada media hora que pasa nos hayan contado un libro entero zampándose más la mitad de las páginas.

No hubiese sido mejor hacer una trilogía? Sí, ya sé que no se estila mucho en nuestro país, pero desde luego habría sido mejor que esto. O mejor aún, una lujosa miniserie, que para eso si que hay mayor predisposición.
Pero no. Tenían que contarnos todas y cada una de las batallitas de golpe y porrón, saturando al espectador con demasiada información y que encima nunca queda demasiado clara. Incluso citan a pintores de la época cuando uno menos se lo espera, quizás pretendiendo darnos una innecesaria clase de historia.


Y es que se supone que “Alatriste” es una película de aventuras, y la verdad es que de eso poco hay. Las pocas batallas que se suceden están rodadas de forma torpe, sin garra, sin brio ni emoción. Yanez (el director) es incapaz de darle espectacularidad a dichas escenas.
Los duelos y peleas a espadas son repetitivos e insulsos. Un servidor ha visto coreografias de “Xena, la princesa guerrarera” muchos más atractivas y elaboradas que estas. Hasta la reciente (y funesta) “La última legión” gana por goleada en todos los sentidos a esta mediocre imitación de cine de aventuras.

En su favor tiene que no se note el cartón piedra de los decorados, lo cual ya sería el colmo. Claro que a falta de recursos, algunas veces se opta por poner una espesa neblina que envuelva al barco de turno, y así uno se ahorra filmar en exteriores (o llenar un estudio de agua, que para el caso, debe ser igual de molesto y costoso)

Pero no solo en las escenas de acción Yanes demuestra su torpeza y lo grande que le viene el proyecto. Además, la carencia de ritmo de la que hace gala la película, convierta su visionado en algo sumamente tedioso, por lo que si uno pretende contar una historia en dos horas y media, por lo menos que tenga la delicadeza de darle ritmillo al asunto, intercalando acción y escenas de diálogo con más gracia y sobretodo profundizando en los personajes, que con tantos minutos por delante, ya tiene delito no molestarse ni en hacer eso.
El único personaje que está algo más definido es Alatriste, y no porque sepamos mucho de su vida, sinó porque es el que aparece más en la película. Aprovechando que una estrella de fuera ha tenido la decencia de prestarse a tal disparate, el director no duda en sacarle cuantos más planos mejor, y a poder ser, con alguna pose molona y una mirada penetrante que dejen al espectador con ganas de que llegue el Carnaval para poder emular al héroe, ataviados con el pertinente disfraz.

Claro que peor son las supuestas relaciones amorosas que viven los personajes, y digo supuestas porque la emotividad y la química entre los actores brilla por su ausencia. Pero intentado forzar eso, Yanes se jacta metiendo más escenas que pretendan explicar y desarrollar dichas relaciones, pero que a uno se le antonjan metidas con calzador.

El personaje de Iñigo (Unax Ugalde) se encuentra un par de veces con Angélica de Alquézar (Elena Anaya), cuando ambos son unos jovenzuelos. Años más tarde se reencuentran y se aman como si esto fuera “Love Story”. Y uno se pregunta ¿cuando surge todo ese amor?
El amor de Alatriste y su amada lo damos por sabido, ya que se supone que se conocían con anterioridad, por lo que ahí Yanes ya puede pasar olímpicamente de contarnos nada, pues con un par de escenas de cama, la infidelidad de turno y la inevitable reconciliación le bastan para contarnos una historia de amor por la que no sentimos ningún tipo de empatía.
Tan dificil era hacer que algo en esta película consiguiera emocionarnos? Pues parece que sí.


En el plano actoral, debo hacer incapié en la lamentable dicción en el habla de Viggo Mortensen, lo cual dificulta y mucho el creerse al personaje. Su interpretación es forzada y solo se aguanta por su presencia física, que como es habitual llena la pantalla. Una verdadera lástima pagar a un excelente actor extranjero para hacerse pasar por español de pura cepa. No cuela ni de coña, por mucho que el amigo Mortensen se esfuerce (y no dudo que se ha esforzado)

Reprimendas también para el siempre desechable Eduardo Noriega, que ni con mostacho postizo consigue disimular su inexpresividad y falta de entonación en las frases. De cerca le sigue Unax Ugalde, cuyo rostro no cambia en toda la película, pase lo que pase.
Elena Anaya no resulta creíble en su papel, siendo incapaz de dotar al personaje de ese halo misterioso y a la vez seductor que bien se merecía. Eso sí, nos regala un desnudo gratuito que un servidor siempre sabe agradecer.
Tampoco Ariadna Gil da la profundidad que merece la amada de Alatriste.
Y lo que debería ser un imponente y cruel Inquisidor, queda convertido en una blanda y ridícula Blanca Portillo travestida que se hecha cuatro frases y poco más. Portillo es una buena actriz y debieran haberle dado otro personaje y no ese, pues yo sigo viendo a una mujer haciendo de hombre, por mal que le pese a ella.

Pero no todo es malo, pues ahí está Juan Echanove componiendo un estimable Quevedo, demostrando una vez más su veteranía y sus buenas aptitudes. También Eduard Fernandez resulta convincente, pues no se me courre mejor y fiel compañero de aventuras para el valiente Alatriste. Hasta un histriónico y un tanto exagerado Javier Cámara, logra captar la esencia de su personaje.

Por cierto, ¿qué pintaba ahí Pilar López de Ayala? ¿Otorgar notoriedad al ilustre reparto? Porque para lo que sale, bien podrían haber escogido a una actriz desconocida.
Por suerte, siempre nos quedará su Juana La loca para recordarla como se merece.


Y ya para terminar, descatar la buena labor de fotografía y vestuario, y la adecuada banda sonora del siempre eficiente Roque Baños, que si bien se le puede tachar de ser muy poco innovador, por lo menos es de los que mejor cumple con su trabajo, algo que no se puede decir del director, que para más inri, también firma el guión (suponiendo que lo hubiese)


En definitiva, una insensatez. Una película que ni es de aventuras ni es nada. Ni emociona ni entretiene, porque aburre soberamente, conviertiendo así 140 minutos en una tortura de la que solo agradezco no haber pagado ni un solo euro.
Mala hasta decir basta.
Si para innovar en nuestro cine debemos tragarnos semejante estiercol, casi prefiero que se sigan haciendo las películas de siempre (denuncia social, guerra y postguerra, comedias casposas...), que por lo menos saldrán más baratas y no lamentaremos que parte de nuestros impuestos se desperdicien en este tipo de pretenciosas burradas (24 millones!!!Agrrh!!)

Gracias a Dios que ví “El Orfanato” y el buen sabor de boca aún me dura, sino hubiera demandado a Agustín Diaz Yanes por daños y perjuicios xD


Lo mejor: el vestuario, la fotografía y en conjunto, la conseguida atmósfera.

Lo peor: Todo lo demás.

Valoración personal: Mala

miércoles, octubre 03, 2007

"El Orfanato" un mal oculto

Como todos sabreis ya, “El Orfanato” es la película elegida para representar a España en la próxima edición de los Oscars en la categoría de mejor película de habla no inglesa. Sin embargo, no será hasta Enero del próximo año cuando realmente se nos confirme como una de las candidatas para competir en dicha categoria (cruzemos los dedos)
Lo más tranquilizador, por el momento, es su más que buen recimiento en el Festival de Cannes, donde fue aplaudida efusivamente por los asistentes. Pero no será hasta finales de este mes cuando el público español pueda comprobar con sus propios ojos si tantos elogios son merecidos o se trata de pura y desmedida exaltación (no sería la primera vez).
Aquí un servidor, que ha tenido el lujo de verla en un pase de prensa (lo sé, la envidia os corroe) puede decir, desde su humilde opinión, que dicha película merece todos y cada uno de esos aplausos.

Aún sin haber visto las otras candidatas barajadas para representar a España -y con el riesgo que supone dictaminar sin conocimiento de causa- debo decir que teniendo en cuenta que una estaba ahí por dirigirla quien la dirigue (como siempre) y la otra trataba sobre el ya cansino tema de la postguerra (o guerra, tanto da), la elección de la cinta de Juan Antonio Bayona es acertadísima. Una cinta que, pese a formar parte del género de terror/thriller, se encumbra como una película realmentre escalofriante a la par que emotiva.


Pero vayamos por partes, que sino me iré por las ramas.
La sinopsis seguramente os la sepais de memoria, pero nunca esta de más hacer un breve repaso.

Laura (Belén Rueda) se traslada junto a su esposo (Fernando Cayo) e hijo pequeño (Roger Príncep) al orfanato en el que creció de niña, con la intención de hacer de él una residencia para niños discapacitados.
A su llegada, su hijo empieza a dejar volar su imaginación y le cuenta a su madre los nuevos amigos invisibles que está haciendo. Lo que Laura se toma como algo normal en un niño aburrido e ingenuo, pronto se convierte en algo mucho más inquietante.
No tardarán en sucederse extraños acontecimientos relacionados con esos “nuevos amigos”, hasta tal punto que la vida de Laura dará un vuelco totalmente inesperado. Y lo que seguirá, será mucho peor...


Dicho así, suena a la típica película de fantasmas, con lugar encantado y familia sufriendo mucho, mucho. Pues bien, no es que aporte nada nuevo al género (¿o sí?), pero sí se consigue utilizar un argumento trillado para convertirlo en un relato sumamente estremecedor.


Al inicio, el suspense está depositado con cuentagotas para, posteriormente, ir impregnándose en cada fotograma a medida que la trama avanza. De esta manera, consigue que llegados a cierta punto del film, la angustia y el desconsuelo se apoderen férreamente del espectador. Es tanta esa angustia, que yo mismo deseaba que todo acabara lo antes posible para dejar de sufrir y aclarar el misterio de una vez por todas. Y es que no hay duda que la catarsis con el espectador se produce de inmediato y sin poder uno evitarlo. Quizás también, porque parte de lo que se nos cuenta, coincide con sucesos que desgraciadamente ocurren en la vida real (no digo más, para no chafaros nada)

La cuestión es que el ritmo pausado del film (no apto para los que se aburren con facilidad) y sus saltos en el tiempo permiten que vayamos viendo cómo los personajes principales van desarrollándose y cómo van afrontando todo lo que se les echa encima. Eso, por un lado permite que entendamos (y aprobemos) todas y cada de sus acciones/reacciones; y por otra lado, logra que empaticemos con ellos, lo cual es altamente necesario para seguir con interés la película. Aquí nada de modelos de Calvin Klein con encefalograma plano corriendo y gritando, nada de litros de sangre esparcidos por la moqueta, ni charcutería del todo a 100. Aquí lo que importa es que conectemos con los protagonistas, que suframos con ellos y por ellos. Y tanto actores como director, consiguen que eso sea una realidad. Vamos, que la tensión está segurada, así que iros dejando las uñas largas para tener algo que morder ese día.


