
Hace un par de años se estrenó, precedida de una enorme polémica, la vigésimo primera entrega de James Bond, titulada “
Casino Royale”. Entre otras cosas, la elección del tosco y rubiales
Daniel Craig levantó ampollas entre los más puristas, y su condición de precuela cara al resto de cintas de la saga, hacía que muchas de las particulares características de nuestro agente británico favorito no estuvieran presentes. No obstante, una vez estrenada la cinta, de nuevo dirigida por
Martin Campbell, que ya resucitó la saga con
Pierce Brosnan en “
Goldeneye”, calló muchas bocas y convenció incluso a los más escépticos, aunque era de prever que aún así quedarían algunos detractores para dar la contra.
Después de las payasadas y flipadas varias (fortalezas de hielo, coches invisibles …) de las últimas y esperpénticas entregas con Brosnan a la cabeza, la saga necesitaba urgentemente un buen lavado de cara. Martin Campbell y tres guionistas, Neal Purvis, Robert Wade y Paul Haggis, lo consiguieron, trayendo consigo un Bond más rudo, más tangible, más humano y en definitiva, más real. Un Bond que daba golpes pero también los recibía, un Bond que sufría y que podía amar. Un Bond diferente y probablemente, mejor (eso último ya va a gustos)
Una buena historia, unas frenéticas escenas de acción y la profesionalidad de Craig como nuevo agente 007 hicieron el resto.
Ahora, dos años más tarde, se estrena “Quantum of Solace”, una secuela directa de su predecesora (la historia sigue donde Casino Royale lo dejó)
Después de la traición y muerte de Vesper, la única mujer en la que Bond confiaba y que además, amaba, nuestro protagonista decidirá averiguar qué organización estaba detrás de todo el embrollo. Sus primeras investigaciones le llevarán hasta Dominic Greene, un despiadado hombre de negocios y miembro importante de la misteriosa organización, que pretende tomar el control de uno de los recursos naturales más importantes del mundo, tratando con el exiliado General Medrano. En contra de las indicaciones del MI6, Bond tratará de desbaratar los planes de Greene con un único objetivo, la venganza. Para ello contará además con la ayuda de la bella Camille, una agente infiltrada en la poderosa organización.
Partiendo de la historia que el final de Casino Royale dejó abierta (o inacabada, según se mire)
esta nueva entrega se convierte en una búsqueda de venganza por parte de un Bond mucho más frío y desobediente. Descubrir quién fue el motivo de la traición de Vesper y vengar su muerte, serán los objetivos de Bond, ajustando cuentas con quien corresponda y desobedeciendo las órdenes de M si hace falta.
Por ese motivo, la mayor parte de la película
Daniel Craig se la pasa con cara de mosqueo. No es que eso suponga un problema, ni mucho menos, pero sí es cierto que
su personaje apenas evoluciona respecto a su predecesora y más que un espía británico, parece un asesino a sueldo por la cantidad de muertes –amigos y enemigos- que deja tras de sí sin apenas inmutarse.
Y del Bond socarrón de la anterior entrega, ni rastro. Además, l
a historia, basada en un relato corto de Ian Fleming, no da para mucho y se resiente en muchos aspectos, primando en este caso, la acción por encima de todo lo demás. Y es que acción no le falta a ”Quantum of Solace”.
Una escena tras otra sin apenas tiempo para que el espectador coja aire. Persecuciones frenéticas, duras peleas cuerpo a cuerpo (al estilo Bourne), y muchos tiros y explosiones a izquierda y a derecha, por arriba y por abajo. Quizás podríamos hablar incluso de un exceso de acción en detrimento de una trama un tanto liosa que a ratos cuesta de seguir.
Por ello, tras su visionado,
parece más bien que estemos ante el metraje eliminado –y desechable- de Casino Royale que no ante una película con entidad propia, limitándose Bond a ir de un sitio a otro, y con cada vehículo nuevo que usa, secuencia de acción al canto; y por medio, unos cuantos diálogos que pretenden hacernos creer que detrás de todo esto realmente hay una trama buena e interesante.
Hay aquí una organización tan ultrasecreta, que parece que ni los guionistas tengan la menor idea de lo que nos están contando.Quantum of Solace pierde por completo todas las señas de identidad que hacen de Bond un espía distinto al resto de agentes que pululan por nuestras pantallas. Ya no hay gadgets ni frase famosa (“Bond, James Bond”), algo perdonable en su predecesora pero que aquí ya empieza a echarse de menos. Incluso la característica
theme de la saga aparece de tapado entre la, eso sí, correctísima banda sonora,
como si temieran que este nuevo Bond tuviera un poco de los anteriores y eso fuese malo.
Son pequeños detalles que queramos o no, diferenciaban a 007 del resto de la “competencia”, y aquí todo desaparece en pro de un personaje más realista. ¿Pero acaso no pueden casar esos elementos con el mejorado Bond que nos han traído? ¿Tanto molesta una frase o unos simples gadgets para solventar algunas situaciones (sin llegar a los bochornosos extremos de las de Brosnan, claro)? En mi opinión, uno
cosa no quita la otra, siempre que todo esté bien medido.
No en vano,
con Casino Royale consiguieron convencernos que todas esas cosas eran secundarias y que no hacían falta para tener una buena película de Bond; desgraciadamente, con Quantum of Solace no lo han conseguido, y los descartes y mejoras impuestas en la cinta de Martin Campbell son echadas por tierra en la de Marc Foster.
Mucha acción y poca sustancia, secundarios desaprovechados (Judy Dench, Jeffrey Wright, Giancarlo Giannini o Gemma Arterton )
un villano sin carisma y una chica Bond sosa, hacen de esta película una enorme decepción para un servidor, bien sea porque Casino Royal dejó el listón muy alto o porque aquí apenas se han molestado en ofrecernos algo más que un montón de secuencias de acción metidas a cascoporro para llenar metraje. Como cinta de acción a secas roza el aprobado (más que nada por su mareante espectacularidad),
pero como película de James Bond se queda a medio gas, quedando muy por debajo de su predecesora. Contiene además, la peor canción original y los créditos iniciales menos creativos de toda la franquicia. Tema aparte es el terrible doblaje perpetrado en España con las chicas Bond, que entre otras cosas, Kurylenko más que rusa parecía catalana (sería pariente del compañero de celda de Tony Stark en “I
ron Man”)
Si a la saga de Jason Bourne le quitásemos el sólido guión y le añadiésemos el doble de acción, nos quedaría “Quantum of Solace”, una película que gustará más o menos dependiendo del grado de exigencia de cada uno, pero que para mí ha sido una gran decepción, pese a haber rebajado mis expectativas tras las primeras críticas negativas previas a su estreno.
Lo mejor: Daniel Craig
Lo peor: mucha acción y poca historia; una trama demasiado confusa y sin interés.
Valoración personal: Regular