Pero todo esto no podría funcionar sin un guión sólido como el que uno se encuentra en esta película. Un guión firmado por Sergio G. Sánchez , que no deja ningún cabo sin atar y al que yo personalmente no le he encontrado fisuras de ningún tipo. Además, consigue crear una perfecta mezcla entre el terror y el drama, sin que ninguno de los dos géneros esté por encima del otro, sino más bien compenetrándose para ofrecernos una histora muy emocional con logrados momentos de puro suspense (a mi se me ha puesto la carne de gallina en algunos momentos)

Ese suspense del que os hablo no recurre en ningún momento a los efectismos baratos que tanto abusan otros títulos. La música acompaña, sin entorpecer, y apareciendo cuando toca. Los efectos sonoros no se utilizan para provocar sustos. Si hay que asustarse, que sea por lo que vemos y no porque nos revienten los tímpanos con el Dolby Surround.

La atmósfera está realmente lograda, pero Bayona tiene la delicadeza de no recrease en exceso en ella, haciéndola así partícipe del relato, al igual que el propio orfanato, que se erige como un secundario más, y no el centro de nuestras miradas.
Escenas al aire libre, planos generales, juegos de clarobscuros pero nunca sin perder la visiblidad, cuidados títulos de crédito, elegante trabajo de fotografía, total ausencia de Parkinson en el cámara (gracias a Dios)...pequeñeces que en conjunto, hacen de esta película una de las mejores muestras de terror patrio de...los últimos años? ¿la última década?

Una película que nada tiene que envidiar las producciones que se hacen al otro lado del charco
, y mucho menos de lo último que nos llega.


Mención a parte merece el reparto. Y he aquí que llegados a este punto, no debo sino quitarme el sombrero ante Belén Rueda y su logradísima interpretación. Un papelón, señores, un papelón. Sus miradas, sus gestos y su rostro consiguen trasmitirte todas sus emociones: su pena, su angustia, su furia y un largo etcéra de sentimientos que la actriz logra captar y mostrar con suma naturalidad.
Dan ganas de pegar un salto de la butaca, zambullirse en la pantalla y ayudarla, abrazarla o apoyarla en su lucha interior y contra lo desconocido.

Fernando Cayo logra también una creíble interpretación, siendo el suyo uno de los personajes más escépticos ante todo lo que acontece, aunque no por ello deba causarnos antipatía (nada más lejos de la realidad)

Hasta el pequeño Roger Príncep, consigue que no nos dé ganas de estrangularlo a las primeras de cambio, algo que a mi me pasa con casi todo los niños que salen en las películas, sobretodo si son de terror. Su actuación no se vé forzada ni desentona con el resto (algo que si ocurría con el nefasto niño prota de “El espinazo del diablo”, dirigida por Guillermo Del Toro; aquí ejerciendo de productor)

Y por último, destacar la breve aparición de Géraldine Chaplin, cuyo papel le sienta como un guante; y también la soprendente Montserrat Carulla, una actriz catalana de rostro amigable que aquí, con su caracterización e interpretación, consigue dar mal rollo.
Si acaso, el punto flojo del reparto lo encuentro en Mabel Rivera, que la percibo un poco forzada como psicóloga de la policía. Pero al fin y al cabo, un mal menor.


En resumidas cuentas, estamos ante una estupendo drama sobrenatural, cargado de acertado y sútil suspense y de sentimiento, mucho sentimiento (sin caer en la ñoñería barata y facilona). Sin ir más lejos, sus últimos 20 minutos se me antojan formidables, con un final evocador, aunque quizás no del gusto de todos los presentes.
Contadas veces hago uso de la palabra que escribiré a continuación, y mucho menos con una película española (por no decir nunca), pero debo admitir que he presenciado un PE-LI-CU-LÓN. Y eso lo escribe un tipo que no es precisamente un fiel devoto del cine español.

De todas formas, lo que al final importa es la opinión de cada uno, la que uno mismo tenga es la que verdaderamente cuenta. Así que pronto tendreis la oportunidad de juzgar vosotros mismos si la película merece o no ir a los Oscars y sí por consiguiente, se merece una dorada estatuilla (yo creo que mucho más que la, para mí, sobrevalorada “El laberinto del Fauno”)
Mi humilde y desinteresado consejo es que si podéis, no es la perdáis.

Felicidades Bayona. Chapeau!

Lo mejor: Belén Rueda; la perfecta mezcla entre drama y terror; el logrado suspense libre de efectismos.

Lo peor: Que al fin y al cabo, la base argumental sea tan trillada (lugar encantado, fantasmas, crímenes del pasado... lo de siempre)

Valoración personal: Muy buena

jueves, septiembre 20, 2007

"Disturbia" ¿problemas con el vecino?

Una de las sopresas de lo que llevamos de año en EE.UU. -en lo que a taquilla se refiere- ha sido, sin lugar a dudas, la película que nos ocupa. En sus tres primeras semanas de exhibición al gran público, consiguió mantenerse en el puesto número uno, ya fuese por sus propias virtudes, por la floja competencia de estrenos o por sus descaradas similitudes con el clásico del maestro Hitchcock “La Ventana Indiscreta”, y por consiguiente, la curiosidad de saber si se trataba de una mala copia más o no.


Pronto aterrizará en nuestras pantallas, así que podreis juzgar por vosotros mismos cual es el motivo de su inusitado éxito. Por mi parte, solamente puedo exponer mi humilde opinión, que espero sirva, por lo menos (no pretendo más), para hacerse una idea de lo que la cinta de DJ. Caruso nos ofrece, y no tanto el condicionar la predisposición del posible futuro espectador.


Lo primero que uno debe tratar de evitar a la hora de disponerse a ver la película, y posteriomente, juzgarla, son las obvias comparaciones que suscita para con la obra del rey del suspense. Primeramente porque, analizándola desde la comparativa, “Disturbia” pierde por goleada, con lo que haciendo eso, posiblemente uno ya se prive de poder disfrutarla. Y en segundo lugar, porque la película de Caruso no es tanto un remake, sino una actualización adolescente de sus fundadas bases, pasadas esta vez, por la vía fácil y puramente comercial del producto. Con ello no digo que esta película no deje ser una copia descarada de “La ventana indiscreta”, pero holga decir que tampoco pretende equipararse a ella.


En este caso, el protagonista de la película es el joven Kale (Shia LaBeouf), un adolescente normal y corriente, cuya apacible vida queda truncada tras la fatídica muerte de su padre en un accidente de tráfico. Las consecuencias instantáneas de ese hecho se hacen notar en el cambio radical de la personalidad de Kale, quien, sintiéndose en parte responsable del trágico suceso, se encierra en sí mismo, conviertiéndose en una persona más bien tímida y solitaria.


Kale, tras asestarle un puñetazo a un insensato profesor, es condenado a 3 meses de arresto domiciliario, confinado así entre las asfixiantes paredes de su casa, intentando matar el tiempo a base de videojuegos y tele por cable. Pero toda esa monótona rutina diaria cambiará con la llegada de unos nuevos vecinos al barrio, cuya atractiva hija propiciará los inicios voyeuristas de nuestro prota.


Pero no sólo la vecinita de al lado será objeto de observación, sinó también el resto de sus vecinos, entre los que se incluye el sr. Turner, cuyo extraño comportamiento inquieta a Kale, hasta el punto de sospechar que se trata de un asesino en serie buscado por la policía.


Será a partir de ahí cuando lo que empezó como un simple entretenimiento, se convierta en un adictivo juego para el que posiblemente Kale no esté preparado. Un juego que a medida que avance la trama, se volverá más peligroso. Tanto, que dejará de ser un juego para convertirse en una auténtica pesadilla.


La premisa, si bien no es nada original, por lo menos si resulta interesante. El comienzo, idílico y tópico en sus minutos iniciales, contiene ya una de las secuencias más impactantes de la película. A su vez, constituye también uno de los momentos más dramáticos de la historia. Me estoy refiriéndo, obviamente, al punto de inflexión que cambiará la vida de Kale: la muerte de su padre.


Todo lo que sigue es la adaptación de Kale en su encierro en casa: como pasa el tiempo, como empieza a espiar a sus vecinos y a conocer sus costumbres, rutinas y secretos; como empiezan a aflorar sentimientos -no sólo sexuales- hacia su vecina; y como empieza a obsesionarse con su, en apariencia, sosegado vecino, el sr. Turner.


En mayor medida, podemos considerar la mayor parte de la película como una comedieta adolescente, con las típicas obsesiones de los jovenzuelos de hoy día (haciendo mención, cuanto más mejor, sobre el patrimonio de éstos, tal como una Xbox, I-Tunes o YouTube), mezclando ciertos tintes de suspense (con sus falsos y casi innecesarios sustos), con ese toque de humor juvenil y algunos diálogos, por momentos, superficiales.

Por todo ello podríamos decir, sin temor a equivocarnos, que “Disturbia” es un producto encarado directamente al público más joven, aunque no por ello deba espantar al resto. Trata pues, por todos los medios, que el espectador se sienta, de un modo u otro, identificado con el protagonista y sus amigos. Y es que las películas para adolescentes no siempre tienen que ser las American Pie de turno y sus sucedáneos; ni estos tienen porque ser siempre retratados como unos yonkis con las hormonas disparadas (que haberlos, haylos, por supuesto)


Así pues, el director labra el camino desarrollando las relaciones interpersonales entre los protagonistas (unas más que otras) para, posteriormente, llegar al clímax final del film. Desgraciadamente, la mayoría de los personajes se definen por unos cánones ya preestablecidos, sin mayor profundidad que esa, encontrando así al amigo rarete y gracioso, la vecina maciza, la madre trabajadora pero incapaz de conectar con su hijo (siendo el personaje más flojo y desaprovechado), etc.


Kale, interpretado por un más que convincente LaBeouf, es el personaje más elaborado, consiguiendo la empatía del espectador nada más empezar la función. Es además, quien soporta todo el peso de la película, lo cual tampoco es fácil teniendo en cuenta los pocos espacios en los que se desarrolla ésta.

Su enemigo en este caso, es el misterioso Turner, interpretado modestamente por el versátil David Morse, cuyas apariciones en escena son más bien puntuales pero cargadas de un siempre agradecido y constante desasosiego.

En cierto modo, podriamos incluso decir que ambos personajes comparten ciertos rasgos de personalidad, como pueden ser su timidez, la soledad que los envuelve, sus reservas sociales...


Y poco más que decir para no destriparos nada, aunque tampoco podría desbelar demasiado teniendo en cuenta lo predecible que resulta todo, o casi todo, aunque, y eso sí es muy de agradecer, esté libre de giros finales absurdos y sin venir a cuento, como ya vienen siendo habituales en los thrillers de última generación. Vamos, que por una vez, no toman al espectador por tonto ni se mofan de él.


En resumidas cuentas, un correcto thriller juvenil, de buena factura, pasables interpretaciones (destacando no obstante, la buena labor de LaBeouf, y en última instancia, la de Morse) al que se le pueda achacar el dejar todo la acción para el final, pero que seguramente contará con el favor de los que aún se encuentran en la edad de pavo. Humor, un poquito de intriga e incertidumbre y música modernilla y comercial (salvo algún que otro tema) para poco más de 100 minutos de sencillo y convencional entretenimiento.


¿Será realmente el vecino de Kale un asesino en serie? O será todo producto de su desbordante imaginación y de su aburrimiento?

Si quereis saberlo, la respuesta en vuestro cine más cercano a partir del 21 de septiembre.



Lo mejor: Shia LaBeouf; los últimos 15 minutos.

Lo peor: que toda la acción se deje para el final; que el suspense nunca llegue a atraparnos del todo; los tópicos personajes.


Valoración personal: Correcta

jueves, septiembre 13, 2007

“Los ojos del mal” reformas sangrientas

La película que nos ocupa es ni más ni menos que la típica terror-teen americana, totalmente predecible de cabo a rabo, con un serial-kyller muy feo y muy malo (esta vez, además es muy grande), y con unos jóvenes guapos/as con las hormonas disparadas.

Sabiendo esto, el hecho de que esta película guste o no dependerá en gran parte de la indulgencia de la que disponga el espectador.

“Los ojos del mal”, traducción libre -para variar- de “See No Evil” trata sobre un grupo mixto de jóvenes de un correccional que son enviados a un destartalado hotel con el objetivo de trabajar en su restauración, y ya de paso reformarse un poco y aprender valores tan importantes como el trabajo en equipo, la recompensa por el esfuerzo y ese tipo de cosas que se supone, hará de ellos unos buenos mozos. Sin embargo, cual será su sorpresa que el hotel tiene un inquilino con muy malas pulgas que convertirá su estancia en toda una odisea por la supervivencia.
Y hasta que puedo escribir.

La película cuenta con un inicio bastante intrigante y a priori, prometedor. Desgraciamente, pasados esos primeros minutos, lo que sigue es básicamente lo mismo de siempre, que tantas y tantas veces hemos visto ya en otras cinta del género.

El primer gran error del film nos lo encontramos de cara, intentado hacernos creer que un grupo de chicos y chicas que parecen salidos de un anuncio de Tommy Hilfiger son jóvenes reclusos de un correccional. Que una cosa es que uno tenga imaginación, y la otra es que deba dar por hecho algo tan falto de credibilidad.
Así que la idea de los presos, que por lo menos resultaba agradecida, se hecha por los suelos al primer minuto, ya que poco importa de dónde vengan, cuando lo interesante es a dónde van y cómo van a ir muriendo. Y es eso último lo más atractivo de la cinta y uno de los pocos motivos, sinó el único, por el que uno sigue viéndola.

En este caso, el asesino de turno es un tipo enorme y desquiciado que irá a por cada uno de los jóvenes, hasta acabar con todos. Como ya es habitual, el “cazador” tiene una fuerza sobrehumana, no atiende a razones y además posee una resistencia a los golpes digna de Superman. Uno ya puede pegarle un achazo en la pierna, que el tipo no va ni a cojear.

Otro dato curioso que estropea bastante la trama, es que tan sólo sean dos policías los que custodien a tantos jóvenes. Resulta sorprendente la facilidad con la que estos últimos roban a los maderos desde tabaco hasta móviles. Por lo que uno supone que entra tantos que son, reducir a una mujer madura y un hombre manco, no debería ser tan dificil y menos cuando por regla general, en toda película de terror que se precie, estos maderos suelen ser bastante patanes (algo que luego se demostrará)

Pero bueno, que puede esperar uno de un grupo de chiquillos cuyos únicos propósitos en la vida son drogarse y echar una canita al aire. Y es que para variar, los personajes están estereotipados hasta la médula, por lo que damos gracias a Dios que Dark (?¿?), su director, no se entretenga mucho en las presentaciones y vaya directo el meollo de la cuestión.
Así pues, no hay que esperar demasiado para empezar a ver gore del bueno y algún que otro desnudo integral más o menos gratuito que obviamente no podía faltar, y menos viniendo de un director curtido en el mundo del porno (o eso es lo que dice su ficha)

Otro tanto que se marca el director es la conseguida atmósfera, perturbadora y malsana. No hay duda que un viejo y mugriente hotel se antoja como un perfecto escenario en el que ofrecernos un buen festín de sangre y visceras.
Lástima eso sí, que proviniendo también del mundo del videoclip (ha dirigido videos para Britneys Spears -arrggh!!- y para un montón de raperos -arggh!!-), le dé por realizar rocambolescos movimientos de cámara que, para un video musical deben ser la releche, pero para una película de terror resultan bastante molestos y cansinos. Así que más que traducirla como “Los ojos del mal”, hubiera sido mejor bautizarla como “Mal de ojos”, que es lo que provoca ese efecto alucinógeno. Aunque bueno, pensándolo bien, mejor eso que los cámaras con Parkinson que hoy en día frecuentan los estudios de cine.

Como ya digo, lo mejor de todo son algunas de las muertes que se suceden y la imponente presencia del asesino en serie. Resulta que quién interpreta a la mole es un luchador de lucha libre americana, lo cual se supone que debería ser un reclamo. Esta claro que en un país como España, donde triunfan Gran Hermanos y Salsa Rosas, ese reclamo va a ser minúsculo. Y tampoco es que en los USA haya funcionado mejor.
No obstante, quisiera romper una flecha en favor de este hombre, pues cumple a la perfección con su rol. El tipo no habla (sólo unas palabras hacia el final), sabe matar y su aspecto rezuma terror por todas partes, que es lo que uno le pide a un psycho-killer en condiciones. No va a pasar a los anales de la historia como lo hicieron Jason Vorhees, Michael Myers o Leatherface, pero por lo menos no lleva puesta una máscara que le cubra el rostro y acongoja igual o más. Además, al lado de las mediocres interpretaciones del resto del elenco, la suya es digna de un Oscar.

En resumen, una película de terror prefabricada, de esas que tanto abundan en los videoclubs. Lo mejor que se puede decir de ella es que no aburre en ningún momento, suplantando el inexistente suspense por un gratificante gore y por una atmósfera bastante lograda.

Si sois poco exigentes y os va el gore y los chicos y chicas de calendario, esta es sin duda, vuestra película. Si por el contrario, le pediis a una cinta de terror algo que más que los clichés de siempre, mejor plantearos ver otra.
A mí, de no haberme pillado de buenas, la hubiera calificado de mediocre. Pero como ha logrado entretenerme en los escasos 80 minutos que dura, soy benévolo y le adjudico un -merecido o no- regular.


Lo mejor: algunas muertes y la lograda atmósfera; su escasa duración; el asesino.

Lo peor: los manidos tópicos; la desaprovechada idea de usar presos; las limitadas interpretaciones.

Valoración personal:
Regular

lunes, septiembre 10, 2007

“La Jungla 4.0”, McClane ha vuelto (más o menos)

Han pasado 12 años desde que se vieran por última vez en pantalla grande las hazañas del socarrón detective John McClane (aka el pu*o amo, con perdón de la expresión). Y como ya es habitual en la escasez de ideas de Hollywood, vuelve este mítico personaje del cine de acción para seguir dando caña a los malos malotes de turno y para hacer disfrutar al espectador con su mala uva y su buena puntería.

Aunque en esencia seguimos viendo al McClane de siempre, hay que indicar que su aspecto y en cierta medida, su actitud, han sido un tanto modificadas. Es lo que ahora se denomina como “adaptar a los nuevos tiempos”, o dicho de otra manera, para las nuevas generaciones.
Así pues, el nuevo (entre comillas) McClane es un tipo más serio, que cuida mucho más su aspecto (donde están las camisetas de tirantes?!) y que ya tiene superada su crisis matrimonial, por lo que ya no necesita tirar de alcohol ni aspirinas (eso está muy feo y ya no se lleva...)
Eso sí, mantiene una tibia relación con su hija, que parece que le trae de cabeza.
De todas formas, lleva una vida bastante tranquila y rutinaria, aunque eso no quita que si las cosas se ponen feas (y se pondrán), vuelve a hacer uso de sus métodos expeditivos para afrontar cualquier dificil situación.


Después de desbaratar los planes a unos terroristas en el Nakatomi Plaza, en un aeropuerto de Los Ángeles y en medio de las calles de Nueva York, ahora John McClane deberá salvar a todo un país haciendo frente a unos terroristas informáticos que han sembrado el caos por todas partes.
En su nueva carrera a contrareloj, le ayudará un joven hacker al que en un principio deberá custodiar, y que más tarde pasará a ser su compañero de aventuras.

Poco más hay que comentar sobre la trama, salvo destacar su simpleza en beneficio -y al servicio- de la acción pura y dura.
Así que, como ya es costumbre, haré un repaso comentando lo mejor y peor.



Sin duda, lo más destacable de esta cuarta entrega son sus espectaculares y apabullantes escenas de acción, algo común en toda la saga. No obstante, esta vez y a diferencia de sus predecesoras, las secuencias se tornan un poco bastante inverosímiles, desde terroristas que parecen de goma, un caza en medio de la ciudad (inspirándose en “Mentiras arriesgadas” de James Cameron?), un coche que vuela e impacta en un helicópetero, un McClane más sobrehumano que nunca...

La acción de esta película es más cercana a una “Misión Imposible II” que a una “Jungla de Cristal”. Hay momentos muy surrealistas que siendo permisivos no afectarán a nuestro disfrute, pero que se nos antojarán poco creíbles, y más teniendo en cuenta que McClane/Willis ya está entradito en años y cuesta de creer la pasmosa agilidad con la que resuelve muchos de los entuertos.
Y es que este McClane parece más un super Jack Bauer indestructible que no el detective que antaño tanto sufría y se quejaba.
Por lo menos no ha perdido el sarcasmo y la mala ostia que tanto le caracterizan, y en ello tenemos que agradecer mucho el doblaje español patrio, y más concretamente al señor Ramón Langa (la voz de Willis)
La película ha sido censurada/edulcorada, omitiendo todos y cada uno de los tacos y las frases mal sonantes, además de reducirse notablemente la cantidad de sangre (sobretodo la que cubre el cuerpo de Willis) para atraer a un mayor número de público con una calificación PG13 (apta para mayores de 13 años). Por suerte, aquí en España esto se lo han pasado por el forro (Dios les bendiga) y el doblaje hace justicia al deslenguado personaje al que todos apreciamos.


Eso sí, a este paso, con tanta calificación PG13, acabaremos viendo películas de terror con asesinos armados con zanahorias y películas de acción al estilo “Equipo A”, osease, con mucha munición y pocas bajas. Además, a la práctica, en el cine nadie pide el carnet a los espectadores y entra quien le da la gana. También son los menores quienes inundan las salas con este tipo de películas, como hacía un servidor en sus años mozos. Y es que una cosa es calificar una película como medida de aviso y prevención, y la otra censurarla para conseguir una calificación óptima por cuestiones puramente comerciales.


Aún así, podemos estar contentos porque Wiseman (director de las dos “Underworlds”) dirige con precisión las escenas de acción y sabe imprimir un ritmo trepidante a toda la cinta, haciendo que por un momento olvidemos lo descabellado que resulta el argumento.
Destacamos también la azulada fotografía que impregna todo el film, que si bien se ajusta el tema de la alta tecnología y demás, también se aleja de los tonos cálidos de las anteriores entregas (sobretodo de la tercera) y puede llegar a cansar y resultar innecesaria en algunos pasajes.



En lo que a personajes y actores se refiere, decir que como siempre, Bruce Willis está impecable y no ha perdido un ápice de su carisma y del que su propio personaje hace gala. Gracias a él, el espectador no sólo disfruta con la acción, sinó que se echa unas buenas risas.
Justin Long, el joven hacker, cumple correctamente con su personaje, sin destacar ni desentonar demasiado. Aún estando a años luz de la comicidad entre la pareja Jackson-Willis de “Jungla de Cristal: La Venganza”, por lo menos no cae mal.
Mary Elizabeth Winstead también cumple en el papel de hija, marcando bastante el duro carácter que ya es típico de la familia McClane.
La oriental Maggie Q reparte leña al servicio de los terroristas, siendo la mano derecha y compañera sentimental del malo maloso. Sus habilidades en la lucha cuerpo a cuerpo (y que cuerpo señores) nos brindan algunas de las mejores escenas de la película.
Y ya por último y quizás uno de los puntos débiles de la película, el antagonista protagonizado por un poco inspirado, aunque a fin de cuentas pasable, Timothy Oliphant. Un villano que no está a la altura de los acontecimientos, causando un flojo impacto en el espectador, y más si lo comparamos con el Alan Rickman o el Jeremy Irons de las anteriores entregas.
Los duelos entre éste y McClane saben a poco, por mucho que se esfuercen ambos. Un villano debe ser de nivel, y en este caso se puede decir que no lo es. Pero como ya digo, la culpa no se le puede achacar toda al señor Oliphant, aunque olga decir que ha hecho interpretaciones mejores en papeles de este tipo (véase “Scream 2” o “Diablo, A Man Apart”)

Y bueno, comentar también el cameo director y guionista Kevin Smith, que la verdad es que tiene poca gracia, o dicho de otra forma, probablemente sólo les hará gracia a los fans de éste.


Quisiera hacer incapié también en la más bien desapercibida banda sonora, que esta vez corre a cargo de Marco Beltrami (Resident Evil, Terminator 3, Underworld Evolutions) y no del habitual de toda la saga Michael Kamen. La verdad es que la música es casi inapreciable y poco destacable (salvo en los créditos finales). Por tanto, un punto flaco más, aunque mucho menos importante, claro.

Lo que si se agradece es que las secuencias de acción estén repartidas entre lo digamos, artesanal, y el ordenador. Como dice el propio supervisor de efectos especiales: “La orden de Len era que si una escena de especialistas se podía hacer, prácticamente sin imágenes generadas por ordenador, así es como debía hacerse”. Y yo se lo agradeco, aunque sean exageradas.



En resumidas cuentas, una muy entretenida y disfrutable cinta de acción, dirigida por un eficiente pero flipado Len Wiseman (a lo Michael Bay pero sin travellings), que bien podría haberse llamado “Un poli en apuros”, “Pánico en N.Y.” o “16 Cales II”, en vez de ser la cuarta entrega de una mítica saga con la que poco tiene que ver, salvo por el buen hacer de tito Willis como McClane. Bien podría haber sido una cinta de acción más del actor.
Tratándose de un trabajo de encargo, Wiseman más que adaptarse a la saga, a adaptado ésta a su propio estilo, pero por suerte, alejado de sus “Underworlds”.

Dados los buenos resultados en taquilla y la notable aceptación entre público y crítica, no es de extrañar que tengamos, por lo menos, una quinta entrega a la vuelta de la esquina. En tal caso, pediría fervientemente que regresara John McTiernan en tareas de dirección, que es quien mejor ha sabido sacarle jugo a la saga, siendo las suyas, las mejores entregas de toda la tetralogía.

Lo mejor: Bruce Willis; que las dos horas que dura sean ligeras y amenas; que McClane siga hundiendo la moral del villano con un walkie-talkie xD

Lo peor: las abundantes fantasmadas; un villano decepcionante.


Valoración personal: Buena

domingo, septiembre 09, 2007

“Wolf Creek”, viaje al infierno


Esta es una de esas películas de bajo presupuesto que, inexplicablemente, suelen tardar mucho en llegar a nuestras pantallas, y eso en el mejor de los casos. Lo más frecuente es que no lleguen o que acaben directamente en el videoclub.
Y digo esto porque “Wolf Creek”, de procedencia australiana, data del 2005, y ese mismo año se presentó en Sundance, el reputado festival de cine independiente. La película ha cosechado buenas críticas allí por donde se ha exhibido, aunque quizás algunas de ellas un tanto exageradas.


El debutante Greg McLean (curtido en spots publicitarios y cortometrajes) escribe, dirige y produce este cinta de terror en la que tres jóvenes excursionistas inician un, a priori, apacible viaje por el Parque Nacional de Wolf Creek (Australia). Todo parece ir bien hasta que su coche se avería en mitad de la lluvia, lo que les deja desamparados en medio de la nada. Llegada la noche, aparece un singular habitante de la zona que se ofrece a prestarles ayuda. Sin ninguna otra opción viable en sus manos, aceptan de buen grado la ayuda del desconocido, momento en el que su viaje dará un giro inesperado.
Supongo que os podeis ir imaginando el resto, pues lo contado hasta ahora es la propia sinopsis de la película, con lo que tampoco destripo nada fundamental.


Como ya he comentado antes, el argumento carece de originalidad alguna, recordándonos éste a otras tantas cintas del género como “La Matanza de Texas”, “Las colinas tienen ojos” o la más reciente, sin ser un remake, “Km. 666” (esta última, eso sí, bebe de las otras dos).
Su desarrollo tampoco es que sea muy novedoso, salvo por el hecho de estar filmada con cámara digital, lo que dota al conjunto de un logrado realismo. Por suerte, la credibilidad de lo que acontece no sólo se basa en el uso de la citada cámara digital, sino también en la crudeza de los hechos y en la humanidad de los personajes. Aquí no hay lugar para heroicidades: los jóvenes lo pasan muy mal e intentan sobrevivir como pueden.

El psicópata de turno, pasado un tiempo, no será un villano emblemáticio, pero tiene su gracia, llegando a ser la versión malvada y macabra de Cocodrilo Dundee. Hasta ahí, tampoco es que sea algo nuevo, pero pocas opciones más ofrece el género (monstruos, mutantes, lunáticos...todo muy trillado ya)


Quizás uno de los puntos a favor con los que cuenta la película es el incierto destino que aguarda a los protagonistas. Y es que en un principio, uno más o menos hace su quiniela sobre quién acabará vivo y quién muerto. Sin embargo, podemos agradecer que McLean consiga sorprendernos en ese tema, con lo que, aún siendo una película bastante predecible (como casi todas), por lo menos contamos con la incertidumbre de saber quién logrará salvar el pellejo y quién no.

Como punto en contra, se le puede achacar el largo tiempo que tarda en arrancar, pues no es hasta el minuto 50 cuando realmente la película empieza alcanzar los momentos de verdadera tensión. Por lo menos, aunque esa primera hora sea bastante intrascedente y tenga diálogos insustanciales, el clímax está igualmente conseguido, palpándose ya una cierta inquietud que desembocará en los horribles acontecimientos posteriores. También sirve para presentarnos y conocer al trío protagonista, que sin causarnos demasiada simpatía, por lo menos no son los anormales de la típica terror-teen americana de rápido consumo. Eso sí, beben, y se drogan como se supone que hacen todos los jóvenes (faltaría más...). Conste que todo está realizado con bastante naturalidad, algo que quizás se deba a la inexperiencia de los propios actores.


Si hay algo que diferencia notablemente “Wolf Creek” de otras películas, es su terror insinuado más que explícito, destacando tan sólo algunos momentos puntuales de gore, que son bastante digeribles.
Aquí el horror no es ni tan macabro ni tan vomitivo como las Hostel y Saw de turno. No se usan efectismos baratos como las típicas subidas de volumen y la sangre corre en su justa medida.


Ya para terminar, decir que el final (que por supuesto no voy a contar) es abrupto y rompe totalmente el clima de toda la película. Se hecha en falta un cierre más contundente y redondo. Imagino que el director habrá querido sacarle partido a lo de “basada en hechos reales” con un final menos tópico, pero por desgracia, más tosco e insatisfacotorio.


En definitiva, una película que no aporta nada nuevo al género salvo su cuidado realismo (gracias también a una adecuada fotografía) y una marcada y sugerente tensión que consigue engancharte a la película sin abusos de ningún tipo.

Si esperas litros de sangre, salvajadas, desnudos gratuitos y demás topicazos, probablemente te aburras, sobretodo la primera mitad de la película.
Si por el contrario, eres capaz de disfrutar con el terror sugerido y del clímax de una cinta de terror como las de antes, seguramente quedes satisfecho.

Habrá que seguirle la pista al tal McLean, pues con un proyecto mejor y con más recursos, puede ser otro de esos nombres a tener en cuenta dentro del cine de terror actual.



Lo mejor: que se tome la moelstia de desarrollar el carácter de los personajes; su realismo; el clímax de tensión de casi toda la cinta.

Lo peor: que tarde tanto en arrancar; un final ciertamente descuidado; los incesantes lloriqueos de una de las protagonistas.

Valoración personal: Correcta

martes, septiembre 04, 2007

Los Mejores Remakes de la Historia, Parte 2

He aquí una segunda tanda de remakes, esta vez de corte histórico y que seguramente muchos de vosotros, en algún momento u otro, habeis visto. Tres grandes clásicos de la historia del cine, algunos de ellos habituales en emisiones televisivas de Semana Santa xD
Puede que algunos de ellos no supierais que eran remakes, pues la original pertenece al cine mudo y pocos (incluyéndome a mí) la habrán visto.


Cleopatra 1963 - Joseph L. Mankiewicz

Grandiosa y magnífica película del maestro Mankiewicz, que ya tenía experiencia en el tema con su adaptación de “Julio César” de Shakespeare (a parte de una excelente filmogafía a sus espaldas).
Una de las películas más ilustres, sino la que más, del llamado “cine espectacular” de la época, o lo que hoy en día entendemos por grandes superproducciones.

Su rodaje no estuvo exento de problemas, siendo además Mankiewicz el encargado de llevar las riendas del proyecto tras el abandono (o despido) de Rouben Mamoulian.
Un gran trabajo detrás y delante de la cámara (bellísima Elisabeth Taylor como la susodicha Clepoatra), escenas espectaculares y un gran trabajo de vestuario (que le valió el Oscar de ese año) hacen de “Cleopatra” una de las películas más emblemáticas del género (y de la historia del cine en general)

A parte de algunas versiones mudas, la historia de la reina de Egipto fue llevada antes a la gran pantalla por otro especialista, Cecil B. DeMille. Dicha cinta, también era una superproducción y también obtuvo un gran éxito.


¿Sabías que...se pensó en estrenar la película en dos partes independientes de tres horas de duración cada una y que tras desechar la idea, la obra original tuvo varios recortes en el metraje?
El proyecto acabó en un principio en 243 minutos aprox., pero ese número se iría reduciendo en sucesivos estrenos, llegando a los 220 para la versión que vimos en España y los 190 en pases para televisión.



Ben-Hur 1959 – William Wyler

Otra majestuosa obra cinematográfica, una de las mejores película de todos los tiempos, protagonizada por el polifacético Charlton Heston en uno de los papeles más importantes y reconocidos de su carrera (se llevó el Oscar al Mejor Actor). Hablando de carrera...La carrera de cuadrigas es ya una de las secuencias míticas de la historia del cine.

Un servidor considera esta versión moderna como un remake, aunque bien podriamos considerarla también como otra adaptación (con mayores recursos técnicos) de la novela de Lewis Wallace.
La anterior adaptación data del 1926 (aunque también existe una versión de 1907) y fue drigida por Fred Niblo. Es considerada la película muda más espectacular jamás rodada y muchos expertos apuntan a que no tiene nada que envidiarle a la versión sonora de Wyler. Es más, en la versión de 1959 se eliminan algunos personajes de la novela.


¿Sabías que...Rock Hudson (uno de mis actores predilectos) fue propuesto para el papel de Ben-Hur?
Hay en la película ciertas reminiscencias sobre la relación homosexual que mantenían Ben-Hur y Mesala, aunque Charlton Heston intentó frenarlas. Hubiera sido, cuanto menos curioso, que Hudson hubiera hecho dicho papel, a tenor de su homosexualidad (que siempre procuró mantener oculta, dicho sea de paso)



Los Diez Mandamientos – 1956 – Cecil B. De Mille

De Mille nos relataba la epopeya biblíca de Moisés como un gran entretenimiento, haciendo de la historia y la religión, puro espectáculo. Unión perfecta entre melodrama y tremendos efectos especiales, que a día de hoy siguen maravillándonos a muchos cinéfilos empedernidos (y remarco lo de cinéfilo, porque no soy para nada religioso). De hecho, el único Oscar que se llevó la película fue en materia de efectos especiales. Pero ahí está el cara a cara entre Charlton Heston y Yul Brenner (los dos musculados y atractivos, eso sí) para demostrar que la cinta era mucho más que unos vistosos efectos visuales.

Lo curioso en este caso, es que De Mille fue el encargado de llevar a cabo este remake, siendo también el autor de la cinta original de 1923. Así pues, el talento de este director quedaba demostrado tanto en la versión muda como en la versión sonora.


¿Sabías que...los decorados se construyeron en Egipto?
Con un presupuesto de uno de 13 millones (hoy en día, una nimiedad), se construyeron impresionantes decorados de cartón-piedra para ambientar la película con el máximo realismo posible.



Y hasta aquí esta pequeña revisión de clásicos remakes.
De las tres cintas, puedo decir que la que más veces he visto es, sin duda, Ben-Hur. Y a pesar del extenso metraje de todas ellas, para mí ninguna se hace aburrida. Obviamente, algunas ahora ya no me seducen tanto, como es el caso de “Los diez mandamientos”, pero “Ben-Hur”, junto a “Espartaco”, son mis dos peplums preferidos.

Espero que os haya gustado esta tanda. Y disculpad mi efusividad, pero en materia de clásicos no puedo contenerme :)


La próxima revisión de remakes, será sobre películas de acción.



Saludos

miércoles, agosto 29, 2007

“Death Proof”, egocentrismo hecho cine

Antes de empezar la crítica, es importante dejar claro que un servidor no siente ni devoción ni desprecio por el cine del sr. Tarantino, con lo cual mi postura hacia su último trabajo se beneficia, desde su inicio, de la virginal ausencia de favoritismos o prejuicios (habituales en espectadores pertenecientes a sendos bandos). Su filmografía me produce admiración (Reservoir Dogs) y disgusto (Kill Bill) a partes iguales, por lo que ignoro hasta que punto mi opinión tendrá validez entre los cinéfilos. Quizás al espectador común, la crítica le sea más útil.

Dicho esto y cruzando los dedos, he aquí la humilde opinión de “uno que ha visto la última de Tarantino en un pase de prensa”:


Ya es sabido por todos que el proyecto Grindhouse es un homenaje puro y duro a la serie z sesentera y setentera, que engloba subgéneros tan dispares como el blaxploitation, el sexplotaition, el mondo, el giallo o thriller-trash o el gore de toda la vida. Partiendo de eso, cualquiera que sienta cierta repulsión o apatía por alguno de los citados, de seguro no podrá disfrutar al 100% de este, llamémosle, experimento.

Death Proof, cuya traducción sería “a prueba de muerte”, se aleja notoriamente del toque gamberro y (auto)paródico del segmento dirigido por el sr. Rodríguez, aunque también anda sobrado de, por momentos, agradecidos excesos.
Lo que aquí se nos presenta es una road-movie con psycho-killer de por medio, un thriller con algo de buena acción y mucho mucho diálogo. En referencia a esto último, es obvio que si por algo destacan las historias de Tarantino, entre otras cosas, es por sus elocuentes y, muchas veces, brillantes diálogos. Quién disfrute de ellos, se hartará en esta película. Yo, con cierta mesura, los acepto de buen grado, salvo cuando al sr. Tarantino le da por recrearse en ellos hasta extremos longevos y cargantes.

Sin ir más lejos, la primera media hora de la película queda lastrada por unos diálogos insulsos, banales y carentes del mínimo interés. A lo largo de unos eternos treinta minutos, contemplamos las superficiales charlas de unas atractivas y lujuriosas mujerzuelas que nos cuentan con quién se acuestan o dejan de acostarse, dónde y cómo lo hacen, manteniendo así un constante desasosiego en mi persona. Teorícamente, esto debería servirnos, en mayor medida, para presentarnos a cada uno de los personajes, y que si bien cumple ese propósito, tampoco sirve de mucho si éstos son tan frívolos (muy lejos de una Pam Grier blaxploitation). No importa que sean mujeres las protagonistas, pues tres cuartos de lo mismo se podría decir si las conversaciones masculinas tipo “American Pie” se alargaran hasta la media hora.

Por lo tanto, salvo puntuales momentos de lucidez que me sacan del aburrimiento (casi siempre cuando aparece el ansiado psycho-killer), el resto toma la forma de versión macarra de “Sexo en Nueva York”, algo que dista mucho de los intrascendentes pero gloriosos diálogos de “Pulp Ficton” o “Reservoir Dogs”, por citar unos ejemplos.


Lo mejor, sin duda, es la presencia del psycho-killer en cuestión, el enigmático Mike Stuntman, interpretado por Kurt Russell, quien otorga al personaje un carisma único.
El personaje fue, en un principio, concebido para que lo interpretara Mickey Rourke, pero he aquí que yo me alegro de que lo rechazara y que por consiguiente, recayera en uno de mis actores ochenteros favoritos.

Mike Stuntman es un viejo y retirado especialista, reconvertido en asesino en serie, cuya peculiaridad homicida radica en aniquilar a sus víctimas con su coche, un Chevy Nova negro de 1970 (un cochazo la ostia de guapo) . Por separado, resultan casi inofensivos, pero juntos, son un arma mortal. Sus jóvenes víctimas -o lo que queda de ellas luego- son buena prueba de ello.

Stuntman busca y estudia a sus víctimas. Su fijación, como no, serán las charlatanas mujerzuelas de las que os hablaba. Es el momento en el que las da caza, cuando realmente la película nos saca del sopor inicial, y es también cuando Tarantino saca provecho de sus aptitudes tras la cámara, haciendo un buen manejo de ésta sobretodo en las secuencias de acción y en una posterior persecución automovilísitca final que nada tiene que envidiar a las películas a las que este hombre homenajea (y que en un mundo plagado de CGI, yo aplaudo con efusividad)


Tras una impactante secuencia con algún que otro desmembramiento (faltaría más!), Tarantino vuelve de nuevo a la carga con sus diálogos. No obstante, esta vez la cosa mejora, básicamente porque deja a un lado las “conversaciones de peluquería” por algo un poco más interesante, más cinéfilo y sobretodo más (auto)complaciente.
Y ya en los últimos 20 minutos de la película, tendrá lugar la citada persecución, que hará las delicias de todos. En ella veremos si hay alguien que pueda pararle los pies al desquiciado de Mike Stuntman. Eso sí, ahora serán dos Dodge los que entren en acción: el Challenger blanco de las chicas y el Charger negro de Mike (de nuevo, un par de cochazos)


Y aquí me paro, que no quiere contaros nada más de la trama, aunque por el momento tampoco he dicho mucho más de lo que se aprecia en el trailer. Trailer por otra parte, bastante engañoso, pues el asesino de turno aparece mucho menos de lo deseado y el toque thriller aparece y desaparece con suma facilidad, con lo que al fin y al cabo podriamos definir la película en cuatros partes: diálogos malos + corta secuencia de acción + diálogos buenos + larga y gratificante secuencia de acción. Entre medio, algunos duelos (visuales y hablados) entre víctimas y verdugo que ayudan a ponernos en situación y que nos permiten sobrellevar el ritmo un tanto, para mí, tedioso del film.


También hay momentos en los que se nos saca una sonrisa cómplice, sobretodo en los guiños autoreferenciales. Algunos de los otros guiños, que no todos, son caso aparte, pues la mayoría hacen referencia a cintas de culto personal, es decir, las que Tarantino adora y que probablemente muchos de nosotros no hayamos visto. Digamos que no son los clásicos guiños que un cinéfilo común se encuentra y disfruta. No es como ver el póster de “El ataque de la mujer de cincuenta pies” en el pub en el que Vincent Vega y Mia Wallace (Pulp Fiction) van a tomar algo (recordemos también a lo/as camarrero/as Marilyn Monroe o Ricky Nelson).
Aquí es necesario explicarnos que el Dodge Challenger blanco de 1970 es como el que aparece en la película “Punto límite: cero”, porque sinó, ni nos enteramos (o por lo menos yo no). Dicho esto, seguro que pronto sacan una nueva edición en dvd de dicha película, aprovechando la notoriedad que “Death Proof” le ha dado. Una práctica muy usual cuando hacen un remake de un viejo clásico y relanzan el original en “edición especial” o no tan especial. Tiempo al tiempo, sino.


Otra cosa que no podía faltar en una película de Tarantino es la exquisita selección de temas musicales. En este caso, no son tan conocidos ni míticos como en anteriores película del director, pero siguen siendo una gozada, almenos para quien esto escribe.
Y otro detalle “marca de la casa” es la fijación que Tarantino tiene hacia los pies, más concretamente, los pies femeninos. Unos cuantos primeros planos de éstos copan la pantalla de cine. Y lo que no son pies también, pues las posaderas de las féminas también quedan bien retratadas. Sobre éstas, nada que objetar.

También hay sitio para los cameos, entre ellos, destacarían el de su protegido Eli Roth o el de actores y/o personajes del segmento de Rodríguez (las gemelas, la enfermera y su padre el sheriff...)
Su implicación en la trama, salvo el personaje de Rose McGowan, no son de vital importancia, pero se agradecen igualmente.


Haciendo incapié en el reparto, hay que decir que la mayoría de las chicas de la película suponen otro punto en contra, tanto por el vacío tratamiento que se le da a los personajes (algo que en una película de Tarantino no suele ocurrir) como por las mediocres interpetaciones de algunas de las muchachas. Las que aquí destacan por su buen oficio son Rose McGowan (con desafortunada peluca incluida), la especialista Zoe Bell (doble de Uma Thurman en Kill Bill) y por momentos, Vanesa Ferlito. Es curioso el caso de Bell, pues siendo especialista y no actriz propiamente dicha, destaca muy por encima de otras que, casualidad o enchufe (lo segundo diría yo), son hijas de actores reconocidos.
Tenemos pues a Sydney Tamiia Poiter, hija del mítico Sidney Poitier, y del que por lo visto tan sólo ha heredado los rasgos raciales y el atractivo. También encontramos a Jordan Ladd, hija de Cheryl Ladd (Los ángeles de Charlie), algo que quizás no os dice demasiado, pero si os digo que es a su vez nieta del gran Alan Ladd, pues la cosa cambia.
Puede que la película les sirva de trampolín para meterse en la industria cinematográfica, pero mucho tendrán que mejorar si quieren permanecer en ella.

Así que, para concluir, lo que se puede decir es que Tarantino ha hecho esta película para homenajear las películas con las que creció, para autohomenajearse a si mismo (en exceso) y para contentar a su séquito de fans.
Se podría decir que “Death Proof” contentará a sus seguidores, que probablemente la idolatren desde el primer momento. A sus detractores les seguirá pareciendo una tomadura de pelo y otra oportunidad pérdida para demostrar el talento que antes vieron en su estupenda ópera prima.
Por lo que se refiere a mí, una sensación agridulce, tirando más bien a la indiferencia.
Momentos muy buenos combinados con otros bastante soporíferos, un genial Kurt Russell y unas insoportables aspirantes a actrices, hacen de “Death Proof” una película no apta para todos los públicos.

Como ya digo, dudo que decepcione a los fans, pues viene a ser una película tarantiniana más. Los demás, que decidan verla o no, ya corre de su cuenta. De lo que no me cabe duda es de que tanto Tarantino como Rodríguez se lo han pasado bomba con este proyecto. No ha cuajado muy bien entre el público estadounidense (y luego eramos los no angloparlantes los que no entendíamos de “sesiones dobles”...), pero han tenido la suficiente caradura y valentía para llevar a cabo un proyecto muy personal y arriesgado.
Mención especial al diseño de carteles, créditos y demás parafernalia retro-pulp que nos han hecho rememorar (y añorar) la serie z de antaño.
Yo personalmente, del proyecto “Grindhouse”, me quedo con la divertida gamberrada de Rodríguez. Y vosotros?

Ya me contareis.


Lo mejor: un impagable Kurt Russell; las persecuciones al volante de los Dodge y el Chevrolet; algunas ocnversaciones entre Mike Stuntman y sus víctimas.

Lo peor: los excesivamente largos diálogos; algunas de las jóvenes actrices; un final bastante ridículo


Valoración personal: Regular

martes, agosto 28, 2007

Un año en la blogosfera

Tal día como hoy, un 28 de Agosto de hace ya un año, me adentraba en el, por aquel entonces, semidesconocido mundo de los blogs.
Tras revolotear la idea por mi cabeza durante varios días (y noches), decidía crear mi propio blog, sin apenas tener muy claro lo que en él iba a escribir (algo que se notaría luego)

Lo que empezó como una especie de medio para expresarme o, mejor dicho, desahogarme sobre ciertos asuntos que me apetecía comentar, se ha acabado conviertiendo en un blog dedicado a una de mis mayores pasiones, el cine.
La verdad es que esa evolución tampoco me piyó por sorpresa, pues ya imaginaba que, sin tener nada mejor que contar, acabaría hablando sobre el fascinante séptimo arte.

También el tono en mi forma de escribir cambió notablemente. Pasé de la socarronería y el tono humorístico (a veces irónico/sarcástico) a un tono un poco más formal y comedido.

Sí que debo admitir cierta sobriedad en el aspecto visual del blog, pues tampoco me he molestado mucho en hacer cambios en ese campo. Tampoco he creado secciones para facilitar una mejor y más rápida navegación por él, algo que intentaré remediar en un futuro próximo (o eso espero)

Pero la verdad es que lo que menos esperaba es que fuera a durar tanto en esta empresa (aún escribiendo poco y de vez en cuando), sobretodo teniendo en cuenta que mis ilusiones y ánimos en ciertos proyectos suelen seguir un camino decreciente.
Así que si existe un motivo por el cual sigo en la red -soltando así por la cara mis opiniones- ese es los lectores del mismo. Tanto los lectores que esporádicamente han dejado sus comentarios, como los que muy agradecidamente y sin ningún tipo de compromiso, han opinado y siguen opinando sobre lo que un servidor redacta. A ellos les doy las gracias por leerme. Y aunque algunos también me lean y no hayan dejado sus mensajes, también les agradezco que estén ahí, deseando que la lectura de los posts les sirva como mínimo, para pasar el rato (no me atrevo a afirmar si para bien o para mal xD)

Poco más que decir, salvo que de momento seguiré en activo, pues ya le he cogido el gustillo a esto de escribir en un blog. En la medida de lo posible, intentaré mejorar algunos aspectos de éste. Y puede que en breve, si me decido, cree otro blog un poco más especializado y que ya lleva tiempo gestándose entre mis pensamientos.

Dicho esto, reitero una vez más mi agradecimiento a mis pocos pero buenos y fieles lectores, porque sin ellos yo ya no seguiría divagando en público.


Y en breve, la crítica de la esperada “Death Proof”, la última película de Quentin Tarantino, perteneciente al proyecto "Grindhouse" y que aquí se estrena por separado para sacarle los cuartos por duplicado al público español (y europeo en general)



Saludos de una mente perturbada ;)

jueves, agosto 23, 2007

“Sigo como Dios”, el Noé del siglo XXI


Esta película tiene el honor (o la desgracia, visto lo visto) de ser la comedia más cara de la historia del cine, con un presupuesto de unos 175 millones de dólares, que para el tipo de producto que es y en vistas del resultado final, se nos puede antojar una barbaridad.
Y es que el principal problema de la película está en la poca gracia que hace. Tratándose de una comedia, eso es lo peor que te puede pasar.
Pero antes que nada, pongámonos en situación.


“Sigo como Dios” es la secuela de “Como Dios/Bruce Almighty”, también del mismo director y protagonizada por aquel entonces por un cómico de moda, Jim Carrey. La verdad es que la película, sin ser nada del otro mundo, logró un gran éxito de taquilla gracias, sobretodo, a las dotes humorísticas del sr. Carrey.
En este caso, la fórmula se repite pero con otro cómico a la cabeza, Steve Carrell. Esta vez, la historia parte del personaje que ya interpretaba éste en su antecesora: el arrogante presentador de informativos Evan Baxter.
Ahora Baxter ha dejado la tv y se ha convertido en congresista de los EE.UU., un cambio que le ha proporcionado una casa nueva (un caserón del copón), un coche nuevo (un gran y lujoso todoterreno) y un despacho más grande que el pisito de algunos jóvenes españoles. Vamos, que la suerte está de su parte.
No obstante, el día menos pensado se le aparece Dios y le encarga una importante misión: construir un arca inmensa con sus propias manos y de forma rudimentaria.
Eso, obviamente, desbarata todos los planes de Baxter, cuya máxima aspiración hasta el momento es entrar con buen en pie en su nuevo cargo.

Tras la previa incredulidad, Baxter se verá obligado a cumplir con dicha tarea, causando un gran revuelo tanto en su lugar de trabajo como dentro del núcleo familiar.
Con semejante percal, Baxter deberá hacer lo imposible para construir el arca en un tiempo record, al mismo tiempo que afronta el hecho de que todos, incluso su familia, le toman por loco.


Como ya he comentado anteriormente, el fallo de la película radica en su más bien poca gracia. Los gags están muy trillados y rozan en todo momento el infantilismo. Su repertorio de chistes pasa por recuperar los clásicos de siempre: la paloma u otra ave que se defeca en tu impecable traje o el martillazo que te das en el dedo cuando intentas clavar un clavo. Vamos, que solo faltaba el resbalón con la piel de plátano.
Con ello, es díficil que el espectador se ría, o por lo menos en lo que al espectador adulto se refiere. Hay momentos que te sacan una leve sonrisa, pero jamás una carcajada.
Con este tipo de humor, Carrell tiene poco que hacer. Y aunque su aspecto discreto y sereno -hay momentos para las gesticulaciones, pero Carrell no llega nunca al histrionismo del amigo Carrey- le otorgue cierta comicidad a su personaje, la verdad es que el tratamiento que se le da a la película no permite que el actor se luzca como debiera.


Corre una máxima por Hollywood que recomienda no trabajar ni con niños ni con animales. Esto a Shadyac parece que no le importa demasiado. Es más, ya había trabajado antes con animales (Ace Ventura) y con niños (Mentiroso compulsivo), con lo cual, eso no suponía ningún problema para él.
Y de hecho, podemos decir que esa parte está bien resuelta.
Los animales inundan la pantalla en casi todo momento, pero tenemos la gran suerte de que no hablan, por lo que nunca llegan a cansar y se acoplan a la perfección con el reparto humano.
Los niños, tres varones hijos del prota, no resultan ni repelentes ni cargantes, lo cual es un alivio para el que esto escribe y supongo que para todo espectador con poca tolerancia hacia la chiquillada.
Además, el hecho de ver la película con subtítulos, ayuda ahorrarse los nefastos doblajes que se dan muy a menudo por aquí en materia de niños (véase Zathura)

Otro punto a favor es la presencia de la encantadora Lauren Graham (Las Chicas Gilmore), cuya función es la de sufridora esposa de Baxter. En mi opinión, su trabajo es mucho mejor que el de la Aniston de la primera parte (quien casi siempre se limita a repetir la Rachel de Friends)
Desde el primer minuto me ha cautivado tanto su belleza como su naturalidad para con su personaje.

Dándole la réplica a Carrell tenemos otro cómico y peso pesado de la interpretación (lo digo en sentido figurado) como John Goodman, al que desgraciadamente no se le da suficiente cancha para explayarse a gusto. Lástima, porque además los “cara a cara” entre éste y Carrell saben a poco.

Y luego por supuesto está Dios omnipresente, interpretado una vez más por Morgan Freeman, dado muy poco a la comedia pero que siempre resulta efectivo ahí donde lo pongas. Hay que decir también que a pesar de ser una parte importante (que no siempre necesaria) del argumento, su presencia es más bien escasa, limitándose a aparecer unas cuantas veces, sonreír, soltar un par de discursitos y desaparecer a lo David Copperfield. Más o menos lo que ya hacía en compañía de Jim Carrey.


Hay que decir que el presupuesto invertido en la película se hace notar, sobretodo hacia el final, que aún sin desvelaros nada, ya os podeis imaginar que sucede.
Entre filmar a los animales por separado para luego incluirlos juntos en el montaje final, más los creados por ordenador, el gran arca construido para la ocasión y la espectacular secuencia final, por lo menos podemos decir que se le ha sacado provecho a cada dólar gastado. Lo malo es que luego tienes que procurarte que vaya mucha gente a ver tú película, y eso no siempre es fácil.
En USA la película ha tenido una tíbia acogida, sobrepasando levemente los 30 millones en su semana de estreno, que para una comedia puede no ser una mala cifra, pero para el dineral que se ha empleado, la verdad es que sabe a poco.

Ignoro que tal funcionará en España, pues a pesar de tener el gancho de ser la secuela de “Como Dios”, hay que hacer notar que aquí Carrell no goza de la popularidad que sí tiene en EE.UU., gracias sobretodo al serial “The Office” y a su participación en exitosos shows como Saturday Night Live o The Daily Show. De hecho, la película se permite un par de guiños hacia éste último y hacia otros trabajos cinematográficos del actor, como “Virgen a los 40”.


Así pues, “Sigo como Dios” acabe siendo una comedia familiar edulcorada y muy convencional, con un guión simplón y un humor bastante pobre. Desde luego, no es la mejor opción para echarse unas buenas risas. Para eso quizás habrá que esperar a la adaptación de “Superagente 86”, de la que espero mucho más por parte de Carrell y de los guionistas.

En definitiva, que estamos ante una película simpática pero no graciosa, cargada de sentimentalismos y buenas intenciones. Es de esas películas que cuando acaban, te dan ganas de abrazar a tus hijos y besar a tu mujer (si los tienes), por lo que no es una mala opción para ver en familia, pues los más pequeños de seguro que pasarán un rato agradable y hasta divertido.
Si por lo contrario, la típica comedia familiar edulcorada e infantil te aburre, se te hace repetitiva o simplemente te horroriza, puedes prescindir de verla.

Shadyac se ha querido distanciar un poco de la primera parte, y quizás lo que le ha faltado es un toque un poco más gamberro y en general, un humor más elaborado. Por lo menos, la película dura poco y se pasa rápido, con lo cual tampoco supone una pérdida de tiempo y se deja ver sin molestar. Cosas mucho peores se han hecho.

Lo mejor: los efectos especiales; que dura poco; se hace simpática

Lo peor: la abundancia de tópicos; el humor infantil; el tratamiento edulcorado; las moralejas de siempre


Valoración personal: Regular

lunes, agosto 20, 2007

Los 4 Fantásticos y Silver Surfer, bufonadas heroicas

Esta es la adaptación comiquera del verano y una más de tantas que se estrenan a lo largo del año. Y es que a día de hoy, parece que vamos a tener una adaptación al cine de todos y cada uno de los superhéroes que existen en el mundo del cómic, desde los más clásicos y reconocidos, hasta las que pasan más desapercibidos o ya no están en boca del lector.
De hecho, tanto si son buenas o no, lo importante es que recauden una suma importante de dinero, con lo cual se de pie a una o dos secuelas más, como mínimo (normalmente, hasta que una de ellas fracase estrepitosamente)


El caso que nos ocupa es la secuela del título que se estrenó en el 2005 y que adaptaba las peripecias de un grupo de personas que tras entrar en contacto con una radiación cósmica, adquieren fabulosos superpoderes.
La primera película sirvió para explicarnos los orígenes tanto de los héroes como del villano en cuestión, por lo que en esta segunda entrega las bases ya están sentadas.

El mayor problema con el que contaba “Los 4 fantásticos” y que inevitablemente también arrastra su secuela, es el tratamiento infantiloide que se le ha dado al producto. Esto hace que muchos espectadores (y fans) se sientan profundamente decepcionados, pues no es el enfoque ideal que debería tener una película de superhéores.
El humor prima por encima de la acción en ambas películas, lo cual conlleva a que muchos se aburran o directamente se horroricen ante lo que están presenciando (no es mi caso, dicho sea de paso)
Realmente, un servidor esperaba que su director Tim Story (experimentado en las comedias) hubiese aprendido un poco de los errores del pasado y se hubiera procurado meter mucha más acción para contentar a los detractores de la primera parte. También hubiera sido acertado dosificar las notas de humor, que si bien en algunos momentos nos arrancan una agradable sonrisa, al final tanto chistecito fácil acaba siendo repetitivo y cansino.
Así pues, esta secuela es más o menos lo mismo que uno ya pudo ver en su antecesora, con los mismos defectos y las mismas virtudes (que también las tiene)


En este caso, la novedad viene dada por el personaje de Silver Surfer (aká Estela Plateada), que complicará la rutina diaria -y alguna que otra celebración- de nuestros superhéroes. Sobre él se cierne toda la historia, siendo su personaje la clave tanto para inciarla como para concluirla.
Su presencia en nuestra planeta es la evidencia de que un mal se cierne sobre nosotros y la misión de los 4 fantásticos será detenerlo y salvarnos a todas de la destrucción más inminente (nada nuevo, vaya xD)
Sin embargo, un servidor considera que Silver Surfer y sus poderes podrían haber dado mucho más juego del que han dado, y que se podrían haber recreado vistosas e impactantes peleas. Y no ha sido así. Tan solo cuenta con un par o tres de momentos de puro lucimiento, que no llegan a ser nada del otro mundo y que dos de ellos ya los habíamos visto en los trailers.
Con lo cual, considero que el personaje está bastante desaprovechado y que podía haber dado más de sí.


En materia de efectos especiales, y en particular centrándonos en el personaje de Estela Plateada, la película cumple notablemente su misión. No es que lo que veamos sea realmente espectacular, pero está bien hecho (salvo en alguna escena puntual donde pegan el cantazo; ej: el bailecito de Mr. Fantástico)
Aún así, esto no es suficiente para que la película sea considerada todo un acierto, pues ese tema, en grandes superporducciones, suele estar casi siempre bien resuelto.
Por lo tanto, el film necesita algo más que unos buenos fx. Desgraciamente, si echamos mano del guión, nos daremos cuenta que éste es muy simple y plano. Parece sacado más bien de un corto capítulo de la vieja serie de dibujos y resulta insuficiente para soportar el peso de una pelicula de hora y media de duración.
No obstante, son muchas las películas que con guiones de pacotilla y buenos efectos especiales logran hacerse con la taquilla y con el beneplácito del espectador, por lo que al fín y al cabo, esto tampoco supone un gran problema para el disfrute del film.

Lo mejor de la película vuelve a ser Antorcha (Chris Evans) y sus puyas con La Cosa (Michael Chiklis). Son suyos los momentos más divertidos de la película, siendo éstos además los que ayudan a mantener el interés de muchas de las secuencias típicas de relleno.

En el lado opuesto, tenemos a una, para mí, cargante Chica Invisible, interpretada una vez más por la atractiva Jessica Alba, que ya fue candidata a los Razzie por su interpretación en la primera parte. Aquí vuelve a mostrar una alarmante pobreza de matices, pasando del ceño fruncido a la extensa sonrisa de oreja a oreja. A eso, le añadimos además que esta vez su estilista no ha estado muy acertada en su tarea y que las posturitas telekineticas son un tanto ridículas.
Así que en materia de bellezones, envidio más a La Cosa que a Mr. Fantástico.
Y hablando de éste último, debo indicar que a Ion Gruffud (es que nadie más le ve el parecido con Van Damme??) se le ve poco metido en su papel. No parece que le haya echado muchas ganas al asunto. Sin ir más lejos, es el protagonista de unas de las escenas más bochornosas de la película. Así que llegados a este punto, quisiera hacer un llamamiento a los guionistas de futuras adaptaciones comiqueras, para que no incluyan escenas en el que el superhéore de la película haga el payaso. Creo que el espectador ha dejado claro que ese tipo de chorradas no le gustan. Para tales menesteres, ya tenemos a los Will Ferrel de turno xD

Pero lo realmente inquietante de la cinta es la misteriora reaparición del Dr.Muerte, incluido en esta secuela con calzador y sin explicaciones de ningún tipo. Una de esas resurrecciones al estilo Barbossa, es decir, por que sí y punto.
Una pena la verdad, porque Julian McMahon, el actor que lo interpreta, hizo anterioramente una buena caracterización del personaje y aquí queda banalmente utilizado y desprestigiado.


Y ya por último, un temita de discordia entre público en general y fan en particular: la presencia en forma de nube destructiva de Galactus (cuya mitología me recordaba un poco al MAL de “El Quinto Elemento”). Yo personalmente, prefiero esa masa amorfa y ambigüa que no un gigante de aspecto colorista y ridículo casco en la cabeza. Que sí, que será muy chulo en el cómic, pero en pantalla hubiera quedado un poco patético, un poco Power Ranger.
Es comprensible que quien disfrute de los cómics, pida cuanta mayor fidelidad mejor, pero a veces hay que sacrificar ciertos aspectos para hacerlos adaptables a una película de carne y hueso. De ahí que el Lobezno cinematográfico no sea un tío con unas mallas amarillas, lo cual yo agradezco enormemente.


En definitiva, lo que tenemos entre manos es un producto del que lo mejor que podemos decir es que no aburre, así que si no se le exigue demasiado, puede contentar a aquellos que decidan pasar un rato disfrutando de las andanzas de los 4 fantásticos.
Aquellos a los que no les gustó la primera, harían bien en alejarse de esta secuela, pues no va a hacer que se reconcilien con la saga. Probablemente, todo lo contrario.

En mi caso, no se si es porque con la primera fui con muy bajas expectativas o qué, pero la verdad es que esta secuela me ha parecido inferior por culpa de fallos puntuales que por lo menos en su antecesora se ahorraban.
En general, esta segunda parte ha gustado más gracias a al presencia de un enigmático Silver Surfer, pero tampoco es que sea nada del otro mundo y como ya he dicho, sus posibilidades han sido reducidas al mínimo.
Así pues, película flojilla e infantil (o familiar, que suena mejor), que se deja ver sin molestar y que entretiene y gusta si logras pasar por alto algunos errores en su trama. Está muy muy lejos en calidad de una “X-Men”, pero tampoco llega a los altos niveles de mediocridad de una “Catwoman”.

Lo mejor: Chris Evans; las riñas entre Antorcha y La Cosa; los efectos especiales de Silver Surfer; que dura poco.

Lo peor: Jessica Alba; el baile discotequero de Mr. Fantástico; la falta de más y mejores escenas de acción; el infantilismo que impregan toda la cinta


Valoración personal: Regular

domingo, agosto 12, 2007

El últimatum de Bourne, encajando las últimas piezas

Pronto aterrizará en nuestras pantallas la, de momento, tercera y última entrega de la saga Bourne. El precedente es más que bueno, ya que en USA ha cosechado un buen éxito en su estreno y las críticas hacia ella son más que favorables. La verdad es que no es para menos, puesto que esta tercera entrega es un más que digno cierre de una de las trilogías más eficaces (e inteligentes) de los últimos años.

Con una puesta en escena sobria pero contundente, la saga que ha encumbrado al sr. Damon al estrellato (el mismo lo admite), se ha abierto paso en un mercado cinematográfico en el que la pirotecnia, los efectos especiales y las estrellas de renombre están a la orden del día. Puede que con menos pretensiones, pero con más talento, se ha conseguido algo que no se conseguía en muchos años: hacer una saga que no solo mantenga el nivel de una secuela a otra, sino que lo supere.


Paul Greengras recogió el relevo de Doug Liman -ejerciendo éste ahora de productor- con “El mito de Bourne” y aquí vuelve a estar en la silla de director. Su experiencia dirigiendo documentales se hace notar también en sus películas, y el realismo que impregna en ellas es ya marca de la casa.

Por ello, tanto el conjunto como las escenas de acción en particular, se distancian bastante de la pomposidad de otras cintas del género. La película está confeccionada como un thriller de acción sostenido por un guión sólido y rehuyendo de efectismos baratos. La acción está al servicio de la trama, y no al revés.

A Grengrass le gusta rodar cámara en mano, y aunque yo no soy muy partidario de esta técnica, la verdad es que a medida que pasan los minutos, uno ya no le presta atención a eso, pues ya ha sucumbido totalmente a la propia película.


En esta nueva a entrega, el agente Jason Bourne tratará de encajar las últimas piezas que conforman el puzzle de su misteriosa identidad. Irá a por todos aquellos que lo quieren borrar del mapa y pondrá punto y final a una vida plagada de huidas constantes.

Tras haberse vengado de la muerte de su novia y darse cuenta de que por más que se esconda, siempre le perseguirán, Bourne toma ya la decisión de llegar hasta el final, cueste lo que cueste. Impartirá justicia a su modo. Y si tiene que repartir ostias como panes, las repartirá, que de eso y más, sabe un rato largo.


La película tiene un ritmo endiablado y Bourne no para quieto en casi ningún momento. Viaja a Londres, París, Madrid, Berlín y Nueva York (no en este orden), siguiendo cada una de las pistas que le llevarán hasta los máximos responsables de su angustiosa situación.

Los momentos más frenéticos vienen acompañados de una acertada música que ayuda a sentir la tensión del momento. De hecho, para mí, las mejores secuencias no son las típicas persecuciones con vehículos de por medio, sino aquellas en las que Bourne trata de burlar el seguimiento de sus captores. Estos últimos, trabajan desde su sede con la mejor de las tecnologías de vigilancia y me ha sido imposible no recordar la serie “24”. Aquellos que la sigan y vean la película, sabrán un poco a lo que me refiero (satélites, cámaras de vigilancia, teléfonos pinchados...)


Como ya he dicho, “El últimatum de Bourne” se sustenta gracias sobretodo a un guión competente de principio a fín. Si bien la idea es simple (el juego del gato y el ratón, pero esta vez por duplicado), la trama se va desarrollando de forma escalonada, captando el interés en todo momento, sin permitirse ningún bajón. Todo lo que se nos va contando, tiene su razón de ser. Y quizás el mayor logro es conseguir que como espectadores, adquiramos esa complicidad con el protagonista. En todo momento sabemos de Bourne, tanto como él mismo. Eso nos permite ir atando cabos al mismo tiempo que lo hace él.


Y en cuanto al reparto en sí, decir que Matt Damon cumple una vez más con su rol. Sería muy dificil (que no imposible) imaginarse una continuidad de la saga sin Damon encarnando a Bourne. Si bien no está en mi lista de preferidos, debo admitir que consigue transmitir la humanidad que el personaje necesita, siendo ésta una buena manera de sentir empatía por un tipo a veces tan frío y del que conocemos poco más que pequeños flashes de su pasado.


En lo femenino, repiten Julia Stiles y Joan Allen, cuyos personajes serán vitales en el transcurso de la cinta, como ya lo fueron en la anterior entrega. Ambas correctas en sus papeles, destacando sobretodo a Allen.


David Strathairn se encarga aquí de dirigir la caza de Bourne. Su personaje no conoce límites a los que atenerse para lograr sus objetivos, por lo que no duda en eliminar cualquier sujeto que prentenda ayudar a nuestro sufrido protagonista.

La interpretación de Strathairn está a la altura de los anteriores antagonistas. Sin duda, una buena elección (recomiendo su papel de borracho y maltratador en la película “Eclipse Total”)


Y por último, mención especial a los veteranos Albert Finney y Scott Glenn (este tío mola), que siempre cumplen y que otorgan su toque personal a sus personajes. No está de más decir que la dura mirada de Glenn llena la pantalla en los escasos minutos (por desgracia) que hace acto de presencia.

Claro que esto es muy subjetivo, así que aquellos que lo tachen de inexpresivo, esto les sonará a chiste xD


En definitiva, esta tercera parte gustará a todos aquellos que hayan disfrutado con las anteriores entregas. Si bien yo no soy un entusiasta de la saga (la primera me pareció simplemente correcta), por lo menos he quedado satisfecho. No me he aburrido en ningún momento y tampoco he encontrado fallos en su ejecución. Y de haberlos en el guión, si consigue hacer que no prestes anteción a ellos, ya lo podemos considerar un logro importante.

Puede que a aquellos que estén acostumbrados (o mal acostumbrados, según se mire) a cintas más espectaculares, queden un tanto decepcionados. Esto no es una Missión Imposible ni un Casino Royale. Aquí la saga no se cierra a lo grande, sinó en su linea y manteniendo la calidad de sus predecesoras. No hay lugar para rocambolescas escenas de acción. Las que hay están ejecutadas con admirable precisión y dinamismo, pero tampoco son de las que nos dejan con los ojos abiertos.

Pirotecnia pues, la justa y en su debido momento.



Lo mejor:
el ritmo frenético de toda la película; la total coherencia con las anteriores entregas; las persecuciones a pie o en vehículo; el realismo que impregna Grengrass

Lo peor: el molesto tembleque de la cámara en algunas secuencias


Valoración personal:
Buena